El delicioso, ¿qué otro calificativo le cabe?, abogado Abelardo de la Espriella ha dicho ayer que, «La ética no tiene nada que ver con el derecho». Él, como cualquier reina de belleza confundida al darse cuenta de su desliz, decidió regalarnos más chistes por el estilo: “No tiene nada que ver el derecho con la ética y la moral porque desde el punto estrictamente filosófico, científico jurídico son dos ordenamientos. Quien no entiende eso no tiene formación en abogado”. ¿Qué dice la facultad y la universidad donde se graduó?
La verdad es que no pocos piensan como él. Muchos confunden Ética (o Moral en mayúsculas) con moral. Parafraseando a Gómez (2007)1 «La Ética es un saber teórico-práctico que no solo reflexiona sobre la vida moral de los hombres, además guarda la suficiente relación con ella para no quedarnos solo en buscar qué es la virtud por el solo hecho de saberlo, sino que busquemos ser buenos». Con todo lo que eso acarrea. Ser buenos.
Entonces, Ética y Derecho son ordenamientos diferentes, como dice el abogado, pero no por las razones que él expone. Además, es filosóficamente errado afirmar que la ética no tiene nada que ver con el derecho, porque si nos forzamos a aceptar esa afirmación, ¿cómo podemos convivir sin unas bases éticas?, ¿sobre qué parámetros viviríamos? Y más allá, ¿que está bien y que está mal? Nos quedaríamos sin norte.
Un amigo con dicha formación al que le hice la consultica me dijó, «Él es un payaso. ¡¿Cómo va a decir eso?!». Pero, ¿vos no sentís que es refrescante? Abelardito apenas nos mostró donde estamos parados. Que cambiamos el norte. El cual ahora (?) es solo acumular dinero. ¿Cómo llegamos a esto?, ¿de verdad apenas aterrizamos de barriga ante esta realidad?
El jocoso abogado pidiendo que no lo malinterpretáramos, insistió, “Son dos ordenamientos diferentes. La moral es una cosa y el derecho es otra”. Me acordé del libro Eichman en Jerusalem, la banalidad del mal. En él podemos entender cómo un paisano común y corriente, como Abelardito, como Pretelt, cómo nosotros mismos tantas veces, al negarnos a pensar y dejarnos arrastrar por la cotidianidad, por las costumbres del lugar y sus tantos ordenamientos, en donde nos ha tocado vivir, podemos ser los perpetradores de actos de maldad.
En la típica táctica de mezclar verdades con mentiras, don Abelardo afirma, “No todo lo que es inmoral es ilegal, ni todo lo ilegal es inmoral». Claro, de esos ejemplos estamos llenos. Para la primera tenemos: la esclavitud, la inquisición, el holocausto, etcétera, etcétera. Y para la segunda: el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, entre muchos otros. Pero mi apreciado abogado, ¿A qué viene esto al caso?
Y así nos deja: listos pa la foto. Jorge Pretelt, magistrado de la Corte Constitucional, sigue pensando si renunciar o no a su cargo y eso nos demuestra el tamaño de la verdad que nos enrostró de la Espriella. Sí, él tiene razón. La verdad duele, sin embargo no hay porque matar al mensajero. Porque hay que ser buenos, sí, cuesta, siempre cuesta. Más cuando uno oye esto. Así y todo es deber moral seguir en esa lucha.
Ve, «limpiar la conciencia de toda moral», por ahí anda don Abelardo.
1. Gomez, Carlos (2007): «El ámbito de la moralidad: Ética y moral» en Gómez, C. Javier Muguerza, La aventura de la moralidad (paradigmas, fronteras y problemas de la Ética), Madrid, Alianza Editorial, 19-52.
Relatos en: El Galeón Fracaso
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