Como ustedes ya saben, Colombia participó con tres películas en diferentes eventos en Cannes. Alias María, de José Luís Rugeles Gracia, dentro de la selección oficial Un Certain Regard; El Abrazo de la Serpiente, de Ciro Guerra en la Quinzaine des Réalisateurs y en la Semaine de la critique, Cesar Acevedo con La Tierra y la Sombra.
Con Alias María tuve una reacción singular. Entré a la sala Debussy con dos amigas españolas que la encontraron muy buena y que al ver mi reacción apática no me entendieron. Mi explicación: aunque la película técnicamente es buena, salvo un problema con las voces, el filme de Rugeles se queda en lo mismo y no explora una nueva mirada. Los tres actores armados, cuál de todos más salvaje; la población civil en medio que paga la “fiesta”; las mujeres y los niños dentro del interior de las guerrillas de izquierda. Iba diciéndoles el porqué de mi sentir cuando una me interroga, «¿y qué hacen esos niños allí?». Sí señora… ¿qué diablos hacen los niños allí? Contar hasta diez no sirvió y las no invitadas aguadas visitaron mis mejillas. A lavarme la cara para lograr calmarme. Estar lejos y tener que explicar cosas que yo veía como «normales» cuando vivía allá como las minas quiebrapatas en las escuelas, los reclutamientos forzados, los juegos de fútbol con cabezas, las motosierras como armas, los collares, burros, bicicletas bomba. Entonces sí, agradezco a Alias María el haberme humanado otra vez.
El Abrazo de la Serpiente ha sido un éxito rotundo de Ciro Guerra. Sé que puedo sonar a aguafiestas, pero no me terminó de convencer por dos cosas. El blanco y negro usado siento que le faltó tratamiento y en algunas escenas el blanco está saturado y aburre, lo otro tiene que ver con la historia, que no termina de hilar bien y uno se pierde en la mezcla presentada con los dos protagonistas. Sinembargo, es el metraje de Guerra, según el Hollywood Reporter, el tercer mejor mostrado en todo el festival sin importar la sección. En un aparte de la crítica mencionan: “una exploración visual fascinante del hombre, la naturaleza y los poderes destructivos del colonialismo”. El metraje de Guerra fue tan bien recibida que logró hoy el premio a la mejor película en la Quinzaine des Réalisateurs. Aplausos pues para Ciro y su gente.
La Tierra y la Sombra. No logré hablar con Cesar más que unos pocos minutos. Él estaba con su papá en la fiesta colombiana y no iba a ser yo el mamón para que dejara de gozarla. Además esa noche, yo no había visto aún su largometraje y hubiese sido pobre hablar sobre él. De las tres cintas colombianas, La Tierra y la Sombra ha sido la que más preguntas me dejó. La historia no me terminó de cuajar, las actuaciones se ven muy planas. Mejor dicho, que todo el filme deja ver la tramoya y su verosimilitud se pierda. Igual, parece que eso solo lo vi yo. Porque Acevedo vino acá para llevarse tres premios: El SACD (Sociedad de Autores), el France 4 Visionary Award (Premio Revelación) y Le Grand Rail D’Or (Premio del público). ¡Fabuloso! Que vuelva pues Cesar y ojalá con una mejor factura.
Y la ñapa. Mientras esperaba el inicio de Mad Max: Fury Road, se sentó a mi lado un personaje que trataba de hacerse una selfie. Como tengo problemas con ellas, y por sapo, le pregunté por qué no me pedía el favor. Le hice las fotos. La cara del tipo y su amiga me decían que era colombianos. Fallé en el 50 %, él era Diego Londoño de Cali y está aquí presentando, dentro del Short Film Corner, Medley. Diego es un realizador radicado en Los Ángeles, y su corto es su trabajo de tesis. Con Él tuve la posibilidad de hablar más largo en una charla que pueden ver acá.
El día de la presentación de El Abrazo de la Serpiente, cuando ya estaba raspando fiesta, hablé con Nicolás, Edwin y Cristian, los tres están acá con su corto Lunesta, sin verlo aún por falta de tiempo, pero que espero resolver pronto. Ellos se están disfrutando Cannes y me dejaron el buen sabor en la boca al ver sus ganas de comerse el mundo. Apetito necesario para llegar lejos. A estos realizadores les deseo suerte. Mucha suerte.
Las logré ver todas. Todas llegaron a conmoverme. El estar acá lejos y no vivir en Colombia me hace sensible a lo que veo de mi país. Ese extraño sentimiento cuando la tierra te llama. Porque es allá que está tu comida, el calor de tu gente, la fiesta y tus amigos y tu familia. Como dice Gabo, “donde están enterrados tus muertos”; pero también recordás el desastre, el caos, los trámites, la corrupción, la violencia y el dolor y la rabia que se ve en los ojos de muchos cuando volvés. Vos sabés: entre nostalgia y desazón.
Ve, y se creció la agenda con gente de España, Chile, Perú, USA.
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