Just when I thought I was out… they pull me back in.
Michel Corleone
La importancia dada a Dios es impresionante y la libertad de cultos da pie para el debate entre creyentes e increyentes de todo pelambre. Así pues, intercambié algunos comentarios con un lector sobre el argumento de la causalidad como prueba de Dios. Aunque entrecomillé una explicación sencilla sobre las ideas de Hume al respecto, no sentí la necesidad de escribir la fuente a ser este un debate no académico. Sin embargo, ello hizo que el lector me pidiera respeto por el debate y paso seguido envenenó el pozo descalificándome y terminando la argumentación.
Acuso el golpe. No obstante, el argumento de Dios como la primera causa sigue siendo inválido. ¡Cuidado! No digo que Dios no existe, sino que el argumento no es válido para probar su existencia. Las premisas son:
- Todo lo que existe tiene una causa;
- El Mundo existe;
- El Mundo tiene entonces una causa, la primera causa incausada;
- Esta causa incausada es Dios.
Se concluye como un ente —el Dios eterno— es el creador de un producto —el Mundo— porque Él existe desde siempre y es preliminar a todo en el tiempo. Y se permite preguntar, ¿cuál es la relación entre estos dos acontecimientos?, ¿se está ante una falacia que asume que el segundo suceso proviene del primero? Una falacia que provoca dos tipos de preguntas, las del primer tipo serían, ¿es Él solo la primera causa?, ¿por qué esta primera causa debe llamarse Dios?, ¿deja esta explicación de funcionar al usar el nombre de otra deidad como Alá, Zeus, Ra, Brahma?, Si la causa muere con cada efecto, ¿por qué en este caso no?
Las preguntas del segundo tipo llegan si se le otorga a estas deidades las facultades típicas de todo dios: omnipotencia, omnisciencia, inmortalidad, infinitud. Mas, ¿cómo están demostradas estas facultades?, ¿por qué estas facultades harían de la deidad la causa primera? Es decir, que si si dios existe, como los creyentes de cada fe lo afirman, y tiene todos esos poderes, ¿qué relación tiene dicha deidad con el Mundo?, ¿a cuento de qué lo creó? Es una correlación coincidente usada a menudo para “explicar” todo tipo de supersticiones.
Con la simpleza de un niño, como pide Jesús, vale decir que si todo tiene causa, pues también la tiene Dios. Y ya puestos, se puede agregar que si Él queda libre de esta regla y entonces no tiene causa, se cae por completo la estantería de la causalidad cuando deja de ser lógica en cuanto el resultado no se decanta de las premisas. Suponiendo que se acepta que Dios es causa de si mismo, entonces se llega al absurdo lógico de la “causa sui”. Dado que la causa debe ser anterior al efecto, se llega a la circularidad argumentativa: es así porque así es, o lo que en este caso particular comentó el lector: “Dios, por definición, existe necesariamente y por ende es auto-subsistente”. Se contrapone que Dios es eterno, infinito y por ello no puede ser causado. La materia y la energía, como se sabe, no se pueden crear ni destruir, solo transformar y así es que serían eternas. Es entonces, por analogía, eterno el Mundo y por ende autocausado.
El debate sobre la existencia de Dios es sano y no se da por convencer a nadie. La fe se hereda y se aprende como la lengua materna dentro de un entorno —probablemente nadie practica el hinduismo en Sutamarchán— y son contadas las veces que se pierde o cambia por otra. La discusión es difícil cuando la sinceridad científica está secuestrada por la fe. Haber hecho votos para creer en algo normalmente coapta cualquier argumentación con lo que llamo la “carta infinita” o explicación de Dios por la razón sin ayuda: Dios existe porque es necesario. ¿Para quién?
Ve, sabés que hay como 1000 millones de politeístas.
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