Pues claro que si no se llega a firmar la paz la guerrilla atacará. De acuerdo también en que de ser así tocará subir nuevamente los impuestos, que por allá en su lejana primera campaña dijo, -¿cañando?- que no iba a aumentar. Pero, ¡por favor presidente Santos, lleva usted un par de declaraciones que hacen pensar que está durmiendo con el enemigo! ¿Nadie fue capaz de pronosticar el alboroto que causarían sus palabras? Si no fue así, ayúdese y cambie de asesores porque los que tienen son malísimos y por más eslóganes y estribillos pegajosos la imagen que nos queda de este proceso de paz poco cambiará.

 

 

Los colombianos viven en un país incluido en la infeliz lista de los peores salarios del mundo, pero no por ello quieren que usted entregue (!) el país negociando la política económica. Así esta se trate de una mejor distribución de la riqueza y que los impuestos sean progresivos para paliar la desigualdad que tan fregados nos tiene. Usted sabe que poco o nada cambiará. O sí, la desigualdad seguirá creciendo. La incompetencia de su gobierno para generar confianza y apoyo al proceso es tal que, contrario a lo buscado, muchas personas inteligentes y educadas sinceramente creen que nos vamos a transformar en la Venezuela de Maduro.

No es aceptable que usted como presidente sea tan incapaz de transmitir certezas y por el contrario le dé más argumentos a los detractores de la mesa de negociación en la Habana. Sus últimas metidas de pata están mandadas a hacer para los gritones que imaginan una Colombia castrochavista. Son muy pocos los que apenas imaginamos con las FARC lo que va a haber es una repetición de lo que pasó con el M-19. Entregarán las armas. Sus bases entrarán a la vida civil y engrosarán la lista de gente en el rebusque, así este sea ilegal, mientras su dirigencia tendrá un contentillo cuando algunos de los suyos sean senadores o representantes.

La llegada de estos tipejos al honorable congreso no representa ninguna afrenta a la democracia en cuanto no sería la primera vez que en ese recinto se sienten comprobados asesinos. Ya los ha habido y tal vez sigue habiéndolos. Y como los ideales que conocemos de las FARC apenas llegan al dinero, pues se harán tan corruptos como los que se pasean ya, cuando van, por el capitolio. ¿Con cuántos buenos elementos del M-19 contamos hoy después de poco más de treinta años? No me digan que Petro. ¿Qué cambiaron? Pues hasta ahora el hecho más representativo fue haber elegido en el segundo cargo más importante de elección popular (!) a ese incompetente.

Y volvemos pues a usted, señor presidente. Díganos entonces ¿para qué el plebiscito? Ojalá sirviera para el calificativo de payasada. Pero es mucho peor: el otro autogol que se metió su gobierno es que la amenaza canalla que lanzó a los colombianos de no refrendar los acuerdos nos quita cualquier poder de negociación al tener una pistola en la cabeza. La institucionalidad que está para defendernos se nos pone en contra y usa la más barata y paupérrima forma de coacción para evitar preguntas incómodas, cuestionamientos válidos.  Vd. nos pide ceguera testicular (ver haciéndose el huevón). Sí señor, le da razón a los que hablan de castrochavismo cuando se va a las mismas maneras que usa el bigotudo de al lado.

Esos pasos en falso ahondan la idea de que será un mito urbano lo de sus cualidades como jugador de póker. Porque si estamos de acuerdo que esta la mano de su gobierno, sus gobernados solo vemos como intentan cañar mientras está apostando lo nuestro. Sus maneras son tan torpes que parecen más las de un borracho en la mesa de juego que a las de un hábil profesional.

 

Ve, ¿estás cruzando los dedos para que U.K. se quede?