… un arrastre lentísimo y penoso ahí donde no había medida de la lentitud o del sufrimiento pero se era reptación y ser reptación era lentitud y sufrimiento…
Julio Cortázar
A mediados del siglo XIX los matemáticos alemanes Johann Benedict Listing y August Ferdinand Möbius descubrieron cada uno por su cuenta algo extraño y harto fascinante. Su construcción tridimensional es fácil, basta con tomar un superficie rectangular y unir sus extremos dando un giro de 180 grados en uno de ellos. Un objeto que arrastraba a la seriedad de las ciencias duras al terreno de lo mágico al lograr así superficie reglada no orientable que posee una sola cara y un solo borde. La cinta moebius. Nuestra historia montada en esta banda sin fin se repite hasta el agotamiento.
Y así pasamos de tanto en tanto por los mismo puntos. De fanáticos de la Indie Car, a la Formula Uno; de allí saltamos al golf por un cortísimo periodo y luego somos hinchas ya del Atleti, ya del Real (sic). Ahora la moda es nuevamente en ciclismo como en épocas de Herrera y Parra. Siempre con un enemigo común reflejado en alguno que no quiere al compatriota, o que lo humilla, porque es eso mismo: compatriota nuestro. Al mismo tiempo, cuando no cumple con las expectativas le atacamos y lo llamamos cobarde, flojo, vago. Y un par de cositas más.
En otros asuntos un poco más importantes también estamos atrapados en ese bucle. Elegimos al mismo ojizarco para que adelante el país en el tiempo y que por fin podamos decir “bienvenidos al futuro”. Ese lugar temporal que normalmente se ve reflejado en obras nunca antes vistas: el túnel de La Línea, la doble calzada Girardot Bogotá, la Autopista (!) Medellín, el metro de Bogotá, el deprimido de la 94. Claro que cuando al fin entregadas, con los atrasos típicos, ya antojan insuficientes, el Nuevo Dorado, o no son funcionales, el Quimbo.
Pero también los escogemos para que nos resuelvan algunos Asuntos pendientes. Desigualdad: se pide a gritos justicia social pero eso sí exacerbando el modelo neoliberal, total vamos cuartos en el mundo y tenemos lugares donde los niños se mueren de sed y desnutrición. Corrupción: que ha debido llevarse a sus “justas proporciones” hace décadas, hoy Transparencia Internacional nos da 34 puntos de 100 posibles. Violencia, sobre eso mejor pregúntenle al expresidente que da mejor razón. Ecología: desde el el Cerrejón a la locomotora minera y la doble calzada Ciénaga Barranquilla, junto a la deforestación de Chocó para vender madera a China son algunas perlas donde se demuestra lo mucho que nos importa este asunto.
Y si hay una sinopsis apropiada para esta melodrama de bajo presupuesto es la elección —no da ni pena llamar así a esta farsa— como fiscal de Néstor Humberto Martínez. Porque cómo más se podría resumir la gatopardada en la que vivimos tropezando una vez y la otra también con las mismas piedras que este circo barato que se montó para el nombramiento de este señor. Todos sabemos, todo se ha dicho hasta el aburrimiento porque no hubo ningún columnista que no se pronunciara sobre sus inconveniencias. Igual el nuevo fiscal de la Nación es él y lo que nos queda es cinismo. Porque es en esa desvergüenza donde nos movemos, y es tan omnipresente como el sopor que apenas se deja abanicar por los ventiladores de esta tierra tropical.
Desde que se estrenó esta cinta llamada Colombia, sus protagonistas no han sabido dar la talla y la película apenas se logró proyectar en rotativos. Y entonces, importar la hora en que el espectador entre tarde o temprano verá las mismas escenas una y otra vez hasta dejarse dominar por el tedio o hasta que el celuloide se queme.
Ve, ¿no será que Nairo sí sabe cuando atacar?
¿Durmiendo con el enemigo?
El IndieBo ya está acá.
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