Si hablamos de felicidad, Colombia es un país consistente. Un año sí y al otro también en algunas de las mediciones que se hacen en el mundo sobre este dichoso tema nos ubicamos en los puestos de punta. Para muchos es extraño, muy extraño, cuando vemos que hay tanta necesidad y las condiciones de vida son tan precarias. No obstante el peso de lo anterior, el psicólogo Daniel Gilbert parece iluminar el asunto cuando nos dice que él tiene la receta de la felicidad y que sus componentes son gratis.

 

 

Los títulos de los libros de Gilbert pueden llevar a engaños. Si uno se queda apenas con Tropezar con la felicidad, pues, podría pensar que él es uno más de los miles de gurús dentro de la billonaria industria de la felicidad y la psicología positiva. Pero Gilbert es un científico con algunos trabajos publicados por Science y galardonado con el premio de la American Psychological Association. Un profesor de Harvard que se aleja de ser un psicomago o alquimista. Tampoco guarda secretos milenarios con las claves del Universo. Él trabaja con datos duros.

Y esos estudios le dicen que en general “los seres humanos miden a la baja su resiliencia sobredimensionando lo infelices que pueden llegar a ser en una adversidad”. Como ejemplo menciona que basado en sus estudios puede afirmar que “el 75 % de los seres humanos solo necesita dos años para volver a ser feliz” después de pasar por lo inimaginable. Sus pistas para llegar al ambicionado puerto pasan por evitar tener la cabeza lejos de donde está físicamente, por pensar en la invariabilidad de la vida cuando lo único seguro es el cambio. Pero donde realmente dice algo nuevo es cuando habla de “Lo que mamá no te dijo”.

En esa ponencia, Gilbert afirma que el consejo por antonomasia de toda madre: “Consigue un trabajo donde te paguen bien, cásate y ten hijos”, ¡no es del todo cierto! Mamá, ¡y yo que confiaba en ti! Pero bueno, parece que así es la cosa. Y no lo es porque aunque los casados son más felices que los solteros, parece que los divorciados lo son aún más. El dinero ganado también tiene su punto de quiebre. Gilbert dice que son sesenta mil dólares, para Dan Price, el mejor jefe de EUA, son setenta mil. Y otra vez, con datos en la mano dice que ganar más dinero que el mencionado no te lleva más lejos en ese camino de rosas. Y para los hijos, el último punto del consejo materno, el psicólogo no se queda con nada y les llama “heroína”. Te dan placer enorme pero a costa de todos los demás recursos que nos hacen felices, como lo son otras relaciones sociales.

Y receta no hay, pero sí unas prácticas que nos podrían acercar al nirvana. Sus consejos son “aburridos” dice. Yo en reemplazo usaría la palabra ‘obvios’ porque “somos los animales más sociables del mundo”, y entonces el estar con otros y compartir con ellos es parte fundamental en esa búsqueda. Lo que más resalto de esta amena charla es que las cuatro cosas que él recomienda practicar a diario para ser felices son gratis: sexo, ejercicio, música y hablar. Con esas premisas, tal vez sí sea fácil explicar nuestros buenos resultados dentro de ciertos listados de los países más felices del mundo.

Estamos muy bien entrenados pasando por cosas terribles y eso ha mejorado nuestra resiliencia; estamos lejos de ganarnos los sesenta mil dólares y eso hace que cualquier pesito de más nos haga inmensamente felices; y esa carencia omnipresente nos llevaría a valorar la compañía de los demás con los que compartiríamos la cama, la música y la conversación. Nos queda entonces solo correr un poco más para llegar al número uno. ¿O qué dices mamá?

 

Ve, el Abrazo de la Serpiente hizo feliz a todos,

Un taxista cuarentón, peor que Hugo, que me cae bien.

 


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