De donde menos se espera salta la libre. Al candidato republicano, y según el infalible Allan Lichtman —32 años acertando en el resultado de las presidenciales — presidente número 45 de la Unión, le ha salido un apoyo más que inesperado. Slavoj Zizek, el filósofo, el psicoanalista, el crítico cultural, el comunista más famoso y mediático en Occidente dice que prefiere a Trump como futuro presidente de los EUA. Su explicación, aunque coherente, no toma en cuenta que el consabido “quítate tú pa ponelme yo” solo le salía bien a Hector.

Muchos de los críticos culturales colegas de Zizek ven en los sesenta el último ingrediente con el cual se cambió la receta del Capitalismo y este se transformó en lo que Jameson llama Capitalismo cultural. De igual forma que el sacramento de la confesión, esta deliciosa versión nos lleva a consumir y a sentirnos bien por las migajas que dejamos caer de la mesa. Así que nos vende bonos de carbono en el pasaje de avión para reducir nuestro huella ecológica. Y mientras tanto que cada quien se salve como pueda. El momento histórico de la Posmodernidad. La humanidad llegó a la sociedad de consumo, de la información, de los mass media. Una época donde todo se mercantilizó en medio de la globalización, y el entretenimiento se hizo cultura. La superficialidad dominó la crítica y el discurso. Y acá estamos, hiperpropulsados dentro del simulacro de la política. Porque la de hoy parece tener la forma o la apariencia, pero no contiene ni la sustancia, ni las características que la hacen esencial a la sociedad. Parece una montaje dentro de teatro de lo absurdo.

El profesor esloveno dice temerle a Trump; pero confiesa que le ve como la salida a esa forma de hacer política en forma de remedo. Obscena. Sin vergüenza. Una práctica que conocemos vía Uribe, Maduro, Ortega, en estas latitudes; y por Sarkozy, Berlusconi, Boris Johnson, allá arriba en la civilización. Política de la cual Trump devino nuevo paradigma. Al ser un outsider, el candidato republicano haría que los partidos se repensaran y replantearan los ideales que los fundamentan. La apuesta de Zizek es entonces la que usemos, todos a través de los gringos, a Trump como una terrible purga que el mundo debería tomarse para lograr librarse de los parásitos imbuidos hoy dentro de la práctica de la política, y como resultado, alejarnos de los populismos de izquierda y derecha. Por el contrario, Hillary es a los ojos del filósofo respuesta por la cuál seguimos dentro de la combinación cómoda entre cinismo y estupidez que cada uno lleva consigo en este tiempo de Posmodernidad. Es seguir rezando el Ave María como absolución al pecado de cada ocho días.

En palabras de Zizek, ella pertenece a ese grupo de supuestos izquierdistas que solo hablan de ponerle una cara humana al Capitalismo. Los que derechizaron la izquierda hasta la sinrespuesta en la que se haya mayoritariamente postrado incapaz de ofrecer algún asomo de solución a la crisis del 2008. La señora Clinton luchará por permitir un poco de igualdad, un poco de ecología, un poco menos de pobreza; mas es de esta manera, abyecta y descarada, que vela por los intereses de la élite. Ella es pues, el enemigo con el que dormimos. Porque así como no se pudo tener un “Comunismo con cara humana”, debido a su estrepitoso fracaso moral, político y económico; tampoco se podrá seguir cómodos dentro de este sistema que nos usa como simples herramientas en beneficio del capital, en cuanto en algún momento nos tocará el turno, en la misma vía que el poema Cuando los nazis vinieron por los comunistas

No obstante su intención, nuestro amigo comunista parece haber olvidado que dentro de la historia no se encuentran buenos ejemplos de ese experimento que propone. Los populistas se dan sus mañas y saben aferrarse al poder. Zizek dice que Trump no traerá una dictadura a EUA, pero ya hay algunos grupos dispuestos a usar las armas si el pelirrojo no acepta la derrota.

Ve, ¿y será que la mecha sí sube?

¿Te acordás de Trainspotting?