El 13 de mayo comienza el Festival de Cannes 2015. Repitiendo a Ciro Guerra, director de El abrazo de la serpiente, Cannes es el Mundial de cine. Nosotros estaremos con cuatro largometrajes. Remarcable, pero hablar de ese hecho sería llover sobre mojado en tanto que la frase del Bolillo, «Vamos a aprender», nos viene bien en este caso. Entonces, me tomo este espacio para contarles las películas que tengo que ver cuando esté allá.
Mia madre de Nanni Moretti, el italiano es un asistente habitual a la cita en la Riviera Francesa y ha probado la victoria. Con Caro diario, ganó el premio al mejor director en 1994 y en 2001 con La stanza del figlio se llevó la Palma de Oro. Un pequeño morbo me ronda desde cuando supe que en la cinta de Moretti aparecerá John Turturro. Me encantaría ver la sensación que tienen los presidentes del jurado con uno de sus actores fetiches, viéndolo en un papel no caricaturesco como en sus otras cintas. Así pues, este es uno de los filmes de la armada italiana que viene a defender el prestigio bien ganado de su filmografía.
Entre las que la acompañan, está Youth, la película de Sorrentino —el nuevo neorrealismo italiano (?)— en la que echaré en falta a Toni Servillo, mientras me ilusiona verlo dirigir a Michael Caine y Harvey Keitel. Ya el potentísimo tráiler tiene el aroma que en La grande belleza te hacia sentir que estás frente algo importante, a algo grande. Como cuando se decía que el cine es más grande que la vida. Es decir, espero una película italiana de verdad verdad. Tan italiana, como una mujer que sabe llevar un Cavalli dándose el lujo de arrodillar la extravagancia haciéndola elegante: maravillosa y magnífica. Y así vos te sentís pequeño, ante la dimensión de lo mostrado por la belleza de las imágenes y la música—con un peso y una profundidad que acongojan—, y grande por disfrutar de ese espectáculo en silencio.
En capilla está Rak ti khon kaen la película de Apichatpong Weerasethakul el director tailandés que siempre ha salido premiado con su visitas a Francia y hace cinco años ganó la Palma de Oro con Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas —Loong Boonmee raleuk chat—. Reconozco que nunca he visto una de sus películas, pero, como dicen los vendedores, sus números lo avalan. Verdad de perogrullo decir que se va a este tipo de eventos a saciar la curiosidad de ver por primera vez películas de geografías inusuales en este mundillo.
Love, de Gaspar Noé. El argentino director de la afamada Irreversible será esta vez el encargado del picante. Por insólito que suene aún en el 2015, el público se ve sacudido por los carteles de esta película prohibidos en algunos lugares. Noé sabe jugar el juego y asumo que debido a ello le dieron una de las presentaciones de la medianoche. Ya el cartel nos deja claro que en Love el «coming soon» que se acostumbra en ellos va más lejos que lo usual. Sobre la trayectoria de Noé vale anotar que no se queda en el facilismo de la teta y el culo «de gratis» con los que algunos cineastas logran por lo menos meter público a las salas de exhibición, por el contrario sus películas proponen y te dejan algo para la cabeza.
La filmografía japonesa es tradición en la Croisette. Esta vez llegan con Umimachi diary de Hirokazu Kore-Eda. Este director es otro asiduo visitante del festival francés y habrá que verla y esperar qué es con ella. Él es el director de De tal padre tal hijo, cinta con la que en 2013 recogió el Premio del Jurado y que en lo personal no me dejó un buen sabor de boca. Sentí un trazo muy grueso en cuanto al melodrama que le impuso a ese filme.
Mad Max: fury road. Muchos pensarán que es un despropósito ir a Cannes y gastarse valiosas horas en blockbusters. Sí y no: tengo una coartada, Mad Max es una trilogía que me trae muchos recuerdos de mi niñez, y esos gustos perduran, ¿quién puede contra eso? Pero más allá, Mad Max será la prueba, una más, para ver si con más recursos se logran mejores resultados o si las limitaciones ponen a funcionar mejor la creatividad. Siendo sincero, tengo miedo. Los resultados de este experimento pocas veces han salido bien. George Miller, el mismo director de las primeras películas, tiene la tremenda responsabilidad de no defraudarnos. Como sí le pasó a su homónimo Lucas con las entregas I, II y III del Star Wars. Espero lo mejor, pero me preparo para lo peor.
Por sentado está ver las cintas que nos representan en las diferentes secciones, y que estaré atento a oír los comentarios que los foráneos hagan de estas. Además de los anteriores filmes, hay otros que también son imperdibles. En ese grupo cabe mencionar: la del griego Yorgos Lanthimos, The lobster; The sea of trees de Gus Van Sant; Sicario de Denis Villeneuve, la local Dheepan de Jacques Audiard y A tale of love and darknes, primera película de Natalie Portman.
Ve, definitivo que los amigos son la familia que uno escoge.
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