Para criticar a Nairo Quintana por su desempeño en ciclismo, por lo menos hay que ser capaz de subir a Los Patios en menos de 30 minutos. Lo digo porque nuestro país tiene demasiadas personas que están dispuestas a criticar a quien no gane en una carrera tan difícil como el Tour de Francia, y que por alguna razón piensan que tienen un derecho inalienable a que quienes compitan por su país deben ganar -en algunas ocasiones se ha vuelto una exigencia que, si un deportista está compitiendo en nombre de Colombia, debe ganar o se merece alguna forma de condena-. Lo peor de todo esto es que incluso se disponen de inmediato a ejercer esa condena a través de sus redes sociales -el revólver del siglo XXI- criticando hasta el cansancio a cualquier persona que se atreva a quedar fuera del podio en su deporte.
No obstante, también es cierto que Nairo, sin querer queriendo, ha educado a los colombianos. En septiembre del año pasado yo estaba indicando que necesitábamos más diplomacia ciclista, que Nairo al final de la Vuelta a España había demostrado no solamente que es un ciclista increíble sino que es una persona invaluable que a través de su estoicismo nos ha sabido explicar qué es ser una persona decente.
Este año, viendo que no logró lo que muchos esperaban de él (que tuviera un puesto en el podio del Tour de Francia, o incluso que lo ganara), algunas personas se volcaron a criticarlo pero muchos más lo felicitaron y le enviaron mensajes de apoyo (incluso han hecho videos conmemorativos!). Esto no habría sucedido el año pasado y mucho menos el anterior, porque ya hemos pasado de una actitud en la que exigíamos los triunfos como si nos los debieran a una posición en la que comprendemos la increíble dificultad que implica siquiera terminar una sola etapa de cualquier carrera de ciclismo competitivo. Nairo ha educado al país.
Amigo lector: si usted sigue bravo con Nairo por no haber ganado el Tour como lo esperaba, por favor comience a entrenar para reemplazarlo el año próximo. Es más: nos vemos en Belisario mañana a las 5 am para ver en cuánto tiempo sube a Los Patios (son solo 6 km), y luego sigamos para la Vuelta a la Sabana que son cien kilómetros. Cuando terminemos, por favor multiplique eso por 35 y recorra esos 3.500 kilómetros de montañas en 23 días. Cuando termine esa bobadita, me avisa si todavía piensa que Nairo es un flojo por no llegar al podio. Y me avisa cuando vaya al Tour, yo le hago barra.
Foto por Maurizio Costanzo (original aquí).