¿Le gusta el vino? ¿La carne es su debilidad? ¿Le gustaría probar un alfajor de verdad – verdad? Después de leer esto, le aseguro que querrá comprar sus próximos tiquetes rumbo a Argentina.

 

Foto: Suministrada por el Ministerio de Turismo de Argentina

 

Antes de decirle que le dé una oportunidad a Buenos Aires en esta época del año, voy a rebatir una de las frases que más escucho cuando recomiendo este destino: “Argentina es muy costoso”.

Falso. Le voy a dar un dato: solo en 2018 llegaron alrededor de 105 mil visitantes colombianos a Argentina. ¡Un importante incremento frente a los años anteriores! ¿La razón? Sencilla: el destino ahora es más barato que antes.

Actualmente, un dólar equivale a cerca de 43 pesos argentinos, lo que hace muy favorable la estadía y el gasto para los colombianos. Sin embargo (si quiere que le hable sinceramente), yo le aconsejo que empaque una buena suma en su billetera si usted también es amante de la gastronomía, porque los vinos, los alfajores, las carnes y los cocktails van a ser su debilidad.

 

Desayune con medialuna

 

Foto: Suministrada por el Ministerio de Turismo de Argentina

 

Buenos Aires me recibió en invierno. Así que lo primero que hice al llegar a mi hotel en el barrio Palermo, fue desempacar mi abrigo, mis guantes y mi bufanda. El frío bonaerense puede llegar a ser una sorpresa para el turista bogotano (que cree estar acostumbrado a las bajas temperaturas), pero el impacto se soluciona con ropa abrigadora y unas medialunas recién horneadas.

En esta tradicional zona de la ciudad está el museo de Evita Perón, que no solamente es recomendable por su recorrido guiado de una hora entre verdaderas joyas que hicieron parte de la vida de la gobernante, sino también por su espectacular Café de Evita. Usted no puede perderse la variedad de pasabocas horneados y tés que le ofrecerán en este lugar, uno de los favoritos de los vecinos del barrio. Vaya con hambre, porque se va a arrepentir si rechaza algún canapé.

 

Almuerce un asado de verdad

 

Cerca de Buenos Aires hay varias estancias dedicadas a dos costumbres argentinas muy arraigadas: el asado y el polo.

 

Foto: Suministrada por el Ministerio de Turismo de Argentina

 

Recomiendo que dedique su mediodía a visitar la famosa estancia Puesto Viejo, de la que ya le había hablado antes, donde podrá ver un partido de polo y finalizar con una buena parrilla. Cortes jugosos, chorizos calientes y ensaladas frescas se conjugan de forma magistral con una copa del vino de la casa y el cierre dulce del alfajor.

Consejo: aproveche el regreso desde la estancia hacia la ciudad para dormir la siesta, porque la noche en Buenos Aires es larga.

Cene recordando a Gardel

 

¡Pensar en la Esquina Carlos Gardel me hace suspirar mil veces! Es uno de mis recuerdos más lindos de Buenos Aires y siempre se lo recomiendo al turista. Es el lugar tanguero por excelencia, un santuario cultural en el que es posible cenar una variedad de platos mientras ve un show musical.

 

Foto: Suministrada por el Ministerio de Turismo de Argentina

 

Escuchar la voz grave del intérprete, ver el espectáculo de baile y deleitarse con la sensualidad de las parejas que cantan en la tarima es el plan perfecto para cenar. Si me permite sugerirle, pida un bife de chorizo que es la especialidad de la casa, ¡me lo va a agradecer!

No olvide hacer su reserva con varios días de anticipación a través de la web oficial de la Esquina Carlos Gardel. Son tantos los turistas y locales que quieren estar allí, que es mejor asegurar un buen lugar entre las mesas.

 

Fiesta en las alturas

 

Foto: Suministrada por el Ministerio de Turismo de Argentina

 

Buenos Aires está entrando a la tendencia de los rooftops, como se les conoce a los bares ubicados en terrazas altísimas que brindan una vista espectacular de la ciudad.

Si todavía tiene energía para continuar su plan, vaya al Roof Bar del Alvear Palace y mata dos pájaros de un tiro: conoce el hotel de lujo más importante de la ciudad y se toma un buen cocktail en las alturas.

Recuerde que los lunes y los martes está cerrado, pero el resto de la semana debe agendarse para ir y ver la espectacular panorámica de La Recoleta acompañado de una copa de vino tinto.

No creo que a esta altura de la noche usted siga con hambre, pero quizás es como yo y siempre puede darle cabida a un plato más. Dele una oportunidad en el Roof Bar a la tabla de jamón serrano, higos y queso brie. Tranquilo, al otro día caminará por Buenos Aires y quemará todas esas calorías.