Desde hace unos días, tengo el placer de tener en mis manos el libro ‘Cocinas Campesinas de Boyacá, Colombia, pa’ sumercé’. Al sostenerlo, siento no solo el peso físico del libro, sino el peso emocional de lo que significa conservar nuestra tradición culinaria.
Como alguien que viene de una familia del altiplano cundiboyacense, sé que detrás de cada receta hay una historia, un conocimiento que, en muchos casos, fue transmitido en voz baja, de madre a hija, de abuela a nieta.
Mucho más que un libro de cocina
Lo que logra este libro va más allá de una simple colección de recetas. Es el resultado de una rigurosa investigación de campo, que requirió que un equipo de investigadores y docentes se sumergiera en las entrañas de Boyacá, conectándose directamente con quienes, día a día, sostienen viva esta herencia culinaria.
Al abrir Cocinas Campesinas de Boyacá, Colombia, pa’ sumercé, no veo solo ingredientes y preparaciones; veo los rostros de personas que, como nosotros, han entendido que sin nuestras raíces, no hay futuro.
Es importante valorar no solo el contenido, sino el contexto. En un mundo donde la globalización amenaza con borrar las particularidades, este tipo de obras es, en sí, una declaración.
Boyacá tiene una cocina particular, campesina, ligada a la tierra, a las sequías, a las lluvias… y es nuestra responsabilidad hacer que esta cocina no desaparezca.
Cada envuelto, cada cocido, cada sopa, cada pedazo de chicharrón de cuajada que este libro rescata nos recuerda que la tradición está viva, pero necesita ser cuidada.
Con su compra, una donación económica y simbólica
Además, me conmueve que esta iniciativa tenga un propósito más allá de lo editorial. Esta alianza entre la Escuela de Gastronomía Mariano Moreno y el Sena no busca solo llevar el libro a nuestras casas, sino también destinar el dinero de cada compra a la donación de alimentos para niños y niñas en situación vulnerable.
Estamos, en otras palabras, pasando el conocimiento y el sabor a una causa vital, a un acto de humanidad que necesita del compromiso de todos.
Entonces, sí, es un libro que nos cuenta sobre el pasado, pero también nos invita a pensar en el futuro. Un futuro en el que la cocina campesina siga existiendo, pero también un futuro seguro alimentariamente para nuestros niños de hoy.
Así que, si quiere tener esta joya en sus manos (que, además de todo, ¡es bellísima!) y también contribuir a la seguridad alimentaria del país, puede adquirir el libro aquí.