Con el inicio del 2021, que desafortunadamente parece un spin-off empeorado del 2020, no queda nada más que rogarle a este año y a los 355 días restantes que sea distinto, que capitalice las crisis como oportunidades y que, en el caso de nuestro país, inicie el plan de vacunación y la economía resucite. En este nostálgico pero agitado inicio de año, Colombia se encuentra esperanzada por la supuesta llegada de la vacuna, pero, a su vez, con el  panorama más oscuro en materia de salud pública, frente a la subida desenfrenada de casos de coronavirus. En los primeros siete días de enero el país registró el mayor número de contagiados desde los inicios de la pandemia, aparentemente hay rastreo de la llegada de la nueva cepa del virus y hasta ahora el Invima, y su inherente ineptitud, aprobó el registro sanitario para la vacuna de Pfizer. 

En ese sentido, ad portas de entrar a nuevas medidas de confinamiento en las ciudades capitales, solo nos queda pedirle a este año milagros. Infortunadamente, en este país, lo que normalmente debería ocurrir, y es responsable económica y políticamente hablando, son milagros debido a que lo correcto normalmente es absurdamente impopular. Entonces, bueno iniciemos pidiéndole a este año unos cuantos prodigios.

Querido 2021, para este año es urgente, más que una reforma tributaria, una reforma fiscal, ojalá Carrasquilla reconozca las recomendaciones de la Ocde y el BID en donde se afirma que Colombia tiene innumerables beneficios para ciertas compañías de altos ingresos que no buscan ser más eficientes ni generar empleos sino aumentar su capacidad de ingreso. Dicho esto, esperemos que el Gobierno busque el rediseño de la estructura tributaria eliminando las exenciones que no tienen sentido -como las otorgadas al sector minero energético-. Lo anterior para que así se logre una mayor progresividad a través de mecanismos innovadores como la devolución del IVA a los sectores más vulnerables y así, se aumente la tasa de tributación a personas naturales para disminuirla a las personas jurídicas, especialmente a las PYMES que aportan el 60 % del empleo del país. 

Asimismo, estimado 2021, ojalá en materia de inversión, con el debate generado alrededor de la posibilidad de una renta básica universal con el programa del Gobierno, Ingreso Solidario, se geste un nuevo mecanismo para hacer el gasto público más eficiente, se amplíe la cobertura y el monto otorgado per cápita y, sobretodo, se logre la graduación final de programas como Familias en Acción.

Con suerte, esperemos que el Gobierno venda Ecopetrol en caso de querer enajenar un activo fijo y no cometa la estupidez de vender ISA. Interconexión Eléctrica S.A es una empresa que cada día se valora más por sus proyectos en infraestructura y transferencia energética no solo en Colombia sino en países de la región como Chile, Perú y Panamá, mientras que Ecopetrol se desvaloriza pedazo a pedazo cada día en que a los precios del petróleo les da el ‘bajón’. 

Finalmente, ojalá este año esté acompañado de la escandalosa pero necesaria reforma laboral. Es urgente un marco laboral que se acomode a la nueva realidad que la pandemia nos impone y renueve el esquema de contratación para ver si logramos reparar la informalidad que tanto nos agobia en materia fiscal, pero aún más preocupante en materia social. Lo que parece ser algo urgente, mínimo y necesario para este estruendoso momento parece que en Colombia, en un año preelectoral, sería un milagro. Sin embargo, ojalá el Gobierno Nacional trabaje de la mano con todos los sectores políticos en aras de buscar soluciones integrales para la economía. Ojalá querido 2021, al mejor estilo de su antecesor Juan Manuel Santos, Duque decida hacer lo correcto y no lo necesariamente popular, pero bueno, ya sabemos que eso no va a pasar.