El pasado jueves se aprobó en el Congreso de la República el proyecto de ley referente a entornos saludables o más conocida como la ley de comida chatarra. Este proyecto buscaba establecer el etiquetado frontal de alimentos con el fin de prevenir la propagación de enfermedades no transmisibles (ENT). Sin embargo, el etiquetado ya había sido regulado por el Ministerio de Salud y además, había sido concertado con la industria y la sociedad civil. Si bien instituciones internacionales como las Naciones Unidas han recomendado a los países profundizar en el derecho a que toda persona disfrute del más alto nivel posible de salud con acciones como el establecimiento del etiquetado, ésta ha probado no mostrar resultados en términos de salud pública en los países dónde se ha implementado.
La ponencia del proyecto de ley tenía como casos de estudio a Chile y México, quienes ya han implementado desde hace varios años el etiquetado frontal como instrumento de política pública para la contención de las enfermedades no transmisibles. Sin embargo, el Congreso ignoró de manera selectiva los resultados que demuestran la evaluación de estas medidas en estos dos países. Un paper realizado por distintos médicos y científicos para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) concluye que en varios países -entre estos, Chile y México-, el etiquetado ha tenido un impacto en la compra de productos de comida chatarra, pero no en reducción de sobrepeso y patologías como la obesidad debido a eventos como el alto consumo de alimentos informales como por ejemplo las empanadas y arepas. Igualmente, para el caso de las bebidas azucaradas, el estudio demuestra también la reducción de consumo de estos productos, no obstante, también existe evidencia de que el bien sustituto de las bebidas azucaradas en personas de bajos ingresos muchas veces es agua no potable que termina generando incluso más daño en la salud pública.
Por otro lado, si el punto del proyecto es que no existan más asimetrías de información en el consumo de alimentos, ¿por qué se plantea el etiquetado sólo para la comida chatarra? ¿Acaso es la única que tiene un efecto en la salud pública? El sobrepeso y la obesidad es un fenómeno multicausal que, se ha demostrado reiteradas veces, no solo responde al consumo de alimentos procesados como la comida chatarra. De acá que se devela un interés anti industria por parte del proyecto y sus principales voceros como RedPaPaz.
Un elemento interesante de este evento es ver el diálogo constante entre la industria, la sociedad civil y en este caso el legislador. Con la resolución que el Ministerio de Salud había emitido regulando el etiquetado -previa al proyecto de ley- se había logrado luego de intensas negociaciones y mucho tiempo una concertación entre todos los actores. Igualmente ocurrió con el proyecto de ley. Si bien es evidente el vicio anti industria de la ley de comida chatarra, es de rescatar la alta participación de actores del sector privado y la sociedad civil en la construcción y discusión del mismo. Así deberían ser todas las iniciativas legislativas.
En conclusión, el Congreso legisló políticamente ignorando selectivamente evidencia sobre un asunto que ya estaba previamente regulado por autoridades técnicas como el Ministerio de Salud. Finalmente, la discusión de fondo de este asunto es ¿quién realmente debe hacer política pública? Una entidad que responde necesariamente a intereses políticos o una autoridad técnica. Un debate más pendiente para Colombia.