Douglass North, es quizás el economista institucional más famoso de su corriente. Él al igual que Acemoğlu y Robinson, autores de ‘Por qué fracasan los países’ coinciden en que el diseño de las instituciones y quienes las dirigen, son los encargados de condenar al éxito o fracaso a un país. Por estos días, nombraron a Cielo Rusinque como Superintendente de Industria y Comercio, quien había estado también en la terna para ser magistrada de la Corte Constitucional y, además, estuvo en el Departamento de Prosperidad Social (DPS) – la tercera es la vencida-. El Gobierno ha resaltado su perfil como profesora de Derecho Constitucional y magister en la materia, sin embargo, no deja de ser alarmante su desconocimiento y falta de experiencia en la práctica del derecho de la competencia y su excesiva cercanía con el Presidente Petro.
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), es la institución encargada de garantizar la libre competencia y los derechos del consumidor. A partir de esta visión y el desarrollo de políticas públicas como el Programa de Beneficios por Colaboración, ha tenido logros reconocidos internacionalmente.
Las sanciones a Argos, Cemex y Holcim por el cartel del cemento; a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá por abuso de la posición dominante y; el famoso cartel de los pañales en donde sancionaron a Tecnoquímicas, Familia y Drypers son solo algunos de los casos que son ejemplo para América Latina y el mundo. Indudablemente, la SIC juega un papel determinante en el desarrollo y protección de los mercados y se ha posicionado como la autoridad máxima en las discusiones de la política de competencia y funciones y adquisiciones.
Si bien la base legal de libre competencia está sentada sobre la base de los artículos 333 y 335 de la Constitución donde se proclama la libre iniciativa privada y el rol del Estado de garantizarla, la práctica del Derecho de la competencia está lejos del Derecho Constitucional. La dirección de la SIC requiere de alguien que tenga la capacidad de entender los mercados y, sobre todo, las prácticas restrictivas y anticompetitivas que ahogan a los empresarios. Pero aún más importante, alguien que, a pesar de ser nombrado por el Gobierno, mantenga una distancia prudente con el presidente.
Cielo Rusinque, ha sido férrea defensora de Petro y participó activamente en su campaña aportando al ‘proyecto del cambio’. Esto, a pesar de que no es una condición inhabilitarte, si es una mala práctica y una pésima señal que envía el Gobierno al empresariado colombiano. Con el Presidente a un whatsapp de distancia, el órgano encargado de la política de competencia en Colombia podría hacer las veces de ejecutor de una cacería de brujas entre industria e industria.
North, al igual que Acemoglu y Robinson, han señalado la importancia de preservar aquellos precedentes no escritos que mantienen en pie la institucionalidad. El Gobierno Petro, induce a incumplir las buenas prácticas que ha tenido la SIC en sus altos cargos, nombrando a Rusinque, que, por demás, nunca ha ejercido el derecho de la competencia. Nuevamente, muy desafortunado el progresivo daño a nuestras instituciones.