“De allí se vinieron hasta Santa Fe,
de donde salieron a reconocer otras tierras
y se volvieron a fundar la ciudad, para hacerla
cabeza de las demás que se fundasen en este
Nuevo Reino, en sus correspondientes lugares”
Juan Rodríguez Freyle, El Carnero
Sería prudente, tal vez, esperar algunos meses para celebrar en la más oficial de las formas, el aniversario 468 de la fundación de nuestra capital ciudad.
Lo anterior no surge de excentricidades o caprichos megalómano-ególatra-mockusianos de especie alguna, a los que muchos bogotanos parecen ser tan, tan adeptos. Los historiadores fundamentalistas sabrán entenderlo.
Si bien el 6 de agosto de 1538 (hoy hace 468 años) tuvo lugar el emplazamiento de 12 ranchos circundando un modesto templo, y la consecuente liturgia oficiada por fray Domingo de las Casas —todo ello bajo la atenta supervisión del adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada—, éste no hizo efectivo en términos prácticos sino hasta después del 27 de abril de 1539.
En tal fecha fueron nombrados regidores y alcaldes, y se establecieron los linderos de rigor.
En otras palabras Bogotá tiene el dudoso privilegio de haber contado con dos fundaciones, de las que no queda acta o registro alguno, como una especie de anticipación al caos administrativo del que la ciudad ha sido objeto a lo largo y ancho de las cuatro pasadas centurias.
Sobre el enclave escogido para la primera erección hay discrepancias. Dicen los turísticos guías y algunas placas de mármol malinformadas que fue ejecutado en el llamado Chorro de Quevedo
Otros sostienen que tuvo lugar en un pequeño templo construido para la ocasión, al sur de la actual Catedral, o en la capilla del Humilladero, ubicada en el costado noroccidental del parque Santander (cuyo antiguo nombre fue el de plaza de las Yerbas, frente al actual edificio Avianca).
Importante es decir que el santuario fue demolido en 1877 tras una de aquellas inteligentes determinaciones a las que bien acostumbrados los bogotanos estamos.
Menos opiniones divergentes hay en torno al sitio de la segunda, que según se cree fue llevada a cabo en la que luego sería plaza de Bolívar.
Son consideraciones históricas repetitivas. Pero no tan conocidas como podrían ser… ¿o sí?