Una campaña de El Blogotazo contra los forwards inútiles.

 

Ver los prefijos Fwd: o Re: antes de aquello a lo que los anglófilos llaman Subject y a lo que los castellanistas Asunto es por lo general inequívoco vaticinio de una inutilidad escrita por venir.

 

Lo que digo tiene poco de inventivo y nada de novedoso, y de seguro no se constituirá en un revolucionario aporte a la cultura de la virtualidad.

 

Pero vamos más allá de ello y de la impresionante sarta de inutilidades que solemos leer en la mayoría de los reenviados mensajes.

 

Porque, al margen de lo reiterativo, lo que sí sigue resultando sorprendente, detestable y difícil de creer, es que todavía existan representantes de esa extraña estirpe que, sin detenerse a examinar el contenido de tamaños despropósitos electrónicos, se añadan cual borregos a la cadena.

 

Como una contribución modesta, aunque emanada desde lo más hondo de mis disgustados entresijos quiero hoy reseñar los más deplorables de entre cuantos forwards (o reenviados, que para el extranjerista caso es lo mismo) existen. Son conocidos, y otra vez apelo al angloparlantismo, como hoaxes: a saber “engaños” o “bromas pesadas”.

 

Excluyo del recuento aquellos que corresponden al no menos execrable hábito del spam, o correo masivo no deseado (entre los que se incluyen los Free University Diplomas, los Enlarge your Penis Size, y, ¡cómo olvidarlos!, los Free Viagra Cialis), y que serán objeto de un futuro análisis.

 

Antes de proseguir a la enunciación condenatoria me permito recordar algunos de los vicios presentes en este tipo de correos.

 

La mayoría está acompañada de decenas de signos de exclamación y contiene sugestivas súplicas de “no borrar”. Pero sobre todo, hay que decir que quienes suelen enviarlos obran de forma tan automática, adocenada y desconsiderada que ni siquiera pretenden ser decentes mediante el noble servicio de borrar, antes de remitirlos, al menos 20 de las 100 cuartillas de direcciones y líneas horizontales y verticales que los preceden.

 

El profesional emisario de reenvíos es por lo general alguien poco avezado en materias computacionales. Nunca escribe a quienes tienen la desgracia de aparecer en su lista de contactos, a no ser por supuesto, que haya un buen chiste por compartir, una obra caritativa por emprender o una promoción que merezca ser acogida por sus contertulios. En otras palabras tiene el perfil de un pazguato sin nada más qué hacer.

 

Ahora sí, la lista, según temáticas y vicios…

 

1. Hotmail se va a acabar

Son tal vez los más comunes y por lo mismo los que en mayor grado pululan cual incurable pandemia. La piedra angular de su discurso es el inminente final del sistema de correo electrónico gratuito más importante del mundo.

Luego invitan a la cándida gleba a hacer 25 envíos efectivos de este correo, único procedimiento viable para evitar la catástrofe.

Al final son rubricados por alguien que se identifica como presidente de Hotmail, e incluso como representante de Microsoft, presunción que es desmentida de inmediato por la deplorable ortografía del mensaje. Hombre… ¡Hotmail no se va a acabar!

A éstos se suman aquellos de “Cada vez que envíes este mensaje tu cuenta duplicará su capacidad”. En fin…

 

2. Chistes en todas sus manifestaciones

No hay nada de malo en encontrar en la red un espacio para el fino gracejo y la anécdota humorística ni para hacer partícipes de ellos a nuestros más cercanos y amados congéneres.

Lo molesto del hecho es que alguien quiera convertirnos en el público involuntario y forzoso de tales iniciativas cómicas.

Nunca he pedido a nadie que me envíe justificaciones risibles de por qué el Jardín de Edén estaba ubicado en Colombia, o sobre las diferentes actitudes que asumiría un antioqueño, nariñense o bogotano al enfrentarse a San Pedro en el cielo.

Sin embargo recibo decenas de mensajes de ese tenor cada semana. Y los borro…

 

3. Lecciones de vida en Power Point

Son archivos ejecutables y por lo mismo peligrosos, tanto para la integridad física del ordenador como para la paciencia y salud mental de su propietario.

Se componen, casi siempre, de escenas con paisajes (por lo general caribeños o alpinos) acompasadas por acrósticos, poemas o máximas del tipo: “Una vez un hombre cortó una flor para su hija… a ella no le gustó…” y luego toda la seguidilla posible de consignas moralizantes.

En tal caso prefiero someterme a extensos coloquios nocturnos moderados por Duque Linares. Al final dicen cosas como: “envía este mensaje a tus seres queridos…. “, y demás motivaciones inocuas.

 

4. Lecciones de vida en HTML

No menos perniciosos que sus similares en Power Point, están atiborrados de emoticones, smileys, meegos, cliparts, éstos a su vez mediados por cortas frases refraniles.

 

 

5. Cadenas románticas

Están dirigidas a aquellos eternos mendicantes de afecto por parte de quienes jamás, no importa bajo qué condiciones, conjuros o hechizos estarán dispuestos a prodigárselos.

Dan instrucciones una a una, pidiendo en principio mencionar el nombre de aquel ser que se constituye en el objeto de nuestras terrenas ambiciones eróticas, para luego invitar a compartir el sabio y esperanzador mensaje con 30 o 40 incautos más.

La promesa es que el hacerlo traerá consigo ventura en las lides amorosas, mientras que el desdeñarlo será una inmediata condena de siete años al ostracismo erótico. Yo las probé y no funcionan.

 

6. Alertas y advertencias

Tienen un estrecho lazo de consanguinidad con las leyendas urbanas. Se presentan bajo el revestimiento justificante de causas defensables. ¡Cuidado con los taxis!, ¡Sucedió en la Zona Rosa!, ¡No abran una cuenta en Concasa! (utilizo a Concasa como paradigma porque ya no existe, y así evitaré mordazas a la expresión libre).

 

He recibido al menos en unas 18 oportunidades diferentes la historia de un joven solitario que apostado en la barra de alguna cantina fue inducido por una grácil dama a consumir junto a ella determinada bebida, para luego culminar la jacarandosa noche al siguiente día, inmerso en una tina ahogada en hielo y sin sendos riñones.

 

La única variable respecto a la crónica es el lugar en donde acontece. En unos es Ciudad de México, en otros Santiago… de Cali, en otros Bogotá, y así, con la magia de internet queda cubierta la totalidad del americano territorio.

 

Existen los escandalizantes también. ¿Alguien ha visto, por ejemplo, las imágenes del presunto infame asiático devorando cuerpos de criaturas fallecidas en estado fetal?

 

7. Regalos de teléfonos móviles, ordenadores, impresoras y demás

 

Comienzan con un implacable “No es mentira”. Entrelazan con un “Yo no creía en estas cosas”, para luego rematar con ese fulminante: “Pruébenlo. No hay nada qué perder”.

Cuentan que Ericsson o Hewlett Packard, o la mismísima casa Mazda están obsequiando muestras de sus productos por salir al mercado a quienes consigan hacer llegar el presente texto a 50 usuarios más.

Alguna vez leí que Bill Gates estaba compartiendo su fortuna con quienes tuvieran la gentileza de reenviar centenares de correos….¡Y no es mentira!

 

 

8. Nobles actos caritativos

Sin menoscabar la potencial trascendencia de la mundial red como un mecanismo para prevenir y sobrellevar desastres, y para la divulgación de empresas humanitarias y legítimas de caridad y gran calado, es necesario alertar a la muchedumbre de ingenuos dispuestos a sucumbir ante el primer falso clamor.

Tal como en el punto 6, he venido recibiendo de  forma regular y frecuente, al menos durante los ocho años pasados la imagen de la misma bebé, quien se supone padece de una terminal dolencia para la que requiere un urgente y costoso transplante.

La criatura aparece dispuesta cual divino regalo. Se supone que el diseminar tal correo puede llegar a devolver al pequeñuelo el sumo don de vivir. Mi pregunta es cómo puede el párvulo, tras tanto tiempo mantenerse en idénticas condiciones a las de tiempo atrás.

 

Por ahora termino. Mas sólo por ahora. Porque tal como acostumbro a decirlo al final de este tipo de listados la convocatoria sigue abierta y ávida de enriquecedoras propuestas.

 

Ver reportaje gráfico adjunto