El noble y benefactor Ministerio de la Protección Social, de conformidad con su política de responsabilidad, bienestar y salubridad colectiva, se ha pronunciado prohibitivamente en contra de algunos platillos cotidianos de nuestra cocina típica y atípica.

En un meritorio y titánico esfuerzo por incrementar la esperanza de vida del colombiano promedio, y preocupado por el innumerable ejército de tenias, virus, infecciones y dolencias que por consentimiento y negligencia colectiva han conseguido permear los cuerpos de nuestros ciudadanos del común, la entidad está adelantando una cruzada sin precedentes en la historia republicana de Colombia.

La consigna es la erradicación inmediata, irreversible y permanente de las disenterías y demás afecciones gastroentéricas, pancreáticas e intestinales que hoy nos afligen.

El mecanismo para tales efectos se basará en visitas fitosanitarias de rutina no anunciadas y en análisis nutrimentales en los que el señor Ministro habrá de valerse de algunos voluntarios, y que afectarán por igual a establecimientos de estratos 1 al 6.

Antecedentes

La primera de las muchas irregularidades encontradas en este peregrinaje alimentario tuvo lugar cuando un menor mostró curiosidad insistente acerca de la vía de facturación de su golosina predilecta.

Tras una extensa jornada de catas en semáforos, quioscos y expendios de galguerías, el pequeño corroboró, con sorpresa, fastidio e indignación, una verdad desde hace tiempo amasada, cocida y frita en nuestra nación.

El destape de la ‘olla podrida’ en el sentido literal del término se inició con la llamada ‘gelatina de pata’, cuyo ingrediente principal, para el desconcierto del jovencito, es la tartrazina, a saber, una especie de empella procedente de las colas y extremidades inferiores de algunas infelices reses y puercos sacrificados en mataderos y solares privados.

En consecuencia, y a petición del infante, se demandó la inmediata erradicación de este tipo de productos, cuyo aspecto, bien sea blanco y virginal, o ámbar y traslúcido, sin duda esconde orígenes profanos.

Pero a medida que el número de visitas aumentó, también lo hizo el de descubrimientos subyacentes.

Las consecuencias han sido las medidas preventivas descritas a continuación, cuyos alcances cobijarán por igual a ricos y pobres, y de las que ni siquiera las grandes industrias podrán darse por liberadas.

La siguiente es pues, para efectos de información y cuidado, la lista oficial de productos malsanos emanada desde el Ministerio, que desde ya se ha pronunciado a título prohibitivo en torno a los tóxicos disfrazados de alimentos enunciados en las líneas posteriores…

1. Empanadas de tienda

La regla cubre la totalidad de las empanadas de harina amarilla de maíz, y bañadas en verde y viscoso ají casero, a su vez elaborado con cilantro, aceite y cebolla. La costumbre de morderlas en la punta, ampliamente difundida entre los viandantes con el fin de propiciar la debida circulación del pique, ha sido calificada de inadmisible.

Las cucharas de madera dispuestas para efectos de distribución del ají deben ser suprimidas del todo, pues no falta quien permita que la superficie del utensilio en cuestión haga contacto directo con la empanada y su contenido de arroz recalentado, carne molida y huevo duro, y que éstos a su vez lo hagan con sus labios, lo que sin duda puede propiciar la expansión de algún virus letal.

Para comprobarlo bastará con divisar el festín de moscas alrededor de los salseros de barro o de plástico en los que el picante suele ser dispuesto, o con inhalar la pestilente halitosis venida de las fauces de quienes han incurrido en su consumo.

2. Palillos

Queda de la misma forma abolido el tráfico de mondadientes, palillos y demás artefactos antinaturales empleados para la remoción de trozos de comida de molares, caninos e incisivos.

Cualesquier comensal sorprendido en el uso flagrante de estos artículos pendiendo de sus fauces será inexcusable e inmediatamente encarcelado sin derecho a réplica o fianza.

3. Caldos mantecosos

Los grasosos y brillantes caldos de costilla y los cuchucos de espinazo, cuya peligrosa dosis de unto animal pone sin duda en riesgo la salud coronaria de los consumidores, y cuyos pestilentes aromas acebollados son motivo de queja constante por los vecinos pudorosos, a quienes la vida ha castigado inmerecidamente con la desgracia de tener un desayunadero cerca.

La sola presencia de ‘ojos’ o ‘volutas’ de manteca nadando en el interior del brebaje (es decir, esas islas flotantes de cebo que van apareciendo a medida que la sustancia pierde calor) serán motivo amplio y suficiente para el decomiso preventivo de toda la mercancía.

Quedan así mismo prohibidos los huesos de costilla revestidos de carne grasienta y los caldos de cola y menudencias.

Quienes sean encontrados ruñéndolos o tratando de succionar su médula recibirán una amonestación pedagógica y serán encarcelados por un lapso mínimo de 12 horas.

La medida se extiende y cobija de manera preponderante a la fétida changua, cuya preparación, además de avalar la combinación fatal entre leche y cebolla ostenta esa consistencia mucilaginosa y desagradable del huevo flotante en apestosas cantidades de lactosa.

4. Huevo duro de vitrina

Los huevos duros de tienda en todas sus presentaciones, en particular detrimento de aquellos que presenten un color renegrido y antañón, y en donde la yema haya tomado cierta consistencia verdosa.

5. Mezclas letales de huevo y bebida

La Pony Malta y los jugos de naranja en donde los más osados deportistas o los místicos del mundo de la alimentación, en complicidad con las matronas de barrio, suelen verter dos o tres yemas de huevo, suponiendo que ello habrá de aumentar su vigor sexual o su masa muscular.

6. Algodones de azúcar y otras golosinas de máquina

Los algodones de azúcar, que pese a su aspecto inofensivo y bienhechor, y a la forma sencilla como éste parece desvanecerse al contacto con las enzimas salivales, termina por incrementar los grados de sacarosa en la sangre de los pequeños consumidores, quienes tras su ingesta corren serios riesgos de padecer alguna deficiencia insulínica o hepática.

7. Liberales y bizcochuelos criollos

Además de presentarnos un tinte político sectario violento y separatista, la costumbre de mezclarlos con Colombiana Postobón se constituye en hábito desdeñable y punible, sólo comparables al consumo de brazos de reina y pandebonos rellenos de pasta de guayaba. Los brownies con helado no quedan eximidos de este cuadro de deshonor.

8. Emulsión de Scott

El apestoso concentrado de hígado de bacalao, un inexplicable anacronismo bárbaro del siglo XIX, equiparable a la tauromaquia, que aún en el XX parece resistirse a morir, y cuyo mal sabor, aunque los comerciales pretendan indicar lo contrario, ha sido la tortura para varias generaciones desde el siniestro y lamentable día de su salida al mercado. Los intentos desesperados por mejorar sus bouqué con esencias de menta y naranja no han hecho más que resaltar el mal sabor.

9. Milhojas de bizcochería

Las milhojas de vitrina y bizcochos hojaldrados sobrevoladas por moscas, pues la excesiva dosis de manteca dulzona presente en estos bizcochuelos hojaldrados, sumada a la consistencia metálica del arequipe y la crema chantilly, ya avejentados, son una razón para pensarlo tres o cuatro veces antes de asestar el mordisco inicial sobre el amasijo en cuestión.

10. Kolas granuladas

Los esteroides de vereda disfrazados de suplementos vitamínicos (léase Kola Granulada JGB Tarrito Rojo, hoy rebautizada simplemente como Tarrito Rojo, todo con el ruin propósito de enmascarar un ignominioso y diabólico pasado).

Según cuidadosas investigaciones bioquímicas, los gránulos en realidad parecen ser guijarros de gallinaza tinturados de rojo.

11. Obleas

Las obleas de esquina con ‘de todo’ (mermelada, crema de leche, arequipe, piña y ‘sour cream’, es decir crema de leche añejada en barricas, botilitos o recipientes de Mermelada La Constancia).

Quien alguna vez haya experimentado una intoxicación con piña entenderá el por qué de la medida-

12. Zumos afrodisiacos

Los jugos de chontaduro y borojó callejeros, cuyas propiedades afrodisiacas y eréctiles no son más que una vil patraña de mercadeo establecida por Corabastos para hacer las delicias de los mayoristas y para llenar de esperanzas fútiles a los impotentes inveterados.

Máxime si estos son aderezados con cangrejos vivos y otros crustáceos estipulados en la cláusula siguiente se van moliendo al mismo ritmo en que la fuerza centrípeta de ese huracán llamado licuadora comienza a despertar de su adormecimiento.

La cláusula no se refiere, como podría entenderse, al chontaduro consumido en su presentación natural y acompañado por limón, sal o miel.

13. Ceviches

Los ceviches, cócteles de camarones, ostras, crustáceos, moluscos y otros ‘frutos del mar’ dispuestos en algún fétido expendio cuya mayor clientela está sin duda compuesta por inocentes víctimas de la resaca, a ritmo estridente de reggaetón, y cuya ornamentación de seguro constará de adoquines pintados con caballitos de mar sierenas y cangrejitos carcajeándose a mandíbula batiente, y cuyas paredes han sido adoquinadas con baldosín blanco o azulado, para ocultar la evidente insalubridad que allí se respira.

El tráfico de galletas Saltinas de paquete utilizadas para acompañarlos quedan igualmente prohibidas.

14. Tubérculos malsanos

Los cubios, hibias, chucuas, nabios y demás tubérculos de la altiplanicie.

Aún con todas las investigaciones gastronómicas llevadas a cabo por antropólogos y detectives se sigue ignorando a qué nativo enchichado pudo ocurrírsele que eran comestibles.

15. Nueces de semáforo

Los manís dulces y salados, y las habas y demás nueces de oscura procedencia.

En particular si éstos se venden en bolsas cilíndricas decoradas con pequeños corazoncitos o emblemas heráldicos de color rojo o con conejitos y demás íconos populares, e infladas a todo pulmón por quién sabe qué desdentado empacador.

La misma suerte de ostracismo habrá de recaer en las melcochas, las panelitas de leche de cabra y los coquitos de semáforo.

16. Caldos de sangre o raíz

Las sopas, brebajes, embutidos y consomés elaborados a base de sangre de ganado bovino, porcino o de aves quedan por tanto incluidas en esta lista de alimentos proscritos.

17. Fritangas diversas

El pescuezo, la pelanga, el chunchullo y productos afines de fritanguería santafereña, en particular los lechones de cuyas fosas nasales brote alguna suerte de mucosidad cocinada.

Su ingesta, incluso en dosis moderadas, genera una incómoda sensación pastosa en el paladar y deja a los inocentes consumidores ahítos.

Se acoge en consecuencia el sabio parecer del inmortal Alfredo Iriarte al referirse a tales alimentos como únicamente aptos para gaznates de cuatreros.

18. Embutidos varios y cárnicos empacados al vacío

La mortadela, las salchichas, los cávanos, el salchichón de tienda, la galantina de pavo, y el queso de cabeza, herederos directos de la tradición salsamentaría hispánica, así como también el pescuezo relleno, los callos a la madrileña, el mondongo (para cuya denominación algunos pretenden ocultarlo bajo el seudónimo de ‘toalla’) y la pepitoria habrán de ser retirados a la mayor brevedad de cigarrerías, carnicerías y supermercados.

19. Cuyes y roedores de uso generalizado en las estribaciones de la frontera colomboecuatoriana

Todos aquellos alimentos cuya elaboración incluya alguna dosis mayor de barbarismo primitivo, a saber, el cuy, cuya expresión facial una vez asado y ensartado en el pincho da perfecta cuenta del grado de sufrimiento al que sin duda aquel primo hermano de la rata debió ser sometido durante sus últimos instantes de vida, y cuyo aspecto desvalido puede llegar a conmover incluso al peor de los sádicos.

20. Hormigas culonas

Lo mismo ocurrirá con las hormigas santandereanas. Su proceso de fritura y salado se constituye en una de las mayores salvajadas jamás imaginadas por verdugo alguno del averno. Su consumo es la puerta de inicio para muchos en esa asquerosidad excéntrica y antihigiénica que es la entomofagia.

21. Miembros bovinos y porcinos de vitrina

La lengua en salsa, el corazón, los riñones, el hígado, el cerebro y demás miembros exhibidos en las luminosas vitrinas de las famas, plazas de mercado y carnicerías.

22. Sopas testiculares

Especial atención merecen el caldo de raíz y el de pajarilla. Ello debido a la utilización de la dotación fálica de los toros sacrificados, especie de emasculación imperdonable por parte de una especie que se precia de ser civilizado.

Su ingesta es lo más parecido al canibalismo social. Queda por tanto suspendida la utilización de gónadas u órganos glandulares reproductivos de los machos como sustancia. El desacato a la presente norma habrá de ser causal instantánea para la cancelación de licencias de funcionamiento.

23. Quesos de tabla y hoja

Las cuajadas y los quesos, aún cuando estos sean de tabla, e indistintamente de que éstos se vendan o no en Pomona o en algún paradero de buses intermunicipales de El Espinal.

En particular bajo ellos hay alguna especie de suero blancuzco exudado por causa del calor o el frío o de si presentan un color renegrido proveniente de las manos no lavadas del dependiente.

El consumo de tablas de quesos debe ser autorizado y restringido por una comisión mixta de supervisores a la que se ha denominado Junta Olfativa.

24. Jugos Hit y Tutti Frutti

En materia de productos industriales la venta y consumo de Jugos Hit, queda terminante e indefectiblemente prohibida, debido a su excesivo contenido de sacarosa, y a los muchos casos mortales de diabetes presentados por el consumo crónico de estas aguas coloridas, cuya mentirosa publicidad los describe como «de pura fruta».

No obstante, gracias a un amistoso acuerdo por parte de la embotelladora, el Ministerio y algunos laboratorios de diagnóstico, a guisa de indemnización, las últimas existencias del refresco serán utilizadas para pruebas de diagnóstico en curvas de glicemia.

25. Pastas tipo engrudo

Los fideos y pastas Doria y La Muñeca, que aunque se pretendan vender bajo la fachada de productos de alto nivel proteínico, no son otra cosa que pequeños cilindros de engrudo concentrado, cuyas propiedades adhesivas deberían destinarse en forma privativa y única a la elaboración de pegamentos. Está comprobado que la combinación de estas con arroz, plátano y yuca reduce por lo menos en 15 años la esperanza de vida del consumidor habitual.

26. Perros calientes de esquina ‘con todo’

Aparte del sospechoso color de las salsas empleadas, y el aspecto lamentable de las sucias y taponadas puntas de los dispensadores (en donde ya petrificado y con un color mortecino se alcanza adivinar lo que alguna vez hubo en su interior), y del uso indebido de adiciones cuya fecha de caducidad ya es cosa del pasado, hay serios indicios de que la vasta mayoría de los supuestos huevos de codorniz dispuestos sobre la salchicha, provienen en realidad de alguna infeliz paloma de ciudad despojada por la fuerza de su derecho a ser madre.

27. Café con natas

Si bien el Ministerio no se ocupará en debatir acerca de las características evidentemente tóxicas de la lactosa y de su utilización en changuas, caldos y preparaciones varias, todo café en el que se vea flotar una sola nata, se constituirá en causa de cerramiento instantáneo para el desdichado tendero que a bien haya tenido prepararlo.

28. Pasteles hojaldrados de carne de res y de pollo

Con particular y severo énfasis en aquellos en los que el cuero no haya sido separado de la epidermis, y en donde la textura arenosa del cárnico vacuno se vea desdibujado entre venas o nervios sin separar.

29. Pizzas ambulantes

Queda también suprimida, so pena de cárcel, la elaboración y tráfico de pizzas ‘de carrito’ tipo cartulina, máxime si éstas incluyen entre sus ingredientes algún tipo de preparación ortodoxa y exótica (léase bocadillo, queso campesino, carne de cerdo o cualesquier otra variable culinaria descabellada, absurda y mortal).

30. Huesos de marrano

La sola utilización del término «huesos de marrano» será causal inmediata de sellamiento y de procesamiento penal, más allá de cuál sea el alimento ofertado bajo tal vocablo y de cualquier excusa, pretexto o atenuante.

31. Alimentos en estado fetal

El empleo de embriones, fetos o criaturas de corta edad (cochinillo, mamona, y demás) será severamente penalizado y procesado por la ley.

32. Patas de pollo, res o cerdo

La presencia de piernas de pollo o pezuñas de cerdo o de res en caldos, arroces y cocidos será causal inmediata de arresto y multa de hasta cinco salarios mínimos.

La presente medida cubre de igual manera a los caldos de menudencias o vísceras vacunas.

33. Gallina

Las gallinas y pollos amarillentos expuestos de manera vulgar y aleve en las vitrinas de asaderos y tiendas, y las papas criollas, pastusas o sabaneras cuya distancia de éstos no supere, por lo menos, los 10 centímetros de distancia serán mercancía expropiable.

34. Chicha y fermentos embotellados en forma casera

En una remembranza de la actitud ejercida por el ex burgomaestre de la capital Jorge Eliécer Gaitán al perseguir a chicherías y licoreras caseras, con el propósito egoísta de favorecer los intereses de la familia Kopp, las existencias de fermentos embotellados deberán ser terminantemente erradicadas de perímetro urbano de la ciudad.

36. Chicharrón con arepa

Lo mismo ocurre con las pizzas tipo cartulina, mencionadas en puntos anteriores, en particular aquellas que, alegando ser de carnes o mexicanas exhiba toda suerte de vísceras y sobrantes cárnicos molidos, los consumidores de arepas ‘repletas’ de pollo y queso habrán de ser penalizados con idéntico rigor.

Con mano firme y doble severidad habrá de ser sancionado el expendio de aromáticas tortillas de maíz recubiertas con tocino, chicharrón o cualquier otro tipo de grasa porcina derretida.

37. Patacones, papas y yucas fritos en cocinol

Cualesquier tipo de plataníceas, farináceas o bañados en aceite o manteca y disponibles en expendios ambulantes. La norma afecta de la misma manera a churros y rosquillas.

38. Fríjoles con trompa y/o garra

En este nuevo orden de alimentos saludables no habrá lugar para judías, cargamantos, porotos o chícharos acompañados de uno o varios de estos peligrosos ingredientes, portadores inequívocos de lombrices intestinales y otros virus.

39. Aperitivos de manzana o durazno

Las bebidas fermentadas cuyo nivel de azúcares supere con creces el umbral del sentido común y los niveles de tolerancia del cuerpo humano habrán de ser retiradas de las cavas, estanquillos, ventanillas y licoreras del territorio nacional. La sola etiquetación de un vino bajo los títulos de Cariñoso, Tentación, Cherrynol, Cinzano, Cerezano, Momentos, Manchewitz o Z generará su decomiso inmediato. Queda terminante y taxativamente prohibido el porte, consumo o venta de ron Jamaica, brandy Breton, vodka Koskenkorva o stalinskaya, ‘whisky’ John Thomas, aguardiente Quindiano o cerveza Leona. El uso de Moscatel estará restringido, sin excepción ni atenuante, a clérigos, prelados y sacerdotes. El simple intento de intentar agasajar a invitados con un vaso de éstos provocará arresto domiciliario.

40. Arroz con pollo

Causante de ausentismos académicos y laborales, de sensibles bajas en nuestra Fuerza Pública y de visitas masivas de emergencia a dispensarios militares y de intoxicaciones colectivas en paseos escolares o empresariales, esta bomba tóxica de administración oral ha hecho las delicias de nuestro desprotegido pueblo en cumpleaños, bautizos, primeras comuniones y otras festividades populares.

Sanciónese, publíquese y cúmplase.

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