Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

02ortofonica.jpg

Los Almacenes Víctor

1929

Don Manuel José -hombre de empresa y excepcional visionario del mundo del entretenimiento- vino a la tierra con dos propósitos fundamentales.

El primero era explicar a los bogotanos de entonces las ventajas de llevarse la música empaquetada a sus hogares, sin tener que depender de los caprichos, borracheras e indisposiciones del cuarteto, orquesta o serenatero de turno. Es decir, los potenciales beneficios de la grabación por encima de la interpretación al vivo.

El segundo fue la diseminación masiva de las artes interpretativas mediante el uso de las ondas de radio.

Y para cumplir con ambos apostolados procedió de acuerdo con sus sueños. Primero fundó un expendio de equipos para la recepción y la reproducción del sonido. Lo llamó Almacenes Víctor y lo convirtió en la primera gran tienda de discos, radios y gramófonos de la ciudad. Allí se distribuían grabaciones de repertorios locales prensadas por las disqueras norteamericanas Víctor, Brunswick y Columbia.

Luego -en sociedad con la casa Víctor de Estados Unidos- creo la legendaria Voz de La Víctor, emisora que prevaleció en la banda de amplitud modulada y en la de onda corta por más de cinco décadas.

Fue inaugurada el 7 de agosto de 1926, aún con muy pocos radioreceptores en la ciudad, por lo que el precavido de don Manuel J dispuso algunos altoparlantes en la sucursal de sus almacenes de la plaza de Bolívar para su lanzamiento.

Así, con radioestación y tienda de discos en su poder, los alcances multimediáticos del negocio de don Manuel J estaban asegurados.

Pero don Manuel J fue aún más lejos. Por ello reforzó ambos productos con la publicación de cancioneros distribuidos en los salones de sus almacenes.

03cancionero.jpg

Cuando el Estado comenzó a volver sus oídos hacia esta nueva forma de comunicación, al fundar la HJN -primera estación radial inscrita dentro del contexto del proyecto de cultura aldeana de don Daniel Samper Ortega- don Manuel J aprovechó la circunstancia para mostrar a la ciudad las ventajas de la radiodifusión y para abrir las puertas de su establecimiento a cada uno de los capitalinos, según su rango, poder adquisitivo y abolengo, en una franca muestra del elitismo, de aquel que desde entonces imperaba en nuestra sociedad.

Por tal razón, la tarde en la que se prendieron los transmisores de la emisora oficial, don Manuel J publicó un destacado en uno de los dos diarios más importantes del país, cuyo mensaje rezaba:

“Manuel J. Gaitán

Propietario de los Almacenes Víctor

Se permite avisar al público bogotano que esta noche, a las 8, dará en sus almacenes dos audiciones de radio, en los maravillosos aparatos de la Victor Talking Machine Division of The Radio Victor Corporation of America; con motivo de la inauguración de la Estación Radiodifusora de Bogotá, así:

Una para el público en general, en la sucursal de la plaza de Bolívar, y otra privada dedicada a la aristocracia bogotana, en la casa principal, Calle Real, Nros 432-444″.

El Tiempo, Septiembre 5 de 1929″.

Las coordenadas de la Calle Real, a la altura de los Almacenes Víctor, concordaban -si las nuevas direcciones no traicionan la memoria colectiva- con las del edificio Liévano, zona correspondiente a la actual carrera Séptima No. 11-51

Pero volvamos a la Víctor. Entre los legendarios hechos acontecidos en su seno estuvo la última aparición radial del gran Carlos Gardel, quien ante un micrófono Western cantó por última vez los compases de la triste ‘Tomo y obligo’ en vísperas de su trágica muerte antes de perecer carbonizado después de una misteriosa colisión entre dos aviones. Fue un 23 de junio de 1935.

El señor Gaitán -de quien hoy pocos hablan- inculcó pues en nuestras gentes la cultura del disco como industria, y el hábito del entretenimiento masivo como nueva costumbre entre el perplejo pueblo cachaco.

 

Por tal razón hizo uso entusiasta de vitrinas ingeniosas con el fin de atrapar la atención de transeúntes. Una de las memorables fue la alusiva al señor Francisco Echeverri Duque (gerente y principal accionista del legendario Hotel Granada). En ésta aparecía dibujado el exitoso empresario antioqueño frente al elegante hotel del que era administrador, todo ello para promocionar el legendario ‘Pachito eché’, escrito en su honor por el gran Wolfano Alejandro Tobar García.

Alguna vez don Amadeo -uno de los clientes habituales de los Almacenes Víctor- se presentó ante el despacho de don Manuel J con una dicotomía complicada a cuestas. Muy angustiado, el pobre hombre preguntó al propietario si conocía de algunos musicastros especializados en serenatas románticas urgentes.

04programa.jpg

Don Manuel J. le preguntó de dónde venía su interés por encontrarlos. Don Amadeo le explicó que su mujer parecía estar harta de él, que la posibilidad de un próximo abandono salpimentado de infidelidad lucía cercana, y que sólo un buen recital podría salvarlo.

Entonces don Manuel J arremetió en su intención de convencerlo de que era más una decisión más rentable, práctica e impactante -aunque sin duda también un tanto menos romántica- adquirir una victrola que dar una serenata.

-Le ruego me perdone por ser tan franco, don Amadeo. Pero… ¿le molestaría decirme de cuánto dinero dispone para los músicos? -le preguntó.

-De 70 pesos. Son todos mis ahorros.

-¡Eso es más que suficiente, don Amadeo! Pero no vaya usted a malgastarlos en serenatas. Invierta bien sus pesos. ¡Compre una Victor Talking Machine! Así, en lugar de ir por el trío al Café Pensilvania cada vez que usted y su mujer discutan, y gastar 70 por pelea conyugal, tan sólo tendrá que venir con uno o dos pesos, cada vez que sea necesario para comprarse el disco que quiera. De encime le hago una dedicatoria por La Voz de La Víctor y le regalo un cancionero Víctor. Véalo así: ¡Los músicos se mueren! ¡Los discos no!

06Bossanova.jpg

Discos Daro

1963

-Usted entenderá, señor Daro, que este es un escenario sagrado, en donde la música -la más noble de todas las expresiones generadas por la ilimitada inspiración humana- alcanza su más alto punto de refinamiento. Y que por tanto, al Teatro no le quedaría bien andar abriéndole la puerta a cuanto grupo de muchachos venga a aporrear un piano, a rasgar una guitarra o a azotar un tambor. Hay que ser selectivos.

-Pero, doña Cecilia. ¡Los tiempos están cambiando! Cuando menos lo pensemos nosotros dos seremos abuelos. Y si la gente como usted o como yo seguimos negando a los más jóvenes la posibilidad de tocar y de grabar músicas nuevas, los negocios como su teatro o como mi disquera van a desaparecer en 50 años. Ellos merecen una oportunidad.

-Por andar dando oportunidades yo puedo quedarme sin empleo, y usted sin empresa, señor Daro.

-¡Simón! Dígame ‘Simón’.

-Señor Simón: Yo no tengo opción. Esto puede salirme muy caro. De hecho, puede ‘salirnos’ muy caro a usted y a mí. ¡Imagínese a esos desadaptados cantándole ‘Cuchipe’ en francés al distinguido público del Colón y profanando la sagrada lengua gálica con su ‘Je viens de Chiquinquirá, Ou j’ai tenu une promesse!’.

 

-¿Y no se supone que somos, o que fuimos la Atenas Suramericana, y que nuestros artistas deben mirar hacia horizontes internacionales? Si el asunto es de dinero, estoy dispuesto a pagar lo que usted considere necesario por el alquiler del local.

-No es asunto de dinero. ¡Es de prestigio y de tradición!

-Piense en lo prestigioso que se volvería su teatro si aquí tuviera lugar el primer gran concierto de un conjunto de talentosos jóvenes bogotanos haciendo twist, rock and roll y bossanova colombiana. ¡Hasta vamos a grabar el disco en vivo! Yo sé que usted y yo podemos hacerlo. Sé que algo se le ocurrirá.

Doña Cecilia Fernández de Soto, directora del Teatro de Cristóbal Colón, epicentro de la lírica y las artes dramáticas en la ciudad desde tiempos republicanos, hizo en su mente un veloz inventario tentativo de qué clase de negocio podría hacer con el judío millonario al que tenía por interlocutor, lo suficientemente atractivo como para salir indemnizada de la lluvia de verduras que habría de sobrevenir por sobre el proscenio del honorable claustro, tras la presentación de Los Daro Boys.

-Hagamos un trato, Simón: Yo le dejó presentar a los muchachos. Y le dejo grabarles sus alaridos. Y usted, para honrar las memorias de los grandes maestros, cuyas almas en paz se verán violentadas por las notas del rock and roll y de la bossanova colombiana -que a usted tanto le gustan- me dará a cambio el bello busto de Beethoven, que hoy adorna su despacho en la disquera. Por lo demás no pienso cobrarle ni un solo peso.

-¿Es esto un soborno escultórico, doña Cecilia?

-Digamos que es un pago previo por posibles daños y perjucios.

-Si eso es lo que quiere a cambio de que ni su industria ni la mía se acaben, entonces lo tendrá.

Una semana después, Mauricio Posada -guitarrista y compositor líder de Los Daro Boys- iba junto a él, del lado derecho de la silla trasera de un taxi Chevrolet Bel Air, separado tan solo por la efigie en bronce de don Ludwig, difunto mentor desde el más allá de este proyecto demencial, consistente en presentar una banda de adolescentes en el más consagrado escenario de la ciudad, al que hasta la fecha sólo se podía ingresar vestido con guantes y traje de gala.

El comienzo de sus carreras para Los Daro Boys (bautizados así en honor a su mecenas) no había sido ni glamoroso ni lucrativo. Aunque ya habían tocado en el Hotel Tequendama, y en algunos otros escenarios importantes, el mayor pago recibido a cambio de su actuación había sido el vestido que cada uno de ellos quisiera, confeccionado por las prodigiosas manos de Valdiri. Pero con todo y los malos presagios se subieron a las tablas del Colón.

Para fortuna de la memoria, todo el sonido quedó consignado el primer gran momento del proto rock and roll en vivo en nuestro país: ‘Los Daro en el Colón’, álbum prensado por la visionaria firma Discos Daro.

 

Un Beethoven de Bronce pagó el precio al sacrificar su alma romántica por esta causa profana de ver a unos jóvenes excéntricos interpretando sus ‘standards’ del ‘West side story’, su versión particular de ‘The saints’, y sus excéntricas composiciones originales.

Fue así como twist, bossanova y proto rock and roll sonaron por la primera de las veces, una sola noche, en el inviolable Teatro Colón. Y lo que sigue es rock and roll.

05contraportada.jpg

El Gramófono

1989

La primera vez que sostuve en mis adolescentes manos un disco compacto fue -confiándome en mis recuerdos- por allá en 1989.

Ocurrió en la zona destinada a las oficinas administrativas de Unicentro, área hoy ocupada por la remozada plazoleta de comidas del clásico centro comercial, desde cuya terraza puede contemplarse una buena parte de esa pequeña fracción de tierra, que es nuestra ciudad, hacia el nororiente.

Un hombre maduro, de pelo casi blanco y modales de ‘dandy’ tenía -en el mayor sigilo- un expendio de ventas de discos por catálogo.

Aunque éramos pocos los que lo sabíamos, este caballero manejaba un volumen de ventas acaso equiparable al de las entonces inaccesibles tiendas de música de grandes superficies.

Para quienes hasta entonces nunca habíamos salido de Colombia, pensar siquiera en tener acceso a un Virgin Megastore, a un Tower Records, a la tienda HMV de Oxford Street, o -mejor todavía- a alguno de los almacenes subterráneos para coleccionistas de Bleecker Street, en Nueva York, o del Soho londinense, era un sueño esquivo.

Pero ahí, en su pequeña y curiosa tienda, que más lucía como el despacho de algún corredor de la desaparecida Bolsa de Valores de Bogotá, estaba todo, o casi todo lo que queríamos o podíamos encontrar.

El local llevaba por nombre El Gramófono, título al que siempre encontré consecuente y considerado con la historia. Porque bien habría podido tener una triste razón social del tipo ‘Sonido digital’ o del todo genérica y por tanto desprovista de encanto, tal como ‘Discos importados’.

En un par de catálogos escritos con diminuta letra, pude alguna vez encargar el ‘Sgt. Pepper’ y el ‘White Album’, primeros dos trabajos de mis adorados cuatro a los que logré acceder en el novedoso formato CD. O la edición especial de la gira de 1989 del ‘Flowers in the dirt’, de McCartney.

Las oficinas de Unicentro se fueron y con ellas la figura de este hombre cuyo nombre lamento no recordar, pero a quien debo algunas piezas de colección que nunca he visto en ningún lugar distinto a su despacho o a mi propio hogar. Me pregunto qué será de él.

01musiteco.jpg

La Musiteca

2009

Alguna vez. Antes de que a cierta administración se le ocurriera pensar en algo denominado espacio público. Antes de ver desfilar por nuestras calles a legiones enteras de policías y de recuperadores a ultranza de aquello a lo que nunca creímos nuestro, hubo un lugar al que cariñosa y simplemente solíamos llamar ‘casetas de la 19’.

Se trataba de un gran núcleo en el que los fanáticos de la música y los libros raros y curiosos nos dimos cita durante los 80.

Era una seguidilla de quioscos de lata, todos pintados de color azul cielo, en los que además de Algebras de Baldor; de manuales de inmunología clínica de segunda mano y a mitad de precio; o de ‘cuentos’ ya viejos de Archie o Acuaman, había grabaciones discográficas exclusivas. De esas a las que nunca veíamos exhibidas en las vitrinas de Prodiscos, de Discorama o de Bambuco. Iban desde el Edificio Barichara hasta la Séptima.

Gracias a los disqueros de la 19 -algo así como una pequeña Carnaby Street, o como alguna calle del Village a la criolla- muchos desadaptados bogotanos supimos que hubo una banda llamada Gentle Giant; que Pink Floyd era más que un ladrillo en la pared; o que antes de ser la banda pop de Phil Collins, Genesis se constituyó en uno de los más sui generis ensambles del rock progresivo.

02musiteco.jpg

Ahí, en 1984, siendo un precoz comprador de discos con escasos ocho años de vida, en busca de una edición venezolana de Rubber Soul a la que estaba pagando a plazos, tuve el honor de conocer al maestro Luis Villa Hinojosa, quien era autor del mural pintado sobre las latas azuladas.

Allí tuvieron su almacén Brando, Vicente, José Filiberto y otros más. Allí se dibujaron sobre la hojalata gruesa los estandartes de Mort Discos, Top Musical, Abbey Road y otros más.

Allá conseguí algunas copias inglesas, norteamericanas y mexicanas de los más importantes álbumes de mis adorados Beatles, aquella banda por la que deliraba.

Allá trabé conversaciones extensas con Gonzalo, acerca de cuál podría ser la agrupación inglesa más importante, aparte de las dos indestronables. Allá pedí a Vicente reconsiderar el alto precio exigido por cierto ejemplar rayado del “This years model” de Elvis Costello. Allá soporté la mitomanía truculenta de Brando y sus leyendas y productos falsificados.

En ese lugar compré la discografía completa de León Gieco y tuve alegatos con el Doctor Rock acerca de cuándo se inició en realidad la historia del rock nacional. Y allá, también, me convertí en visitante infrecuente del difunto Saúl Álvarez y su Musiteca.

Muchos deben haber oído hablar de sus bandas favoritas por primera vez de boca de Saúl, quien estuvo por ahí desde 1980 y a quien debe reconocerse como lo más parecido a un buen comerciante de la música. A un asesor del sonido en todo el sentido del término, hasta aquel día en que un infarto se lo llevó, antes de lo que todos habríamos querido.

03musiteco.jpg

Si hubo alguien que contradijera ese frío estereotipo de vendedor impío, cuya vida se consagró a compartir la música, ese fue Saúl. Tengo el honor de haber sido uno de sus clientes, en la mencionada Musiteca y en Antífona. Le compré camisetas de Rock al Parque. Le pregunté por ciertas novedades. Le pedí descuentos. Fui con el maestro Willi Vergara a compartir con él seis o siete latas de cerveza fría y hablamos de música o de cualquier otra irrelevancia, de aquellas que nos mantienen vivos. La última vez que hablé el bueno de Saúl me recomendó un disco de Zero 7. De regalo se lo llevé a Marcela. Eso fue en 2009, y a la fecha es el último disco que he comprado.

Quienes quisieron y pudieron quedarse, una vez las casetas fueron desalojadas, comenzando los 90, consiguieron locales en predios aledaños, particularmente en los centros comerciales Vía Libre y Omni 19. Y fueron milagrosos sobrevivientes de la escena new wave grunge de final del silgo. Y vendieron cassettes o videos grabados con cosas que no podíamos conseguir, porque eran escasas o porque no teníamos suficiente dinero.

Ahora, cuando presenciamos impávidos la lenta agonía a la que se someten los teatros de barrio, los alquileres de videos de barrio, las panaderías de barrio, y las tiendas de discos de barrio de las que hablo, creo oportuno rendir el debido homenaje a esa especie, también agónica de disqueros de barrio, que también han comenzado a irse.

 

Por cortesía de Pepe Plata, fragmentos a una entrevista a Saúl Álvarez… aquí

 

 
El Blogotazo en Twitter

El Blogotazo en Formspring

Únase al grupo en Facebook de El Blogotazo, aquí

iconofacebook.jpg

El Blogotazo
www.elblogotazo.com
andres@elblogotazo.com 

(Visited 2.397 times, 2 visits today)

Etiquetas

PERFIL
Profile image

Andrés Ospina nace en 1976. Durante 1980 cursa preescolar en las guarderías La Frasadita y Juan Salvador Gaviota. Recibe su grado de kínder en el Jardín Infantil Piloto Federico Froebel. Desde 1982 hace parte del Gimnasio del Norte, entidad de la que cancelan su matricula en 1991. En 1992 ingresa al Gimnasio Los Robles, de donde se titula en 1994, tras repetir Décimo Grado. Trata de aprender Música y Literatura en la Universidad de Los Andes. Durante 1998 y 2000 co-redacta y funda el desaparecido sitio El Utensilio. Desde 2002 ha sido colaborador con revistas como Cambio, Rolling Stone o CARAS; realizador 99.1, hoy Radiónica (emisora en la que trabaja para los espacios 'La Silla Eléctrica' y 'Rockuerdos'), y libretista e investigador para el magazín de televisión Culturama. Entre los proyectos en los que comparte las culpas están www.museovintage.com y www.elblogotazo.com. De momento prepara una novela sobre un psiquiatra forense demente, y la exposición Bogotá Retroactiva.

    Sigue a este bloguero en sus redes sociales:

Más posts de este Blog

  • Entretenimiento

    25 novelas esenciales en la literatura bogotana

    De nuevo nos lanzamos a la discutible empresa de enunciar -esta vez desde la literatura- una suerte de 'selección(...)

  • Entretenimiento

    Viaje a Bogotá: 1960

    Me aferro a la creencia -entre fantasiosa y mística- de que son los objetos quienes nos buscan a nosotros, y no nosotros a ellos.

    Al presentársenos sin haberlos convocado, archivos como el que hoy resaltamos parecieran comprobar tan alucinada convicción.

    Ante la escasez de documentos fílmicos ambientados en la Bogotá de mediados del siglo XX, y en color, cualquier hallazgo de dicha índole alcanza sin dificultad la categoría de incunable.

    Para nuestra fortuna estas imágenes se quedaron, convertidas en cientos de cuadros por minuto, en tecnicolor, como una sucesión medio anárquica de planos secuencia, desmintiendo el prejuicio de que los ojos de quienes habitaron esta ciudad en 1960 veían sólo en blanco y negro.

    Una familia de extranjeros -con cuyos herederos no hemos podido establecer contacto- vino de visita a la ciudad para registrar estos 621 segundos ambientados en una Bogotá que poco se parece a la actual.

    Cierto usuario de YouTube --de seguro miembro del grupo familiar de turistas de mitad de siglo-- se dio a la tarea de transferirlo a digital, tal vez desde una película en formato súper 8, y de subirlo a la red.

     



    Lo que se ve -puesto en palabras (siempre imperfectas)- es algo así como esto:

    Un barrio Santa Fe, aún despojado de las hordas de trabajadores sexuales de los tres géneros que han convertido al decadente vecindario en su sede, es el solariego remanso donde unos pequeños se columpian mientras alrededor se engullen rosados y esponjosos algodones de azúcar.

    Luego, la familia en pleno, ataviada con notable cuidado, asciende a Monserrate. A lo lejos se divisa el teleférico.
    Después se dirigen hacia un Salto del Tequendama cuyo aire y aguas aún parecen respirables y abundantes.

    Una tercera estación en el periplo turístico son las minas de sal en Zipaquirá. Los pequeños tratan de arriar a un asno terco por entre algún baldío de lo que podrían ser las inmediaciones de la Autopista Norte o la carretera Guaymaral vía Chía. Los adultos se entretienen escanciando jugos y degustando colaciones vernáculas.

    kerpelkohn.jpg
    El que parece ser el padre, sumido en un tabaquismo al que no aparenta estár interesado en renunciar, satisface su adicción con orgullo (mucho antes de que dicha costumbre se convirtiera en un hábito condenado por la sociedad).

    Luego, en las terrazas aún habilitadas de un muy joven Aeropuerto El Dorado, los visitantes se despiden, y sus gestos, algo sospechosos, nos hacen dudar acerca de si les gustó o no la ciudad, o si sus sonrisas (tal vez forzadas) son producto de las reglas de cortesía para con el anfitrión, de quien se están despidiendo.

    He tratado sin éxito de establecer contacto con el responsable de semejante ofrenda a nuestro muy escaso patrimonio filmográfico.

    Por tanto, ante la ausencia de voces en qué apoyarme, haré de la especulación mi mayor herramienta investigativa acerca de la procedencia de la misteriosa familia.

    "Kohn Kerpel Goodfriend Sernik 1960" es el título del clip.

    "A 1960 trip tgermanio.jpgo Colombia, SA, by the Goodfriends, to visit the Bogota based cousins" es la descripción que le sigue.

    Algunas obviedades pueden deducirse:

    Kohn, Kerpel y Sernik son (evidentemente) apellidos. Aunque Goodfriend pareciera no serlo, una rápida revisión a algunos documentos genealógicos desmiente nuestras dudas.

    Según indica un mapa, la mayor parte de 'Goodfriends' diseminados en el mundo proviene de Estados Unidos, Canadá y Argentina. Por otro lado, no existen documentos que avalen la existencia de alguna familia Goodfriend en Bogotá (ni ahora ni en los 60 del siglo XX). Goodfriend es la variable inglesa de Guot Vriunt, apellido del que tampoco parece haber registros en la ciudad.


    Tampoco disponemos (que se sepa) de indicios de la existencia de una familia Sernik establecida en Colombia. Como una anotación al margen se sabe que Sernik es el nombre de un alimento polaco de evidente semejanza con el popular 'cheesecake'.

    Con respecto a Kohn y a Kerpel sí hay pistas.

    Al observar la guía telefónica de 1958 aparecen varios individuos identificados con dicho apellido... Guillermo Kohn Olaya, Rodolfo Kohn Olaya y Salomón Kohn.

    Hay algunos Kerpel, también, muchos de ellos habitantes de vecindarios cercanos al lugar en donde tienen lugar las tomas de parque... Benjamín y Enrique Kerpel.
     

    En lo relacionado con los orígenes del apellido Kohn esisten dos teorías: Una lo considera judío; la otra, gaélico-irlandés.

    Lo cierto es que un destacado técnico de la fábrica de cerveza Bavaria, de hecho, llevaba por nombre Rudolf Kohn. Nació en Pilsen (Checoslovaquia), y ya adulto se radicó en Bogotá, para trabajar con la naciente firma. Era hijo de Wilhelm J. Kohn y Teresa Arnstein.

    galpones.jpg
    Tras algunas diferencias con su jefe --don Leo Kopp-- el señor Kohn inició una suerte de disidencia de la firma, lo que le llevaría en 1903 a fundar la casa Germania, productora entre algunas otras de las cerveza del mismo nombre, además de la Pilsener, la Azteca y la Cabrito; y de bebidas a base de malta tipo Maltogen, Biomalta y Malta Sansón.

    Durante años, la empresa de Kohn disputó con Bavaria el liderazgo en el mercado del popular fermento de cebada. Kohn falleció en 1935. En una de aquellas ironías corporativas Bavaria convenció a sus herederos de venderla y absorbió en 1945 a Germania. Triste destino el de las empresas que como Aces o Germania son adquiridas por una más grande con el mezquino propósito de ponerles fin.

    Debido a sus exiguas utilidades, la planta productora de Germania fue clausurada en 1960 y vendida como chatarra a la Universidad de Los Andes, pero la marca siguió produciéndose hasta el comienzo de los 80.
    De la infancia recuerdo los trolebuses exhibiendo avisos de Cerveza Germania y las cuñas radiales interpretadas por un grupo de jayanes de voz gruesa, vociferando los versos: "Cerveza Germania... Y se siente de primera".
     

    Como testimonio de lo que fuera Germania nos queda la ruta de buses ejecutivos que ostenta esa identidad.

    germanios.jpg
    Los primos Kohn a los que vemos en este video podrían ser entonces una rama familiar de don Rudolf, y de los Kerpel (ambos de origen hebreo) radicada en otro país.


    No llegué al descaro de indagar entre los dos Kohn que figuran en la más reciente edición del directorio de abonados de la ETB, porque en ocasiones me abstengo de husmear en vidas ajenas.

    Si uno de los que estuvieron presentes en esta faena turística de 1960 llega a reconocerse a sí mismo o a alguno de sus antepasados en el video y puede proporcionarnos alguna información al respecto, lo agradeceremos.

    Es posible que muchos de los protagonistas de este documento ya se hayan ido del planeta. Pero nos quedarán sus hijos y nietos.

    Tal vez ellochimeneas.jpgs mismos hayan alcanzado a escapar al olvido, pues su supervivencia quedó de alguna forma garantizada por este filmograma, envuelto en la bruma del misterio y en la escasa luz que alumbra unos colores poco definidos.

    Por ahora sólo nos queda imaginar. Si alguno de los lectores de la presente nota cuenta con pistas adicionales la ciudad se los agradecerá.

    El Blogotazo en Twitter

    El Blogotazo en Formspring

    Únase al grupo en Facebook de El Blogotazo, aquí


    El Blogotazo
    www.elblogotazo.com
    andres@elblogotazo.com 


  • Entretenimiento

    100 canciones esenciales en la historia del rock bogotano (1963-2011)

    rockbogotano.jpg
    En cuestión de música los listados definitivos siempre serán materia de conflicto. Escoger 100 obras como las más representativas de un movimiento determinado y descartar otro tanto equivale a proporcionar municiones para el combate a los inconformes, y a despertar la sensibilidad de quienes -muchas veces con razón- se sienten excluidos.

    Emprender un proyecto de semejante envergadura en una ciudad goza -además- de un amplio número de peculiaridades. Los registros documentales son pobres. Las fuentes de consulta, incompletas. No hay listados. Las historias están fragmentadas. Y, lo que es aún más grave, el acceso y la consecución del material sonoro es labor más propia de un arqueólogo que de un coleccionista.

    Aun así la aventura termina por volverse fascinante. Un permanente temor al desconsiderado error de la omisión, y las intenciones nobles, aunque quijotescas, de aglutinar en 100 canciones lo mejor -o cuanto menos lo más representativo del rock bogotano, convierten a semejante empresa en una tarea delicada.

    Quienes sean suspicaces en cuestiones de lenguaje habrán notado la deliberada omisión del artículo determinado 'las' en el título escogido para la presente lista.

    Ello se debe a que hablar de 'las 100 canciones' sería en extremo pretencioso, y enviaría un mensaje cifrado, insinuando que las creaciones a continuación enunciadas son -en efecto- verdad inobjetable.

    El ejercicio de dar una mirada de espejo retrovisor a nuestra música pone de manifiesto una buena cantidad de enunciados que sin duda ameritarían un examen ulterior y que inspiran preguntas en las mentes inquietas.

    ¿Por qué la abrumadora mayoría de discos aquí mencionados nunca fue reeditada? ¿Cuántas de estas canciones están presentes, verdaderamente, en la memoria colectiva de los bogotanos? ¿Existe alguna explicación que justifique el hecho de que muchos de los artistas mencionados no hayan lanzado más de un disco de larga duración, o -en muchos casos- un sencillo al mercado? ¿Por qué hay tan pocos solistas? ¿A qué se debe que -al compararnos con otros territorios- el aporte femenino sea tan escaso? ¿Qué medida de responsabilidad compete a cada uno de los actores de la industria en el hecho de que las mencionadas obras no estén tan presentes en nuestros recuerdos?

    Como sea El Blogotazo espera que el siguiente sea un buen divertimento alrededor de algunos de los más memorables sonidos producidos en la capital, y que, de la misma forma, posibilite reacciones alrededor de un tema que, sin duda, ameritaría algo menos de indiferencia.

    Habrá quienes caigan con su oleada de críticas, hecho que, más en aras de la diversidad de conceptos que de la polémica, debe ser considerado como positivo.

    Por tanto este tablón público da la bienvenida a sugerencias, correcciones, insultos y aclaraciones.

    Aquí vamos...


    1. Bolero Falaz - Aterciopelados



    Por ser, casi con seguridad, la pieza de rock hecho en Colombia más popular en el resto del mundo. Por haber apuntalado nuestros sonidos hasta a escenarios que hasta ese momento -por la mala suerte y las decisiones erráticas- le estuvieron vedados. Por tratarse de una de las obras del que hasta la fecha ha sido el proyecto más sostenible en su género, en un mar de experiencias no muy afortunadas. Por haber visibilizado una naciente escena, antes enclavada en el subsuelo de una Bogotá que quería hablarle al mundo, 'Bolero falaz' es, con el beneficio de la subjetividad, la más relevante de las piezas de rock confeccionadas en territorio capitalino. La canción se inspiró en los conflictos vividos por Héctor Buitrago y Andrea Echeverri al término de su vida como pareja, como una especie de caricatura creada a partir de los tradicionales esquemas de la música romántica. Su videoclip, una de las últimas oportunidades de contemplar el aterrador aspecto de esa vía espinosa y gris llamada 'Troncal de la Caracas', fue éxito instantáneo en el recién inaugurado canal MTV Latino.


    2. Emiliano Pinilla - Banda Nueva



    Quiso el destino que en 1973 cuatro jóvenes bogotanos en sus tempranos 20 lograran convencer a Eduardo Calle -propietario de Discos Bambuco- de financiarles el capricho de grabar un disco de rock. Y quiso la suerte que don Eduardo se olvidara del asunto por un año, permitiéndoles usar el estudio por espacio de casi 10 meses, cada fin de semana. El resultado: una producción que a la fecha sigue siendo referente de excepción en la historia de nuestra música. 'La gran feria' es la obra maestra por excelencia del rock hecho en Bogotá y mezclado en Caracas. 'Emiliano Pinilla' por su parte, una extraña fusión entre ritmos latinos y rock, fue el sencillo que apuntaló una carrera de uno de los más prometedores ensambles del país, por desgracia extinto demasiado temprano.


    3. Siloé - Compañía Ilimitada



    Cuando nadie en todo el país se atrevía a hacer rock en castellano. Cuando el destino parecía indicar que ninguna producción de esta índole en Colombia habría de tener éxito alguno, y cuando la fe de unos pocos había comenzado a ceder su lugar al escepticismo de todos, Compañía Ilimitada, una de las bandas más persistentes en la historia de nuestra música, irrumpió con un trabajo digno de ser prensado y oído en cualquier otro país. 'Siloé', una canción salida del creciente interés de Piyo por el urbanismo y una prolongada estadía en Cali, fue el inicio de un largo periodo de silencio para los descreídos. La segunda de las tres versiones existentes de esta canción cuenta, además, con el crédito en la producción de Andrew Loog Oldham, uno de los nombres más significativos en la historia de la música contemporánea a escala global.


    4. Don Simón - Génesis



    Tras la desintegración de Los Speakers (junto a Los Flippers una de las dos bandas más recordadas de los 60 bogotanos en el siglo XX) Humberto Monroy y algunos amigos músicos decidieron radicarse en el territorio rural de Usme, para vivir en comunión con el Cosmos, en conformidad con lo que cualquier hippie consideraría una vida perfecta. Comenzaron a ensayar con instrumentos acústicos y a hacer música más orientada hacia ritmos autóctonos que hacia el rock and roll. Se hicieron llamar 'El Gen', y luego se convirtieron en Génesis. 'Don Simón' obra perteneciente al disco homónimo fue lanzada en Radio Visión mediante una campaña de expectativa en la que en teoría se buscaba a un hombre extraviado. Lo cierto es que la canción fue dedicada a un constructor de instrumentos con el que Humo se tropezó en sus correrías por el país. 'Don Simón' es la obra original más conocida de la más importante banda de los 70 en la ciudad.

    5. Ovni - Los Flippers


    Terminada la década de los 70 del siglo XX, Los Flippers se embarcaron en una gira patrocinada por la línea de cosméticos London Look. La idea era desplazarse por varias ciudades del país en un autobús acondicionado para tales efectos, diseminando su repertorio por todo el territorio nacional. Tras dicha experiencia, afortunada por demás, los Flippers quedaron reducidos a un trío, reforzado -eso sí- por el fichaje de Charlie Cardona, una de las mejores voces de entonces. 'Pronto viviremos un mundo mejor' es el resultado de esta triada de creadores, creando una música más compleja que aquella por la que la banda se había hecho famosa en la década anterior. Vientos, una decidida influencia de músicos negros y amalgamas rítmicas hicieron de este disco el mejor logrado por Los Flippers en su segundo decenio de vida. 'Ovni', historia de un encuentro extraterrestre, sorprende por su energía, por sus versos alucinados y por el esplendor vocal del difunto Cardona.


    6. Si la guerra es buen negocio invierte a tus hijos - Los Speakers



    El advenimiento de las producciones autofinanciadas se anticipó por mucho a la oleada masiva de músicos que en los 90, extenuados por la indiferencia de la industria disquera, decidieron convertirlas en una opción para no extinguirse. Tras retornar de una gira por Ecuador, y ya con cuatro álbumes en los anaqueles de las tiendas, Roberto Fiorilli, Humberto Monroy y Rodrigo García comenzaron a trabajar lo que habría de ser su quinto larga duración. Se trataba de un proyecto más ambicioso y experimental en materia sonora y temática (con canciones pacifistas, decididamente rebeldes, y no muy fáciles de programar en la radio de entonces). Los rechazos se sucedieron uno tras otro. No obstante, tras haber convencido a David Drezner (de Ingesón) de permitirles el uso del estudio gratuitamente a cambio de mencionarlo en el disco 'Los Speakers... en el maravilloso mundo de Ingesón' vio la luz. 'Si la guerra es buen negocio invierte a tus hijos' es una suerte de marcha satírica en contra de las confrontaciones bélicas en la que los tres integrantes cantan al unísono.


    7. Ay qué dolor - La Derecha



    Difícil (con todo y lo fastidioso que suena) rehusarse a emplear el absurdo término 'alternativo' para aludir al movimiento del rock bogotano de los años finales del siglo XX en Bogotá. Porque sólo puede ser alternativo lo que es minoritario, y la corriente imperante del momento fue, precisamente aquella cobijada por tan mal utilizado concepto. La Derecha, una combinación entre música y elementos de teatralidad puestos en escena, lanzó un primer disco, producido por el británico Richard Blair. Bastaron algunos meses para que, a través de espacios televisivos como el recordado 'Mucha Música' la canción se convirtiera en uno de los emblemas de la música del momento. Pocos años después, el destino convertiría a Mario Duarte en uno de los gestores del primer festival Rock al Parque, una iniciativa de proporciones impredecibles, convertida desde hace años en el evento masivo de mayor trascendencia en la ciudad.


    8. Igor y Penélope - Pasaporte



    El pop colombiano de los 80 del siglo XX debe sin duda un postergado reconocimiento a Pasaporte. Esta banda, también conformada en gran parte por ex miembros de algunos proyectos truncos en años anteriores, enfrentó el reto insoslayable de debutar en el escenario del multitudinario Concierto de Conciertos. Su único éxito, hasta el momento, había sido 'Igor y Penélope' una canción a la que Bogotá conoció a través de 88.9 Súper Stereo, de Todelar Stereo y de Radio Tequendama, las únicas estaciones interesadas en programar el género. El estupendo teclado de Pablo Tedeschi y la voz de Elsa Riveros hicieron de ésta un clásico instantáneo, cuyo videoclip fue el inicio de una brillante carrera como director para Simón Brand. Como curiosidad debe anotarse que la autoría de esta pieza icónica se debe a Fernando Caballero (Zona Postal).

    9. El rock no te necesita - Hora Local


    Más una banda de bares que de radio, a Hora Local le corresponde el honor de haber hecho un rock mucho menos ingenuo que el de la mayoría de sus contemporáneos, centrados sobre todo en problemáticas adolescentes. 'El rock no te necesita', grabada como muchas producciones de entonces en los estudios de William Constaín, no fue objeto de la aplastante acogida de sus contemporáneas 'La calle (Compañía Ilimitada)' o 'Igor y Penélope (Pasaporte)'. No obstante, el círculo íntimo de conocedores del género hoy la trata con mayor respeto.


    10. La causa nacional - Sociedad Anónima


    El ingenio cáustico de Carlos Posada (cuya salida de Compañía Ilimitada se debió en gran parte a divergencias en relación con el nivel de acidez admitido en el PH de sus canciones) se sumó a algunos otros músicos de posiciones ideológicas similares, en una especie de disidencia colectiva. Tras algunos años de trabajo y en virtud del repentino despegue del fenómeno y de un renovado y sospechoso interés de las disqueras, Sociedad Anónima consiguió prensar un sencillo cuya cara A ('La causa nacional') fue número uno durante algunos días en los 11 Superéxitos de 88.9. El éxito sirvió para que Polydor les grabara un LP completo. 'La causa nacional' surgió inspirada en las noticias de violencia y narcotráfico que por entonces abundaban en los informativos de televisión.

    11. El platanal - 1280 Almas
     


    En 1996, cobijados bajo el manto protector de Discos BMG, y ya con dos producciones discográficas en su currículo, esta banda con nombre extractado de una novela de Jim Thompson, se aprestaba a lanzar un álbum al que se llamó 'La 22'. 'El platanal', otra de las muchas canciones inspiradas en las infamias experimentadas por el país como consecuencia del conflicto armado, es un clásico en todo su derecho, y representa como pocas un amargo momento de la historia del país cuyo fin aún no se vislumbra.

    12. Mujer gala - Aterciopelados



    Suena y huele tal como sonaban y olían los mal llamados 'bares alternativos' de entonces. Después de una destacada carrera en el circuito bogotano, y de hacerse famosos en espacios regentados por ellos, tales como Transilvania, Delia y los Aminoácidos fueron de a poco transformándose en Aterciopelados. El nombre estaba inspirado en un texto de Simone de Beauvoir, en el que se mencionaba una "aterciopelada flor de la pasión". 'Mujer gala', cuya primera versión fue modestamente grabada en los estudios de Javeriana Stereo, se convirtió en un éxito radial inmediato, y a la postre, en el prólogo a una de las carreras más consistentes en la historia reciente de nuestro rock.


    13. Cali girls - Ship



    Ship no pretendía ser una banda. Esta afortunada reunión de músicos surgió, más bien, de la necesidad de reunir a algunos instrumentistas para poner a prueba el recientemente inaugurado estudio de Fonovisión (más adelante llamado Audiovisión). La pretensión de los inversionistas era convertir a estas instalaciones para producción de música en las más modernas de América Latina. Para ello contrataron a Eddie Krammer (célebre ingeniero de sonido), y convocaron a Jorge Barco para que sirviera de conejillo de Indias. Fue tal su entusiasmo con la idea que, una vez terminadas las sesiones, Barco se endeudó en varias decenas de miles de dólares para producir lo que a la postre sería el álbum 'Born', primera y única obra de Ship. 'Cali girls' les canta en perfecto inglés a las mujeres de la capital vallecaucana y muestra que aún en los distantes 80 del siglo XX era posible hacer discos colombianos de calidad destacable.

    14. Joricamba - Columna de fuego


    A comienzos de los 70 del siglo XX, Jaime Rodríguez, Marco Giraldo y Roberto Fiorilli (todos ellos sobrevivientes de la ola sesentera) trabajaban como músicos acompañantes en un centro nocturno llamado El Castillo de Chapultepec. La necesidad de ampliar su repertorio los llevó a explorar ritmos tropicales, además de rancheras, vallenatos, tangos, bossanovas y aires del Pacífico. Con el tiempo los tres dieron inicio al curioso proyecto de mezclar por primera vez estos últimos sonidos con el rock. Como resultado quedaron dos discos de larga duración, uno de ellos grabado en España, una gira por territorio Europeo y esta canción, basada en los lamentos de los esclavos negros al ser sometidos a horripilantes vejaciones laborales.

    15. El excusado - Distrito Especial


    "Puse un negocio en Chapinero, pero un gamín me lo incendió. Los del seguro se burlaron. Su polizá ya se venció". Versos inocentes y cómicos como este hacen parte de la muy bogotana letra de esta obra, a ritmo de 'gastrofunk', una buena descripción de algunos de los lugares más emblemáticos de aquella Bogotá de finales de los 80 del siglo XX. Nadie habría imaginado que Andrea Echeverri, autora de la carátula y artista plástica en ciernes, habría de convertirse en uno de los emblemas femeninos del rock en la ciudad.


    16. Alba - Iván y Lucía



    Sin saberlo el poeta José Luis Díaz-Granados escribió la letra de una de las canciones que -a mediados de la penúltima década del siglo XX- circularían con largueza a través de cintas magnetofónicas distribuidas entre amigos. Desde 1981 Iván Benavides y Lucía Pulido hicieron una carrera a fuerza de construir un nombre en la escena bohemia bogotana de entonces, a la manera de la nueva trova cubana y la nueva canción chilena y argentina.

    17. No ha pasado nada - Zona Postal


    Jaqui Rozo, Eduardo de Narváez, Juan González, Coque Arango,
    Bruno Mancini, Mak Macario García Calvo y Fernando Caballero fueron, en distintas etapas, el núcleo de este proyecto, dos de cuyas canciones, prensadas en un disco sencillo, alcanzaron alguna medida de figuración en la radio AM y FM bogotana, por allá en 1988. 'No ha pasado nada', inscrita en la línea de protestas airadas en contra de la situación colombiana en aquel entonces goza de la misma vigencia dos décadas después de haber sido escrita.


    18. El rey del pañete - Banda Sonora


    El gran Félix Riaño, inquieto músico, periodista, investigador y voz oficial del canal CityTv, logró una buena medida de popularidad en la ciudad debido a su trabajo en estaciones de radio y a una canción grabada en homenaje a la radio. Al comienzo de los 90 del siglo XX, y antes de convertirse en Félix Sant-Jordi, este creador multifuncional de sobrados talentos deleitó a la ciudad con una grabación en homenaje a los honorables representantes del gremio de la construcción en Bogotá. Se inspiró en las palabras de un pariente cercano, quien decía envidiar a quienes tenían tal actividad por oficio.

    19. Hay un daño en el baño - Bloque de Búsqueda



    La Provincia, banda acompañante de Carlos Vives, contaba sin problema con el talento suficiente como para tomar distancia de su nombre y desarrollar un proyecto independiente. Figuras ligadas por distintos motivos a la historia de nuestra música, tales como Iván Benavides, Teto Ocampo, Maité Montero, Pablo Bernal y Carlos Iván Medina hicieron parte de esta iniciativa, de la que nos quedan dos excelentes álbumes como imborrable testimonio. 'Hay un daño en el baño' es, posiblemente, la más popular de sus canciones.

    20. The 'Fuck'lands - Crash



    Las canciones del que estaba llamado a convertirse en el primer álbum de esta súper banda bogotana, conformada por veteranos de algunos otras agrupaciones tales como Augusto Martelo (Malanga, Hope) y el eterno músico de sesión Ernie Becerra, además del hawaiano Randy Dowling, nunca fueron prensadas en disco. Tal vez se tardaron demasiado para hacer un LP, hasta el grado de suspender su lanzamiento, por coincidir exactamente con la eclosión del fenómeno rock en español de 1988. Las canciones, todas angloparlantes, habrían sonado fuera de contexto en medio de Compañía Ilimitada, Pasaporte y Sociedad Anónima. 'The 'Fuck'lands', joya inédita, fue escrita como una protesta más ante el conflicto Inglaterra-Argentina. No es coincidencia que The Clash y Crash estén separados tan sólo por una de las 26 letras del alfabeto inglés. Al menos en esta pieza su sonido es muy similar.


    21. El golpe del pájaro - Los Speakers



    Esta versión "traducida al castellano" del clásico de los Trashmen, conformada por secuencias onomatopéyicas cantadas de manera instintiva, fue el epígrafe a una corta aunque prolífica carrera, a un ritmo de producción de disco por año, entre 1965 y 1969. La portada del álbum debut de esta banda bogotana es uno de los símbolos visibles de los 60 en la ciudad, con las fotos brumosas en la Estación de la Sabana, procurando lucir como Liverpool.

    22. Nievecita - Malanga



    Se trata de un sencillo autogestionado por los miembros de la banda. Los nombres de sus integrantes son recordados por distintos Motivos. Augusto Martelo, Alexei Restrepo, Chucho Merchán , Álvaro Galvis y Carlos Álvarez -con la cooperación decidida de personajes como Edgard Hozmann- hicieron de éste una pieza infaltable en toda buena colección de rock bogotano. Con una evidente influencia de Carlos Santana, la ciudad se queda con la frustración de no tener un álbum completo confeccionado por las inquietas manos de Malanga.

    23. Desdoblamiento - Los Flippers



    Sumergido en su interés por experiencias astrales y meditaciones trascendentales e intrascendentes, Arturo Astudillo (hoy convertido en un gurú de la alimentación) sorprende con esta pieza suelta del conjunto de obras que componen el estupendo 'Pronto viviremos un mundo mejor'. De nuevo resaltan los vientos y el impecable trabajo vocal de Charlie Cardona.


    24. That is only love - Miguel Durier


    Miguel Durier, tan indisciplinado como talentoso, desertó de Los Flippers, con el compromiso a cuestas de grabar un nuevo disco, para irse en pos de Los Cuatro Crickets a territorio mexicano. Su personalidad, díscola y aventurera lo llevó después a Nueva York, lugar en donde vivió buena parte de su juventud, en circunstancias no siempre halagüeñas. 'That is only love' es una pieza inédita, jamás prensada en formato de disco. Un buen testimonio de su potencial creativo, no despojado de cierto sentimiento de frustración por su pronta partida.

    25. Become - The Hall Effect


    Tal como al comienzo de los 80 era mal visto que unos bogotanos trataran de hacer rock hispanohablante, en el siglo XXI se hizo poco popular el que quisieran hacerlo en la lengua de Shakespeare. Más allá de lo anterior, a fuerza de persistencia, disciplina y talento, D-MIC cambió su nombre por The Hall Effect y se sometió a un positivo veredicto del público con su álbum debut 'Aim at me'. 'Become' su primer éxito, fue un buen pretexto para poner a Bogotá al tanto de las capacidades de Óscar Correa como cantante y de la inventiva guitarra (muy a la inglesa) de Charry. Pero, sobre todo, sirvió de base para capturar la atención del legendario Phil Manzanera, quien, después de haber sido bien impresionado por ellos y de refrendar sus nexos cercanos con Colombia accedió a producir un segundo disco para ellos.

    26. Deep cut - Traphico



    A Traphico le corresponde el privilegio de haber sido la primera banda colombiana en figurar en un aviso de página entera (pagado, naturalmente) en la revista 'Billboard'. Todo fue posible gracias a la visión de un empresario empírico y talentoso a quien muchos de los avances del rock como industria durante los 70 y 80 deben ser endilgados. Hablamos de el gran Armando Plata Camacho, su manejador, gerente de la firma Espectáculos. Después del lanzamiento de su primer álbum, esta singular banda conformada por el genial Ernesto 'Che' Rozo, el ruso Vitalii Druzhinin, Miguel Alzate y Enrique 'Blue' Martínez tuvo que enfrentarse a la partida de su vocalista soviético. Su segundo disco, llamado a sellar con consagración como estrellas nacionales del rock se abrió con este 'Deep cut', muy a la manera de Rush. Aunque no fue un éxito comercial, marca un punto interesante en la historia de nuestro rock, a ritmo progresivo.

    27. Mundo de imágenes - Banda Nueva


    Juan Carrillo (una de las voces más dulces de nuestro rock) fue el autor de esta canción, dedicada a quienes, a través de artilugios escapistas pretenden sustraerse al mundo circundante. Una magnífica melodía, buenas armonías vocales y el hecho de haber sido un éxito radial en 1974 la convierten en pieza fundamental de este cuadro de honor.


    28. María - Compañía Ilimitada



    María es el resultado de un pleito amistoso entre tres ex alumnos del Gimnasio Moderno. Para 1984, el poeta y financiero Gonzalo Mallarino, hoy una de las figuras prominentes de la narrativa en el país y gran fabulador de Bogotá esperaba su primera hija, María. Juancho Pulido y Piyo Jaramillo se tardaron demasiado en visitar a su ex condiscípulo, quien en tono de sorna les reclamó. A manera de desagravio ambos llegaron a su casa con esta canción, clásico contenido en el sencillo 'El año del fuego', primera incursión discográfica de un dúo que antes fue grupo.

    29. Sueñas, quieres, dices - Génesis



    "Llévales flores y meditación a los que están muriendo de inanición" dice Humberto Monroy en la primera canción de tendencias autocríticas ante los ideales -muchas veces ingenuos- de la comunidad hippie. La canción -con un brillante uso de escalas cromáticas- toma distancia de las proclamas naíf de años anteriores, y demuestra la versatilidad de Monroy como letrista.

    30. Latino - Harold
     

    A Harold se le recuerda -en primer término- como uno de los grandes representantes de la llamada 'nueva ola' colombiana y como miembro prominente del grupo de artistas de Estudio 15. Otros, más jóvenes, hablan de él como el estupendo creador de música publicitaria que siempre ha sido. Sin embargo 'Evolución', álbum al que pertenece 'Latino' nos muestra su más espléndida, y al mismo tiempo menos conocida faceta. Funk grabado a 2.600 metros de altura, con fuerte presencia de vientos, y no pocas incursiones experimentales.

    31. Los porcinos - Sociedad Anónima



    Agobiado por las presiones de algunos de los representantes de la aristocracia bogotana radicados en Villa de Leyva, a su vez descontentos con las conductas díscolas de Carlos Posada en sus viajes a tan pacífico remanso, éste decidió escribir 'Los porcinos'. La canción crítica la muy colombiana proclividad al chismorreo, desplegada con largueza por muchos de nuestros compatriotas.

    32. Cinco pistolas - Mario Duarte


    Tal vez animado por su creciente popularidad, debida a incursiones actorales en la popular telenovela 'Yo soy Betty... la fea', el talentoso músico cartagenero se decidió a iniciar con firmeza una carrera como solista. El álbum recibió buenas críticas, pero a la vez contó con discreta divulgación. Años más tarde, su utilización para la banda sonora de la película 'El carro', le permitió disfrutar de la vitrina que siempre mereció. 'Golpe de ala' (título del disco y de una de sus canciones) nos deja como recuerdo esta brillante canción, en muchos sentidos superior a las ejecutorias de Duarte con La Derecha (mucho más famosas).

    33. Bam - Doctor Krápula


    Con inusual constancia y destacable éxito, Doctor Krápula pertenece a la generación de bandas bogotanas surgidas con el siglo XXI. Su popularidad, debida en gran parte al carismático temperamento del vocalista Mario Muñoz, los convirtió en protagonistas de una trayectoria ascendente con relativa repercusión internacional y les mantiene con vida después de una década, algo inusual en lo que a rock bogotano respecta. 'Bam', una proclama onomatopéyica anti-violencia, es -si bien no su mejor canción- por lo menos una de las más populares.

    34. The train kept a rollin' - Time Machine


    Yamel Uribe, Roberto Fiorilli, Óscar Lasprilla y Fernando Córdoba (todos ellos ex miembros de bandas importantes al comienzo de los 60 del siglo XX) se unieron para conformar uno de los mejores ensambles musicales de su momento. Triste es decirlo, nos quedan tan sólo cuatro canciones, prensadas por Disco 15, como testimonio de sus afortunadas incursiones en el circuito bogotano de bares de entonces. Su mayor mérito consistió, tal vez, en la selección de un repertorio bastante más atrevido que el de sus contemporáneos. Su versión de este 'standard' del jazz (más conocido quizá en interpretación de los Yardbirds) lo dice todo.

    35. Mi verdad - Ex3


    A comienzos de los 90 del siglo XX un grupo de veteranos se reunieron (ya habían estado tocando juntos a comienzos del siglo XX bajo el mismo nombre) para grabar este éxito, de altísimo impacto en la radio de entonces. Chucho Merchán hizo las veces de productor de un álbum cuyas ventas, como suele ocurrir, no se acomidieron con la calidad de los músicos responsables de su manufactura. La voz de Rubén Morales, su vocalista, ya era bien conocida de todos por sus frecuentes apariciones en música publicitaria. Nombres como el de Blu Martínez, Alexei Restrepo, Iván Sotomayor y Nacho Pilonieta deben, sin duda, son dignos de un lugar prominente en la historia de nuestro rock.

    36. Cali es Cali - Odio a Botero


    Ocurrente candidato a la presidencia de la República, ciudadano emérito del Estado de Orland, posmoderno Gabriel Antonio Goyeneche Corredor, René Segura es una de las figuras más polémicas y queridas del rock hecho en Bogotá. La voz 'paila' de la banda, cómo ellos mismos la denominaron, y Carolina Cantor (la melodiosa), fueron por años la base para una de las más populares agrupaciones representantes del punk en la ciudad. Lo anterior, por supuesto, gracias a la presencia tutelar de figuras como el entrañable Reggae Man y el Señor Plátano.


    37. Los desertores - Pasaporte


    Una estupenda balada, con un magnífico trabajo vocal de Elsa Riveros, fueron el colofón para un disco al que la historia recordará por tres o cuatro canciones, por su considerable volumen de ventas y por haber sido el prólogo a una carrera que, por la misma esterilidad del entorno, se quedó al comienzo del camino. Produce nostalgia el pensar qué habría sido de nuestro pop-rock si el entusiasmo de aquel 1988 se hubiera mantenido, y no hay nada mejor que "la gloria de los desertores" para recordarlo.


    38. La payola de Los Marinillos - Troller y Arias



    "Si no pagan el millón no les pegó la canción en la nueva programación de mi radioestación". Esta sentencia -tan certera como dolorosa- a ritmo de trova paisa, es, hasta el día de hoy, la más pura forma de denuncia jamás ejercida por músico alguno alrededor de la tiranía de los programadores de emisoras. Con una mano siempre lista para fustigar al artista y la otra dispuesta a recibir sobornos a cambio de incluir una canción en el repertorio de las estaciones de radio a su cargo. 'La payola de Los Marinillos', buena oportunidad para oír a dos miembros de la más pura raigambre cachaca impostando el acento antioqueño, hace reír y llorar.


    39. Redes rojas - Catedral


    Durante los 90 del siglo XX fueron muchos los músicos bogotanos ilusionados con el advenimiento de una nueva era para nuestro rock. Con demasiados "volver a comenzar" y abundantes "ahora sí" la escena parecía vislumbrar por fin un futuro venturoso. La proliferación de bandas, la abundancia de ofertas en materia de bares, la siempre providente opción de lanzar discos independientes y la existencia de nuevos medios, tales como la Frecuencia Joven de la Radiodifusora Nacional de Colombia, en los 99-1 del FM, daban motivos para pensarlo. '4 canales', un programa creado y dirigido por el gran Héctor Mora Junior fue quizá el producto más depurado de esta aparente revolución. 'Redes rojas', canción de catedral producida por el omnipresente José Gandour, fue su marca de identidad por varios años.

    40. Mamá - Génesis


    "En el cuarto, debajo de la cama, hay dos átomos jugando...". Este verso, tan contundente como alucinado, dispuesto al comienzo de 'Mamá' es el resultado de la unión del talento vocal e instrumental de Humberto Monroy con los versos de Sibius, poeta nadaísta allegado a algunos de los más importantes músicos de la época. Esperaban a Génesis excelentes episodios creativos, 'Mamá', primer corte del álbum 'Adios', fue el mejor prólogo para esta historia de leyenda que comenzaba a escribirse.


    41. Candelaria - Distrito




    Pocos vecindarios en Bogotá con nombres tan pintorescos como el de La Candelaria. La canción (dice el saber popular, fue dedicada a una abuena con ese nombre, y no al barrio). Como sea, y de regreso a la asociación libre, los 90 del siglo XX, poco antes de que sus calles comenzaran a verse manoseadas (o mejor aún, pisoteadas por las hordas de mamertoides, chocolocos, estudiantes bebedores de Moscatos Passitos y falsos artistas de vanguardia que hoy amenazan con provocar su ruina) los miembros de Distrito decidieron tañer unas notas en su honor. La banda ya era harto conocida en la ciudad por cuenta de su febril actividad en distintos escenarios de la ciudad y por su relativamente éxitos D. E. Mentes (antes de renunciar al sufijo 'especial'). El reciente éxito de Carlos Vives y sus 'Clásicos de la provincia' en Sonolux, le permitieron soñar con que su nombre y el de su sello Gaira, habrían de servir de plataforma para otros talentos. Si bien esto no correspondió a las expectativas, lo cierto es que Gaira dejó tras de sí producciones verdaderamente memorables, tales como 'Documento' álbum de donde se extrae este corte, a ritmo de bambuco.


    42. Londres - Carlos Vives


    Con motivo del aniversario número 20 del surgimiento de la legendaria agrupación Hora Local se programó la grabación de un álbum tributo, firmado por nombres tan heterogéneos como los de Pornomotora, Nawal y Odio a Botero interpretando versiones de sus clásicos. El disco, rebosante de sorpresas, cuenta con el atractivo adicional de mostrarnos la faceta rockera del gran Carlos Vives, desconocida para la mayoría del país, embebido en gotas frías y alicias adoradas.


    43. La gran feria - Banda Nueva


    Al comienzo de alguno de los ensayos para lo que habría de ser el primer disco de la Banda Nueva, llevados a cabo en la casa del pianista Orlando Betancourt, sus tres compañeros de aventuras lo sorprendieron tocando una pieza del húngaro Béla Bartók, tan extraña como su título. En forma espontánea se le fueron sumando, tal vez alentados por el reto de subvertir la estructura de esta canción para transformarla en una pieza de rock, con amalgamas, cambios de tempo y una destacable muestra de las virtudes de Betancourt al teclado y de Jaime Córdoba como percusionista. 'La gran feria', en versión de la Banda Nueva, terminó por dar título a su único álbum y aún en la actualidad puede ser, tal vez, la pieza instrumental mejor concebida en la historia del rock bogotano y nacional.


    44. Altísimo - Héctor Buitrago


    'Conhéctor' fue el ingenioso nombre conferido por Buitrago a su primer trabajo como solista, un proyecto ingenioso en el que decidió rodearse de cofrades talentosos. Algunos de los miembros de la 'nómina de ensueño' estuvieron Álex Ubago, Julieta Venegas y Andrea Echeverri, por supuesto. 'Altísimo' la historia del viaje de un ave por el espacio aéreo bogotano es, junto con 'Buses a todos los barrios', una de las dos mejores piezas dedicadas a los vecindarios de la ciudad.

    45. La chica de Chernobyl - Hora Local


    "Desde Kiev hasta Choachí", dice uno de los versos de esta obra, representante máxima de la escena subterránea de Bogotá en aquellos finales 80. Prensado bajo el sello independiente Roxy, responsable también del 'Chapinero Gaitanista' y del único álbum de los Necro Nerds, con la producción de Many Moure, se trata de una de las producciones más serias de nuestro rock en esta década, más recordada por otros proyectos con mayor fortuna radial y menos ambición musical.


    46. Mi gran, loco y dulce amor - Lukas


    Algunos puristas no reconocerán en Lukas a un verdadero cultor del rock hecho en Bogotá. Error fatal aquel de trazar linderos acerca de un organismo tan intangible y cambiante como la música en cuestión. Luis Carlos Osorio, un caleño de buen ver, con barba jesucristiana y voz particular, bajo la tutela de Armando Plata Camacho y de la mano de músicos como el infaltable Camilo Ferrans. Buen uso de teclados en un país inmune a la influencia benefactora del new wave.


    47. Nada me obliga - La Pestilencia


    'Productos desaparecidos' es, sin duda, el más depurado de los muchos hijos concebidos por esta agrupación de culto, a la cabeza del gran Dilson Díaz. Si bien podrían existir disputas entre Medellín y Bogotá debido a la nacionalidad del conjunto, 'Nada me obliga' tiene un lugar indiscutible dentro del repertorio de clásicos de nuestra música, una muestra de que un gran productor sumado a una banda con oficio pueden obrar prodigios. 


    48. La carta - Los Flippers



    Ferdie Fernández es, sin duda, uno de los más inventivos compositores de la primera fase del rock hecho en Bogotá. Por alguna razón las grabaciones de Los Flippers, en términos técnicos resaltan por su calidad superior a las de la mayoría de sus contemporáneos. La carta es una buena muestra del talento de estos jóvenes prodigio.


    49. Detesto el new wave - Los Necro Nerds


    Este álbum de culto -escaso, y jamás divulgado en forma masiva por las vías convencionales- es la piedra angular del movimiento 'underground' en la Bogotá de los finales 80 y los primeros 90 del siglo XX. Con la libertad de acción que presupone el hecho de andar por la vida despojado de pretensiones económicas. Esta canción, en muchos sentidos, es una declaración cómica de repudio por quienes creen encontrarse en un estadio superior de conocimientos por el simple hecho de tener acceso a música poco común. Su sonido es, tal vez, el más europeo de cuantos han conseguido cocinarse en las toldas muiscas.


    50. Esto no es Madrid - Hotel Regina y la Orquesta Sinfónica de Chapinero

    "Fui a por un Picasso y me empacaron un Botero. Entré al Museo del Prado y era la casa del Florero" es el verso inicial de este paralelo entre la capital ibérica y la colombiana, a ritmo de punk. Pocos proyectos tan bogotanos como esta especie de collage musical dedicado por entero a la ciudad y surgida de las mentes de un par de bogotanos inquietos, viejos amigos desde sus tiempos de estudiantes en el colegio Helvetia, y autores del renombrado 'Chapinero Telegraph' una publicación 'underground' de espíritu satírico.


    51. Espías malignos - Darkness


    Darkness, justos ganadores de un concurso para la promoción de talentos emergentes organizado por Coca-Cola fueron en parte responsables del crecimiento del thrash metal en Bogotá. Su primer disco, prensado en formato vinilo y grabado en días festivos tiene una historia interesante. Auspiciados por el legendario Dr. Rock y su almacén La Rockola (desaparecido establecimiento en el que muchos fanáticos del género se guarecieron, en busca de calor y consejos) consiguieron gestionar el uso de los también desaparecidos estudios HN en fechas no hábiles. Como recompensa para Darkness -hijos célebres de la casi bogotana Soacha- para el Dr. Rock y para el género quedó esta pieza quintaescencial a la que muchos recuerdan también por su llamativo diseño de portada.


    52. En el bus - Cascabel


    Juan José es un pobre bogotano sometido a los diarios avatares del transporte público en la ciudad. Un constante "oiga: eche pa' atrás" es el leitmotiv de esta lastimera y graciosa canción, fruto del genio creativo de personajes como Mario García y de la prodigiosa voz de Charlie Cardona. Cascabel firmó con la CBS, hecho que según testimonios del mismo García incidió de forma negativa en el control creativo de sus producciones discográficas.
     

    53. Marlohábil - Confucia de Arco


    Refrescante saber que en medio de un entorno estéril en materia de buenos vocalistas surgiera -contra todo pronóstico- una figura como la de Andrés Restrepo, una excepción en el más completo y gratificante sentido del concepto. Por esta época parecía como si los cantantes bogotanos de rock escogieran su oficio por descarte, al no ser diestros en el manejo de instrumento alguno. Restrepo, con sobradas virtudes vocales, demostró que ello -por fortuna- no siempre ocurría. El sonoro neologismo Marlohábil, una especie de cadáver exquisito conformado por silabas extractadas de nombres de peluquerías estará por siempre ligado a la historia reciente de nuestro rock.


    54. Ojalá - Morfonia


    La Bogotá de los 90 del siglo XX era -en muchos sentidos- bastante diferente de la de 2011. Bares como Kalimán y Las Moskas, y escenarios como los Sótanos de la Jiménez y el Auditorio La Calleja veían salir y entrar a innumerables bandas, en modo alguno emparentadas con sus antecesoras de la década anterior. Audio 8, sala de grabación de propiedad del buen Ricardo Rodríguez, fue teatro de operaciones en el que muchos de estos momentos fueron inmortalizados. Para fortuna de nuestro rock la suerte escogió a esta
    'casa estudio', en donde se cocinaron varias obras importantes de aquel entonces con limitados recursos, y a fuerza de recursividad, sobre todo debidos a la presencia de un buen ingeniero de sonido. 'Ojalá', tal como está registrada aquí, fue grabada en el mencionado Auditorio, el 3 de abril de 1997 y pertenece al álbum 'Morfonia en vivo'.


    55. New York 1990 - Lukas


    Una profecía apocalíptica en la voz de un iluminado. Lukas, un místico en todo el sentido de la expresión, sorprendió con esta canción, un juicio anticipado a lo que habría de ocurrir con la civilización a la hora de ajustar cuentas con el resto del universo. Unos hombrecitos de color azul celeste hacen su arribo, en medio de un entorno enrarecido. Vienen vientos y teclados, y el mundo jamás vuelve a ser igual.


    56. Ni con plegarias - Pasaporte


    Pese al éxito del primer disco de Pasaporte -sólo equiparable en ventas al 'Contacto' de Compañía Ilimitada- los ejecutivos de Sonolux seguían siendo timoratos a la hora de apostarle con más fuerza al segundo prensaje de esta talentosa agrupación bogotana. Conscientes de que la autogestión era la única forma de sobreaguar en un medio estéril, por idea de Pablo Tedeschi, y con recursos propios, los miembros de la banda importaron desde Argentina al gran Cachorro López, quien permaneció durante más de un mes en las instalaciones de Ingesón para producir lo que más adelante sería bautizado como 'Un día X'. 'Ni con plegarias', su primer sencillo, surgió impulsado por una fuerte campaña de expectativa y por los mejores augurios. No obstante, la canción, cuya calidad -como es usual- habría merecido mejor fortuna, no correspondió a su evidente calidad. Entre las muchas razones para explicarlo puede apelarse al angustiante clima de violencia surgido en la Bogotá de 1989. Para los fanáticos de Andrés Calamaro 'Un día X' contiene 'Lejos de aquí' una curiosa pieza escrita por él -según cuenta la 'petit histoire'- en cinco minutos, e interpretada a dúo con Elsa Riveros .


    57. Te olvidaré - Los Speakers


    Bastante más recursivos y maduros instrumentalmente que en sus álbumes anteriores, 'Los Speakers' álbum homónimo, lanzado por la banda en 1967, marca una nueva dirección en su trayectoria. El disco está conformado en su totalidad por composiciones originales. 'Te olvidaré' es, quizá, la más salvaje de las canciones lanzadas en dicho larga duración, notable por los perceptibles avances de cada uno en su posición de ejecutores. De destacar el fugaz fichaje de Óscar Lasprilla en la formación de un grupo afectado por constantes cambios en su alineación.


    58. Bogotá - Pala


    Importada desde Medellín nos viene esta joya de la nueva canción colombiana en la voz de uno de sus más versátiles e ingeniosos intérpretes y compositores contemporáneos. Aparte de la estupenda poesía presente en su letra, es de destacarse el hecho de que 'Bogotá' sea un reflejo cariñoso, despojado de prejuicios, procedente de la mirada sensible de un antioqueño. Una buena creación que sin duda habrá de ganarse un lugar en la antología de composiciones dedicadas a la ciudad, mérito absolutamente imputable a Carlos Alberto Palacio Lopera.


    59. Déjame - Carpe Diem


    "Fiesta privada, música duro... ¿qué tiene de malo?". 'Subterránica' un compilado de canciones creadas por un 'pool' heterogéneo de artistas de mediados de los 90 del siglo XX es, tal vez, el más fiel testimonio de la forma cómo sonaba el rock hecho en Bogotá, por aquel entonces. Carpe Diem fue una de las bandas convocadas para tan noble fin, llevado a cabo bajo la batuta de Discos MTM. 'Déjame', por su parte, fue uno de los himnos libertarios de ese estupendo programa llamado 'Cuatro canales', uno de los grandes responsables de atizar el fuego del fenómeno.


    60. El beat de mi corazón - Ciegossordomudos


    Ciegossordomudos, otro proyecto surgido dentro de la fragua de iniciativas de la prolífica década de los 90, conformado por el trinomio Alejandro Gomes-Cáceres, Jota García y el infaltable Pablo Bernal, tuvo su mejor momento varios años después de su aparición. 'El beat de mi corazón', uno de los cortes de su álbum de relanzamiento 'En paz', alcanzó destacable grado de rotación en el MTV Latino y demostró que la veteranía vale por sí sola.


    61. Empleada erótica - La Rebeca


    Canción que prevalece en la memoria debido sobre todo a su inclusión en el compilado 'Subterránica', hito de una era que debió haber prevalecido por algún tiempo más. La Rebeca, otro de los emblemas de la década de los 90, esta vez con nombre de escultura, hace un muy morboso y cómico homenaje a ciertas agraciadas trabajadoras del servicio doméstico y su capacidad de despertar impulsos libidinosos en el sistema hormonal de algunos adolescentes de barrio. Un interludio curioso hace de esta composición una pieza maestra del humorismo musical.


    62. Hari Hari - Cocoa


    Poco se sabe acerca de este proyecto cuyo único sencillo, sin embargo, alcanzó cierta rotación en la radio AM de aquel entonces. Los finales 70 y los tempranos 80 del siglo XX fueron -al menos en volumen de producción- años de sequía para el rock hecho en Bogotá. No obstante, a pesar de las evidentes posibilidades de no tener éxito, Cocoa se atrevió con este sencillo del que hoy poco se recuerda, pero que aun así merece ser recordado por su osada aparición en momentos de sequía.


    63. El limbo rock - Los Daro Jets


    Meritorio trabajo el de esta banda, por regla general ignorada en reseñas y recuentos, superando sin problema la versión original del Gran Chubby Checker. No deja de resultar paradójico que uno de los primeros discos de rock and roll y twist grabados en el país cuente con un concepto de producción mucho más sólido que el de muchos de aquellos que le sucedieron décadas después.


    64. El blues del bus - Banda Nueva


    Inspirado, al igual que su contemporáneo Mario García, en el diario avatar de los usuarios frecuentes del servicio de autobuses en la ciudad, Banda Nueva aparece de nuevo en este listado, lo que la convierte, con indiscutibles méritos en la agrupación con mayor número de canciones pertenecientes a un solo disco, de entre todas las convocadas a este listado. A ritmo de blues, Jaime Córdoba escribió esta sátira, tan vigente en aquel entonces como hoy.


    65. Oda a la gente mediocre - Los Speakers


    Aparte del mérito de haber sumergido en un viaje psicodélico a toda una generación, con el respaldo químico de una inocente pastilla de Minichiclets Adams, a Los Speakers debe reconocérseles la capacidad de evolucionar a velocidades inusuales. 'Oda a la gente mediocre' es la prueba audible de que unos jóvenes, inscritos en el extracomercial estereotipo de los jóvenes 'go go' podían ser ambiciosos a la hora de hacer música.


    66. Cajas de cartón - Alerta Roja


    Más de 20 años después de su surgimiento (no del todo consumado hasta la fecha), es triste aunque muy cierto afirmar que el sonido de las producciones colombianas (salvo no más de cinco excepciones) estaba muy por debajo de sus similares en los mercados más competitivos de América Latina (léase México y Argentina). Alerta Roja, agrupación conformada por Iván Correa, Iván Sotomayor, Pablo Bernal y Manuel Escobar (todos ellos artistas con credenciales serias) se unieron para la grabación de este disco, cuya ingeniería de sonido corre por cuenta de Alfonso Abril (veterano guerrero de muchas batallas desde los 60). La intención, por ausencia de recursos técnicos, termina quedándose por encima del resultado. No obstante 'Cajas de cartón' sigue siendo un buen reflejo de mediana conciencia social en medio de las banalidades de su década.


    67. Soy así y qué - Los Streaks


    Con un solo álbum a su favor y el escepticismo de una época en su contra, bien puede hoy decirse que Los Streaks fueron un proyecto incomprendido. La 'Operación a go-go' fue -como fácil es diagnosticarlo a posteriori- una idea descabellada para su época. No obstante, esta declaración de independencia pertenece hoy, alegre y orgullosamente, a esa extraña especie de cosas que mejoran al envejecer.


    68. Cara de acuarela - Los Pelukas


    El mérito de esta rareza, nunca incluida dentro de los cánones oficiales de nuestro rock (si es que algo como ello puede existir dentro de una escena tan incipiente) es haberse adelantado al menos por 13 años a lo que más adelante se convertiría en un fenómeno mundial. Filtrado por los oídos castos de un purista, en 1964, la calidad del álbum es, a todas luces, discutible. No obstante, una mirada más suspicaz nos hará pensar en este trabajo como una curiosa muestra del protopunk colombiano. Latinoamérica entera se demoraría una década más en alcanzar este techo.


    69. Polikarpa y sus viciosas - Puta podrida


    En un listado afligido (como muchas fiestas bogotanas) por la desmesurada proporción de público masculino -en paradójico y triste contraste con la carencia de población femenina- resulta refrescante encontrarse con este trío de hacedoras de buen punk. Con letras contestatarias y un sonido contundente, 'Puta podrida' hace un eficaz inventario de denuestos. Los dos minutos mejor aprovechados en la historia de nuestro rock.


    70. Florecita rockera - Aterciopelados


    Después del inesperado éxito de 'Con el corazón en la mano' y ya convertidos por la fuerza de los hechos en músicos profesionales, un puñado de seguidores se mantenía expectante acerca de cuál habría de ser la dirección tomada por Aterciopelados como figuras de la canción popular. 'El Dorado' (1995) fue una respuesta satisfactoria a quienes se preguntaban si esta banda, cuyos inicios se remontaban a la escena subterránea de la ciudad en la década anterior, podría ser capaz de navegar en aguas internacionales. 'Florecita rockera' supo mantener el alto rango de prestigio alcanzado con 'Bolero falaz'.


    71. La calle - Compañía Ilimitada


    Esta composición, con el aroma de los cafés dispuestos en la acera de la carrera 15, entre calles 82 y 85, fiel reflejo de la Bogotá de mediados de los 80 del siglo XX, no fue escrita en Bogotá. Surgió de una improvisación de Juancho Pulido en el piano, después de una presentación nunca llevada a cabo (por ausencia de público) en el Museo del Castillo de Medellín. Se convirtió en el primer sencillo del álbum 'Contacto', responsable en gran parte de despejar el terreno para que el mal llamado 'rock en español' aterrizara sobre suelo bogotano, en aquel legendario y ya casi olvidado 1988.


    72. Musa - Delavil


    Víctor Rondón (miembro en su natal Ibagué de diversos ensambles folclóricos), Daniel Restrepo (Marlohábil) y Guillermo Morales (Yuri Gagarin), pusieron su veteranía al servicio de este trinomio del que se recuerda a 'Musa' como uno de sus más ingeniosos momentos. Una letra triste, un potente 'riff' de guitarra y un magnífico video, de notoria rotación en MTV hicieron de ésta una de las canciones más representativas de la primera década del siglo XX.


    73. Cuando me muera - Humberto Monroy


    Posiblemente durante la más hippie de sus fases, el popular Humo hizo su contribución personal al mundo de las canciones dedicadas al día del fallecimiento propio. Una magnífica y optimista pieza, resultante de este extraño proyecto, prensado para Codiscos, único trabajo en solitario de Humberto Monroy en toda su carrera.

    74. Cuchipe - Los Daro Boys


    Cuenta la leyenda que alguna vez, en 1963, doña Cecilia Fernández de Soto -directora del Teatro Colón- recibió la visita del empresario Simon Daro Dawidowicz, quien venía a pedirle autorización para presentar a "sus muchachos" en el sagrado recinto. Doña Cecilia descartó de plano la posibilidad, pues la idea de profanar dichos predios con sonidos de rock and roll le parecía digna de un demente. El señor Daro -que era coleccionista de arte- insistió, argumentando que, de autorizar la presentación de sus Daro Boys, él estaría dispuesto a donar un busto de Beethoven al Teatro. Gracias a ese inocente soborno nos queda un espléndido álbum en vivo, del que sobrevive esta curiosa versión del clásico 'Cuchipe', parte de cuya letra fue traducida al francés.

    75. Cachipay - Los Electrónicos


    Casi todos los instrumentistas profesionales de la escena rock en los 60 del siglo XX, una vez apaciguado el entusiasmo comercial de la década y carentes de plazas laborales, tuvieron que buscarse una vida como músicos de sesión al comienzo de los 70. Congregados en los pasillos de Ingesón, durante una pausa como acompañantes de Ana y Jaime, Miguel Drezner (gerente del estudio) y Roberto Fiorilli discutían acerca del poco impacto de la música tradicional colombiana en los jóvenes. Con este interrogante cómo motivación Fiorilli y algunos otros músicos más emprendieron la labor de grabar este disco, prensado para Phillips, con versiones contemporáneas de números clásicos del repertorio colombiano. 'Cachipai' destaca por su inventiva y originalidad.

    76. Ciudad dura - Los Flippers


    Los finales 60 y tempranos 70 del siglo XX fueron años de cambio en el espíritu y la alineación de Los Flippers, desestabilizados por deserciones de integrantes importantes y mantenidos con viva gracias a la persistencia de Arturo Astudillo y de otros aliados de ocasión. 'Ciudad dura', en la misma línea de 'Mi parque' - canción dedicada a la decadencia experimentada por el famoso Parque de la 60- al finalizar la década, es una queja graciosa en contra de la mecanización en la que un individuo se ve sumido en el contexto de una urbe moderna. Resalta el manejo de vientos y la estupenda voz de Charlie Cardona.

    77. Viaje 2 - Siglo Cero


    Enmarcado en el legendario Festival de la Vida (debido en gran parte a los profesionales y eficaces oficios de la espléndida Tania Moreno), el álbum 'Latinoamérica' única producción del proyecto Siglo 0, una reunión de músicos reconocidos trabajando bajo la premisa de improvisar, contiene sólo tres cortes. Dos de ellos surgen de dinámicas 'ad libitum', grabadas en vivo, como testimonio del festival mismo. El restante es una lectura de un poema de Sibius, poeta nadaísta allegado -como se ha visto- a la escena rock de entonces.


    78. Abran fuego - The Mills


    Tras el relativo éxito generado por el fenómeno The Hall Effect, Bako, un publicista en sus tardíos 20 se decidió a congregar a alguno músicos de edades diversas, con el noble fin de emular las proezas de algunos de sus ídolos británicos (léase U2). Con dicho fin, el talentoso vocalista, estableció contacto con Charry (genio creativo de The Hall Effect), quien serviría de productor para el primer trabajo de lo que llegaría a denominarse The Mills. El hecho de que 'Abran fuego' sea interpretada en castellano hace de esta canción una pieza atípica en la historia de la banda, a la que debe reconocérsele contar con un espectáculo impecablemente producido. Su letra -muy oportuna para el país- le asegura un lugar en este listado.

    79. Long tall shorty - The Wallflower Complextion


    Es muy probable que los primeros reflejos de blues en Bogotá, mucho antes de los miércoles en Crab's Bar, llevados a cabo 30 años más tarde, se deban al ingenio de esta agrupación, integrada por los hermanos Fred y Rick Sampson, Chris Cryzs, y Glen Baca, cuatro norteamericanos radicados en la ciudad, con su centro de operaciones localizado en el entonces residencial y solariego barrio de El Chicó. Dicen quienes estuvieron presentes en los duelos 'a go-go' de entonces, que los Wallflower Complextion (con una T incluida en su nombre, por error del diseñador de la carátula) superaban con facilidad a cualquiera de las bandas locales, situación debida, tal vez, al hecho de llevar el rock and roll en la sangre.


    80. I got my mojo workin' - The Black Cat Bone

    Un viejo clásico del blues, popularizado por la versión de Muddy Waters, por allá en 1957, sirvió como pretexto para la realización de un video de carretera, grabado en los Andes colombianos, pero ambientado en Norteamérica. Su creciente actividad en distintos establecimientos de la ciudad y el guiño positivo del que fueron beneficiarios por cuenta de la radio juvenil comercial, además de su innegable calidad, hicieron de TBCB, una de las bandas más recordadas de la década inicial del siglo XXI en la ciudad.


    81. For your love - Los Young Beats


    Grabar una canción de los Yardbirds en medio de la banalización de la que fuera objeto la escena bogotana a mediados de los 60 del siglo XX, por cuenta de los inexpertos mercaderes del género, no es de poco mérito. Al revisar con cuidado la escogencia del repertorio interpretado por los Young Beats en el álbum 'Ellos están cambiando los tiempos', resulta muy evidente que sus intenciones rebasaban a las del promedio. No deja de ser cómico el imaginar cómo estos jóvenes imberbes consiguieron burlar a los directivos de Discos Bambuco en su afán por imponerles a Santander Díaz (quien mucho sabía de música pero poco de rock and roll) como productor.


    82. El valle de los árboles rojos - Humberto Monroy


    El único álbum solista de aquel a quien con indiscutibles méritos y ya fallecido se ganó el honor de figurar en este listado, haciendo parte de seis proyectos distintos, es -quizá su mejor autobiografía, resultado de sus cada vez más radicales excursiones místicas. 'Sol y luna' (1976) es un disco de carácter intimista, tocado por las habilidosas manos de Orlando Betancourt, quien funge como productor, arreglista y teclista.


    83. París - Los Necro Nerds


    Si hay alguna banda que amerite ser considerada como representante de la escena subterránea de la ciudad al término de la década de los 80 y al comienzo de la de los 90 del siglo XX ésta son Los Necro Nerds. La dulce voz de Simone Balmer, y la participación de Gabriel Madero, Fernando Muñoz Botero y Gonzalo de Sagarmínaga, encontró en aquel crisol independiente de Discos Roxy, el pretexto ideal para relatar la consabida historia de una mujer de aspiraciones, radicada en los perniciosos fondos de la capital francesa.


    84. Por la mañana - Los Speakers


    Desde el lanzamiento de su penúltimo álbum, 'Los Speakers', de 1967, conformado en su totalidad por composiciones originales, ya se iba haciendo claro que los miembros de esta banda (sometida a distintas deserciones y a nuevos fichajes) había adoptado la determinación consciente de alejarse del estereotipo de los ídolos adolescentes del momento. Bigotes, extravagancias en el vestir y aires seudointelectuales fueron el comienzo de la que fuera al mismo tiempo su más prolífica y corta etapa. Este corte, con la responsabilidad a cuestas de abrir el legendario 'Maravilloso mundo de Ingesón', de 1968, es una estupenda muestra de la dirección creativa que habría de tomar el español Rodrigo García en años posteriores, muy embebido en devolverse varios siglos para explorar los aires renacentistas.


    85. Pérez Prado - Charconautas


    "En la noche hay fantasmas que espantan. Que te embalan". Traviesos navegantes de charcos. Creadores de canciones con nombres propios de individuos a las que muchos recuerdan. Una era 'Plácido Domingo'. La otra se llamaba 'Pérez Prado'. Una voz polémica, letras disparatadas y cierta dosis de excentricidad presente en sus composiciones fueron las claves de estos protagonistas de la movida noventera bogotana.


    86. El caimán - The Wallflower Complextion


    Aparte de los atrevidos intentos de fusión iniciados unos años atrás por los Daro Boys -precursores nunca del todo reconocidos del movimiento en la ciudad- es más que anecdótico el encontrarse con unos estudiantes norteamericanos del Nueva Granada, haciendo su muy peculiar versión de este clásico de la música nacional, autoría del gran José María Peñaranda.


    87. Con su soledad - Los Flippers


    La historia, que no dista demasiado de la de 'La bikina', se remite al drama de una dama que se desplaza solitaria por el mundo por causa de un agravio sentimental. Una composición original de Ferdy Fernández (tal vez uno de los más prolíficos creadores en la Colombia de los 60) que da perfecta cuenta de las singulares destrezas de los Flippers como instrumentistas habilidosos.


    88. Bogotá - Distrito Especial


    Durante años los rockeros bogotanos parecieron tener la convicción tácita de que nuestra ciudad capital era demasiado prosaica como para dedicarle canciones. Gracias a la patriótica iniciativa de Distrito Especial (más adelante abreviado a Distrito, pues la constituyente de 1991 cambió las cosas) Bogotá se vio eximida de la deshonra de no contar con una sola pieza de rock grabada a su nombre. Esta obra antológica a ritmo de 'gastrofunk' -término acuñado por los integrantes mismos de la banda para definir su estilo de música- sigue siendo referente obligatorio a la hora de hablar de nuestra ciudad en clave de rock.


    89. Drulos - Ultrágeno


    Entre la onda industrial y el hardcore, la presencia característica de un atípico violín, y la propuesta -irónica cómica y agresiva- de 'Drulos', hizo de esta una de las más creativas invenciones de la banda y una muestra inobjetable de los afanes progresistas de la frustrada ola independiente bogotana de aquellos ya casi lejanos años 90 del siglo XX. Se conoce como drulo al individuo dado al consumo de anfetaminas, ácidos y demás drogas en presentación píldora.


    90. Perro lanudo - Los Ampex



    La canción, que poco se diferencia de muchos de los números versionados de manera masiva por distintas bandas emergentes en la América Latina de los 60 del siglo XX, relata el drama de un joven cuya privacidad íntima al lado de su prometida se ve violentada por las acciones imprudentes de un perro, posiblemente ovejero. Los Ampex -como muchas bandas de aquel momento- carecieron de repertorio propio. No obstante, el ingenio vocal de Yamel Uribe, sumado a la fuerza que transmiten en esta canción, amerita un lugar en la historia de nuestro rock and roll.


    91. Viernes por la noche - Verde 3


    Champi, viejo conocido de las noches bogotanas, por su labor combinada de músico y 'hombre de bares' sumado a Diana Galán, son los cerebros tras este colorido proyecto, una de cuyas canciones sonó con considerable frecuencia en las radios independientes de la ciudad, a mediados de la primera década del siglo XXI. El sonido, atípico en la mayoría de producciones hechas en la ciudad, hace pensar en las muchas jóvenes de pelo tinturado y actitud desenfadada -con ese típico dejo entre lo indiferente, lo despectivo, lo melancólico y lo encantador- que por aquel entonces ornaban los estrechos corredores de lugares como Socorro, El Gabinete y Eje Bar (en algún tiempo rebautizado como Mod).


    92. Al que madruga le da sueño - Banda Nueva


    "No creo que nadie pueda comprender, el por qué salen mal las cosas siempre", comenzaba cantando Gustavo Cáceres, mientras empuñaba un bajo Hofner, que servía de fondo a unos vientos interpretados por músicos que poca relación tenían con el mundo del pop. Inmaculados arreglos de voces terminaban por ambientar esta entretenida pieza, perfectamente ajustada al estilo de la ecléctica 'Gran feria'.


    93. La gafa - Troller y Arias


    Nada más inadecuado para un verdadero bogotano que someterse a los rigores del turismo playero. En esta sátira, a ritmo de merengue -resultado del trabajo a seis manos entre el conocido binomio y Félix Riaño- queda claro que todo cachaco que merezca ser llamado como tal es animal de tierra fría. Elegir un plan vacacional en forma equivocada puede llegar a ser letal.


    94. Violeta - Vietato


    El siglo XXI se inició con un reto adicional para las bandas bogotanas. Tener un CD prensado, dadas las facilidades técnicas para su producción, dejó de ser un lujo para convertirse en una obligación rutinaria. Vietato Fumare (más adelante abreviado a Vietato) nació en un entorno agobiado -o bendecido, si se quiere- por esta premisa. Bien reseñados en 2004 por la desaparecida revista 'Rolling Stone' en su edición Cono Norte, la banda sobrevivió con relativo decoro, pese a haber enfrentado desagradables momentos como la suspensión de su concierto en el marco de la legendaria tormenta de Rock al Parque 2007. 'Violeta', corte inicial de su trabajo del mismo nombre fue quizá su producción mejor lograda.

    95. HM - Pollito Chicken


    Momento memorable en la historia de Rock al Parque cuando, en el marco de su tercera edición, la tarima se vio invadida por las presencias de los miembros de una banda debidamente ataviada con crestas. No nos referimos al clásico peinado distintivo de los punks. Estamos hablando de las características protuberancias de ciertas especies ornitológicas. Sin que muchos lo sepan, 'HM' (extraída de algún MiniDisc, a la usanza de 1997), rebosante de samplers y de pistas semiescondidas, fue una gentil dedicatoria de tan talentosos músicos a ese incansable trabajador de la escena que fue y sigue siendo el gran Héctor Mora Jr.


    96. Amada mía - Tribu 3


    Es más que lamentable que el trabajo de Tribu 3, con sus fusiones latinas y su firme deseo de hacer una música propia de exportación, no haya llegado jamás a los anaqueles de las grandes tiendas de discos. El grupo, cuyo principal gancho era la presencia de Mingo Lewis (percusionista de Carlos Santana y padre de Mateo Lewis -Ratón Pérez-) dejó un buen número de canciones, tristemente olvidadas por las mayorías. 'Amada mía', de la que sobrevive un videoclip, grabado para el programa 'Sábados espectaculares', de Armando Plata Camacho, fue una de ellas.


    97. Aída - La donna e móbile e questa o quella - Los Streaks


    Basta con oír esta canción y con corroborar que su fecha de prensaje original tuvo lugar en 1967 para desmentir a quienes supongan que aquello de poner en simultánea a ópera y rock fue un invento de los progresivos 70, con Freddie Mercury como gran abanderado. La 'Operación a go-go... una idea descabellada' fue sin duda un proyecto ambicioso, no del todo entendido por una audiencia aún inmadura. Su mayor promotor, el músico y locutor Édgar Restrepo Caro, sería el responsable de convencer a Jairo Alfredo Galán de semejante desfachatez. Triste pensar que el destino de Los Streaks terminaría por inclinar su balanza del lado del género tropical.


    98. Perfume atomizante - Yuri Gagarin


    Característica onmipresente en la mayoría de las grabaciones de los 90 del siglo XX era un armónico generado desde el sonido del redoblante de casi todas las bandas del momento. 'Perfume atomizante', obra de una agrupación en principio conocida con el nombre de 'Yuri Gagarin y Los Correcaminos' y luego abreviado, constituye una de las más depuradas muestras de tan singular fenómeno.


    99. Abajo de la 15 - Carlos Reyes y la Killer Band


    Ex integrante de Agony y de The Black Cat Bone, dos nombres para nada desconocidos en el ámbito rock bogotano, y ya maduro, el bajista Carlos Reyes se lanza a la batuta de esta banda, eterna peregrina de la noche en bares y escenarios citadinos. 'Abajo de la 15' es un retrato fiel a ritmo de blues, del paisaje urbano que circunda a una de las más convulsionadas vías capitalinas.


    100. NPI - Por qué o qué


    A ritmo de guascarrilera y blues, ataviados con ruanas, Alejo Monroy, José Rodríguez e Iván Fernández decidieron reinventarse los tradicionales ritmos originarios de la meseta cundiboyacense, con resultados acaso afortunados. 'Por qué o qué' es uno de los disparates mejor logrados en la historia de nuestro rock.

    Por ahora hemos terminado... Como bien lo dijimos, aceptamos correcciones, insultos y sugerencias....

    El Blogotazo en Twitter

    El Blogotazo en Formspring

    Únase al grupo en Facebook de El Blogotazo, aquí


    El Blogotazo
    www.elblogotazo.com
    andres@elblogotazo.com 


  • Entretenimiento

    Test de bogotaneidad para conocedores, parte II

    Siendo las 6 de la tarde del martes 12 de julio de 2011 y tras haberse cerrado el concurso(...)

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

¿Casa-logía?    Uno es lo que es. A los 15 años(...)

2

Hambre

El hambre es más atroz que la muerte misma y ahora(...)

3

“Las personas más felices son las que están ocupadas, porque sus(...)

54 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
  1. Seriamos dos los encaramados señor Ospina! me parece una mierda que ahora todo sea Luis Carlos Galán! si ese man no hizo nada por este país fuera de dejarse matar! sera que entonces el barrio también debe cambiar de nombre…?

  2. Muy buenos recuerdos con las tiendas de música. Infortunadamente ya no quedan muchas y en donde Saúl e incluso en otras discotiendas de la zona, ya no es lo mismo. Muy buen artículo!!!!!

  3. Muy buenos recuerdos con las tiendas de música. Infortunadamente ya no quedan muchas y en donde Saúl e incluso en otras discotiendas de la zona, ya no es lo mismo. Muy buen artículo!!!!!

  4. Muy buenos recuerdos con las tiendas de música. Infortunadamente ya no quedan muchas y en donde Saúl e incluso en otras discotiendas de la zona, ya no es lo mismo. Muy buen artículo!!!!!

  5. El presidente ya no tiene opción…la Corte es última instancia, el presidente ya habia objetado anteriormente la ley y por eso estaba en Corte, ya que el congreso por medio de Simon Gaviria no archivo el proyecto sino que permtió que la corte decidiera. lo único que hay que hacer es una nueva ley que le restituya el nombre, por eso te invitamos a este grupo donde estamos procediendo a proteger el nombre..
    http://www.facebook.com/?sk=2361831622#!/group.php?gid=148080552164

  6. Andrés, pues no sabía que esta era una idea de Simón el Bobito, me pregunto si sus electores (porque hasta donde recuerdo le dieron alta votación) votaron con algún conocimiento de su proyecto político y capacidades, cualesquiera que sean, y no por ser el hijo de César. Qué tristeza, el mismo pueblo unge a sus verdugos, que en la era actual parecen cerrar filas alrededor de la idea de refundar la patria.

    Estoy totalmente de acuerdo con usted, Andrés. Usted no mencionó además los costos (no sólo económicos sino también de reputación aeronaútica internacional y turística) que han venido siendo ventilados recientemente por representantes técnicos de aerocivil. Nombres y marcas van de la mano con una tradición forjada, de la que poco son conscientes los colombianos, pero que internacionalmente tiene un peso enorme y no se rehace de un día para el otro. Ya me había dolido bastante que quitaran la sobria decoración de motivos precolombinos en el pasillo de llegada para cambiarla por los afiches murales de Comcel, pero lo de ahora si es la estocada final.

  7. Politiqueros y camanduleros son una fusión de especuladores mercantilistas; tendría mas sentido llamar al aeropuerto “Rodríguez & González” en honor a los dos apellidos mas comunes en Locombia y si leemos alguito de historia, los Rodríguez y los González fueron gestores de libertad en las cruentas batallas para expulsar a los que ahora son dueños de codensa y todos los casinos. Entonces, mi humilde propuesta es que se determine: ” Aeropuerto Internacional Rodríguez & González ” de Locombia.

  8. Hola todos,lesinformamos que nosotros habiamos recogido firmas para solicitarle al presidente la objeción a la ley el año pasado, elpresidente objeto y de alli paso de nuevo al congreso donde una comisión accidental liderada por Simon gaviria no archivo el proyecto como se solicitaba en la objeción, por eso paso entonces a corte, y la corte decidio a favor. Esta es ultima instancia, ya el presidente debe firmar, lo unico que queda es proponer una nueva ley como sucedio con el nombre de Bogota que se recupero. Por eso los invitamos a este grupo de FACEBOOK donde encontaran toda la historia y donde nos estamos congregando para la nueva causa y legislatura, estamos tras el ponente y ya tenemos algunos candidatos.
    http://www.facebook.com/?sk=2361831622#!/group.php?gid=148080552164

  9. Esto es Genial, imprescindible, el recuerdo y la constataciòn de la historia.
    Aquì se decubre que Lo Daro Boys, fueron en realidad los PRIMEROS en hacer eso que demasiados se “precian” de ser, es decir : Los Primeros en FUSIONAR musica “moderna” con aires Colombianos, todo esto en 1963. Fabuloso !!!! .
    (Por inciso, el baterista de los D.B. es German Chavarriaga?)

  10. Esto es Genial, imprescindible, el recuerdo y la constataciòn de la historia.
    Aquì se decubre que Lo Daro Boys, fueron en realidad los PRIMEROS en hacer eso que demasiados se “precian” de ser, es decir : Los Primeros en FUSIONAR musica “moderna” con aires Colombianos, todo esto en 1963. Fabuloso !!!! .
    (Por inciso, el baterista de los D.B. es German Chavarriaga?)

  11. Esto es Genial, imprescindible, el recuerdo y la constataciòn de la historia.
    Aquì se decubre que Lo Daro Boys, fueron en realidad los PRIMEROS en hacer eso que demasiados se “precian” de ser, es decir : Los Primeros en FUSIONAR musica “moderna” con aires Colombianos, todo esto en 1963. Fabuloso !!!! .
    (Por inciso, el baterista de los D.B. es German Chavarriaga?)

  12. No soy Bogotano pero si me parece una falta de respeto con todo el pueblo Colombiano que nuestros lideres politcos (no todos por fortuna) gasten la energia de su intelecto en proyectos que atropellan nuestra historia, cultura y creencias. Los heroes, ilustres, pensadores o como se quiera denominar a los personajes sobresalientes de nuestra tierra, requieren de reconocimiento en vida o postumo, pero con originalidad y sin pisotear lo bien establecido. El Dorado debe permanecer con su nombre alucinador, trascendente, evocativo y apasionado. El Dorado requiere que los ilustres parlamentarios definan un proyecto para ponerlo a la vanguardia de un terminal aereo acorde a su posicion para el desarrollo que enfrenta America Latina.

  13. Andrés: Muchas gracias por esta nueva y maravillosa entrada.
    Solo una duda. ¿Acaso el edificio Liévano no se encuentra en la carrera 8 entre calles 10 y 11 y no en la carrera 7?

  14. Andrés: Muchas gracias por esta nueva y maravillosa entrada.
    Solo una duda. ¿Acaso el edificio Liévano no se encuentra en la carrera 8 entre calles 10 y 11 y no en la carrera 7?

  15. Andrés: Muchas gracias por esta nueva y maravillosa entrada.
    Solo una duda. ¿Acaso el edificio Liévano no se encuentra en la carrera 8 entre calles 10 y 11 y no en la carrera 7?

  16. Muy buen artículo y más allá de la real connotacion de El Dorado, este nombre ya tiene su significado en la memoria historica de nuestra cultura. No estoy de acuedo en cambiarlo. Ponganle el nombre de Galan a una obra nueva.
    Me gustaria que los que estan leyendo y comentando el articulo nos pongamoe de acuerdo para poner nuestras voces mas alla de este medio y que llegue a oidos que hagan algo al respecto. Claro que si deproooonto me estuvieran leyendo, Simon… no sea pendejo Populista.

  17. Estoy de acuerdo con Andrés, y con todas las voces que protestan en igual sentido, nuestro país y muchos de nuestros coterraneos no sienten agrado por todo aquello que referencie a nuestra historia precolombina, o por lo menos es un hecho reciente, supongo desde que tenemos mayores influencias extranjeras en este mundo cada vez más globalizado, si no como se explica que nuestros premios de televisión ya no se llamen los Bochica de Oro, sino los TV y Novelas, o los nuevos barrios ya no sean Bachué, el mismo Bochica, Quiroga y en vez de estos se prefieran nombres de ciudades europeas como Berlín, Lisboa, Bilbao, Navarra, y no se si peor aún la asiatica Nueva Delhy.
    Pero creo que en este caso no es la verguenza del delfín por su pasado Chibcha (por cierto no más con el termino “Chibchombiano”, es una falta de respeto con nuestros ancestros pues tiene un sentido totalmente peyorativo), si no un acto de la más absoluta lambonería y politiquería que espero no prospere.

  18. Igual el esperpento de cambiar el nombre de un sector tradicinal de la ciudad como SEARS por la presencia sola de un horrible centro comercial-GALERIAS-. Nombre a sabor de plaza de mercado tropical

  19. Absurdo y sin proposito echar abajo un nombre patrimonial de un ícono citadino. Que tal que se propusiese cambiar el nombre del aeropuerto de París Charles de Gaulle, por el de aeropuerto Sarkozy u otro esperpento semejante.

  20. Me parece absurdo lo que pretenden hacer con el cambio de nombre de nuestro aeropuerto. El Dorado es un emblema histórico de nuestra tierra ante el mundo, por favor cojan oficio.

  21. A los que estan dando la idea de cambiar el nombre del aeropuerto deberian c…rucificarlos. El colmo!! pero como en este pais no pasa nada… Logicamente a los señores de Opain les conviene, con eso, cuando cambien el nombre, van a decir que el contrato de modernizacion era de EL DORADO y no del LUIS CARLOS GALAN y por tanto ya no aplica y terminan demandando a la nacion por daños y perjuicios, jajaja es un chiste que se nos puede vover realidad, y quien paga? JUAN PUEBLO!!

  22. totalmente de acuerdo con el autor, se imaginan ustedes a los pilotos diciendo ” voy a aterrrizar en el Luis Carlos Galán ” en vez del sonoro, histórico y simbólico ” El Dorado ” , en estos debates inutiles es que gastan el tiempo nuestros padres de la patria. El emblema de ” El Dorado ” nos evoca toda una leyenda de la cual debemos estar orgullosos todos los Colombianos por lo cual este es un patrimonio cultural que nos pertenece a todos, si bien es cierto que Galan fue una persona importante por todo lo que combatio ya existen sufientes estadios, plazas y barrios con su nombre.

  23. Totalmente identificado con el autor de este artículo, si bien es cierto que Galán fué un político importante, el Dorado y todo lo que ello evoca vienen desde la Conquista invocando todo un mito y que fué inspiración de muchas leyendas, se imaginan a los pilotos voy a aterrizar en el ” Luis Carlos Galán” en vez de decir el ” Dorado ” , realmente una pingada, en esto es que se gastan el tiempo nuestros honorables padres de la patria en debates inutiles.

  24. Es inaceptable este cambio de nombre. Por grande que hubiera podido ser el personaje tragicamente desaparecido o el amor de su familia, El Dorado nos define como Nación y a Bogota como lo que llegara a ser, un Dorado. Las leyendas o realidades históricas indígenas forman parte de nuestro patrimonio cultural que es propiedad de todos los colombianos. El nombre ahora impuesto pertenece a una ilustre familia que ha logrado imponer un Presidente a dedo y tuvo al infortunio de perder a un gran hombre en ciernes que no llego a ser. Con la misma lógica y aun mejor podría llamarse como miles de colombianos sacrificados en medio de la cruel y estéril confrontación que nos acosa o como otros miles que han logrado sobrevivirla.

  25. Totalmente de acuerdo con el autor de este blog. Los politicos de damier, deberían dedicarse a legislar sobre temas de trascendencia para el pueblo colombiano. No al cambio de nombre!!! Para mí, ahora y siempre, seguirá siendo !!!El Dorado!!!!!!

  26. No soy bogotano, pero me identifico ciento por ciento con el autor de este artículo. Es un exabrupto cambiar un nombre tan mágico y melódico por el absurdo de un personaje así haya sido muy importante en la opinión de muchos. ¿Entonces, qué, ahora les va a dar por nombrar ciudadades y lugares con nombres de personas? ¿Entonces por qué no cambiar el nombre de Bogotá por el Jorge Eliecer Gaitán? ¿De dónde es usted? ¡De Jorge Eliecer Gaitán a mucho honor! ¡Qué estupidez!

  27. Marthadepineros

    Totalmente de acuerdo!!! Increible que la familia Galan siga estigmatizando a Don Luis Carlos!!! Dejemos el nombre de nuestro aeropuerto como esta!!!

  28. Cordial Saludo:

    El autor de este tamaño desproposito debe visitar, como mínimo, a un neurocirujano que le ordene una resonancia magnetica por que a lo mejor lo encuentran descerebrado. Totalmente de acuerdo con el columnista y la mayoría de los foristas. Los símbolos de Colombia nos pertenecen a todos sus ciudadanos y no a unos pocos y por eso nos identificamo con el sentir de Bogotá. El aeropuerto de El Dorado es uno de éllos; tiene su carga no sólo de tradición histórica sino emocional para quienes tenemos sentido de pertenencia con el país que nos vió crecer y ser. Galán bien puede ser honrado con una obra que honre su nombre y no con algo que lo haga molesto en la memoria de la gente. Estamos con el nombre de El Dorado por todo los que nos dice: su historicidad, su leyenda y por lo corto del nominativo fácil de recordar para propios y estraños. Que nuestros padre de la patria dediquen su tiempo al estudio de mejores causas y no en una estupidez como esta que no sólo es derroche de tiempo sino de energias y recursos económicos tan necesarios en cosas mas importantes. ¿Que gana el país con estas modificaciones?. Atentamente, Manes1
    Atentamente, manes1

  29. descontento

    jeje.. que calaverada eso de cambiar las cosas por nombres de politicos una manada de calaveras corruptos es lo que tenemos alla en esa cosa llamada senado manada de corruptos y la semana entrante todos coriendo a votar por esa manada de corruptos jeje….

  30. Pueden cambiar el nombre de nuestro aeropuerto, pero nosotros seguiremos llamandolo “El Dorado”, la memoria colectiva, no puede olvidarse, nuestra historia y constumbres deben conservarse, a fuerza tendran que reversar tamaño desproposito y como paso con el consabido cambio de nombre a santafe de Bogota, nuestro aeropuerto se llamara siempre “El Dorado”. Resistencia pacifica y contundente a este adefesio.

  31. También me opongo a que se le cambie el nombre al Aeropuerto, aunque la verdad sea dicha, ya se lo habían cambiado antes: de “El Dorado”, se lo cambiaron a “Eldorado” que es como se llama ahora; propongo mejor volverlo a llamar como debe ser, “El Dorado”.

  32. Nuestro país pide a gritos parlamentarios, dirigentes políticos y congresistas inteligentes que se dediquen a debartir sobre el mejoramiento de la salud, la educación y disminuir el desempleo. Por el contrario en nuestra honorable cámara y congreso abundan personajes que dedican su tiempo a cosas vagas y sin sentido como es el de cambiar el nombre al aeropuerto de Bogotá. Si eso mejorara la situación de las familias pobres del pais, no opinaría nada. Doctor Gaviria: sí está en deuda con la familia Galán pues invítelos a almorzar o con su jugoso salario saque una platica y constrúyale una estatua. En Colombia no sólo él fué heroe crealo.

  33. estoy de acuerdo con ste articulo, tanta problematica importante que tiene nuestro país y nuestros honorarios congresistas utilizan el cerebro para cambiar el nombre del aeropuerto.

  34. ingeniero10

    Eso demuestra los politicos sin materia gris que nombramos en este pais. Como le van a cambiar de nombre. Familia Gaviria, camienle de nombre al expresidente y su hijo, o a la recua de ascendentes.

  35. Completamente de acuerdo con Usted. Ya lo habia dicho en algunas tertulias familiares aquí en Cali, que el hecho de cambiar el histórico nombre de El Dorado a nuestro Aeropuerto, era un acto indigno contra nuestros ancestros y nuestra historia. No conozco un nombre más original, más nostálgico más ancestral, más fácil de recodar y de recordar la ciudad y el país, que El Dorado.

    He pasado por varios países en donde el nombre del aeropuerto es el de alguno de sus ilustres hijos y nunca me acuerdo el nombre del fulano, ni se quién es ni cual es su historia.

    No encuentro ni las razones, ni los méritos ni las justificaciones, para despojar a nuestro país y a nuestro aeropuerto, de su inigualable nombre.

    Si quieren honrar a Luis Carlos Galán, que le pongan su nombre a la Universidad Nacional, a la Biblioteca, al hospital ó al Ministerio de Educación.

  36. mi seguir sin entender ciertos asuntos noticiosos, por ejemplo este. Están haciendo varios aeropuertos regionales, ( que sepa uno en la costa y otro por alli en el tolima), es que a esos no le pueden poner los nombre de los supuestos mártires inmolados??, si quieren hasta el del gerrillero del m-19, que resultaron apreciando tanto y que no me acuerdo el nombre, peroque murió dentro de un avión de un tiro en la cabeza y que “nadie” supo quien lo mató

  37. N o al c ambio de nombre de E l D o r a d o, cualquiera que sea el argumento. Si Uribe firma la propuesta no votaré por Santos. Mi vo´to se lo daré entonces a Mockus o a quien prometa respetar por lo menos la identidad del aeropuerto de los colombianos, aunque de vergüenza la sección de inmigración con sólo una banda para maletas. Es tumbando el edificio viejo y construyendo algo decente que se hace honor al desarrollo que predicaba Galán, en cuyo nombre propongo construir bibliotecas y cdentros culturales en los pueblos y veredas, no en las grandes ciudades. Me uno a toda campaña sincera y pacífica en contra del cambio de nombre de El Dorado, independientemente de las leyendas. El Dorado como nombre de marca es insuperable!!!

  38. Con todo respeto por la memoria de galan y su sacrificio por el pais, su nombre a nivel internacional es visto como el politico que fue asesinado por el narcotrafico, este pais andino necesita reforzar la leyenda de el dorado y este es un excelente nombre para el aeropuerto, perdonen pero seria una completa estupidez y algo absurdo cambiar el nombre, seria una mala imagen para los turistas que llegan al paisy preguntan quien fue ese señor, que les contariamos, solo lo bueno?, tendriamos que contarles tambien que aqui en bogota en soacha asesinan a sangre fria a los mas importantes y valiosos, y que ademas la justicia no actua y el asesinato sigue impune, que miedo aterrizar en un aeropuerto con ese nombre diran los turistas. es un absurdo total

  39. Me uno a la defensa del bello nombre de ElDorado. Me parece simplemente un abuso de poder y un irrespeto a millones de colombianos quienes los congresistas creen que no tenemos derecho a opinar y legislan sin consultar con el sentimiento general. Por favor, convoquen a una manifestación de rechazo, una marcha de dolor, una empelotada de verguenza y humillación, lo que sea, yo seré el primero en participar.

  40. Muy de acuerdo. Si este nombre al aeropuerto es cambiado, me le uno en su causa como sea posible. El cambio de nombre es una infamia para el finado Luis Carlos Galan Sarmiento. El no se merece este precedente. Que el nombre de un hombre tan popular quede ligado a un hecho tan impopular. El se merece una estatua, un gesto en su memoria diferente y honorable. Mala paga Simon Gaviria con este acto tan indelicado. Me unire a la causa de revertir este cambio de nombre.

    A Simon Gaviria: Si tiene algún instinto de supervivencia política, aléjese de esta propuesta, archívela. Le aseguro que se le devolverá y se le usara en su contra en alguna elección. Piénselo, no lo digo como amenaza, sino como consejo.

  41. Excelente. Sin desconocer los méritos de Luis Carlos Galán yo me opongo al cambio de nombre ElDorado siempre sera el aeropuerto de Bogotá que busquen otra obra para recordar a Galán, se lo merece de sobra

  42. Estoy completamente de acuerdo, aunque es muy dificil hacerle entender a mucha gente que el nombre EL DORADO evoca parte de nuestra identidad cultural, a este tipo de parlamentarios solo les importa es crear un efecto publicitario. pues no se andres usted que tiene el poder de los medios lidere una cuasa para impedir que este esperpento de proyecto llegue a buen termino.
    Yo lo apoyo.

  43. Alguna vez vi caércele una niña a un padre desde su carro y sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo….. Bueno, algo parecido sentí al oir semejante incésates, o, algo peor, sentí una bofetada y me encuentro muy ofendido, me encuentro berraco, tengo ganas de herir yo también, quiero cojer al desventurado de esta proposición y tomarlo de la cabeza como cojía mi abuelita a las gallinas y simplemente despellejarlo por egosentrista y……..

  44. El Dorado es un invento EUROPEO, impuesto en las colonias americanas. Se encontraron “Dorados” en Colombia, en Uruguay, en Perú… A quienes tanto protestan, les aconsejo que lean un libro titulado: Mitos y utopías del Descubrimiento, en particular el tomo 3: El Dorado. Publicado por editorial Alianza.
    Allí se comprobará que nuestra “historia nacional” lejos está de fundarse en ese mito extranjero.

  45. Excelente artículo, yo también protesto, el nombre de El Dorado es bellísimo y evoca una leyanda misteriosa reconocida universalmente. Para honrar al caudillo, pues una Avenida o un barrio. Eso mismo nos hicieron en Caratgena con el Centro de Convenciones que ahora gracias a Uribe se llama Julio Cesar Turbay…. mira tú!

Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar