Extractos del ‘Bogotálogo: usos, desusos y abusos del español hablado en la capital’ (texto en elaboración).
¿a cómo, y por qué tan caro? Expresión de recurrente uso empleada por los potenciales compradores en el comercio informal, a fin de blindarse contra una posible estafa, y a la vez anticiparse a la necesaria negociación de una rebaja.
Véase líchigo, retacar.
¿a cuánto jode la hora? Clásica fórmula despectiva utilizada por hermanos mayores para hacer referencia a la hiperactividad de los más pequeños, o por quienes son víctimas de los constantes embates de un jefe perturbador o demasiado exigente.
a dormir donde lo trasnocharon. Odiosa expresión de reproche usada para amonestar a quien, por causa de un bostezo delator o de un inevitable cabeceo, da muestras de extenuación o cansancio
a esa vieja no se la come ni el óxido. Figura despectiva para ilustrar la condición poco apetecible en materia sexual de una dama, desprovista de gracia. El término ‘comer’ se equipara al acto copulatorio.
Véase bagre.
al que escupe para arriba en la cara le cae. Sabio llamado a la modestia. Se fundamenta en la ley universal de la gravedad, y en el hipotético caso de un individuo lanzando un esputo hacia la estratósfera, para que éste luego retorne, atomizado, a su lugar de origen, bañando con sus finas gotas al emisor.
Véase gargajo, arribista, gomelo.
al que le van a dar, le guardan. Razonable máxima cuyo principal objetivo es desmentir a quienes -después de haber repartido un determinado bien o dádiva- se excusan ante aquel que no lo recibió, arguyendo que éste no se encontraba presente al momento de entregarlo.
ábrase, que huele a pescado. Despectiva forma de solicitar a un individuo la inmediata retirada, al acusarle de despedir desagradables sensaciones olfativas, molestas para todos los presentes.
a mí me emborrachan, o me dejan como estaba. Exigencia propia de quien, sintiéndose entusiasmado por los efectos del alcohol -en el marco de una jornada de libación etílica no finalizada- solicita a sus contertulios la adquisición y administración de una mayor dosis, con el objeto de preservar el estado eufórico.
Véase chapeto, copetón, guaro, niquelado, prendo, whiskéy.
ábrase, como la yuca. Coloquialismo -de dudosa ralea- usado para indicar a alguien la necesidad de abandonar un determinado recinto o espacio. La figura retórica se basa en el momento en el que el tubérculo en cuestión comienza a quebrarse, tras llegar al punto de cocción.
acosa más que novia fea. Voz despectiva para aludir a un individuo ansioso y falto de paciencia.
¡adelante! ¡Mire! ¡Sin compromiso! Lema estratégico de seducción usado por los vendedores de establecimientos informales y de locales tipo ‘sanandresito’. Su fin principal es cortejar al potencial cliente para que -una vez éste decida probarse alguna prenda de vestir o pieza de calzado- se le obligue -mediante toda suerte de mecanismos coercitivos, muchos de ellos violentos- a adquirirlo.
Véase chiviado, chimbo, regatear, san andresito, tumbe.
agárreme ese trompo en la uña. Voz de alerta para aludir a una actividad difícil de ejecutar, equiparada a la difícil pirueta de sostener el accesorio en cuestión en un espacio tan reducido.
agüita pa’ mi gente. Variable posmoderna y criolla del lema romano aquel de ‘al pueblo pan y circo (panem et circenses)’, creada durante la década de los 90 del siglo XX por el magnate tolimense de la televisión Jorge Eliécer Barón Ortiz.
ahí perdió el año. Triste verbalización de un grave error cometido por un individuo determinado, con reminiscencias de la catástrofe escolar constituida por la reprobación de un periodo lectivo anual.
ahora el hijueputa es uno. Voz quejumbrosa con la que el interlocutor -habiendo sido en principio víctima- termina -en virtud de los ardides ejercidos por su habilidoso enemigo- convertido en supuesto verdugo.
apague y vámonos. Manoseada expresión utilizada -por lo general de manera irónica- al referirse a una situación en la que no existe perspectiva alguna de avance o evolución, dado lo desesperado del hecho en curso.
¿amigo? ¡El ratón del queso! Voz de desconfianza utilizada por los descreídos para dar realce a su mantra vital de nula confianza en la humanidad.
¡apúrele, que estoy botao! Clásico slogan publicitario empleado por el comerciante y mago José Simhón durante las décadas de los 80 y 90 del siglo XX, con el objeto de promocionar por vía televisiva y periódicamente algunos de los tapices, alfombras o papeles de colgadura expendidos en el desaparecido almacén Konker, de su propiedad.
aquí: ¡jodido pero contento! Fórmula de contestación de muy recurrente uso entre los bogotanos para señalar su sorprendente capacidad para sobreponerse con alegría a la desdicha, el desempleo y las veleidades económicas.
¡aquí estoy, y aquí me quedo! Célebre y antañona frase de la que un antiguo primer ex mandatario de la nación echó mano, en el marco de una de las peores crisis gubernamentales en la historia del país. Su trascendencia fue tal que ésta sirvió como título para un conmovedor libro en el que se resumiría el viacrucis experimentado por él y los suyos durante tal periodo.
atiende por las dos ventanillas. Cómica expresión empleada para aludir a un individuo de predilecciones sexuales heterogéneas y variopintas. Se utiliza para equiparar su labor a la de una entidad financiera o crediticia destacada por su multiplicidad de servicios.
Véase cacorro, come de res y de marrano.
bien pueda. Cortés aunque algo burda demostración de buena disposición empleada para dar aprobación a un individuo dubitativo al momento de ejecutar una acción determinada. La forma correcta sería «bien puede».
búsqueme, y vera que me encuentra. Fórmula de amenaza utilizada para disuadir a alguien de seguir perturbando a su interlocutor. Es una derivación del clásico refrán aquel de ‘el que busca encuentra’, expresión que durante años daría nombre a una de las secciones del clásico seriado cómico ‘Sábados felices’.
busque motel. Véase arrecho, ganoso, páguele pieza.
caído de la hamaca. Curiosa expresión empleada para aludir a un individuo cuyo comportamiento da evidentes manifestaciones de desequilibrio mental o de razonamiento ilógico.
cálcelo, sin compromiso. Véase ¡adelante! ¡Mire! ¡Sin compromiso!, gala, guayigol, san Andresito.
calle esos ojos. Usase para indicar la necesidad de no especular con respecto a una situación o hecho determinado, o de guardar prudencia en relación con éstos.
chupar gladiolo. Burdo modismo empleado para aludir a la muerte. Se fundamenta en la costumbre de disponer sobre las lápidas, ramos de las flores en cuestión para rendir tributo a la memoria del difunto en cuestión.
Véase piyama de madera.
¡chupe! por bobo. Odiosa forma de indicar a un individuo su grado de responsabilidad en un determinado hecho trágico, aun cuando ésta tenga como origen la ingenuidad o la buena fe.
coca-cola mata tinto. Extranjerista expresión utilizada para indicar la superioridad de un ser o de una situación con respecto a otro. Se fundamenta en la creencia no comprobada de que los efectos y la valía de la bebida carbonatada en cuestión superan a los del café.
coja oficio. Brusca fórmula para indicar a alguien lo ocioso y pernicioso de su actividad cotidiana.
coma callado. Descortés invitación al interlocutor para guardar silencio, motivada por el deseo de indicarle los peligros que para éste puede constituir el hablar en demasía.
come de res y de marrano. Usase para aludir a quien profesa la bisexualidad.
Véase atiende por las dos ventanillas.
come más que plata al 20. Cómica fórmula para aludir a la voracidad de un individuo al equipararla con las altísimas tasas de interés impuestas por una entidad o un prestamista usureros.
Véase chepito, upac, uvr.
como dijo Mickey Mouse: ¡todo el mundo pa’ su ‘house’! Desagradable expresión propia de los años 70, y ya por el excesivo uso, despojada de comicidad. Se emplea para indicar a los presentes en un determinado ágape o congregación, la necesidad de emprender la inmediata retirada.
¿cómo la ve usted, que tiene gafas? Manoseada fórmula de interrogación para solicitar a alguien su opinión acerca de un determinado asunto.
como los perros en misa. Fórmula refranil para aludir a la mala suerte de un individuo.
como me la recetó el doctor. Libidinosa expresión -por lo general empleada por un anciano calenturiento- para exaltar las cualidades físicas de una dama.
Véase guayigol, piropo.
como mosco en leche. Utilizase para indicar la inoportuna presencia de un individuo descontextualizado. De acuerdo con el concepto encerrado en la frase -equivocado, por cierto- el color blanco de la leche es símbolo de pureza e higiene.
¡cómo ño, moñito! Expresión odiosa, empleada para poner de manifiesto la incredulidad en el testimonio de un individuo determinado.
como volador sin palo. Expresión en franca vía de extinción utilizada para aludir a una veloz fuga emprendida por un individuo. La desaparición de los expendios de pólvora y la quiebra de industrias tales como Chispitas Mariposa y Estrellitas Torero -por cuenta de una prohibición oficial- hacen que la figura haya perdido vigencia.
con esa pierna… ¿pa’ qué la otra? Burda manera de halago en la que, singularizando la alusión a las extremidades inferiores se pretende lograr un juego de palabras que por lo general -lejos de provocar alegría en quien inspira la frase- suele generarle repudio.
confunda, pero no ofenda. Expresión de disgusto en la que se indica al interlocutor lo desafortunado de una asociación mental o de una equivocación en la que el hablante haya sido involucrado.
conmigo es diciendo y haciendo. Fórmula de ufanación empleada por quienes desean pavonearse en de su alto y veloz poder de ejecución. El lema «diciendo y haciendo» fue inmortalizado por Andrés Pastrana Arango, durante su campaña a la alcaldía de Bogotá para el período 1987-1988.
consiguió la licencia en un tamal. Cómica fórmula empleada para realzar las escasas habilidades de un individuo al volante, endilgando a la casualidad el fortuito hecho de que éste posea una licencia de conducción.
Véase buñuelo.
contando moneditas delante del pobre. Lastimera figura utilizada por quienes, al experimentar cierta especie de envidia cachonda y lúbrica, después de ver a una pareja abandonada a los escarceos amorosos en un contexto público.
de culos pa’l estanco. Expresión ilustrativa con la que se hace alusión a la trayectoria descendente y trágica de un individuo.
de malas, como la piraña mueca. Apocalíptico concepto con el que se pretende aludir a un giro macabro de la fortuna, en donde un individuo se ve desprovisto de herramientas y armas para enfrentar el ballatar cotidiano de la vida.
de mejores casas me han echado. Fórmula de consuelo utilizada por quien después de haber sido objeto del desaire de ser expulsado de un hogar -por causa de algún proceder imprudente- decide restar trascendencia al hecho, aludiendo a los muchos lugares de mayor abolengo de los que éste ha sido marginado. La expresión -lejos de dignificar el lugar de quien la pronuncia- termina por desacreditarlo aún más.
deje así. Antigua expresión empleada para terminar de manera abrupta con una charla, discusión o transacción. Por desgracia ésta fue arrebatada del corazón de las clases populares bogotanas por el comediante Andrés López, quien decidió convertirla en un manoseado chiste.
dejen de comer pan delante del pobre. Véase contando moneditas delante del pobre.
dejen miar al macho. Expresión propia de la jerga agropecuaria, en principio empleada para indicar a los presentes en una faena reproductiva veterinaria, la necesidad de dar espera al macho, para deshacerse de sus efluvios urinarios antes del ayuntamiento. Con el tiempo ésta comenzó a ser utilizada para solicitar al interlocutor tener paciencia o abandonar la excesiva prisa en el desarrollo de una actividad determinada.
¡déle, déle, que el golpe avisa! Premonitoria voz, por lo general procedente de quien guía a un conductor en un aparcadero, con el macabro propósito de ponerlo en alerta con respecto al inminente peligro de sufrir una colisión para con una de las tapias del lugar, uno de sus muros de contención, columnas o -en el más grave de los casos- con otro automóvil, por lo general de alta gama.
desbarata un balín. Fórmula hiperbólica para aludir a la empresa quimérica e irrealizable de desarmar un objeto macizo de forma esférica, sólo posible para un infante bendecido con el don de la destrucción.
después de ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga. Llamado a la razón, en el que indica que, más allá de los poderes atribuidos a los grandes santos de la madre iglesia católica romana, hay situaciones dramáticas e irresolubles.
disculpemen (sic) su educación. Fórmula de afabilidad propia de vendedores ambulantes de autobús y mendigos, que suele preceder a la oferta de un producto (por lo general bolígrafos, golosinas o cuadernillos didácticos), o a la solicitud de dádivas económicas voluntarias.
donde comen dos, comen tres. Prueba legible y audible de la generosidad bogotana y de la capacidad de resignación de los habitantes del altiplano cundiboyacense, a la hora de tasar los comestibles o recursos económicos. Es utilizada, además, tal como ocurrió en el largometraje ‘La gente de La Universal’ para ilustrar la posibilidad de repartir los sobornos de manera justa e igualitaria.
donde comen tres, comen cuatro. Variante del clásico ‘donde comen dos, comen tres’, basada en un algoritmo aún mayor.
¿dónde estufo? Exclamación humorística, cuya risibilidad ya ha ido perdiéndose por cuenta del uso excesivo, empleada en sus orígenes para indicar al interlocutor las emanaciones pestilentes de su aliento etilizado, tras una faena de copiosas libaciones alcohólicas.
¿dormimos juntos, que no saluda? Fórmula de reclamo utilizada para quien -tras presentarse en un lugar determinado- olvida decir hola a los presentes. Está basada en la creencia popular de que aquellos que pernoctan en un mismo espacio no ven necesario el decirse ‘hola’, en las mañanas.
echar rulo. Expresión extraída de la jerga de salón de belleza y empleada para aludir a la especie de areópago criollo de chismorreo que son dichos espacios dedicados a tinturas, cortes y arreglos de uñas.
eche pa’ la pieza. Voz popular empleada en situaciones de castigo, o -más comúnmente- en la antesala de un abrupto acto copulatorio.
el agua es pa´las matas y pa´los enfermos. Típico mantra proferido por un beodo inveterado al verse ofendido por una ofrenda hídrica distinta a la del licor.
¡el de p’irnos! Fórmula a cuyo dudoso gusto se añade el defecto de la falsedad. Es empleada por las congregaciones de consumidores de mesa, ya diezmados por la copiosa libación etílica, pero aún así ansiosos por una sola dosis más, cantidad que termina por incrementarse a cada sorbo.
el fútbol es así. Frase de cajón esgrimida por los comentaristas y narradores deportivos con el propósito de justificar una inesperada eventualidad en el marco de un encuentro balompédico.
el palo no está pa’ cucharas. Clásica frase a la que se apela para referirse a una lamentable situación pecuniaria o a una carencia de recursos tal que impide incurrir en gastos excesivos o inversiones riesgosas.
el que fía no está. Mala fórmula para excusar la ausencia de políticas crediticias en una cigarrería, cantina, tenderete o mercado de barrio.
el que no hace los goles los ve hacer. Adagio extraído de la cultura futbolística, en donde se afirma que quien no se apreste a la inmediata ejecución de una acción verá como otros la llevan a cabo antes que él, con toda la carga de acontecimientos negativos y dolorosos que ello acarrea.
el que nunca ha tenido ganado hasta la mierda lo embiste. Triste y certera frase en la que se alude a lo sorpresiva y extraña que puede resultar una situación no familiar para quien la desconoce.
el que se quedó se quedó. Fórmula empleada preferencialmente por conductores de buses intermunicipales o por padres de familias numerosas para indicar la inminencia de un último llamado a quienes se apresten a abordar un medio de transporte determinado.
Véase busetero, cebollero, flota, dietético.
el que se va para Barranquilla, pierde su silla. Variable bogotana del clásico «el que se va para Sevilla pierde su silla». El hecho de que ésta haga alusión a una ciudad caribeña resalta las diferencias irreconciliables entre el cachaco puro y el conocido ‘costeño’.
el que tiene para el whisky; tiene para el hielo. Fórmula discreta de invitar al interlocutor a la generosidad y a la supresión de cualquier conato de tacañería o apocamiento.
Véase michicato, whiskéy.
el teléfono no es para hacer visita. Clásica enseñanza de padre de familia tacaño, empleada para indicar a sus vástagos la inmediata necesidad de dar por suspendida una conferencia telefónica. La llegada de cargos fijos, y el hecho de que la creencia popular de que después de algún tiempo de charla ambos abonados tenían que correr con los gastos de la comunicación, han dado al traste con el argumento.
el último y nos vamos. De acuerdo con los más célebres bogotánologos una de las tres mentiras utilizadas en el contexto de bares, tabernas, cantinas y chicherías para solicitar una ración final de alcohol. Quien emplea tal expresión subestima el poder seductor de la bebida, suponiendo que su voluntad le permitirá ser capaz de no ceder ante una oferta más. Tal frase también es usada para disuadir al extenuado ‘barman’ o cantinero de cerrar a tan tempranas horas, bajo la promesa de marcharse tras el consumo del licor final.
en par patadas. Fórmula popular para aludir a un hecho de simple y rápida ejecución.
en qué familia íbamos. Expresión común entre individuos dados a la habladuría infundada. Se utiliza para retomar, tras un forzoso receso, la senda de la calumnia, la injuria y el chismorreo recreativo.
en tiempo de guerra, cualquier hueco es trinchera. Símil castrense de ayuntamiento sexual, cuyo uso es común entre individuos ávidos de saciar sus apetencias de dicho tipo, y sumidos en una preocupante sequía afectiva, para excusar su poca selectividad a la hora de procurarse una pareja. En ella se equiparan los extensos periodos de abstinencia sexual a la angustia experimentada por un soldado a la hora de eludir una lluvia de perdigones, en el marco de una confrontación bélica.
Véase no se la come ni el óxido, bagre.
en un dos por tres. Con la llegada de la comunidad libanesa y hebrea a la capital, durante las décadas de los 30 y 40 del siglo XX, se hizo común la estrategia de ventas tipo bazar con la consigna ‘pague dos, lleve tres’. Debido al flujo y a la forma con la que la mercancía se evaporaba de los anaqueles, se afincó la creencia popular de que un ‘dos por tres’ era sinónimo de velocidad. La popularidad del concepto dio lugar al surgimiento, en la década de los 80, de una cadena de minimercados denominada Rapidtiendas 2 x 3.
Véase avivato, en par patadas, turco.
es más macho un timbre. Fórmula directa para poner en tela de juicio la virilidad de un individuo. Se fundamenta en la equiparación del dulce y agudo resonar de una bocina o campana, instaurados en la puerta de un hogar, al alcance de quien quiera accionarla, a la masculinidad del personaje en cuestión.
Véase cacorro.
es mejor que digan que uno es un hijueputa a que uno es un huevón. Adagio popular en el que se privilegia la sagacidad, acompañada del posible mal concepto que ésta pueda acarrear en el individuo, a la bondad, a su vez, acompañada de la idea de que el sujeto en cuestión obra con ingenuidad.
escóndase, que llego la basura. Fórmula humillativa para despedazar sin compasión la autoestima de un individuo al compararlo con los desechos a diario recogidos por los recolectores de desperdicios.
ese huevito quiere sal. Expresión de gusto dudoso con la que algunos miembros de la comunidad masculina suelen señalar a una dama a la que supone ávida de amancebamiento.
Véase gala, garra, guayigol, mamacita.
eso no da plata. Consigna típicamente materialista empleada por individuos descreídos de la importancia de los saberes humanistas, en contraprestación a las ciencias exactas y económicas. Es usada, sobre todo, por padres en procura de disuadir a sus descendientes de la tentativa de formarse profesionalmente en una disciplina artística.
eso no lo hace ni Mandrake. Fulminante y desobligante forma de eludir una tarea o responsabilidad por considerarla imposible.
¿eso sí quién lo manda? Fórmula recriminatoria empleada para castigar en forma verbal a quien por su propia voluntad se haya visto involucrado en una situación en donde su bienestar se haya visto comprometido.
eso va en gustos, como el que come mocos. Escatológica e irónica expresión con la que se acoge la diversidad de criterios, basada en un singular ejemplo gastronómico, al que la comunidad científica denominan ‘piofagia’.
esto es cuestión de pandebono. Verso extractado de una afamada canción de la bella canción caucana del grupo ‘Nietschze’, cuya traducción literal al idioma germánico sería «das ist pandebonen frage». Según algunos filósofos bogotanólogos las implicaciones de la adición de bocadillo al clásico pandebono de dicha zona del país no han sido a la fecha medidas por nadie.
¡esto no es un hotel! Odiosa exclamación propia de madres o padres de familia enojados por los consuetudinarios arribos de sus retoños al hogar a imprudentes horas de la madrugada, o por las horas imprudente en que éstos se despiertan.
fiar es cosa ingrata: se pierde el amigo, se pierde la plata. Sabio adagio con el que se invita a los comerciantes naturalmente generosos a reconsiderar las desventajas de una política de créditos abiertos.
¡flaca: tírame un hueso! Fórmula de halago callejero empleada por miembros de la clase obrera para halagar las virtudes físicas de una dama delgada.
Véase ruso, piropo.
fresco, que usted sabe cómo soy yo. Demostración verbal de complicidad utilizada entre compinches para denotar absoluta entrega y fidelidad a prueba de fallas. Su uso es común entre colegas a la hora de cubrir una falta u omisión menor.
Véase fresas, pa’ las que sean.
fue por canela y le dieron clavo. Curioso juego de palabras basado en una triste paradoja. El término alude a la curiosa polisemia del término clavo, que bien puede significar un popular condimento, que en efecto suele acompañar a la canela en el popular chocolate santafereño, pero que a la vez puede referirse a una jodienda sexual forzada. Por tanto la figura señala a un caballero o dama que, yendo en busca del popular comestible, termina recibiendo una severa tanda de embates fálicos.
habla hasta por los codos. Fórmula despectiva para aludir a un individuo cuya costumbre es la de hablar en demasía hasta hartar o aturdir a sus interlocutores, quienes claman por que guarde silencio.
hagámonos pasito. Burla fórmula de llamado a la tregua o a la agresión controlada entre dos contendores.
hágase el marica, que así se queda. Hostil expresión cuyo fin principal es disuadir al interlocutor de fingir ingenuidad ante un hecho o situación patente. La expresión ‘hacerse el marica’ equivale a la menos agresiva ‘hacerse el loco’, la que a su vez puede equipararse con ‘hacerse el inocente.
hoy no fío: mañana sí. Consigna de común utilización en pegatinas adheridas a las vitrinas de tiendas de barrio y expendios de cerveza. La afirmación -que en sí misma reviste una permanente contradicción- es sin duda antipática.
hoy no fío ni presto envase. Firme indicación con respecto a las políticas crediticias, y de tenencia y arrendamiento de inventario de recipientes empleados para el transporte de las bebidas etílicas y gaseosas.
jala más pelo de cuca que cable de buque. Contundente comparación en la que el inmenso poderío encerrado por las pilosidades genitales de una dama, se deviene mucho mayor que el de un remolque marino. Es utilizado para referirse a un individuo cuya voluntad -por causa de sus ímpetus amorosos- ha sido reblandecida y sometida por los encantos de una dama.
¡la madre! Exclamación de inconformidad o descontento para con una situación determinada.
la madre que sí. Fórmula de juramento.
la peor diligencia es la que no se hace. Falsa fórmula de consolación preventiva utilizada por quien, pese al mucho temor que le presupone el llevar a cabo una determinada gestión, se encuentra decidido a llevarla a cabo.
la puntica, no más. Al lado de ‘el último y nos vamos’ y de ‘mañana le pago’ otra de las clásicas mentiras estampadas en cartelones de cantina. Alude a la intención de contenerse al momento del ayuntamiento carnal, insertando tan sólo el aparato fálico del caballero en la cavidad vaginal, con el propósito de mantener una falsa castidad en la presunta doncella, o de evitar una posible concepción indeseada. El recurso, aunque conocido de sobra, sigue siendo repuesto indistintamente por adolescentes y adultos a la hora de obtener sus propósitos sexuales.
las cuentas claras, y el chocolate espeso. Voz manida utilizada para llamar al interlocutor a llevar un recuento contable y pormenorizado de cada uno de los compromisos, ingresos y egresos de una sociedad.
¿le anotó placas? Forma de interrogación propia de la década de los 90 del siglo XX, empleada para equiparar el acto de obtener los datos de contacto de una potencial manceba con la que pueda concertarse una cita, con el de los policías de tránsito al tomar atenta nota de la identidad de un infractor.
Véase cotice, levante.
le falta mucho pelo pa’ moño. Expresión amparada en la jerga de salón de belleza y empleada para hacer referencia a quien aún no goza de la madurez necesaria para la ejecución de un determinado oficio.
¿le gusto? ¿le debo? ¿o se le perdió uno igualito? Expresión amenazante empleada por quien se siente imprudentemente observado por alguien.
le llenaron la barriga de huesos. Expresión rayana en la obscenidad, empleada para aludir a quien se encuentra, quizá contra su voluntad y por su actuar ingenuo o descuidado, en estado de gravidez.
¿le va a enseñar a su papá a hacer hijos? Especie de cuestionamiento usado para evidenciar y sopesar la inexperiencia de quien presume de ser avezado en una lid determinada, en contraposición al verdadero conocimiento empírico de quien está convencido de ser mucho más experto que su interlocutor.
le vieron la cara. Usase para aludir a quien debido a su aspecto ingenuo ha sido objeto de una estafa. Es una forma abreviada y suavizada, que encierra un concepto similar a «le vieron la cara de huevón».
les da uno la mano y le cogen el codo. Fórmula de corte anatómico para aludir al descarado acto de sacar excesivo provecho de una colaboración desinteresada, perjudicando en forma directa a quien de manera voluntaria intenta cumplir con la premisa humanitaria de socorrer al desvalido.
lo que es la abundancia de escasez. Paradójica manera de referirse con ironía a una extrema condición de carencias pecuniarias.
los de atrás son los que recochan. Cristalización verbal de un concepto aferrado en nuestra cultura popular de colegio, en donde se suele pensar que -por regla- siempre son los alumnos apostados en las filas traseras de salones de clase y autobuses escolares quienes en mayor grado promueven brotes de desobediencia, vandalismo e indisciplina.
mañana le pago. Clásica promesa propia de quien, confiado tal vez en la pronta llegada de un dinero del que no dispone al momento de solicitar un préstamo, asegura a su benefactor que éste le será revertido al día siguiente. Los escépticos suelen considerar -más bien- que la mencionada promesa es hecha a sabiendas de que ésta no será cumplida.
más aburrido que mico en un bonsái. Triste tipificación de una desesperada situación de tedio, equiparable a la de un antropoide a quien el escaso tamaño del árbol en el que juguetea le impide ejecutar las piruetas adecuadas.
más caliente que un negro en un baile. Expresión con la que se pretende equiparar la temperatura ambiental o de una sustancia, o el estado de ánimo de uno o varios individuos, con el nivel de alegría experimentado por un individuo de raza negra en medio de una danza festiva.
más cerrado que culo de muñeca. Figura despectiva a la que se acude al momento de criticar a un individuo hermético y poco abierto a la interacción, comparándolo con las formas traseras de un juguete.
más colgado que salchichón de tienda. Símil que equipara a un embutido guindante en un expendio de víveres de barrio a una situación comprometida y apurada, experimentada por un determinado individuo.
más cansón que una tostada en un brasier. Alusión despectiva a un individuo o circunstancia insoportables, al compararlos con la presencia molesta y a la sensación de picor provocada por un las migas de un panecillo tostado en un sostén y su roce con las glándulas mamarias de una dama.
más contento que policía estrenando bolillo. Comparación humorística de un estado de absoluta complacencia con aquel experimentado por un miembro de la fuerza pública al recibir una nueva pieza de su clásica herramienta de dotación.
más feliz que Garavito en Divercity. Cruel y cómica fórmula de comparación con la que se alude a un estado de excitada alegría, similar al que podría experimentar el afamado Luis Alfredo Garavito, asesino y violador en serie de menores de edad, al internarse en uno de los más afamados lugares de diversión para infantes en la ciudad.
más feliz que un marica con dos culos. Despectiva y discriminatoria forma con pretensiones cómicas, con el objeto de aludir a un estado de suma alegría, equiparable a la de un representante del homoerotismo, dotado por la naturaleza de un par de órganos de sensación sexual.
más feo(a) que un carro por debajo. Odiosa y despectiva figura para ejemplificar la horripilancia de un individuo al comparársele con la estructura mecánica de un vehículo automotriz.
más largo que una semana sin carne. Forma ilustrativa de aludir a una medida excesiva de tiempo, cuyo trasfondo esconde una suerte de proclama antivegetariana.
más malo que pegarle a la mamá. Hipérbole empleada para describir a un individuo caracterizado por sus malos procederes inveterados, equiparables a un fratricidio.
más mamado que chupo de guardería. Expresión que denota agotamiento máximo, a partir de la comparación entre el estado de extenuación experimentado por el individuo en cuestión, y el nivel de magullamiento y deterioro del que es objeto un biberón, después de haber sido aprovechado por la totalidad de párvulos alojados en un pabellón de lactantes.
más ordinario que un entierro en volqueta. Cómica expresión en la que se equipara la ramplonería de un individuo, situación, objeto o hecho determinado, con la de un hipotético cortejo fúnebre llevado a cabo en tan prosaico vehículo.
más ordinario que marrano comiendo ponqué. Fórmula cómica para aludir a la ramplonería de un individuo, equiparándola con un cerdo alimentándose con alguna fina pieza de repostería.
más ordinario que un yogurt de yuca. Expresión peyorativa para aludir a las maneras burdas de un individuo o a la escasa calidad de un producto determinado, al compararlo con una bebida láctea extraída del típico tubérculo tropical.
más perdido que Adán el día de la madre. Alusión bíblica a la condición de orfandad experimentada por quien, de manera paradójica, es considerado el padre de la humanidad.
más perdido que cachaco en playa. Certero símil en el que se compara un estado de extrema desubicación con la extraña presencia de un clásico bogotano raizal en inmediaciones de algún predio costero, afectado por las veleidades del clima, la ausencia de prendas adecuadas para tal espacio y a sus nulas habilidades en los deportes acuáticos.
más perdido que el hijo de Límber. Fórmula de muy dudoso gusto con la que se alude a un individuo u objeto extraviado, al equipararlos con la misteriosa muerte del hijo del pionero de la aeronáutica Charles Lindbergh. La pésima pronunciación del apellido ha contribuido a que para muchos los orígenes del concepteo sean dudosos.
más perdido que un piojo en una rodilla. Expresión burlona con la que se señala un estado de absoluta desubicación padecido por un determinado individuo.
más picado que muela de gamín. Eufemismo empleado para referirse a un individuo orgulloso y arrogante. El término ‘picado (léase ‘picao’) alude a un hombre o mujer pretenciosos. El ingrediente adicional de ‘muela de gamín’ se refiere al deteriorado estado de salud periodontal de los habitantes de las calles citadinas.
más raro que un perro a cuadros. Coloquial y cómica fórmula para aludir a la extrañeza o singularidad de un ser al compararlo con un representante de la especie canis lupus familiaris de piel ajedrezada.
más recostado que la pobreza. Realista y cruda frase en la que se ilustra la directa relación entre el grado de descaro de un individuo, de acuerdo con el nivel de desesperación económica en el que éste se encuentre.
más se perdió en el diluvio, y nada era mío. Débil fórmula de consuelo empleada para minimizar las consecuencias de una evidente y apocalíptica tragedia.
más sentido que un bambuco. Dícese de quien padece de excesivos sentimentalismos o de una marcada tendencia a la irritabilidad, actitud equiparable al alto grado de emotividad del ritmo en cuestión.
más tragado que calzoncillo de ciclista. Fórmula análoga al más tragado que media de torero, en la que se utiliza como base el reconocido deporte nacional cuyo periodo de esplendor para el país tendría lugar en los ya lejanos años 80 del siglo XX.
más tragado que media de torero. Expresión extraída del diario acontecer de la tauromaquia, empleada para aludir a la condición de embelesamiento experimentada por quien se encuentra prendado de un determinado individuo.
mata y come del muerto. Usase para aludir a quien -al haber sido desairado o haberse enterado de que uno de los suyos ha sufrido un abominable ataque- está dispuesto a ejercer una cruel y desmedida venganza contra el agresor.
me cortaron los servicios por exceso de pago. Irónica justificación para la suspensión súbita de un determinado servicio público, a causa de mora o insuficiencia al momento de cancelarlo.
Véase arrancado, vaciado.
¡me extraña! Expresión de desasosiego y defraudación resultante de una actitud inesperada por parte de alguien a quien se consideraba digno de confianza. Es usado también para amonestar a quien pone en tela de juicio la honorabilidad o idoneidad del hablante.
me hace el favor y le baja al tonito. Llamado firme y severo al respeto por parte del interlocutor a un hablante cuyas palabras o tono de voz comienzan a cruzar los linderos de la decencia.
me hace el favor y me da sencillito. Solicitud un tanto descortés -por lo general procedente de un transportador público, de un vendedor de cigarrería o de un comerciante informal- cuyo propósito es exigir papel moneda en baja denominación, en el marco de una transacción comercial de bajo cuño.
Véase busetero, cebollero, dietético, ejecutivo.
me hace el favor y me da sueltico.
Véase me hace el favor y me da sencillito.
me han mirado feo y con ojos más lindos. Expresión de desdén empleada para menoscabar un gesto hostil procedente de un individuo al que se considera insignificante.
me importa un soberano culo. Soez y profana exclamación extraída del saber popular, y premisa fundamental de la doctrina conocida como importaculismo. Al agregar el término soberano se añade un carácter transgresor a la expresión.
Véase importaculismo.
me pateó el sereno. Expresión de angustia para denotar el malestar consecuente a una salida al gélido clima capitalino tras una copiosa bebeta.
me trae alguito. Clásica fórmula de mendicidad empleada por quien, a las puertas de un viaje o salida de su interlocutor, le espeta algún tipo de solicitud incómoda de un encargo, por lo general comestible.
Véase garoso.
miando fuera del tiesto. Particular y odiosa figura retórica, con la que se alude a un estado de ignorancia, desconocimiento o ingenuidad de un individuo con respecto a una determinada situación o saber. En ella se equipara la poca asertividad con el hecho de dirigir el flujo urinario lejos de la boca del recipiente destinado para tales fines.
mortal pa’l pecho. Anacrónica expresión -propia de los años 80 del siglo XX- empleada para aludir a una situación fatal o desagradable.
mucho tilín tilín y nada de paletas. Fórmula despectiva para referirse a quien -pese a los muchos aspavientos por él ejecutados- suele obtener resultados desafortunados, pobres o nulos en la comisión de un objetivo determinado.
mugre que no mata, engorda. Sabio adagio empleado para tranquilizar a quien se halla indeciso a la hora de consumir un comestible contaminado o indebidamente aseado.
mujer que no joda es hombre, o tiene mozo. Misógina y sexista expresión, en la que de manera arbitraria y no comprobada se generaliza con respecto al temperamento femenino y su supuesto talante incisivo e irritante.
murió y fue horrible. Execrable voz lastimera con pretensiones cómicas para aludir al funesto desenlace de una situación determinada.
¡nanay cucas! Expresión de negatividad de origen y procedencia incierta. Según algunos alude al momento en que se agotan de una alacena o mostrador las galletas de color negruzco y forma redonda, de común utilización en buena parte del gran Caldas. Otras mentes, más suspicaces, suponen que la palabra ‘cuca’ en este contexto tiene una acepción distinta, alusiva al genital femenino.
negro, ni el teléfono. Abominable frase de corte racista, empleada para indicar el repudio de un individuo para con los miembros de la raza predominante en el continente africano.
¡ni por el putas! Rotunda y taxativa fórmula de negación.
ni que estuviéramos bravos. Amigable aunque ramplona fórmula de aceptación a una petición determinada.
Véase pa’ las que sean.
ni raja ni presta el hacha. Expresión despectiva, comúnmente atribuida al individuo que además de poco colaborador hace gala de un fastidioso egoísmo.
¡no alcanzo! Fórmula de excusa, por lo general falsa, esgrimida por los vendedores informales de establecimientos tipo San Andresito, o en expendios de bienes de contrabando, para indicar al potencial comprador que el margen de negociación y de descuentos ya ha alcanzado el límite mínimo posible.
Véase chimbo, chiviado, retacar, líchigo, tumbe.
no está ni tibio, papito. Burda voz, por lo general empleada por representantes del género femenino, para indicar al interlocutor lo equivocado de su concepto con respecto a una situación determinada.
no hablo inglés, pero lo entiendo. Despropósito conceptual con el que algunos individuos pretenden esconder su absoluta ignorancia con respecto al dominio de la lengua anglosajona. Suele verse acompañado, en las hojas de vida, de especificaciones porcentuales con respecto al conocimiento del idioma en cuestión del tipo: Inglés, 54%, como si el manejo de un lenguaje pudiera cuantificarse de manera tan precisa, en lo que constituye una paradójica escala de medir lo que no es mesurable.
no haga bizcos, que se queda así. Advertencia severa en cuanto al peligro que para la salud física puede representar el incurrir en muecas antipáticas para con el interlocutor, quien, por lo general está a las puertas de arremeter contra el espontáneo gesticulador.
no le cabe ni un tinto. Típica descripción de un estado crítico de hacinamiento, en el que se acude a la figura simbólica de la bebida cafeínica nacional por excelencia.
Véase cebollero, dietético, ejecutivo, transmilleno.
no levanta un polvero. Forma despreciativa de referirse a un caballero o dama cuyo éxito para con el género opuesto es escaso o inexistente.
Véase levante.
no lo hay. Extraña expresión propia de comerciante informal empleada para indicar la ausencia de un producto en su inventario.
no me abra los ojos, que no le voy a echar gotas. Advertencia cuyo aparente tono oftalmológico tiene propósitos similares a la clásica «no me haga bizcos que se queda así».
no me alegro, ¡pero sí me da un fresquito…! Manifestación de júbilo vergonzante por la desgracia de un enemigo o de un individuo que otrora hubiese afectado al hablante.
no me crea tan pendejo. Expresión de sorpresa utilizada para aludir a una situación o hecho sorprendente.
no me dio ni la hora. Aceptación estoica y resignada del rechazo propinado por un individuo (por lo general del sexo opuesto) a una insinuación amorosa.
Véase no levanta un polvero.
no pregunte. Que entre menos sepa, mucho mejor. Exhortación a mantenerse ignorante con respecto a ciertos hechos que pueden comprometer la integridad física, la tranquilidad, la honra o la vida del interlocutor.
no pueden ver a un pobre acomodado. Exclamación en la que se hace visible la lucha de clases, y las fuerzas encontradas de la superación por parte de los oprimidos y el deseo de las castas hegemónicas de mantenerse en su lugar de privilegio.
Véase todo lo del pobre es robado.
no se busque una muerte pendeja. Llamado a la cautela o fórmula de advertencia por lo general lanzada a quien -por causa de sus acciones descaradas o imprudentes- está haciéndose a la antipatía o a la enemistad de otro individuo.
no se pierde ni la corrida de un catre. Frase con la que se ejemplifica el carácter curioso, investigativo e inquisitivo de un individuo en ejercicio de su legítimo derecho a la información.
no se vaya, que esto se compone. Súplica -por lo general empleada en el marco de una fiesta en donde la deserción de los invitados es inminente y amenaza ruina-, o cuando una empresa determinada se halla al borde del naufragio.
o sea que le salí a deber. Fórmula de protesta en la que -tras haberse prestado para servir a uno de su semejantes- la situación sufre un paradójico giro, poniendo al benefactor en situación de desventaja, y convirtiendo al menesteroso en su verdugo.
¡oigan a este! Antioqueñismo importado a la capital con el que se pone en tela de juicio la veracidad o la cordura de un individuo después de haberle oído proferir algún desaguisado.
Véase ¡cómo ño moñito!
¡oigan a mi tío! Extraña expresión de origen antioqueño para señalar lo equivocado del concepto emitido por uno de los presentes en una determinada conversación.
ojo al ojo que es de vidrio. Vulgarismo para indicar a los presentes la necesidad de prestar particular atención a un concepto determinado.
o todos en la cama o todos en el suelo. Consigna democrática de corte igualitario con la que se convoca a todos los miembros de una colectividad a ser objeto de beneficios o perjuicios equitativos.
Véase mamerto.
orine feliz, orine contento. Pero orine por dentro. Refranil llamado a la puntería por parte de quien se apresta a hacer uso de los servicios sanitarios de un establecimiento, con el fin de indicarle la necesidad de no manchar el aro del retrete o el piso del lugar con su amarilloso líquido urinario.
Véase miando fuera del tiesto.
pa’ sus tres mierdas. Tríptica fórmula de maledicencia proferida para con un individuo, en el marco de una situación tensa.
pa´ antier es tarde. Diacrónica expresión con la que se pretende indicar la urgencia en la ejecución de una determinada tarea.
pa’ las que sean. Gratificante, aunque por lo general falsa, expresión de incondicionalidad.
pa’ que lo lleve. Fórmula de disuasión empleada por vendedores informales para reforzar la idea de que el descuento conferido por éstos para su potencial comprador es suficiente motivo para que el negocio sea sellado sin titubeos.
Véase regatear, tumbe.
pagan justos por pecadores. Clásica tipificación de las injusticias a diario cometidas para con una vasta mayoría de seres buenos, por una minoría involucrada en la comisión de faltas tipificadas y castigadas por la ley divina.
¡páguele pieza! Exclamación propia de taxistas, conductores de autobús y transeúntes en general, al sorprender a un par de amantes en medio de un franco intercambio de caricias en la vía pública, previo al amancebamiento, y empleada con el objeto de invitarlos a hacer uso de los servicios hoteleros especializados en tales faenas.
Véase arrecho, busque motel, ganoso.
para que no le cueste, no se recueste. Consigna de vitrina de droguería, dulcería o cigarrería, por lo general manuscrita y adherida con cinta pegante a la superficie del cristal de la estantería, para advertir a quien se pose sobre ella acerca de los peligros físicos y pecuniarios que para éste puede representar una eventual ruptura de la misma.
pegarle su afinada. Alusión al acto de ajustar cuentas con un individuo o de acceder eróticamente al mismo.
peló el cobre. Expresión tomada de la bisutería y del arte joyero, y empleada para tipificar el momento en que un individuo delata sus verdaderas intenciones, defraudando la confianza del hablante. Está basada en la prueba química consistente en determinar la pureza áurea de un supuesto metal precioso, cuyo resultado en ocasiones deriva en el descubrimiento de que el mayor porcentaje del mismo, es en realidad cuproso.
perder es ganar un poco. Demagógica justificación expresada por el antaño director técnico del seleccionado futbolístico nacional para explicar sus salidas en falso, en el marco del torneo mundial del deporte en cuestión correspondiente al año 1994.
pero disimule. Voz de alerta lanzada a quien está poniéndose en evidencia en la comisión de algún hecho imprudente o ilícito.
picho en plata. Envidiosa manera de referirse a quien –a diferencia del hablante- ha sido bendecido por la fortuna. Usase, sobre todo, de manera despectiva.
pide más que deme. Utilizase para aludir a un individuo o institución en extremo exigente y pedigüeña.
Véase garoso.
píntemela, que yo se la coloreo. Expresión belicosa empleada para convocar al interlocutor a dar inicio a una contienda callejera. Téngase en cuenta que -pese a que la expresión indica lo contrario- en realidad los términos ‘pintar’ y ‘colorear’ son sinónimos, por lo que sería más correcto y menos burdo optar por un ‘dibújemela, que yo se la coloreo’.
piyama de madera. Burda expresión de corte cómico y a la vez macabro para aludir a un ataúd.
plata en mano, culo en tierra. Fórmula estricta de exigencia del uso de papel moneda en efectivo, en el marco de una transacción comercial, o de algún convenio laboral.
por ahí no se nos dieron las cosas. Expresión clásica de la jerga balompédica para endilgar la culpa de un resultado desafortunado al azar.
por eso estamos como estamos. Clásica fórmula de acusación de un ciudadano al otro, consistente en inculpar al interlocutor de una conducta endémica, y en responsabilizar a dicha conducta de todos los problemas del entorno.
por la plata baila el perro. Certera afirmación en la que se hace visible la casi absoluta devoción de la humanidad para con el dinero.
¡por la sombrita! Solicitud encarecida de moverse con cuidado en un determinado espacio o contexto.
¿por qué no va y mira si ya puso la marrana? Burda fórmula para solicitar de manera acaso cómica a un individuo el abandonar un determinado lugar, en aras de la privacidad propia. Debido a su excesivo uso, la expresión, de origen campesino ha ido perdiendo gracia.
por plata no se preocupe, que plata no hay. Prueba viva de la capacidad humorística del bogotano para contraponerse a las adversidades monetarias mediante el uso cáustico de la ironía.
primero fue lunes que martes. Especie de comparación escalada y jerárquica acerca de la prominencia y experiencia de un individuo en un determinado círculo.
queda sirviendo pa’ tres cosas. Ridícula e innecesaria expresión, por lo general empleada a guisa de chiste, con el objeto de referirse a que la utilidad de un determinado utensilio está reducida a ‘nada, nada y nada’.
¿qué hacemos? ¡Pues, empanadas que es lo que más se vende! Expresión odiosa con pretensiones cómicas, empleada como fórmula de respuesta para satirizar a quien pregunta cómo proceder en una determinada situación.
¿qué hay pa´hacer? Clásica pregunta de viernes en la tarde o de sábado, provocada por la desocupación de los hablantes, en busca de alguna actividad entretenida por desempeñar en el marco de un fin de semana.
Véase desparche.
¿qué max, betamax? ¡Nada, empanada! Fórmula de pregunta y contestación fundamentada en versos simples, rezago de aquellos lejanos años 80 en los que Colombia se ufanaba de ser uno de los pocos territorios en donde el uso del sistema de videocintas tipo beta era generalizado.
quedé más lleno que el hijo de la sirvienta. Arribista fórmula para aludir a un estado de absoluto hartazgo, de acuerdo con algunos, sólo posible a quien por su relación de consanguinidad con una cocinera suele recibir de ella el mayor número posible de alimentos.
regalado hasta un puño. Paupérrima y mendicante consigna que justifica la típica tendencia de los bogotanos a hacer largas filas, siempre y cuando el premio final sea un objeto gratuito.
regular, tres cuartos. Usase como respuesta a un interrogante acerca del bienestar del interlocutor. Se fundamenta en los códigos utilizados para describir el nivel de cocción de un producto cárnico.
roba más que el gobierno. Cómica expresión empleada para aludir a un individuo de probada deshonestidad. Surge en virtud del triste halo de corrupción atribuido por muchos bogotanos para con las entidades públicas.
sale pa’ pintura. Voz coloquial y un tanto vulgar indicativa de la culminación satisfactoria de un trabajo.
se cree la última Coca-Cola del desierto. Expresión de corte extranjerista en la que se da cuenta la creencia generalizada del pueblo bogotano en cuanto a que el refresco por excelencia es la bebida carbonatada en cuestión. Se emplea para aludir a un individuo arrogante.
se despide más que circo pobre. Dícese de aquel individuo que -al no tener una genuina voluntad de marcharse- suele decir adiós con el fin de que sus contertulios o anfitriones lo disuadan de una inexistente intención de emprender la retirada. Un afamado circo nacional ha sido claro exponente de esta doctrina al acuñar el lema comercial de ‘y después no digas que no te avisamos’.
se las pisa, y pregunta de quién son. Fórmula en extremo tosca para aludir a un individuo distraído, o desprovisto de habilidades intelectuales o cognitivas.
se le apareció la virgen. Usase para aludir a quien sin explicación ha sido bendecido por la fortuna. La expresión es una muestra clara de la fe católica, arraigada en la mayor parte del pueblo bogotano.
se le corrió el champú. Expresión que bien puede aludir a un individuo afligido por alguna patología psiquiátrica, o convertido, por alguna situación fortuita en espontáneo homosexual.
¡se le dijo! ¡se le advirtió! Entrañable expresión de reprimenda empleada para recriminar a quien desoyó un consejo. En principio fue empleada por el célebre humorista uruguayo Eberth Castro. Tristemente el término sería arrebatado del saber popular por las garras del comediante Andrés López, al comienzo del siglo XXI para sus espectáculos ególatras de ‘stand-up comedy’.
se le moja la canoa. Expresión de origen caribeño utilizada para aludir a quien -en el marco de una faena etílica- da un vuelco abrupto y transitorio a su orientación sexual, incurriendo en actos públicos de homoerotismo.
se le salen las plumas. Dícese de quien de manera abrupta, comienza a desplegar maneras y ademanes afeminados.
se le salta el cambio. Véase se le moja la canoa, se le salen las plumas, se le corre el champú.
¡se le tiene! Expresión propia de comerciante informal habilidoso o de vendedor de repuestos para confirmar a su potencial cliente acerca de la reserva en bodega de un bien por el que éste haya indagado.
Véase reducidor, regatear, tumbe.
se le tiene en cuenta pa’l día del gamín. Expresión de muy dudoso gusto usada para recriminar a un individuo determinado por su tacañería a la hora de entregar al hablante una dádiva o limosna.
¡se les quiere! Expresión de afecto un tanto venida a menos, y popularizada al comienzo del siglo XX por Mario Muñoz, vocalista de la banda capitalina de ska Doctor Krápula.
se lo pasaron por la galleta. Curiosa expresión cuyos orígenes suelen ser ignorados para la mayoría de quienes la emplean. Alude al hecho de desconocer la autoridad o el concepto de alguien con respecto a una decisión cualquiera. ‘Galleta’ es una expresión coloquial con la que se alude a un orificio visible en alguna prenda de vestir, por lo general un calcetín.
se me cuida. Cariñosa fórmula para invitar al interlocutor a ser prudente y cauto. Se utiliza con mucha frecuencia como voz cliché de despedida.
se pierde, pero se goza. Prueba hablada del optimismo del bogotano, quien aun viéndose enfrentado a situaciones apocalípticas e imposibles de resolver, antepone una sonrisa a la desgracia galopante.
se roban un mojado. Tipificación certera y preocupante acerca de la tendencia al latrocinio y la corrupción de algunos habitantes del bello suelo bogotano.
Véase choro, liso, rata.
se tiraron al chino. Expresión lastimera y quejumbrosa empleada cuando un individuo -por lo general en sus días de preadolescencia o adolescencia- es inducido por alguien más adulto hacia comportamientos sexuales promiscuos, hacia conductas delictivas o drogodependientes.
Véase asaltacunas, cacorro.
se toma la sopita. Fórmula cómica para aludir al evidente sobrepeso de un individuo, fundamentada en la creencia de que el consumo de tal tipo de alimentos incrementa el volumen graso del cuerpo.
señor: ¿me lleva por 500? Fórmula de súplica muy común entre los desempleados bogotanos, quienes, para satisfacer su necesidad de transportarse por la intrincada topografía citadina, se ven avocados a apelar a la generosidad de los conductores de autobuses de servicio público para obtener un sustancial descuento en el importe del tiquete de viaje.
si como camina cocina, me le como hasta el pegao. Vulgar forma de halago empleada -en teoría- para resaltar la elegancia seductora en el contoneo de una dama al desplazarse. El efecto provocado por el supuesto coqueteo, suele ser contrario al esperado y deriva en una mirada de desprecio y fastidio.
si es ya es ya. Voz con la que se pretende señalar la imperiosa urgencia de ejecutar una determinada acción.
si no la caga a la entrada, la caga a la salida. Escatológica expresión empleada para aludir a quien no es de fiar.
si sigue timbrando lo sigo llevando. Cruel expresión propia de conductor de autobús, empleada para desalentar el uso del timbre empleado para indicar a éste la necesidad de hacer una parada.
Véase busetero, cebollero, dietético.
siéntese… que parados sólo trabajan los peluqueros y el pipí de los hombres. Fórmula poco cordial para invitar a un empleado a tomar asiento, equiparando la posición contraria a la elongación del miembro viril y sus cuerpos cavernosos, o al oficio de un estilista.
¡sí! ¡Cómo no! Clásica frase en la que, de manera irónica y falta de fe, un individuo intenta poner de manifiesto su poca fe en las afirmaciones de su interlocutor.
siga ud. Amable abreviatura empleada en restaurantes de dudosa categoría para invitar a los clientes a ingresar a éstos de manear libre y confiada.
sóbese, que no hay pomada. Agresivo llamado al estoicismo y la resignación, para con quien -por su propia voluntad o por el destino mismo- se ve comprometido en una situación desfavorable.
sobrado de lote. Expresión propia de la década de los 80 del siglo XX para aludir a una situación de holgura de un individuo en un determinado contexto.
solicite su crédito, que nosotros con gusto se lo negamos. Ingeniosa, cómica y muy cortés fórmula para indicar a alguien la política de un negocio determinado con respecto a sus políticas crediticias.
sosténgamelo en la cara. Vigoroso y amenazante llamado a la franqueza dirigido a un individuo de cuya sinceridad se sospecha y a quien se acusa de hipócrita.
suerte, es que les digo. Fórmula de despedida de corte irónico y desobligante.
suerte y muerte. Vulgarismo de gusto dudoso utilizado como fórmula de despedida. Su uso se generalizó a finales de la década de los 80 del siglo XX, pero ya ha ido cediendo su lugar a otras expresiones más contemporáneas.
¡tantas curvas y yo sin frenos! Vulgar fórmula de halago empleada para referirse a las turgencias femeninas y al estado de lubricidad experimentado por el hablante a causa de éstas.
Véase arrecho, ganoso.
tenga, pa’ los dulces. Eufemismo empleado como anticipación a la entrega de alguna dádiva monetaria, que suele proporcionarse como contraprestación a una actividad realizada en forma voluntaria; como dádiva motivada por un soborno; o como un obsequio espontáneo a un pequeñuelo, por lo general de manos de algún pariente cercano o amigo de la familia.
tiene más patas que una mesa de billar. Burda y machista expresión de galantería, empleada con el objeto de poner de relieve la belleza de las piernas de una dama.
tiene los servicios cortados. Figura retórica empleada por lo general para aludir al momento en que -debido a una conducta inapropiada o desleal- la pareja de un individuo cualquiera decide negarse a recompensarlo con el débito conyugal. Se emplea además para referirse al momento en que alguien pierde, de manera temporal, el favor de otro individuo.
tengo un filo, que si me agacho me corto. Vulgarismo bastante común para ilustrar una situación desesperada de hambre o de ansiedad por alimentos. Se fundamenta en el significado coloquial del término ‘filo’.
tengo una miada, que me sabe la boca a champaña. Alusión a una condición de sobrecarga y de continencia forzada del líquido urinario, debida por lo general a la ausencia de un mingitorio cercano, cuyo mayor síntoma, aparte de fuertes punzadas en el bajo vientre, es un extraño sabor ácido en el paladar.
tiene más entradas que Julio Mario Santo Domingo. Fórmula cómica e ilustrativa para aludir a una pronunciada calvicie frontocoronaria, equiparable, por el volumen de la frente, a los ingresos de uno de los famosos magnates nacionales. Usase también con Ardila Lulle o con cualquier otro multimillonario.
tiene más entradas que Unicentro. Fórmula cómica análoga a tiene más entradas que Santodomingo, pero en este caso ambientada en uno de los más grandes centros comerciales de la ciudad, localizado en el populoso sector de Santa Bárbara, entre las calles 120 y 127, y las carreras 13 A y 15.
Véase tiene más entradas que Santodomingo.
tiene más frente que las Farc. Fórmula cómica análoga a tiene más entradas que Santodomingo y a tiene más entradas que Unicentro, en la que se apela a los muchos contingentes de los que dispone el grupo armado ilegal Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
tiene más ojos que una piña. Vulgarismo empleado para alabar la belleza ocular de un individuo.
tiene más plata que un cura con dos parroquias. Alusión a la incalculable fortuna de un individuo, consistente en insinuar que ésta supera a la de un prelado cuyos ingresos proceden de las cuantiosas contribuciones de los feligreses de una dupla de iglesias.
tiene más presencia un moco en una corbata. Gráfica y despectiva alusión al mal aspecto de un individuo, equiparable al de una secreción mucosa sólida adherida a la prenda en cuestión.
tiene más reversa un avión. Voz indicativa de intransigencia o de la imposibilidad de revertir un asunto, comparada con la inexistencia de un mecanismo aeronáutico de reversa.
tiene unos ojos como para chuparle las tetas. Vulgarismo masculino por excelencia, empleado para señalar las intenciones lúbricas que una dama despierta entre sus admiradores, debido a la belleza de sus ojos, sumada a la perfección de sus turgencias mamarias.
tira la piedra y esconde la mano. Usase para aludir a un individuo incapaz de responsabilizarse por sus actos, y sumido en una suerte de hipocresía combinada con falta de valentía para afrontar las consecuencias de sus actos de agresión vedada.
tirando pólvora en gallinazos. Expresión propia de Antioquia y el gran Caldas, con la que se hace referencia al acto de desperdiciar energías o recursos en causas o individuos que no los ameritan.
¡todo bien! ¡todo bien! Mantra optimista y minimalista impuesto por el afamado futbolista profesional Carlos ‘El Pibe’ Valderrama en el marco de los desastrosos resultados del combinado balompédico patrio durante el mundial de Estados Unidos 1994. Úsase indistintamente como pregunta o como afirmación.
Véase el que no hace los goles los ve hacer, por ahí no se dieron las cosas.
todo lo del pobre es robado. Franca alusión a la triste creencia tendiente a restar méritos a los logros de quien no pertenece a las clases hegemónicas o a atribuir sus logros y sus éxitos pecuniarios a actividades delictivas.
todo niño nace con un pan debajo del brazo. Falsa creencia difundida por padres y familias irresponsable fundamentada en la idea de que el simple nacimiento de una criatura es garantía de que ésta jamás habrá de padecer de hambre.
tome, pa’ que se entretenga. Fórmula en apariencia amable, pero un tanto amenazante, de asignar a un individuo una determinada tarea.
trabaja más que gorgojo en un riel. Usase para ilustrar la poca vocación de un individuo por la laboriosidad, equiparable, según la frase, a lo poco que puede hacer uno de los coleópteros en cuestión al tratar de alimentarse de un carril férreo.
trabajar, trabajar y trabajar. Polémico mantra vital esgrimido durante los ocho años de gobierno de uno de los más populares presidentes de la República en la historia moderna de Colombia.
tú frescavena, que yo chocolisto. Vulgarismo aleve con el que- apelando a dos bebidas lácteas en polvo, de uso popular en nuestro país, una de ellas descontinuada- se invita al interlocutor a permanecer calmo, a la vez que se indica la presteza del hablante a la hora de lanzarse a un determinado proyecto.
una limonadita de mango. Fórmula cómica para indicar al hablante lo excesivo o imposible de sus requerimientos. Gracias a la llegada de la cocina fusión, a los injertos y a los zumos de frutas de dos sabores la expresión ha ido entrando en desuso.
un arrocito en bajo. Vulgarismo empleado para aludir a quien, de manera calma y sin prisa, aguarda por el desarrollo de una situación, por lo general de ‘flirt’ o galanteo, o espera por un ascenso o una contratación laboral en silencio.
un reguero de pinzas. Fórmula extraída de los gabinetes de un salón de belleza, alusiva a los actos de histerismo o amaneramiento propios de uno o varios homosexuales en medio de una tertulia o charla plagada de chismorreos.
una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Silogismo complejo cuya obviedad no amerita definición, empleado para diferenciar dos conceptos de manera tajante.
¡usted no sabe de quién soy hijo (a)! Fórmula de amenaza fundamentada en los presuntos lazos genéticos del hablante para con algún individuo influyente.
¡usted no sabe quién soy! Fórmula amenazante con la que un individuo -convencido de su abolengo, jerarquía o de su categoría de personalidad pública- indica a su interlocutor el peligro que constituye el no acogerse a sus órdenes.
Véase picado.
usted no sabe con quién se está metiendo. Fórmula de amenaza análoga a usted no sabe quién soy, aunque no siempre esgrimida por quien presume de su abolengo, linaje o poderío económico, sino -en la mayoría de las ocasiones de sus relaciones cercanas- por un representante del bajo mundo o la clase sicarial. Véase usted no sabe quien soy.
vaca pa’ el guaro. Voz de invitación, que sin estar relacionada con el ganado vacuno en mención, estimula a recolectar fondos con el noble fin de adquirir una o varias botellas de la bebida anisada en cuestión. Difícilmente se suele convocar a una vaca para la adquisición de un bien distinto a un producto alcohólico.
váyase con ese manto a misa, y verá que lo canonizan. Expresión de corte monacal empleada para indicar al interlocutor su ingenuidad con respecto a un determinado concepto.
vende hasta un hueco. Clásica alusión a un individuo con destrezas especiales en el arte del comercio. De acuerdo con la creencia popular el bogotano del promedio no es poseedor de dichas habilidades, mucho más propias -según se suele pensar- del antioqueño.
venga y le digo cuántos pares son tres moscas. Curiosa fórmula empleada para indicar la experticia o sabiduría del hablante con respecto a determinado hecho o disciplina.
¿vientos o mareas? Fórmula de salutación, de gusto muy dudoso, basada en la similitud del fonema inicial de la palabra ‘bien’ con ‘vientos’.
¿vientos o paquetes? Saludo, de tenor similar al de vientos o mareas, con el sensible agravante de equiparar el pa’ quetes, a la clásica interrogación ‘¿pa’ qué?’.
¿y ese milagrazo? Expresión interrogatoria, por lo general hipócrita, utilizada en el marco de un encuentro poco frecuente con un individuo, empleada con el fin de indicar sorpresa.
¿y cómo es la vuelta? Usase para indagar al interlocutor acerca de las condiciones acarreadas por un determinado oficio o actividad.
¿y cuánto es lo mínimo, pa’ llevarlo? Fórmula de súplica, por lo general empleada en el contexto del comercio informal con el propósito de suplicar al vendedor por un último descuento.
Véase chichipato, líchigo, lichiguear, retacar.
ya vino a dárselas de mucho café con leche. Alusión despectiva a quien presume de abolengos, alcurnia o poderío económico. Hay quienes sostienen que la expresión tiene su origen en el hecho de que el consumo de tal bebida -en tiempos lejanos- era propio de la aristocracia. Otros teorizan que un individuo ‘café con leche’ es un mestizo, con pretensiones de blanco.
yo le digo el milagro, pero no el santo. Fórmula un poco hostil y provocadora para ocultar la identidad de quien ha cometido, o bien una fechoría o un acto ilegal; o de quien ha pronunciado palabras injuriosas acerca del interlocutor, no dignas de ser contadas. Por lo general quien la emplea, acude a ella con el fin de parecer más interesante y enigmático.
yo lo visto, pero no lo alimento. Desobligante expresión usada para indicar las limitaciones en las dádivas económicas de las que un individuo determinado puede ser beneficiario por parte de otro, a causa de los altos costos acarreados por éstas.
yo manejo la parte de. Fórmula de reciente cuño e inexplicable origen utilizada por empleados de rango medio bajo para aludir a al oficio desempeñado por estos.
«Yo manejo la parte de ventas y de atención al cliente».
yo soy de lavar y de planchar. Alusión a la supuesta descomplicación del hablante, equiparada a una prenda cuyo proceso de aseo y manutención es sencillo. Usase por quien, de manera paradójica, alardea de su humildad o su sencillez. Viene bien cuando es pronunciada por un tercero. Pero no cuando es utilizada por el hablante para referirse a sí mismo.
Extractos del ‘Bogotálogo: usos, desusos y abusos del español hablado en la capital’ (texto en elaboración).
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