1. Manolo Bellon duraría un mes entero ‘robando’ y dando declaraciones desaguisadas a los medios sobre el evento, y de seguro sería convocado por los organizadores como presentador oficial del mismo (sin que mediara gestión alguna de su parte). «Porque Manolo es el ‘man’ que más sabe de música en Colombia, marica». Aclaro que aprecio y admiro al bueno de Manolo, pero desconfío de sus fanáticos.
2. Empezaría a crearse toda suerte de mitos acerca del avistamiento de McCartney en distintas zonas de la ciudad.
3. Algunos comerciantes estafadores aprovecharían el clima de mentiras reinante para vender la falsa lata de refresco en la que presuntamente habría bebido Paul McCartney.
4. No faltaría la presentadora imprudente preguntando a Paul McCartney su opinión sobre Juanes o Shakira.
5. A tal respecto McCartney tendría que dar un concepto diplomático, tal vez sin recordar quién demonios es Juanes, pues al tomarse la fotografía junto a él es posible que haya pensado que el señor Aristizábal era un fan cualquiera. Y quizá Fernán Martínez atribuiría a dicho hecho la supuesta depresión tardía de la que tanto ha hablado.
6. De hecho Juanes (eso esperamos todos) no debe ser fanático de McCartney, pues difícilmente conocerá dos canciones de él. ‘Hope of deliverance’, porque es de su época; y ‘Live and let die’, porque la tocaban los ‘Gunners’. Ya abandonado por su manejador es seguro que Juanes haya perdido la facultad de hacernos creer sus mentiras.
7. Todas las bandas locales (incluidas, por supuesto, las peores) tratarían de gestionar la posibilidad de ser sus teloneros. The Hall Effect y The Mills puntearían en la disputa, que al final sería dirimida salomónicamente en favor de un tercero. Voto por los primeros.
8. Julio Sánchez Cristo cuestionaría su omnipotencia, en busca de una declaración de su parte, pues de seguro Paul tampoco sabe quién es él, ni recuerda que éste alguna vez lo entrevistó, para hablarle de ‘Yesterday’ y de ‘Let it be’, aunque tal hecho haya sido el más remarcable en la vida del periodista.
9. Los promotores de EMI realizarían un titánico esfuerzo por revivir su cadavérica industria, intentando promocionar su catálogo Beatle, Wings y McCartniano al máximo.
10. Ninguna de las presentadoras de farándula encargadas de hacerle una entrevista a McCartney tendría idea alguna de qué preguntas hacerle, aparte, por supuesto de su ya lejana historia como Beatle.
11. Las notas de televisión alusivas al artista británico estarían ambientadas con ‘Hey Jude’ o ‘Love me do’ y no con ‘Venus & Mars’ o ‘Ever present past’.
12. Javeriana Stereo, la básica de Caracol, e incluso La Emisora de La Policía Nacional, harían largos especiales en nombre del artista con pobres curadurías musicales.
13. Gustavo Gómez tendría que negarse amablemente a hablar a ese respecto, pues a diferencia otros él sí ha sabido sobreponerse a la imagen de Marc Lewisohn colombiano.
14. Juan Manuel Santos intentaría imponer la cruz de Boyacá sobre el pecho del talentoso artista, ya manoseado de antemano por la corona británica.
15. Una buena cantidad de beatlemaníacos psicóticos (incluido tal vez el autor de este texto), harían toda suerte de demencias con el fin de poder encontrarse con el individuo en cuestión, para darle un obsequio personal. El maestro Luis Villa le llevaría un dibujo en carboncillo.
16. La zona VIP del escenario se saturaría de hipsters y ‘tropipops’ y de faranduleros oportunistas, que poca idea tienen acerca de quién demonios es Paul McCartney.
17. Las ‘caras conocidas’ presentes en el concierto serían debidamente documentados por ‘Caras’ y ‘Jet-Set’ .
18. Los vendedores de videos piratas se aprestarían a conseguir la más reciente compilación de la gira ‘Up and coming tour’. Ello debido a la demanda por parte de los asistentes al concierto, ansiosos de verse entre el público (caso semejante al acontecido con el de Iron Maiden). Como es usual, nuestra raza saldría mal librada de las cámaras.
19. No faltaría, como es usual, el buen número de quienes recibieran invitaciones gratuitas para asistir al concierto, sin ser merecedores de ellas.
20. Tampoco escasearían los beatlemaníacos de escasos recursos, incapacitados por su propia condición, para ir.
21. El músico tendría la gentileza de escribir en una pequeña hoja, sobre el piso del escenario, frases de amabilidad en castellano para con Colombia (país del que hasta la fecha sólo debe saber por la buena calidad de su cannabis).
22. Sandro Romero Rey escribiría sendas columnas en ‘Número’ y ‘El Malpensante’ explicándole al país «por qué los Stones son mejores que McCartney».
23. Un periodista de farándula de menor cuño sería encargado de seguir a McCartney cual paparazzi, para llevar registro fotográfico de la degustación del ex Beatle de algún plato típico colombiano. No faltaría el osado ignorante preguntándole si ya había probado la lechona, el ajiaco con pollo o el sancocho de sierra.
24. Algunos colombianos agobiados por cierto complejo de superioridad para con nuestros hermanos peruanos creerían haber recuperado la dignidad internacional.
25. Se erigiría un buen número de placas conmemorativas en aquellos sitios visitados por la estrella.
26. Fieles exponentes de nuestra ancestra ramplonería, algunos conseguirían ingresar aguardiente camuflado en botellas de agua al recital, e incurrirían en actos de proverbial incivilidad.
27. Los trabajadores de la radio tendrían que hacer uso intensivo de los identificadores de llamadas para no tener que responder a las solicitudes intensivas de sus amigos o conocidos, todas ellas encabezadas por el popular… «Oye: ¿Será que tú no me puedes conseguir boletas para el concierto de Paul McCartney?».
Para nuestra fortuna o nuestra desgracia, ninguno de los hechos aquí citados habrá de tener lugar. Las posibilidades de que McCartney venga a este reducto provinciano enclavado en los Andes son -como están las cosas- las mismas que hay alrededor del sueño frustrado de contar con un tren metropolitano.
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