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Así lo han hecho saber la secretaria de Ambiente, Susana Muhamad, y de Movilidad, Constanza García, en una entrevista realizada por, Ernesto Cortés, Editor Jefe de este diario, la semana que termina.

El próximo veintidós de septiembre, se llevará entonces a cabo la tercera jornada del día sin carro, de este año, algo nunca antes visto, dentro del marco de lo que ha sido denominado, por parte de la Administración Distrital, como la “gran movilización” por la justicia climática.

Aclarando, antes que todo, que siendo yo un ferviente partidario de cualquier iniciativa que fomente el uso de la bicicleta como medio de transporte, y que siendo yo también un ciclista urbano, de vieja data, no logro convencerme aún de que, con una versión más, de lo que hace quince años fuera catalogado, por primera vez, como un experimento social con fines pedagógicos, se siga pretendiendo única y exclusivamente generar conciencia sobre los efectos nocivos que el uso desmedido del vehículo particular trae consigo, ya que, es evidente que sin un sistema de transporte masivo eficiente, y ante la falta de una reglamentación que facilite la prestación de nuevos servicios, como por ejemplo Uber, no habrá incentivo que valga para que los propietarios de automóvil y de motocicleta, por qué no, decidan hacer voluntariamente el acto de contrición que se les pide y resulten, en cambio, reivindicando su derecho a transportarse como diariamente lo hacen.

Tampoco se trata de desconocer, de ninguna manera, los beneficios ambientales (reducción de emisiones contaminantes), y sociales (disminución de accidentes y muertes en la vía), que históricamente se han conseguido durante todas estas jornadas, o los extraordinarios alcances de programas distritales como Pedalea Por Bogotá y Al Colegio En Bici, liderados por el IDRD y la Secretaría Distrital de Educación, respectivamente; ni mucho menos, los beneficios derivados del plan de ascenso tecnológico (buses híbridos), puesto en marcha durante esta administración.

Simplemente, la reflexión consiste en hacernos caer en cuenta que mientras no se cumplan, a cabalidad, las ambiciosas metas propuestas dentro del plan de desarrollo de la Bogotá Humana, incluyendo la adecuación de 108. 5 kilómetros de bicicarriles, la implantación del sistema de bicicletas públicas, la ampliación de las estaciones de TransMilenio con mayor nivel de ocupación, la construcción de nuevas troncales, como la avenida Boyacá, y la implementación completa del SITP; mientras no se le dé solución a temas tan críticos como el parqueo en la vía; y mientras no se pongan en práctica nuevos esquemas de restricción vehicular, como los cobros por congestión, por ejemplo, el día sin carro seguirá siéndonos de utilidad para corroborar la cantidad de falencias que tiene nuestra ciudad en materia de movilidad todavía y para despertar suspicacias debido a los múltiples intereses que giran a su alrededor.

Hasta entonces, la gente se preguntará inevitablemente ¿otro día más sin carro?

Twitter: @AJARAMORENO.

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