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Miguel Ángel Perera, Sebastián Castella, Morante de la Puebla y Pepe Manrique (toreros todos) se enfrentaron a la realidad de los niños con cáncer. Su reto fue sacar sonrisas de los pequeños, y lo consiguieron. Torearon gratis en beneficio de estos chiquitos enfermos.

Felipe Motoa Franco

En Twitter: @felipemotoa

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-Foto: Miguel Ángel Perera (España) escucha a uno de los chiquitos que saldrá beneficiado gracias al aporte de los toreros.

Eran las 10:30 de la mañana. En un salón de reuniones, del Hospital Infantil de Caldas, seis niños esperaban la llegada de los toreros. Tres de los chiquillos se desplazan sobre llantas, en sillas de ruedas. Igual número llevan sus caritas cubiertas con tapabocas: algunos padecen cáncer, leucemia y otras dolencias que suenan desproporcionadas para su tierna edad. Luchan por sus vidas y desde hace meses no duermen en casa.

Alrededor, periodistas, padres de familia y personal médico llenan el recinto. El sol empuja su luz a través de una ventana. María Carolina Andrade, comunicadora social y comentarista taurina, da la bienvenida, justo cuando los toreros Miguel Ángel Perera (España) y Pepe Manrique (Colombia) cruzan la puerta: “Es un gusto tenerlos aquí con nosotros, con estos chiquitos que los esperan a ustedes, los héroes de carne y hueso”, dice ella.

Los niños, al verlos entrar, mueven sus pies como péndulos, pues algunos son tan pequeños que sentados no alcanzan a tocar el suelo. Uno se lleva los dedos a la boca en muestra de nerviosismo. Otra abre sus ojos saltones y no parpadea, le parece mentira que ese español, que aparece en la televisión y en los afiches, que habla su mismo idioma pero en otro acento, esté en frente suyo.

“Daniel David, ven tú”, continúa María Carolina, invitando a uno de los que puede caminar por sí solo. “Este chiquitín (de nueve años) me dijo que sueña con algún día ser torero”, revela Maria Carolina, mientras Daniel se le aproxima. Acto seguido invita a Manrique a saludar al chico. Se funden en un abrazo.

“Laura, ahora es  tu turno”, sigue la comunicadora. La chiquita es la misma de ojos saltones que observaba a Miguel Ángel Perera. Sombrerito rosado, tapabocas, blusa de Mickey Mouse. Con las mejillas sonrojadas, la niña avanza hacia su interlocutora, se planta y ahora el español es invitado a saludarla. Él, alto y delgado, se agacha e hinca la rodilla, se aprietan en un abrazo. La gente sonríe, afloran los aplausos, en tanto los demás niños observan, esperando su oportunidad de saludar a la figura.

De repente, ingresa al salón Sebastian Castella, el torero francés que por igual es sensación entre señoras y señoritas (por su buena pinta) y entre los aficionados (por su arte). También llega a aportar.

En pocos minutos, la gente se revuelve y los toreros comienzan a saludar a los niños enfermos, uno por uno, tomándose el tiempo para conversar con cada cual. Sobre la marcha llegará Morante de la Puebla y junto a sus colegas hará un recorrido por las instalaciones del ‘hospitalito’, saludando a los chiquitos que están en cama y que no pueden ir a su encuentro.

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-Foto: Sebastian Castella (Francia) con uno de los niños que lucha por salir adelante: «A mí me gustaría ser torero como usted cuando sea grande», le dijo al francés.

Laura, entre tanto, regresa con su madre, quien saca su celular, por petición de la niña, para buscar a Castella y tomarse la foto del recuerdo. Alcanzan al torero, que sonríe y posa junto a la pequeña: “Bájese el tapabocas”, le dice la mamá a la niña, y ella, los cachetes mullidos y sonrojados, hace lo propio para grabar una sonrisa en el recuerdo, junto a la figura.

 Compromiso

La visita de los toreros al Hospital Infantil de Caldas hace parte de la labor benéfica que cada año gestiona Cormanizales (empresa organizadora de la Feria Taurina de Manizales). Siete toreros exponen su vida en el ruedo, durante el Festival Taurino (pasado viernes en la noche) y sin cobrar un centavo, para recaudar fondos que se invierten en la salud de los más pequeños. Todo el dinero que pagan los aficionados por las boletas se va para esta causa humanitaria.

Durante el festejo, participaron los matadores Pepe Manrique, Morante de la Puebla, ‘El Juli’, Sebastian Castella, Miguel Ángel Perera, Luis Miguel Castrillón y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. ‘El Juli’ resultó triunfador de la noche.

Según el médico Juan Carlos Gómez, director de Cormanizales, en los últimos años se han recogido 7.000 millones de pesos, con estos festejos de beneficencia, gracias a los cuales se han comprado equipos de alta complejidad para guardar la vida de los niños de la región.

En Twitter: @felipemotoa

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-Foto: Morante de la Puebla y Laura, la niña que se sonrojaba al ver a los toreros.

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