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Soy de los colombianos que creen en las personas, hasta que se demuestre lo contrario. Al creer en las personas, creo en las promesas que hacen, pero con la misma intensidad que creo en sus promesas, me desilusiono cuando no las cumplen.

Como un ciudadano del mundo, que tuve la fortuna de viajar desde muy pequeño y que conocí el Metro de Paris y el de New York a los 17 años, siempre soñé con tener Metro en nuestras ciudades y eso se hizo mucho más fuerte cuando me radiqué en Bogotá, una de las capitales más populosas y con el tráfico más pesado de Latinoamérica y del mundo. Razón esta, por la que un sistema de transporte decente ha hecho parte de los sueños de los bogotanos desde hace más de 50 años y, por lo tanto, de las promesas de sus candidatos e incumplimiento de sus alcaldes. La prueba irrefutable e inexcusable es que hoy no tenemos Metro.

Durante la alcaldía de Petro, parecía que ya venía el Metro – independiente de la orientación política, creo en el desarrollo y en el bienestar que un gobernante le pueda proveer a sus ciudadanos -, incluso iniciaron la socialización de su construcción y futuro uso, construcción que debía empezar antes que terminara su administración. Asistí a ellas, recuerdo que las hacían por barrios o zonas. En una de ellas el presentador de la alcaldía agradeció a todos los jóvenes por su asistencia, esperanza y confianza en el proyecto. Me dieron palabra y le dije: – señor, debiera usted más bien agradecer la presencia de los adultos mayores que después de tantos años esperando el Metro, estén aquí confiando que ustedes lo van a hacer y que ellos lo verán antes de morirse. Si ustedes no colocan la primera piedra, este proyecto se muere. Odio cuando tengo razón en estas cosas, pero seguro muchos de los septuagenarios y octogenarios que estaban ese día no pudieron vivir para verlo, y así mismo, ese alcalde no pudo colocar la primera piedra. Además, como lo advertí, el proyecto al cambiar de manos se enfermó de gravedad.

Al ganar Peñalosa las elecciones, escribí «El mandato que dimos a Enrique Peñalosa. Parte I – El Metro», venía de la desilusión de que Petro no fue capaz de colocar la primera piedra del Metro y a pesar que Peñalosa no lo había hecho en su primera alcaldía, de manera increíble le creí nuevamente y voté por él, que ¡esta vez sí iba a hacer el metro¡ De manera que, con la autoridad de haberle dado mi voto, se lo dije en el blog: si quiere no haga nada más por Bogotá, pero si hace el Metro será el mejor alcalde de los Bogotanos y queremos que lo haga subterráneo – no por ser petrista, porque la polarización colombiana volvió el subterráneo petrista y el elevado peñalosista -, pero nada, no fue posible,. Como en las segundas partes todo es peor que las primeras, se dedicó a hacer nuevos estudios, a cambiar de subterráneo a aéreo y ¡no hizo el Metro¡

Ambos tienen todo un libro de disculpas, el primero que todos lo obstaculizaron, que lo boicotearon, pero que lo dejó listo para colocar la primera piedra pocos días después de entregar el cargo; el segundo, que lo que le entregaron no servía, que no tenia X y Y estudios y que él si iba a hacer unos estudios serios, que además en 4 AÑOS, los hizo y entregó todo listo para tener la primera Línea del Metro lista en el próximo gobierno. En resumen, ninguno de los dos lo hizo. Ambos, supuestamente, lo dejaron listo para que el próximo sí lo hiciera y hoy ,en marzo de 2022, después de ambos haber sido alcaldes de Bogotá, la capital de los colombianos no tiene Metro. Y ya anuncian que esta alcaldía tampoco va a terminar la primera línea del Metro.

Hoy, en una campaña que ha tenido muy pocas promesas, que se ha basado en las peleas partidistas, en ofensas personales y eslogan de campaña, ambos candidatos se presentan sin decirlo ¡como si hubieran hecho el Metro! Uno dice que va a hacer un tren de cientos de kilómetros bioceánico, cuando no pudo hacer un Metro de 20 kilómetros en su primera línea y en 4 AÑOS !No lo hizo!; y el otro, como “Hechos, No Palabras” no hizo el metro en 8 AÑOS de alcaldía ¿qué es lo que hace? Si se le dijo, «si quiere no haga nada más, pero haga el Metro». No lo elegimos para hacer bolardos, ni parques, ni aceras. Eso lo hizo porque le provocó. Lo elegimos para hacer el Metro y ¡no lo hizo!

La pregunta a todos, principalmente a los habitantes de Bogotá, es ¿vamos a votar para presidente por alguno de los dos candidatos que no cumplieron su promesa de hacer el metro, que nos ilusionaron? Será que así como prometieron eso y no lo cumplieron, ¿van a cumplir las promesas que hacen hoy? Los gobernantes solo oyen a los ciudadanos de candidatos en campaña. Hoy nos están oyendo, pero de asumir el poder, a partir del 8 de agosto, se desconectan de nosotros y empiezan a transmitir por todos los medios a su servicio las excusas de por qué no hacen las cosas que nos prometieron. Prácticamente votar por ellos sería como aceptar que las promesas de campaña son solo eso: palabras atrapa bobos y que no tienen por qué cumplirlas. ¿Votarían ustedes de nuevo por Santos que prometió “NO MAS IMPUESTOS”? Bueno, él no se está presentando, pero solo piensen si lo harían; ¿Votaríamos por la actual alcaldesa nuevamente si no termina la primera línea del Metro? Entonces, por qué sí vamos a votar por quienes nos negaron la posibilidad de tener Metro.

Es más, quién nos garantiza que si llegan a la presidencia no vayan a estorbar el Metro, todos sabemos que parte de la financiación depende del gobierno central, de manera que, si llegan a hacer lo que hicieron de alcaldes, podrían afectar el normal avance de la obra y evitar que el Metro sea una realidad, OTRA VEZ.

Las urnas son la única oportunidad cada cuatro años, que le permite a los ciudadanos tener el poder. En Colombia, a partir del 8 de agosto, los ciudadanos pierden todo su poder y pasan al otro extremo, en donde su palabra no vale nada, ser funcionario público en este país se ha entendido como unos extraños personajes a quienes poco les importa lo que piensen, hagan o sientan los colombianos. Entonces, este momento del voto es el único momento cada cuatro años en que se puede juzgar y llamar a asumir responsabilidades a quienes gobernaron sobre las promesas que hicieron, es nuestro deber ciudadano premiar a los que lo han hecho bien y castigar a quienes no cumplieron sus promesas y/o lo hicieron mal, porque habríamos de dejar pasar esta oportunidad?

No, esta oportunidad no se puede dejar pasar, es necesario que los futuros candidatos a alcalde de Bogotá y quienes ganen esa posición sepan que si no cumplen con lo que prometen y la principal promesa para los bogotanos es el Metro hasta que se termine, no podrán volver a desempeñar otro cargo público. Sin Metro no debe haber futuro político. Quien no tenga la capacidad de hacerlo, quien no cumple una promesa para una ciudad, menos estará en capacidad de cumplir una promesa para un país. ¡Nuestro voto vale!. La mejor campaña debe ser un buen gobierno, si no lo pudo hacer no vuelva a tratar de gobernarnos.

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