Concierto de U2 en Nueva Jersey – Parte II – Por: Eduardo Bechara Navratilova
Algunos hombres llegan a la fila de atrás con cervezas en la mano. Uno de ellos es ciego y se deja llevar por otro. – El escenario tiene 360 grados para que todas las tribunas puedan ver el show -, le indica su amigo. – Cuatro vigas metálicas suben desde las esquinas formando arcos. De la mitad hacia arriba están cubiertas por tapas curvas y puntudas, como alas de murciélago. Cientos de bafles bajan en hileras hasta una pantalla circular.
– Descríbemelo todo -, le dice el ciego levantando su cara hacia el horizonte. Gafas negras cubren sus ojos. Los imagino abiertos, mirando un mundo que no ve, pero que percibe en el barullo de las tribunas, en la energía que colma al estadio. Adultos, viejos y chicos se alistan para la función.
– Es increíble que Samuel Moreno no haya prestado El Campín para que U2 vaya a Bogotá -, dice Eliza moviendo su cabeza hacia los lados. – Ese es el tipo de cosas que pasan en Colombia y nadie entiende.
– Sólo se necesitaría cubrir el campo de fútbol con cobertores como esos -, responde Ximena señalando los rectángulos de aluminio que cubren la gramilla del Estadio del los Gigantes de Nueva York.
– Y eso que Bono dijo hace años que no iba a Colombia porque allá se violaban los derechos humanos -, añado subiendo los hombros. – Moreno desaprovecho una oportunidad única.
Las tribunas se van llenando a medida en que el reloj se acerca a las 9:00 p.m. Giovana teme que los dueños de los puestos puedan venir a sacarnos, pero aún hay algunos sitios vacíos a los que podríamos emigrar si eso sucediera.
– Oye, ¿cuánto cuesta el V.I.P.? -, le pregunto al guardia que cuida su entrada.
– Cuatrocientos cincuenta Dólares -, responde.
Vuelvo a preguntar de forma incrédula y me lo confirma. – Nos estamos ahorrando trescientos treinta Dólares por persona.
– ¿En serio? ¿Por estar una fila más atrás? La gente si es loca -, concluye Eliza.
Algunos otros tipos llegan con dos y tres cervezas en sus manos. Uno de ellos se baja media botella de un trago. El líquido se desliza por el borde de su boca ensuciando su barriga embutida en una camisa polo.
– Qué asco, huele a toalla mojada -, dice Ximena tapándose la boca. No lo percibo, pero cuando se corre me llega su humor desagradable.
– No te creo que nos toque aguantarnos éste olor durante todo el concierto -, añade Eliza, agitando la mano bajo su nariz.
Humo blanco rodea al escenario como preludio al inicio del concierto. Un reloj de luces verdes aparece en la pantalla. El segundero gira de forma rápida. Da una, dos, tres, cuatro, cinco vueltas. Las luces del estadio se apagan. La luminiscencia del reloj brilla en el humo. Una oleada de mariguana invade el ambiente. – Lo prendieron. Prendieron el bareto -, dice Eliza abriendo los ojos.
The Edge toca su guitarra introduciendo Breathe. Larry Mullen, Jr., lo acompaña en la batería. El escenario se ilumina y Bono canta: «16th of June, nine O five, door bell rings, man at the door says if I want to stay alive a bit longer…». Toma el micrófono con la mano extendiendo su otro brazo a la altura de su pecho. Camina de un lado a otro frente al lente de la cámara que lo persigue. El público canta con él. Adam Clayton toca el bajo concentrado en sus cuerdas. Eliza aplaude al ritmo de la canción.
– ¿Qué hora es en el mundo? ¿A dónde vamos Nueva Jersey? -, pregunta Bono. El público aplaude ante los acordes de la guitarra y el bajo que introducen Magnificent. Bono sube sus brazos al ritmo de los aplausos, sus rodillas dobladas: – I was born, I was born to be with you, in this place and time, after that and ever after I haven’t had a clue… -, la cámara enfoca su rostro expresivo de boca abierta, sus ojos cubiertos con gafas amarillas.
Acerca el micrófono al público que copa los primeros espacios de gramilla y el estadio corea: – Ohh, ohhh, ohhh! Ohh, ohhh, ohhh! -. Apagan las luces y la gente chifla.
– Get on your boots -, indica el cantante. The Edge da inicio a la canción electro-rocker impulsando su guitarra hacia adelante. – The future needs a big kiss, winds blow with a twist, never seen a moon like this, can you see it too? -. Ximena y Eliza saltan. Uno de los tipos de atrás estira el brazo de forma torpe y la roza con su botella.
– Lo siento. Lo siento mucho -, se disculpa, pero ella no se voltea. – Dile que lo siento mucho -, me indica.
– Está borracho. ¡Bah! -, exclama Eliza manoteando hacia atrás.
– Nueva Jersey, prueben esto -. Bono inclina el micrófono hacia abajo. – Johnny, take a walk with your sister the moon, let her pale light in, to fill up your room…-. Interpreta Mysterious Ways con una voz que le sale del corazón. Salto, mi brazo extendido a lo alto. Me siento de vuelta en 1992, prestaba servicio militar en el Batallón Rincón Quiñónez. Escuchaba ‘Achtung Baby’ en un walkman mientras la noche pasaba de largo. Cumplía la misión de centinela de alojamiento 12:00 pm. – 3:00 am. Las luces de las discotecas de La Calera titilaban en los cerros orientales de Bogotá. Hacía frío y me sentía recluido. Las canciones de U2 me liberaban y mi imaginación se ponía a volar. Pensaba en lo que había sido mi vida; en lo que sería.
– Gracias, muchas gracias. Muy humildemente, o tal vez no tanto, irlandes -. La gente chifla. Toma el micrófono con una mano, con la otra señala a The Edge. – La verdad es que sin The Edge… -, chifan de nuevo, Bono espera. – Sin nosotros, The Edge estaría en su cuarto viendo el Discovery Channel -. El público suelta una carcajada. – Hablando de animales, a mi izquierda un caballero de la naturaleza. Ha ido adonde ningún otro, Adam Clayton -. El bajista toca su instrumento. Bono presenta a Larry Mullen, Jr. – La banda que formó hace veinticuatro años sigue viva en éste escenario -, dice ante el aplauso general. Se voltea y camina con el pecho erguido. – Lo que deben saber sobre mí, es que vengo de una familia problemática por el lado de mi mamá.
Suena un cascabeleo, the Edge toca su guitarra y Bono canta: – I have climbed the highest mountains, I have run through the fields, only to be with you… I have run, I have crawled, I have scaled these city walls, these city walls, only to be with you… -. Bono acerca el micrófono al público de gramilla y deja que el estadio cante el coro. I still haven’t found what I’m looking for, marcó una época. Estábamos en el colegio. Todos nos identificábamos con su letra. Sólo me importaba el fútbol. Me echaron del colegio pero fui campeón de la Uncoli. – Feliz cumpleaños Bruce Springsteen. Sixty years old. Sixteen years old! -, exclama en honor al cantante norteamericano que aparece entre el público. El estadio aplaude.
Tocan She’s the one que se vuelve Desire. Luego Elevation. Bono salta por el escenario en el coro, vuelve al micrófono, sube su brazo sobre la cabeza. Sus piernas verticales.
– Nuestro planeta es lo más bonito que tenemos -, asegura al presentar Your Blue room, el cuarto azul, que todos debemos cuidar. – Es tiempo de ordenarlo -, dice bajo una imagen del mundo visto desde el espacio. Un satélite, un astronauta, un niño, un bebé. Las imágenes se repiten en la pantalla a medida en que Bono camina por el puente hasta el anillo que bordea el escenario. The Edge y Clayton lo siguen. Las luces sobre ellos. Parecen flotar entre un mar de brazos abarrotados y cámaras fotográficas que los retratan y filman.
Finas gotas caen del cielo. Bono salta, nosotros también. – The heart is a bloom, shoots up through the stony ground, but there’s no room, no space to rent in this town, you’re out of luck and the reason that you had to care, the traffic is stuck and you’re not moving anywhere, you thought you’d found a friend to take you out of this place, someone you could lend a hand in return for grace -. Beautiful Day me remonta al 2000. Era un abogado. Odiaba lo que hacía, quería ser escritor. Anhelaba que llegara ese hermoso día en que me pudiera dedicar a escribir.
– Esta es probablemente una de las mejores canciones de U2 -, le digo a Giovana.
– Todo el álbum es muy bueno -, responde agitando su brazo al aire. – A mí me hubiera encantado ir a ese concierto -, añade señalando el escenario. Los paneles de la pantalla se abren mostrando su forma hexagonal. Descienden sobre la cabeza de los músicos como un embudo rojo y azul. La punta luminosa termina de darle apariencia de nave espacial. Le tomo una foto a Bono en el borde del escenario, con el micrófono a la altura de su boca.
Tocan No line on the horizon, ante la imagen del horizonte partido por la línea del mar. Bono toma su guitarra y canta: – I know a girl who’s like the sea; I watch her changing every day for me… – . Los tipos de atrás continúan embriagándose. Uno de ellos acaba su botella y destapa otra. La ingiere como agua.
– Esta es para ustedes Nueva York -. Bono deja salir un cántico sobre las notas de la guitarra. – All is quiet on new year’s day, a world in white gets underway, and I want to be with you, be with you night and day, nothing changes on new year’s day… -. Al final de New Year’s Day lleva sus manos al pecho y las levanta hacia el público. Se agacha sobre el borde de gramilla y un tipo con tatuajes en los brazos le pide que cante Stuck in a moment.
– Es para mi novia que está en las tribunas -, añade. The Edge la toca acústica en su guitarra. El estadio exclama. – I’m not afraid, of anything in this world, there’s nothing you can throw at me, that I haven’t already heard, I’m just trying to find, a decent melody, a song that I can sing, in my own company.
– Yo nombro esta canción en La novia del torero -, le digo a Giovana. – Camila Henao, la protagonista, la escuchaba.
Fina lluvia cae y una sombrilla gigante se abre de forma automática sobre la batería. Las gotas descienden en la pantalla como los rayos de un viejo juego de Atari llamado ‘Space Invaders’, en el que marcianitos atacaban la tierra. – It’s just a moment, it’s just rain, it’s just rain, it’s just rain -, canta Bono y la gente se ríe. Camina con lo brazos abiertos sobre el puente. Mira hacia el cielo dejando que el agua lo bañe. – You’ve got to get yourself together, you’ve got stuck in a moment and now you can’t get out of it, don’t say that later will be better now, you’re stuck in a moment and you can’t get out of it, and if the night runs over, and if the day won’t last, and if your way should falter, along this stony pass, it’s just a moment, this time will pass.
Saca a un niño del público y corre con él de la mano. Le dan la vuelta a los 360º de anillo. Lo despide de un beso y lo devuelve a la gramilla. Ximena filma la imagen de los cuatro músicos.
Tocan Unforgettable Fire. En City of Blinding Lights -, deja de llover. Un juego de colores blancos y negros se toma los paneles de la pantalla. – ¡Uno, dos, tres, catorce! Lights go down, it’s dark, the jungle is your head, can’t rule your heart, A feeling is so much stronger than a thought, your eyes are wide, and though your soul, it can’t be bought, your mind can wander -. La gente salta. En 2005 ya era escritor o por lo menos creía serlo. Hacía lo que quería: escribir, aunque no tenía un peso en el banco. El escenario va cambiando de colores. Rojo, verde, amarillo.
– Hello, hello, I’m in a place called Vertigo -, corea el público.
Un músico da una vuelta por el anillo tocando las congas. – I know I go crazy if I don’t go crazy tonight -, canta Bono. Corre de un lado al otro en el escenario. Hace una pausa. Vuelve a correr. Encorva el tronco hacia delante. Toma el micrófono con ambas manos. Una vez se acaba I’ll go crazy se arrodilla en el piso, el micrófono entre sus muslos. – ¡Luchando por la libertad en Iran! -, exclama. – Las calles piden a gritos libertad -, añade ante la imagen de una musulmana con burca. Un policía la empuja. Otra carga un letrero en árabe con alguna consigna política.
– ¿Cuánto más tendremos que cantar esta canción? -, pregunta. Toma agua de una botella de plástico. – Necesitamos luchar por la libertad en las calles de Irán -. Baja el micrófono y lo sube de nuevo. – Esto es para los líderes que manejan el mundo. Sleep, sleep, little night -. Mullen Jr. golpea los tambores de su batería, The Edge y Clayton lo siguen. – I can’t believe the news today, Oh, I can’t close my eyes and make it go away, how long? How long must we sing this song? -, canta el irlandés bajando su mirada hacia el suelo.
El público grita y salta a nuestro alrededor. La guitarra resuena. – Sunday Bloody Sunday, fue una de las canciones que lanzó al estrellato a U2 -. Giovana asienta con la cabeza. – Bono la escribió luego de los incidentes del «Domingo Sangriento» de 1972, en el que murieron 14 personas en Irlanda del Norte durante una protesta convocada por la Asociación de Derechos Civiles.
– La bandera de Birmania aparece en la pantalla con las letras AUNG SAN SUU KYI. – Esta noche cantamos por ella -, indica Bono entonando el inicio de Walk on. – And love is not the easy thing, the only baggage you can bring…, is all that you can’t leave behind -. Palmotea y vuelve al micrófono.
Una pareja de mujeres se besa en gramilla. Unos novios se abrazan y cantan. Jóvenes con camisetas amarillas llegan al escenario. Se alinean con máscaras en las caras. – Leave it behind, you’ve got to leave it behind, all that you fashion, all that you make, all that you build, all that you break, all that you measure, all that you steal, all this you can leave behind, all that you reason, all that you sense, all that you speak, all you dress up, all that you scheme…-. Los jóvenes bajan las máscaras cuando la canción acaba. – Ya volvemos -, indica el cantante ante los chiflidos del público.
El escenario queda en tinieblas hasta que la pantalla se ilumina con la imagen de Nelson Mandela. El líder surafricano dice que U2 ha luchado por los derechos civiles en irlanda, por el Apartheid, por los niños del África y otras cuantas causas más. Fotos de los pequeños africanos famélicos salen acompañando su discurso. – Hay que conciliar, todos tenemos que ser uno -. Un cascabeleo suena y entran los acordes de las guitarras que introducen One. Bono sigue el ritmo zapateando con su pie en el escenario. – Is it getting better, or do you feel the same? Will it make it easier on you, now you got someone to blame? You say one love, one life, when it’s one need in the night, It’s one love, we get to share it, it leaves you baby if you don’t care for it.
– Bueno, ya me puedo ir a dormir tranquila -, confiesa Giovana llevando sus manos a la boca. La canto con el alma, recordando mi juventud en Colombia. Los grandes momentos que pase con mis amigos en Bogotá. Pali y yo la cantábamos aplaudiendo su ritmo.
– You say love is a temple, love a higher law… you ask me to enter, but then you make me crawl, and I can’t be holding on to what you got, when all you got is hurt -, canto.
Los músicos tocan sus instrumentos bajo luces azules. El bajo forma un campaneo en mis oídos, mi pecho se infla de alegría. – We’re one, but we’re not the same… -. Bono deja salir una exhalación final, la imagen se aleja y el escenario se oscurece.
– I want to run, I want to hide, I want to tear down the walls that hold me inside, I want to reach out and touch the flame… -. Where the streets have no name, también me devuelve al colegio. Era un idealista, me pregunto si lo sigo siendo. Bono da una venia y dice – ‘Good Night’. La banda sale por detrás del escenario. El público aplaude y chifla. Casi todos permanecen en sus puestos. Uno, dos, tres minutos pasan ante los chiflidos que no cesan. La banda vuelve a salir y el público la ovaciona. Bono toma un micrófono circular que pende del escenario. Su color rojo luminiscente le da un carácter psicodélico al espectáculo. Lo balancea como un péndulo. Se cuelga a manera de columpio en los intervalos de Ultaviolet.
Clayton toca las cuerdas de su bajo en compañía del tamborileo tenue de Mullen Jr. y todo mundo reconoce el inicio de With or without you. El público salta en sus puestos. Son los últimos momentos de un concierto memorable. Todos lo sabemos. Los momentos nunca vuelven. – See the stone set in your eyes, see the thorn twist in your side, I wait for you… -. Una pareja con los brazos levantados le agradece al cielo. – With or without you, with or without you, I can’t live, with or without you -. Cuán cierto es esto.
Mullen Jr. da los últimos baquetazos en la batería y el público chifla enloquecido. – Have a great life. Listen to your voices -, aconseja Bono agitando uno de sus brazos al público. – Gracias por tenernos esta noche -, añade dando la venia. – Los Estados Unidos están pagando para que tres millones y medio de niños vayan al colegio en África. ¡Que Dios los bendiga! Saquen sus teléfonos.
Las tribunas se iluminan con miles de celulares que se agitan. The Edge introduce Moment of Surrender. – I tied myself with wire, to let the horses roam free, playing with the fire, until the fire played with me… – La cantamos a sabiendas de que es la última. Un aire melancólico me invade, todo llega a su fin, una joven se limpia las lágrimas. Su novio la abraza. La vida sigue, como hilo de tiempo, dimensión ineludible en la que respiramos. – At the moment of surrender, of vision over visibility, I did not notice the passers by, and they did not notice me -. Cuán cierto resulta esto también. Habitamos el mundo como seres ciegos e invisibles.
– ¡Que Dios los bendiga! -. Bono aprieta sus puños. Clayton, The Edge y Mullen Jr. dejan sus instrumentos de lado. Los cuatro levantan sus brazos. Se abrazan. Bono aplaude. Caminan hablando entre sí. La cámara los sigue hasta que bajan por una escalera en medio del escenario. Su imagen se pierde. Arriba, en el cielo, sobre la cálida noche de Nueva Jersey, un avión cruza el cenit en dirección a la pista del aeropuerto J.F. Kennedy. Sus luces titilan hasta que se esconde tras el techo del estadio.
Lea concierto de U2 en Nueva Jersey – Parte I y vea fotos en: www.eduardobecharanavratilova.blogspot.com
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