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Camino bajo el sol brillante que
ilumina la tarde de Filadelfia, muestro mi escarapela de periodista y entro al
estadio ´Lincoln Finantial Field´ en el que por lo general juegan los ´Eagles´
la NFL. Recorro los corredores entapetados en los que hay  padres y madres con sus hijos comiendo papas
fritas, ´Philadelphia Cheesesteaks´ y tomando Coca Cola en vasos de cartón. Una
rubia con la camiseta del Real Madrid luce con orgullo el nombre de Ronaldo
estampado en la espalda. Los bares enchapados en madera y tiendas con avisos
coloridos se extienden a lo largo de la tribuna. Estos estadios norteamericanos
no se parecen en nada a los latinoamericanos, en los que el concreto es visible
en el piso, techo y paredes.

Salgo a la tribuna oriental y busco
cualquier asiento. El estadio aún está semi-vacio y falta poco para que empiece
el partido. De la tribuna norte-baja me llega el retumbar de unos tambores y
cánticos de la barra brava del ´Philadelphia Union´. El celular vibra en mi
bolsillo. Es Siro Pérez.

–¿Dónde te vas a hacer finalmente? –me
pregunta con su voz entusiasta.

–Creo que iré a la barra brava,
puede ser una bonita experiencia.

Busco el camino hasta allá y salgo a
la tribuna repleta de jóvenes luciendo camisetas de color azul claro. El
retumbar de los tambores y alegría de la gente se percibe a flor de piel. Bajo
las gradas y llego justo al lado de un par de tamborileros que producen los
batidos estruendosos.

–¿Quiénes son los organizadores de
la barra? –le pregunto a un joven entusiasta que blande su puño sobre la
cabeza.

–Él es el fundador –me responde
apuntando hacia un hombre de baja estatura y contextura rolliza.

–¿Tú eres el fundador de esta barra?

–Sí, Bryan James, mucho gusto.

Me da una tarjeta con una calavera
entre un rombo azul, cruzada por una hoz y un remo. Lo acredita como el
presidente de la barra «Sons of Ben». El repiqueteo de los tambores y cánticos
se incrementa cuando sale el «Philadelphia Union» a la cancha.

–¿Puedo hacerte unas preguntas para
escribir una crónica? –Asiente con la cabeza y me presenta a un par de
cofundadores: Andy Dillaon y Dave Flager –. ¿Cuál es la historia de la barra?

–En 2006 se rumoraba que «Los Wizards»
de Kansas se iban a mudar de ciudad. Nosotros siempre hemos sido muy
entusiastas del fútbol y empezamos un club para mostrarle a la liga la pasión que
hay por este deporte en Filadelfia.

 –¿Cuántos miembros tienen?

 –Dos mil quinientos que siempre vienen y nueve
mil en la lista de contactos.

–¿Qué piensas del éxito que han
tenido?

–Estoy muy contento. El inicio del
campeonato ha sido duro para el equipo en lo futbolístico, pero mira: ¿sí ves a
todas estas personas luciendo camisetas azules? –Me volteo y veo la tribuna
llena de hombres y mujeres con bufandas de la barra extendidas sobre sus
cabezas–. Esto es lo que hemos creado.

El equipo de «Philadelphia Union»
sale en orden al lado del F.C. Dallas y el estadio entero los vitorea. El
uniforme azul con amarillo contrasta con el de rayas rojas y blancas del equipo
texano. El comentarista presenta al F.C. Dallas y la barra grita «sucks» cuando
dice el nombre de un jugador y muestran su cara en la pantalla.

–Kevin Hartman.

–¡»Sucks»!

–Daniel Hernández.

–¡»Sucks»!

–Ugo Ihemelu.

–¡»Sucks»!

Sigo hablando con Bryan mientras que la barra le repite
a cada uno de los jugadores de Dallas lo apestosos que son. Otro de los
organizadores llega y le reclama que
no mucha gente acompañó al equipo en el juego contra los Red Bulls en
Nueva York.

–¿Qué piensas del fútbol en los
Estados Unidos? –le pregunto una vez se desocupa.

–Se está volviendo exitoso. Ha sido
un camino empinado pero esta vez llegó para quedarse.

–¿Que nacionalidad tienen las
personas de la barra?

–La mayoría son norteamericanos pero
hay muchos extranjeros. Tenemos la suerte de generarles interés a los
aficionados de la ciudad.

–¿Qué piensas de la selección
norteamericana de fútbol ahora que se acerca el mundial de Alemania 2010?

–Que estamos a veinte años de ser
realmente buenos y no ser solo un disparo en la oscuridad.

El comentarista presenta a los
jugadores del «Philadelphia Union» y la barra repite el apellido de cada
jugador.

–Cristian Arrieta –dice el
comentarista.

–¡Arrieta! –grita la barra.

–Michael Orozco.

–¡Orozco!

–Helbert Frederico Carreiro da Silva.

–¡Fred!

–Stefani Miglioranzi.

–¡Miglioranzi!

–Roger Torres.

–¡Torres!

–Sebastian Le Toux.

–¡Le Toux!

La gente aplaude y los tamborileros
tocan con energía. Les pregunto sus nombres y me dicen que se llaman Jordy
Molil y Jeremy Sharv.

Los equipos se alinean de cara a la tribuna
principal, la gente canta el himno de los Estados Unidos, los jugadores se
acomodan en su terreno de juego y la barra le cae encima al arquero Kevin
Hartman, ubicado bajo los tres palos a pocos metros de distancia.

El árbitro sopla su silbato dando
inicio al partido. Jordy y Jeremy vuelven a golpear sus tambores con ritmo.
Alejandro Moreno le pasa la bola a Le Toux, Le
Toux se la da Fred y Fred hace un pase al vacío que controla la defensa de
Dallas.

–«We love you, we love you, we love you, and where you go we´ll
follow, we´ll follow, we´ll follow, cause we support the Union, the Union, the
Union, and that’s the way we like it, we like it. !
Wooooooo! !Wooooooo! –canta la barra al ritmo de los tambores de Jordy y Jeremy.

–!Philadelphia! !Philadelphia! !Philadelphia!

Uno de los delanteros de Dallas le comete una
falta al arquero Seitz y la barra lo abuchea.

–La, la, la, la, Union, la, la, la, la, Union,
Union, Union, ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!

Le hacen falta a Torres y el árbitro no la pita. Esta
vez abuchean al árbitro. Le hacen una nueva falta al colombiano y la pita.

–Zoloooos! ¡Zoloooos! ¡Zoloooos! –grita la barra.

–¿Qué quiere decir Zolos? –le pregunto a Bryan.

–Es el apodo del equipo –dice con los ojos puestos
en la cancha. El delantero de Dallas la centra al medio del área, otro jugador
la cabecea y la bola pasa muy cerca al palo horizontal en la primera jugada de
riesgo.

El partido transcurre con un trámite rápido en el
que Dallas se muestra mejor parado en el terreno de juego.

Fred le hace un pase al vacío a Le Toux, el
francés se la cruza al arquero y la bola entra. La tribuna estalla de júbilo
pero se silencia al ver al árbitro con su mano a lo alto. Lo anula por fuera de
lugar. Pasan la repetición en la pantalla.

–«¡Bull Shitttt! ¡Bull Shitttt! ¡Bull Shitttt!»  –grita la barra.

El árbitro reanuda el partido.

–¡Unioooooon! ¡Unioooooon! ¡Unioooooon!

Torres se quita la marca y saca un pase sorpresivo
al vacío. Le Toux pica tras la espalda del defensa. El central corta la jugada,
controla el balón y despeja.

Los integrantes de la barra beben sus cervezas,
saltan, suben los brazos. –¡»Sons of Ben»! ¡»Sons of Ben»! ¡»Sons of Ben»! –gritan
con entusiasmo.

Me tomo una foto con ellos y me echan su aliento a
cerveza.

Uno de los medios de Dallas hace un pase
sorpresivo, el delantero alcanza a llegarle, se la pica a Seitz y la bola entra
en la portería. Vemos la repetición del gol en la pantalla. La barra se
silencia por un momento pero se reanima con nuevos cánticos.

–Marching in we go, marching in… –cantan de forma patriótica.

Moreno, Torres y Fred intentan crear jugadas en el
medio campo, hacen una pared y un defensor derriba a Fred.

–¡Vamos réferi ponle una amarilla!

Cobran y el balón sale lejos. Dallas vuelve al
dominio del partido. Le Toux forcejea un balón pero lo termina perdiendo.

–¡Come on Le Toux! 
–grita uno de los hinchas decepcionado.

Hay una nueva jugada de riesgo para el Dallas. La
bola pasa lamiendo el palo derecho y la barra se queda en silencio.

–Come on boys, step it up.

«Philadelphia Union» recupera el balón, Moreno le
hace un pase a Le Toux, le cometen falta desde atrás y el árbitro la pita.

–Zoloooos! ¡Zoloooos! ¡Zoloooos!

Torres toma impulso, patea el tiro libre y la bola
va a las manos del arquero.

–Damn young ass Torres –reniega por su juventud uno
de los fanáticos a mi espalda.

Me entra una cierta desilusión que mastico en
silencio. Evoco las caras de mi papá en las tardes en las que me iba a ver
jugar y no era mi día.

La barra sigue animando al equipo. Miglioranzi
recupera un balón y se la pasa a Fred, Fred se la da a Torres, Torres hace una
pared con Le Toux, quien se la eleva, Torres corre a cabecear entre los
defensas y el arquero la desvía a la línea final.

–¿Cuantos años es que tiene Torres? –pregunta el
fanático a mi espalda.

–Diecinueve –le responde su amigo.

–Ahí la jugó muy bien –acepta.

Moreno cobra el tiro de esquina. Le queda a Le
Toux pero un defensa lo desarma.

–!Maldita sea! !Mete el gol Le Toux!

Dallas se para bien en el medio campo, juega de
forma pausada y controla el partido. «Philadelphia Union» recupera el balón,
teje una nueva jugada y Moreno hace un tiro de afuera que controla Hartman.

–!You suck Hartman! !You suck Hartman! !You suck Hartman! –le gritan al unísono. El
arquero hace caso omiso.

Hay un nuevo cruce de izquierda y Le Toux intenta
engancharla sin éxito.

–!Come on baby, Le Toux!

Un par de jugadas después Le Toux queda frente al
arquero, dispara con pie derecho pero Hartman alcanza a desviarla al tiro de
esquina.

–¡Fucken´ Le Toux! –grita de nuevo el hincha.

Jordy y Jeremy baten sus tambores.
«Philadelphia Union» no es claro en la salida, juegan más con ganas que con
técnica.
Torres la pierde de nuevo en
el medio campo y los hinchas se desesperan. El colombiano corretea la bola y le
hace una falta al mediocampista de Dallas.

–¡She fell over! ¡She fell over! ¡She fell over! –grita la barra.

–¿Qué piensas de Seitz? –le pregunto a un hincha a
mi lado.

–Es un novato.

–No es seguro –dice otro–, dudo que llegue lejos.

Vuelven a desarmar a Torres y toman mal parado al equipo
en un contragolpe.

«Philadelphia Union» se ve perdido. Torres pierde
un balón de nuevo. Con todo y eso la barra sigue gritando y cantando. No dejan
de animar al equipo.

Orozco pierde la bola en el medio campo y el
delantero de Dallas saca un tiro que acaricia el travesaño.

Le ha costado al «Philadelphia Union» jugar con la
presión de su público. Es impreciso y las malas entregas hacen que su juego se
vea torpe por momentos.

–«All we are saying is give us a goal» –canta la barra.

Dallas vuelve a contragolpear, el delantero saca
un tiro desde fuera del área que Seitz ataja con mano cambiada.

Jordy y Jeremy vuelven sobre sus tambores con
fuerza, el ruido de los golpes es ensordecedor por momentos. El árbitro sopla
su silbato decretando el final del primer tiempo, me despido de ellos, subo a
los corredores y llamo a Siro.

–¿Estás en tu salsa no?

–Ha sido divertido aunque no he podido ver bien el
partido. Lo que te puedo decir es que el medio campo está perdido.

–Y el colombiano jugando mal.

–Sí, la gente ya lo está diciendo.

Busco mi camino hasta la sala de prensa, tomo el
ascensor y llego al lugar climatizado. Cada una de sus paredes está llena de pantallas
de plasma. Saludo a Siro, me sirvo unas albóndigas con puré y nos sentamos en
una mesa.

–El tipo que entreviste, Bryan James, fue uno de
los gestores del «Philadelphia Union». Hizo que este equipo existiera. ¿Sabías la
historia?

–No, no la sé –dice subiendo las cejas.

Siro me da un copia del periódico Al Día en el que
hay una artículo suyo titulado: «Roger Torres: La joven zurda prodigiosa del
Union», en el que dice que el futbolista de Barrancabermeja jugaba a los diez
años en Alianza Petrolera, un equipo de la segunda división, y que de ahí pasó
al América de Cali.

–En el artículo está descrito el primer gol de la
historia del «Philadelphia Union», en el que Torres le puso el centro a Le Toux.

–Ese gol es legendario.

–Torres dice que el futbol Norteamericano es más
potente y técnico que el fútbol pausado y de toque-toque que se juega en
Colombia.

–Eso se ve desde las tribunas.

–Me dijo que el gol que metió en contra de la
selección de Ecuador que se jugó a puerta cerrada aquí, y terminó 1 a 1, le
devolvió la confianza.

–No sabía que hubieran jugado ese partido. ¿Qué
dijo de la  lengua?

–Que el inglés no ha sido un impedimento.

Otro artículo de Adriana Arvizo titulado: «Un pase
largo desde Colombia», dice que el mejor amigo de Torres es el jugador
mexicano-estadounidense Michael Orozco y que cada vez que anota un gol besa el
nombre de su mamá, llamada Ludy, que tiene tatuado en su muñeca izquierda.

Vemos los primeros minutos del partido en las
pantallas. Terminamos de comer y entramos a la sala de periodistas en la que
hay una vista panorámica impresionante. El terreno de juego se ve lejano, como
si lo estuviéramos viendo del octavo o noveno piso de un edificio.

Nos sentamos en una de las mesas de madera
nacaradas y saco mi libreta. Los cánticos lejanos de la barra «Sons of Ben» se
cuelan con dificultad por los vidrios polarizados.

Dallas sigue controlando el partido. Copa muy bien
los espacios, hace pases precisos y aprovecha para contragolpear al «Philadelphia
Union». Genera un par de jugadas que una vez más, pasan lamiendo los palos del
equipo local.

–¡Nos jodieron! –dice Siro en uno de ellos.

Seitz saca largo, Moreno la controla, hace un pase
al vacío a Le Toux y un defensa la saca al tiro de esquina. Torres acomoda la
bola, toma impulso y la impacta con pierna derecha. Le Toux cabecea sobre los
defensores y la bola pasa por encima del travesaño.

En otra jugada Torres hace una falta fea y el
árbitro le muestra la tarjeta amarilla.

–Ya se le está notando la frustración.

–Si porque el pelado no ha hecho nada en este
partido. En la entrevista que le hicimos dijo que no se ha podido adaptar al
medio futbolístico norteamericano porque extrañaba mucho el compañerismo de los
demás jugadores que hay en Colombia.

–Bueno, eso no es nuevo, aquí la gente es fría.

La paleta muestra el cambio de Torres. El
colombiano sale de la cancha con la cabeza gacha.

–Estuvo perdido –comenta Siro.

–Quiso hacer mucho toquecito inoficioso.

–Hoy no se ha visto el triángulo de pases
preciosos entre el brasileño Fred, el venezolano Alejandro Moreno y el francés
Sebastián Le Toux.

Dallas sigue controlando el partido, los minutos
empiezan a pasar y parece que al «Philadelphia Union» se le escapa el empate de
las manos.

Dallas recupera de nuevo una bola en el medio
campo. El delantero la recibe y manda un tiro cruzado desde fuera del área. Pasa
cerca al vertical derecho.

–Ese delantero se llama Salinas. Es de origen
latino.

–¿De dónde es?

–Nació en Texas –responde Siro mirando la hoja de
información.

Danny Mwanga entra en el minuto ochenta y corre
hacia el área.

–El partido pasado no mostró mucho –dice Siro
siguiendo con los ojos al delantero africano.

–Tiene dieciocho años. Jugar en un estadio así
debe ser intimidante.

El «Philadelphia Union» intenta algunas otras
llegadas desordenadas en las que se acerca al arco de Dallas. La barra «Sons of
Ben» sigue alentando a su equipo, Orozco se la pasa a Fred, el brasilero corre
hacia adelante y le hace un pase al vacío a Moreno para que le devuelva la
pared. El jugador Venezolano no alcanza a llegar y un defensa de Dallas la
despeja.

–A esta altura del partido ya no hay piernas.

–Pero tendría que haberlas. Para eso son los
cambios.

Los últimos minutos del partido se consumen. Siro
tiene la cara larga, perder siempre te deprime. Sube sus cejas y vuelve los
ojos hacia el campo de juego. Algunos otros periodistas miran los últimos
minutos de lo que parece ser la primera derrota del equipo de Filadelfia en su casa.

Hartman pelotea el balón. Lo pone en el área chica,
camina hacia atrás con calma y se toma todo el tiempo del mundo. El árbitro corre
hacia él y le pone una amarilla por pérdida deliberada de tiempo.

–Regla siete. Es una de las causales de
amonestación –dice Siro.

Hartman por fin despeja. La bola cruza el terreno
de juego. Orozco la detiene con el pecho y se la pasa a Miglioranzi. El
brasilero se la da a Moreno. El venezolano corre hacia adelante y manda un
centro que rechaza el líbero.

–Están atacando con el corazón pero sin técnica.

–La defensa de Dallas está muy bien parada.

–Se está acabando el tiempo –dice Siro señalando
su reloj.

«Philadelphia Union» ataca de nuevo. Miglioranzi
hace un pase desde atrás y Le Toux se lanza en una plancha para evitar que la
bola salga del terreno. Se levanta y envía un centro que controla Hartman con
las manos.

–¿Qué tal el nivel de sacrificio del francés?

–En el fútbol no se puede dar ninguna bola por
perdida –respondo.

El cuarto árbitro se para en el borde de la cancha
y levanta un tablero electrónico. Muestra que van a dar cuatro minutos de
reposición.

La barra «Sons of Ben» sigue alentando al equipo. Sus
integrantes saltan y golpean sus tambores.

–Es más divertido estar allá –le digo a Siro.

–Sí, aquí todo mundo anda callado.

Tito Pérez llega con su cámara electrónica de
lente de largo alcance y el trípode en sus manos.

–¿Cómo te fue hijo?

–Muy bien. Le tomé unas fotos buenísimas a Le Toux
–responde con una sonrisa.

«Philadelphia Union» lo intenta de nuevo, Orozco,
Fred y Moreno tejen una buena jugada que el líbero rechaza una vez más al tiro
de esquina.

–Eso es lo que se llama una defensa férrea.

–Este es el último chance para empatar.

–«Empate agónico frente a Dallas», así me gustaría
titular mi artículo –añade Siro.

–Moreno cobra el tiro de esquina chanfleado a
mitad de área. Un defensor de Dallas rechaza hacia el centro. Danny Mwanga
llega de atrás como un fantasma y engancha la bola con un derechazo desde fuera
del área. El balón sale como un misil hacia el palo de la mano derecha de
Hartman y lo vence.

–¡Goooool! –grita Siro. Salta y sonríe, su rostro
entero está rebosante de alegría. Nos damos un abrazo–. «Agónico empate», te lo
dije, te lo dije –recalca.

–Mira, la barra «Sons of Ben» está feliz –le digo
con los ojos puestos en ella. Imagino a Bryan, a Jordy, a Jeremy y al resto de
hinchas furibundos.

Botan serpentinas a la cancha, gritan y saltan
abrazados.

–Tómanos una foto –le digo a Tito con una sonrisa.

–Les recordamos a los periodistas que no se pueden
festejar los goles en la sala de prensa –dice un hombre a través de los
altoparlantes.

–Rompimos el protocolo –dice Siro con los ojos
brillantes.

Sonrío y niego con la cabeza. El árbitro reanuda
el juego, deja pasar un par de segundo y vuelve a soplar su silbato dando por
terminado el partido. 

–¿Recuerdas lo que dijiste de Mwanga? Que no había
demostrado nada. ¿Qué piensas ahora?

–Qué balazo el que le metió.

–Así la gente se va contenta porque es la última
imagen que queda. –Todo el equipo del «Philadelphia Union» va a saludar a la barra
«Sons of Ben». Les agitan sus manos, les mandan besos y vuelven en dirección a
los camerinos–. Nos cambió la vida en un segundo.

–El Dallas era un equipo bien parado que ya se
había echado los puntos al bolsillo.

–Bueno, para que veas que los partidos se acaban
en el último segundo del último minuto. Mi papá siempre repite eso.

–¿Vas a cerrar con la anécdota de que rompimos el
protocolo en la oficina de prensa?

–¿Rompimos? –le pregunto a Siro.

–Yo lo canté porque es bonito ver nacer un equipo.

Vea fotos en: www.eduardobecharanavratilova.blogspot.com

escarabajomayor@gmail.com

www.eduardobechara.com

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