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El abrazo de la serpiente del director Ciro Guerra ha sido nominada a los Premios Oscar en la categoría de mejor película en habla no inglesa y aunque nunca me ha parecido que los Premios Oscar sean el mejor indicador de calidad para las películas de cada año, he de reconocer que es la mayor plataforma para dar visibilidad e impulso a las películas y a las carreras de muchos cineastas. Por esta razón, esta nominación es importante para la película, para Ciro Guerra y para Colombia.
Podría decir con argumentos, y muchos lo harán, que es más significativo el premio en un gran festival en donde la diversidad es mayor y el mundo entero compite; pero para efectos prácticos, los premios Oscar atraen las miradas de todo el mundo y su impacto es mucho mayor por los alcances de la inmensa maquinaría de Hollywood.
Siempre he pensado que la categoría en mención es, además, la más importante de esta premiación. Muchos años ha sucedido, basta con que miren las estadísticas de ganadores, que las películas nominadas a mejor cinta en habla no inglesa superan con creces en calidad a las grandes ganadoras de Hollywood, muchas veces prefabricadas para ganar este premio e impactar en los miembros de la Academia con historias sensibleras y de gran formato.
«El abrazo de la serpiente» tenía muy buenas posibilidades de ser nominada por su historia sólida, su temática y sus innegables calidades técnicas. La Academia mira con muy buenos ojos, además, estas películas que abordan temas étnicos y de encuentros entre ‘Occidente’ y culturas ancestrales. Esta nominación es un reconocimiento muy importante también para Ciro Guerra, que con solo tres largometrajes se ha forjado una bien ganada fama de autor y ha obtenido un sitio de preferencia entre los jóvenes directores en los que el mundo del cine ha puesto sus ojos. Solo espero que no le ocurra como a otras jóvenes promesas que en algún momento terminan seducidas por los grandes presupuestos de la industria de Hollywood.
El cine colombiano gana visibilidad en el exterior con este premio y, sumado al reciente prestigio por la buena participación en festivales de primer nivel en los años anteriores, le otorga un status considerable que le permitirá a productores y directores la posibilidad de llegar más fácil a los grandes festivales, a salas de cine extranjeras y a convenios de coproducción con otros países. Esta, sin embargo, no es la mayor ventaja de esta nominación. Paradójicamente será el impacto que a nivel nacional harán muchos medios que usualmente han menospreciado al cine colombiano y que en los próximos días se desharán en elogios y lo promocionarán como la gran revelación del séptimo arte. Servirá también para que algunos exhibidores consideren que el público quizás quiera ver cine colombiano en cartelera y, ojalá, le den más de un fin de semana a los films nacionales para recuperar las inmensas inversiones que usualmente dan saldo rojo para los productores. Lo más importante sería que el público deje los grandes prejuicios frente a nuestro cine. No todo el cine colombiano es de narcos, comedia tonta o vulgaridades, no todo el cine colombiano es chambón. No todas son buenas, por supuesto, pero cada año se están haciendo pequeñas joyas que, lamentablemente, pasan desapercibidas.
Esta bendición de Hollywood, al incluir una de nuestras películas en la lista de las que ellos consideran las mejores del mundo (injustamente insertadas en una sola categoría), servirá para que muchos colombianos, incluyendo algunos exhibidores, quizás entiendan que en Colombia algunos realizadores están haciendo buenas películas y que la única manera de garantizar que esto siga ocurriendo, es que el público les dé la oportunidad, viendo sus historias en la gran pantalla.
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