Twitter: @jeroriveracine
¿Imaginan cómo se vería Mickey mouse en carne y hueso? ¿les gustaría verlo acompañado de su mascota, un perro sabueso llamado Pluto o de su mejor amigo que, curiosamente, también es un perro?, pues Disney está promocionando con gran despliegue su nueva estrategia para reactivar marcas y franquicias: «actualizar» sus más exitosas películas de animación para convertirlas en historias con actores o animación generada por computador (CGI) pasando de la animación a lo que se conoce en el mundo del cine como Live action.
Para el momento, julio de 2019, se han estrenado nuevas versiones de películas como El rey león, Dumbo, El libro de la selva, La bella durmiente (Maléfica), La bella y la bestia y Cristopher Robin (Winnie the Pooh), entre otras, y se prepara el lanzamiento de títulos como Mulan, Cruella (101 dálmatas), La sirenita y Lilo y Stitch. A continuación, comparto con ustedes algunas ideas de por qué pienso que este recurso no puede ser considerado como un avance para este gigante del entretenimiento:
- El lanzamiento en los últimos años de una gran cantidad de películas (13 hasta el momento) que están trayendo el universo de la animación a la «realidad» da cuenta de un gran vacío creativo en la colosal empresa que, aprovechando su inmenso poder actual, podría innovar y hacer mayores desarrollos, más allá de lo tecnológico. Evidencia, además, un interés mayor en el merchandising y el reencauche de éxitos anteriores que en nuevas propuestas y, de esta forma, Disney no podrá construir muchos «nuevos clásicos» y terminará viviendo de la nostalgia.
- La gran sacrificada en el proceso es la narrativa y muchos de estos lanzamientos se preocupan más por la innovación tecnológica que por añadir valor a las historias. El lanzamiento de la «nueva» versión de El Rey León (mira mi texto anterior) es buen ejemplo de una película calcada al pie de la letra de la original y en donde la única diferencia la hace el CGI (computer generated images) que, no solo no aporta si no que da menos expresividad a los personajes. A todas estas, ¿para que hacer una película realista de la selva si la gracia es, justamente, que El Rey Leon pone en escena pasiones humanas representadas por animales?
- Las nuevas versiones aprovechan las polémicas y generan debates artificiales alrededor del casting. La elección de una sirenita afroamericana o de Will Smith reemplazando a Robin Williams como el genio de Aladdin propicia que la discusión en redes gire alrededor de detalles insulsos y no de la calidad intrínseca de las películas y el aporte de Disney, el líder indiscutible de la industria, a la evolución de la misma.
4- Es curioso que una marca que se ha caracterizado por la animación, y ha sido uno de los principales referentes históricos en el mundo, esté dejando de lado la animación tradicional. La animación en 2D no es un escalón para llegar al 3D y está ampliamente demostrado que es rica en posibilidades expresivas y recursos narrativos que no compiten con otras formas. Por otra parte, se abre una veta para que otros estudios sigan innovando en la animación en sus múltiples técnicas (rotoscopia, clay motion, flash, stop motion, etc.). Aquí puedes conocer otras importantes casas de animación internacionales.
5- Animación viene de dar alma a lo que no lo tiene y podríamos usar un juego de palabras para decir que muchas de las películas que están siendo reencauchados están perdiendo esa alma original. Películas perfectamente hechas, con una apariencia hiperrealista que poco conectan con la emoción y las pasiones humanas. La forma por encima del contenido sacrifica la empatía.
6- Hay que reconocer que las películas están técnicamente muy bien hechas y que algunas de ellas sí hacen aportes a las historias o proponen nuevas perspectivas y puntos de vista. De hecho, películas como La bella y la bestia y Maléfica han recibido grandes elogios y premios. Aceptemos que son buenas, ¿pero realmente son necesarias?
7- ¿Estaría Walt Disney feliz con lo que su estudio está haciendo? sin contar las casas filiales (Marvel, Pixar, Lucas Film, etc.) el sello Disney apuesta todo a esta iniciativa que desvirtua, por lo menos, un par de parámetros sugeridos por su creador: Poner las historias por encima de las tecnologías y crear mundos fantásticos y maravillosos.
Nadie cuestiona la gran calidad técnica de estas películas y su impresionante aparato de promoción pero ¿será que se acabó la creatividad en los estudios del sonriente ratón?
A propósito de animación, comparto el video que hicimos hace unos meses en mi canal Amigos del cine sobre el maestro de la animación japonesa Hayao Miyasaki. Agradezco a la profesora Ana María Pérez de la Universidad de La Sabana por su colaboración para la escritura de este artículo.
Para ver más textos sobre cine y cultura, visita Jerónimo Rivera Presenta
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