Better call Saul: lenguaje cinematográfico en televisión
Twitter: @jeroriveracine
Aunque soy cinéfilo de corazón, debo confesar que cada vez me atraen más las buenas series: sus narrativas extensas permiten desarrollar mejor los personajes y las situaciones (aunque esto es un arma de doble filo) y crean una conexión más intensa entre el producto audiovisual y los espectadores. A esto se suma el hecho de que muchas buenas películas no llegan a la cartelera comercial y es necesario verlas online, con lo que se pierde un poco el sentido del acto cinematográfico.
La próxima semana este blog cumple sus primeros 10 años (pd: ¿cómo les gustaría que los celebrara?) y desde el principio ha sido una celebración al cine. Sin embargo, cada vez más me veo tentado a escribir sobre televisión y, en algunos casos, como el que hoy nos ocupa, tiene todo el sentido ante las barreras cada vez más frágiles entre el lenguaje televisivo y el cinematográfico.
Siempre he pensado que mi serie favorita es Breaking bad, pues logró como pocas construir un personaje protagónico en decadencia moral y por el cuál sentimos empatía, una narrativa pausada pero intensa, un universo rico de personajes complejos, actores maravillosos y un guion estructurado sin dejar nada al azar. Como muchos, pensé que Better call Saul podría ser la típica serie de una temporada que bebe del éxito de su predecesora y que nunca termina por encontrar su lugar en el mundo pero, como lo comentaré a continuación, no podía estar más equivocado. En este texto comentaré brevemente mi apreciación sobre esta buena serie sin hacer spoilers de la sexta temporada hasta los últimos párrafos en los que pondré (en mayúsculas) la alerta de Spoiler. No es fácil hacer análisis de una serie tan compleja como esta, así que solo comentaré algunas generalidades, pues preparo un artículo académico con unos colegas mexicanos en el que sí haré un análisis a fondo. Ofrezco disculpas por lo extenso de este texto, pero me resulta imposible referirme a esta serie, que utilizó los recursos cinematográficos mejor que la mayoría de las películas actuales, de manera más resumida.
Better call Saul inicia humanizando al abogado de Walter White mostrándolo más allá de su fantoche negocio y haciendo énfasis en la difícil relación con su hermano. Se trata de alguien tratando de construir su futuro y de dejar atrás un pasado que siempre lo puso como «la oveja negra de la familia» o, más correctamente, como el «hijo pródigo», lo que siempre generó repulsión a su hermano mayor, el exitoso abogado Charles McGill. Jimmy había sido un muchacho rebelde y disperso que se interesó por seguir los pasos de su hermano, al que admiraba profundamente, pero que decide hacerlo (como todo en su vida) buscando un atajo. Así las cosas, estudia derecho en una escuela por correspondencia mientras trabaja como archivador en el prestigiosos buffet HH&M, en el que aspira ejercer como abogado cuando se gradúe. Allí conoce a Kim Wexler, quien se muestra como una profesional íntegra e inteligente, pero un poco subvalorada por los líderes de la organización.
Con esta premisa como punto de partida, la serie nos muestra a un Jimmy McGill muy ingenioso, con una gran habilidad para improvisar y una obsesión por ganar los casos que lo lleva a buscar toda clase de recursos, legales o no, para utilizar la ley en su beneficio. Sin embargo, al igual que con Walter White, sentimos simpatía por sus luchas y conquistas, pues se trata de alguien muy inteligente, que ha sido menospreciado, y con una gran habilidad para pensar de forma poco convencional. Durante las primeras temporadas, la narración suele ser más descriptiva y centrada en la rivalidad de los hermanos y en la puja entre el protagonista y los gigantes corporativos pero todo cambia con el famoso capítulo de la travesía de Jimmy y Mike por el desierto con maletas llenas de dólares; rito iniciático para el desarrollo posterior de la serie en el que se cuestiona el poder del dinero y lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo.
Los vínculos entre ambas series eran hasta entonces muy débiles y casi anecdóticos (la abuela de Tuco, la aparición de Mike trabajando en un parqueadero y las locaciones de Albuquerque, entre otros) pero a partir de los primeros contactos entre Jimmy y la mafia van haciéndose más fuertes. El abogado debe renunciar a usar su nombre, McGill, por exigencia de Howard Hammlin (luego sabremos que fue realmente su hermano quien lo hizo) y es cuándo decide dar rienda suelta a su verdadera personalidad: Saul Goodman (nombre judío que hace juego de palabras con it’s all good men!). Goodman es un abogado fantoche, de personalidad arrolladora, excéntrico y extrovertido y con una gran habilidad para torcer las cosas a su favor. Desde su nueva plataforma, el abogado se especializa en defender a pequeños criminales mientras se ve inmiscuyendo cada vez más en el crimen organizado y es allí en donde la serie tiene uno de sus mayores méritos: a pesar de que McGill/Goodman es el protagonista de su propia serie, sigue siendo un personaje secundario, casi un extra, de la guerra entre los carteles de la droga que se libra entre Gus Fring y la familia Salamanca. De esta forma, personajes como Gus, Mike, Lalo y Nacho van creciendo en cada temporada añadiendo violencia y tensión a la serie, pero sin contaminar directamente al abogado, en clara concordancia con el papel que tienen estos profesionales en los carteles de la droga en la vida real.
La transformación de Jimmy McGill en Saul Goodman es clave y empieza desde la selección de su nombre hasta su ropa. McGill ha ido mostrando su inconformidad con el «status quo» corporativo y su rigidez, y muestra una gran predilección por la excentricidad, el escándalo y el color, como lo demuestra en su indumentaria, pero también en las vallas, anuncios para televisión y, especialmente, en la oficina que acondiciona para su despacho y que es todo un monumento al kitsch. Aunque tengamos reparos en sus procedimientos, puede decirse que Goodman es un buen abogado, efectivo y exitoso, y ha aprendido a usar la ley a su beneficio porque, a pesar de sus cuestionables métodos, no suele romperla sino jugar con sus vacíos y estirar sus límites, aunque esto no siempre será así.
A partir de acá habrá spoilers del final de la serie
En la recta final de la serie, sin duda la parte más interesante, Saul Goodman se ve más involucrado en el narcotráfico y, con la ayuda de su compañera Kim Wexler, participa en un fuerte acoso contra Howard Hammlin, quien representa para ellos todo lo que odian (o quizás desean en secreto) de los abogados de élite: su éxito, arribismo, elegancia y contundencia. Para hacerlo, la pareja acude a toda clase de métodos que, poco a poco, van acorralando a Howard y su círculo más cercano en un cruel juego que parece divertido hasta que se encuentra de frente con el mundo del cartel y Howard recibe un balazo de parte de Lalo. En este punto, la diversión acaba y arriban los miedos, los reproches y las culpas materializadas en el fantasma de un profundo remordimiento que solo será reconocido hacia el final de la última temporada por sus protagonistas.
Las dos últimas temporadas son visualmente sorprendentes y habría mucho que decir sobre la fotografía y el montaje, pero no hay espacio suficiente para ilustrarlo aquí. Momentos cómo el primer plano del capítulo 6-08, en el que retomamos la muerte de Howard mostrando su auto con su billetera y su anillo de compromiso haciendo énfasis en su matrimonio y su identidad perdidos, la mezcla de cinammons como metáfora del caos en la vida de Takovic/McGill/Goodman o el juego del blanco y negro en los trajes que adivinamos de color que añora el personaje en su momento post-breaking bad son solo algunos ejemplos del cuidado que la serie puso a la dirección de fotografía y a cada encuadre de cada capítulo. Better call Saul, definitivamente, no es una serie para ver a la carrera y permitirá múltiples relecturas para apreciar con calma el significado de cada plano. Mención aparte merece la corta introducción de cada capítulo que va siendo cada vez más oscura y deteriorada (como si se tratara de una vieja grabación de VHS).
Es muy interesante comprobar, también, cómo la serie vuelve sobre sí misma (y sobre Breaking bad) para recuperar o recrear momentos claves para los personajes y añadir nueva información sobre el universo BB-BCS. Esto puede verse en escenas como el momento en que Saul conoce a Jesee y Walter y luego vemos que Mike le advierte que no se meta con ellos; o cuando Saul va a visitar a Walt, un hombre con cáncer que ocasiona su perdición, vs el momento en que Gene visitará a otro hombre en similares circunstancias; o cuando vemos el letrero de salida (exit) en el juicio en el que Charles se derrumba y más adelante en el que lo hace Jimmy. Así, podríamos contar muchos otros momentos relevantes surgidos de una impecable puesta en escena y un guion excelentemente estructurado en el que nada se deja al azar.
Finalmente, quiero referirme a la construcción del personaje protagónico y al final de la serie. Con respecto a Jimmy, podemos decir que se trata de un hombre muy emprendedor, con una gran inteligencia y astucia, que quiere sobresalir. Jimmy se transforma en Saul, un abogado mañoso e inescrupuloso con una ambición sin límites y una gran habilidad para manipular personas y situaciones. Después de los hechos de Breaking Bad, Jimmy se transforma en Gene, un hombre oscuro y sombrío con una vida deprimente y sin color (por eso el blanco y negro), lleno de miedo y que es capaz de hacer lo que sea por sobrevivir, aun sabiendo que hace daño. Gene Takovic es un hombre inescrupuloso que no tiene nada que perder, porque ya lo ha perdido todo.
Por lo anteriormente dicho, el final de Better call Saul podría pasar a la historia de las series de tv como uno de los más brillantes. En los últimos capítulos vamos viendo el desarrollo paralelo de Saul y Gene como dos alter egos de Jimmy McGill. Saul va enlodándose cada vez más hasta llegar al universo de Breaking Bad mientras Gene toma decisiones que lo acercan a su perdición de forma casi autodestructiva. Gene añora ser Saul de nuevo pero sabe que esa vida ya acabó (de allí su nostalgia al ver trajes «coloridos» en la tienda) y no demuestra ningún remordimiento con lo que ha hecho pero sí una honda tristeza por haber perdido a Kim. De allí que el capítulo final nos muestre una lucha entre las tres identidades del protagonista, que es capturado como Gene, planea su defensa demostrando la gran habilidad negociadora de Saul y se redime como Jimmy al ver que, de esa forma, puede salvar a la única persona que lo ha apoyado y a la que ha amado: Kim.
Kim es, sin dudas, el mejor personaje de la serie, y no podría analizarla sin hacer otro texto tan largo como éste pero solo añadiré que su evolución es muy interesante y que cierra completamente el ciclo al decidir contar toda la verdad, asumiendo las consecuencias que le acarrearán, y seguir trabajando como abogada pro-bono defendiendo a los más desprotegidos. Haciendo esto, Kim asume su culpa y su remordimiento, cómo se resiste a hacer Jimmy en los flash backs con Mike y Walter en los que ambos dicen que se arrepienten de ingresar al mundo del crimen y el abogado solo dice que desearía haber ganado más dinero. Por supuesto, es una farsa que se destapará al final de la serie cuando el buen Jimmy retome el control de su vida (matando metafóricamente a Saul y Gene) y asuma las consecuencias de sus propios actos.
Los capítulos finales, completamente en blanco y negro, son un cierre impecable al mostrar a Kim y a Jimmy fumando en la cárcel de la misma forma en que lo hacían cuando se conocieron (con una intensa llama roja que resalta en lo monocromático); el homenaje de los otros prisioneros (a los que posiblemente él defendió) en el bus de la prisión; el juicio en donde (al estilo Walter White) también admite que sabía lo que hacía y que lo hacía por él mismo, por ser bueno para el delito y, sobre todo, la desgarradora escena final en que se despide de Kim de buen ánimo (a pesar de que ha aumentado voluntariamente su pena a una cantidad enorme de años) diciéndole que es posible que pague menos tiempo en prisión, al fin y al cabo «It’s all good, man».
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Aunque puede predicarse un contenido sórdido, al final es el resultado de la esencia humana donde se dispara el falso dilema entre lo bueno y lo malo….una serie que exige mas de dos vistas para su análisis pero de impecable factura sin duda
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