¡Buenas las tengan! Finalmente se produjo el cambio de gobierno en el país. Ya salió Santos de la casa de Nariño. Su legado deja aciertos y desatinos. En el gobierno de Santos hubo escándalos como la mermelada, los sobornos de Odebrecht, el asesinato de líderes sociales, el desconocimiento del tal paro agrario y muchas otras perlas pero todo se ve casi que menguado por el gobierno de su mentor y luego archi-enemigo político Uribe. Los falsos positivos, las chuzadas, Agroingreso seguro, la parapolítica y varias manotadas de funcionarios investigados o en la cárcel ponen la barra muy alta para que cualquier gobierno pueda siquiera repetir semejantes trasgresiones. El gobierno de Santos no fue la berriondera que digamos pero no fue tan protervo como el de su antecesor. ¿Fue menos peor? ¿Puede ser? ¿Tal vez?
De cualquier forma, Iván (dos veces que se la hago) Duque ya se posesionó como nuevo presidente de la república. Un evento pasado por nubarrones, chubascos, vendavales y tormentas (esperemos que no sea un presagio de lo que va a ser su gobierno) y lo que más llamó la atención fue el discurso del presidente del congreso Ernesto Macías. Un discurso cargado de resquemor (muy al estilo del partido Centro Democrático) y fue más un ajuste de cuentas al gobierno saliente. No era el momento ni el lugar para tal diatriba. Pero bueno, ¿qué se puede esperar de fanáticos que son incapaces de pensar por sí mismos y que ven a Uribe como su redentor Xenu?
Oh sino ruin, pobre Duque; es solo cuestión de tiempo para que el remoquete de traidor de Uribe pronto germine y cuelgue de su propia cruz. Ya llueven las críticas en su propio partido por los funcionarios que ha designado o por la posición de su gobierno ante la consulta anti-corrupción. Bueno, es que mantener contento a Uribe y a los miembros de su secta homofóbica no va a ser una tarea fácil. Asuntos como la implementación de la paz, la negociación con el ELN, la reforma a la justicia y/o la reforma agraria se van a convertir en el termómetro para saber hasta dónde, el presidente Duque, va a poner la raya con su partido.
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Una mención especial a la invitación de los hijos de Duque y a cualquier otro infante en un evento de posesión presidencial. El presidente no dejaba de presentar a sus hijos (por demás, encartados porque eran tres) a senadores y políticos; pobres chinos no podían estar más aburridos. Los niños deben estar en la casa, idealmente jugando y fregando la vida, antes que asistir a este tipo de eventos.