Hace pocos días me sorprendió una peculiar reunión de periodistas, nutrida, y con efusivos participantes. ¿Qué tema les atraía y copaba su atención?
En los pasillos de la plazoleta principal del Concejo de Bogotá la pregunta era qué requisitos tendría que tener un periodista para ser distinguido con el Premio de Periodismo ÁLVARO GÓMEZ HURTADO en la categoría vida y obra.
La conversación estaba llena de ejemplos, como ocurre cuando los periodistas se encuentran para hablar de lo hecho, de lo realizado o de los recuerdos que sacuden la memoria y dar datos históricos que permitan comparar o añorar otros tiempos.
Se hablaba de CPB, del Simón Bolívar, se recordaban tiempos pasados y los actuales, de cómo se seleccionaban, de la rigidez de las ceremonias, del compromiso y la rigurosidad del jurado y de la exaltación del nombre del ganador.
Todo el centro de la reflexión se centraba en la difícil misión de las personas encargadas de otorgar nada menos y nada más que el reconocimiento a la vida y obra de una persona por sus aportes o servicios a la sociedad, a la humanidad y su conocimiento sobre el tema en cuestión.
La discusión y la audiencia crecía dando opiniones sobre el otorgamiento del premio al presentador de televisión JORGE ALFREDO VARGAS, comunicador de trayectoria y reconocido hombre de medios.
¿Cuándo lo han visto en las dos últimas dos décadas en el cabildo distrital, que conocimiento tiene de las trasformaciones y modificaciones operativas de las comisiones, plenarias y los temas que actualmente rodean los debates? Todo esto asociado a si conoce las instalaciones, el nombre de los recintos y la memoria de los hombres que han transitado por sus pasadizos. Los más veteranos concejales manifestaron que no recuerdan haberlo visto.
Nadie niega el trabajo y profesionalismo del comunicador, pero ¿para vida y obra? ¿Cuántas sesiones, cuántos debates, cuántas entrevistas, cuántas horas dedicadas a los temas de Bogotá en el reciento comuneros?
Eran las preguntas y reflexiones de estos queridos periodistas que no cuestionaban a JORGE ALFREDO, sino con el rasero con el que se mide a quién se otorga la distinción y sin el sentido para el que se creó el acuerdo 23 de 1998 la Orden Civil al Mérito Periodístico ÁLVARO GÓMEZ HURTADO.
La entrega de la edición número 20 del premio más importante de la capital deja más inquietudes que satisfacciones. Fue entregado el pasado 8 de mayo del 2018 y según el noticiero CMI se hizo una convocatoria amplia e insistente a todos los medios y a la final sin ninguna explicación consistente eliminaron 45 trabajos de los presentados al azar y por falta de tiempo de los jurados, argumentaron los organizadores.
Es decir, conclusión, con qué ganas se vuelve a participar, con que garantías se participa en el Premio ÁLVARO GÓMEZ HURTADO. Una convocatoria donde no se toman el trabajo de mirar todos los trabajos de los convocados.
@JoseLRamirezM
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