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El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es consciente de que le han fallado en la primera fase de lo acordado en la mesa de diálogo y acercamiento en Caracas (Venezuela).

Se ha perdido algo fundamental: la confianza. Y deja en el ELN una preocupación: que el actual Gobierno del Pacto Histórico, al parecer, se olvida de quién es el ELN.

A juicio del ELN, el Gobierno desconoce su pasado, su presente y su futuro, lo que deja grandes dudas y la idea de que el Gobierno Petro los está utilizando, los está cogiendo a la ligera o una estrategia para meterlos en una sola bolsa con bandas de delincuentes comunes, narcotraficantes pura sangre, sicariato, traficantes de armas, paramilitares, bandas de expolicías y exmilitares, con militares que condujeron y ejecutaron los falsos positivos, con el EPL, con las disidencias de las FARC, con las Águilas negras o bandas como la Jorge Eliécer Gaitán, entre otras, es decir, por la compra de uno, llévese los demás. Todos en un mismo costal.

El proceso quedó gravemente herido cuando el ELN, en diciembre del 2022, negó rotundamente haber pactado una tregua bilateral armada con el gobierno de Gustavo Petro Urrego, anuncio que hizo el presidente de la República a espalda y sin consultar al ELN, que la calificó como grave falta a la mesa de negociación, pues engañó a los colombianos e ignoró a esa guerrilla.

Pero para empeorar aún más la situación y profundizar las dudas, Gustavo Petro soltó otra bomba, en su cuenta de Twitter, les dio un ultimátum: “o el camino de Camilo Torres o el de Pablo Escobar”, amenaza que rompe, que reta e invita a pararse de la mesa y volver al monte. Qué riesgo para la paz total.

Hay que recordar que el ELN no nació del narcotráfico, que tiene una organización política e ideológica. Su origen se fundamentó en un movimiento nacionalista, con la influencia de la revolución cubana, y por aquellos días, 1964, Colombia vivía una horrorosa etapa conocida como la violencia, en un país convulsionado, en medio de la cual los hermanos Fabio y Manuel Vásquez Castaño fundaron el ELN, con influencia de dos corrientes: el marxismo leninismo y el catolicismo, que tiene como referente la Teología de la Liberación, que nació de la iglesia católica en América Latina.

Así que el actual gobierno tendrá que reparar la confianza rota y tener presente que el ELN tiene estatus político y no va a permitir que lo metan en el mismo costal.

Hay que recordar que esa guerrilla ha participado durante cuatro décadas en cinco negociaciones con diferentes gobiernos y todas han fracasado por una sola razón: la pérdida de la confianza.

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