‘El Silencio de los Inocentes’: 30 años después, Elisa Lam y la llegada de HBO Max
Recientemente, el diario The Guardian destacaba en su homenaje a la película de Jonathan Demme como un “thriller histórico de horror y humanidad”.
Y es así. Una película que hizo historia regalándonos una reintroducción sublime del considerado mejor villano de todos los tiempos: Hannibal Lecter. Una heroína atribulada que investiga los atroces crímenes de mujeres despellejadas, Clarice Starling. Y todo ello envuelto en una atmósfera caústica, de hormonas masculinas efervescentes ante la posibilidad de capturar a un temible asesino, de introducir temas espinosos como el transexualismo en un contexto criminal y, sobre todo, de hacer del mal una mezcla de intelectualidad con auténtica perversión, un antagonista multidimensional que encuentra la manera de seducir tanto a sus víctimas como al público, aunque sus resultados sean cuestionables.
Es la película que más veces he visto en mi vida de manera consciente y deliberada, sin contar las impuestas en viajes terrestres o las obligadas por autoridad paternal. Desde luego es un dolor de cabeza para los realizadores del suspenso y el terror psicológico que en muy contadas ocasiones logran reunir una mezcla casi perfecta en actuación, dirección y guion. Si se han visto en apuros las adaptaciones de las obras precedentes y posteriores del universo creado por Thomas Harris, ni se imaginen lo que cuesta hallar algo nuevo que toque las mismas fibras y se eleve al estatus de culto.
¿Debería pasar El Silencio por el tamiz actual del correctismo para menguar su aporte? Siempre diré que cada producción artística es hija de su tiempo. Sin duda, unos le cuestionarán su retrato de las mujeres con autoridad o el mencionado abordaje al transexualismo, entre otros temas asociados al género, pero lo que logran es confirmar su vigencia. No obstante, para mí, el retrato más interesante es el de la relación entre Clarice y Hannibal, que pudo derivar en una mentoría criminal (un giro muy oscuro, aunque con cierto atractivo), pero se decantó por una extraña catarsis, el quid pro quo, en el que ambos esperan algo a cambio, en medio de la presión por salvar una vida. La química entre Jodie Foster y Anthony Hopkins reviste toda clase de análisis: desde la puesta en escena hasta los incómodos silencios, hay una cátedra de actuación que simplemente entabla un juego de poder superior al de un flirteo.
Por muchas razones más el fenómeno causado por El Silencio de los Inocentes seguirá comandando los pilares de la cinematografía sórdida, esa que cedió al encanto de un best seller, pero la dotó de un espíritu propio. Cada vez que la revisito le encuentro más fascinación, por lo que este homenaje solo pretende renovar mi embeleso ante el mecanismo que accionó una nueva forma de ver el horror en la última década del siglo XX, permeó diversas capas de la cultura popular desde entonces y todavía causa problemas a su legado. Ya se oyen voces inconformes con ‘Clarice’, un spin-off derivado de la película, pero tan deslavazada ante el extremo cuidado con los derechos de algunos de los personajes de la novela, que seguro le costará trabajo erigirse como una digna representación de la leyenda inaugurada por el bebedor de Chianti.
¿Qué pasó con Elisa Lam?
No estoy muy seguro si estamos ante un true crime del montón, pero el caso de la desaparición y muerte de la joven canadiense Elisa Lam recorre los lugares comunes (policías obsesionados, padres atribulados, huellas testimoniales dejadas en redes sociales) e introduce un elemento perturbador: ese lado poco habitual de las grandes metrópolis de Estados Unidos, abarrotadas de malvivientes, ex convictos o simplemente seres humanos sin oportunidades, que merodean en las calles como el ejemplo del Hotel Cecil, ubicado en medio de lo que llaman el ‘Skid Row’ de Los Ángeles. Ese conjunto de leyenda negra y realidad social le dan a este documental un matiz que lo distingue de otros relatos soportados en el found-footage, por demás contenidos perfectos para alimentar la paranoia colectiva tan afecta a especular sobre el origen sobrenatural de muchas desgracias, alboroto que algunos usuarios de las redes sociales transforman con facilidad en noticias falsas. Y no es para descuidar otro tema capital como el de la condición médica de Lam, su trastorno bipolar, que no puede sino aumentar el nivel del drama y culpabilidad de sus padres que autorizaron su intrépida aventura en solitario. Ojo, no es que hayan cometido un error garrafal, pero sí plantea el debate sobre cómo proporcionar esa clase de libertades a personas con historiales médicos similares. La idea es fomentar su independencia y autosuficiencia, pero en ocasiones esto puede resultar contraproducente.
Por último, es evidente que el caso nuevamente pone el dedo en la llaga sobre un hecho conexo: ¿las mujeres no pueden viajar solas? No es un asunto de mera condescendencia, el turismo en solitario ha crecido y hay ofertas para todos los gustos, pero de ahí a morir en medio de una excursión deja mucho que pensar sobre nuestra capacidad como sociedad de entender que es perfectamente posible hacer planes en soledad lo que no significa acceder a cualquier propuesta, confiar en cualquier persona o evitar ser solidarios con alguien que se encuentra en problemas. Escena del Crimen: Desaparición del Hotel Cecil está en Netflix y comprende cuatro capítulos de 58 minutos de duración en promedio cada uno.
Llegará HBO Max ¿Qué cambiará en el escenario del ‘streaming’?
El pasado jueves 11 de febrero se dio a conocer un esperado anuncio: la llegada de la plataforma HBO Max a Latinoamérica, tras su exitoso debut en Estados Unidos en junio de este año. Por supuesto, los ojos estarán puestos en la oferta de contenidos que se sumarán a esta nueva alternativa, pero también encenderán la discusión sobre cuál elegir al momento de buscar entretenimiento. Está claro que la cuota de mercado sigue siendo alta y la pandemia lo ratificó. El asunto es cómo medirán su éxito más allá de las suscripciones. En efecto: la retención es la clave para que el negocio se mantenga y allí apuntará cada marca a sacar lo mejor de su contenido para cautivar desde luego a futuros clientes, pero más a conseguir que los antiguos permanezcan fieles.
Como lo señalaron sendos comunicados en el lanzamiento de la noticia, “HBO Max dará acceso a contenido de alta calidad resultante de los 100 años de producciones icónicas de WarnerMedia amadas por fans de todas las edades – desde los niños pequeños con colecciones de dibujos animados de Cartoon Network y Looney Tunes, hasta los adolescentes y adultos a través de títulos de marcas favoritas como HBO, Warner Bros, New Line, DC, CNN, TNT, TBS, truTV y Adult Swim-. Adicionalmente, el contenido también incluye una amplia variedad de títulos originales, bajo la marca Max Originals, que son exclusivos de la plataforma presentando a creadores y talentos locales con una voz auténtica, relevante y local”.
En suma, Warner Media quiere reivindicar el poder de contar historias de las legendarias marcas que agrupa, por lo que además avanzó en los estrenos del 2021 que incluyen nuevas temporadas de Succession, Insecure, Hard y The Vow (de Brasil), el estreno de series limitadas que tanto éxito le han dado a HBO como Mare of Eastown, protagonizada por Kate Winslet, The Nevers, y producciones latinoamericanas como El Huésped Americano (también de Brasil) y la miniserie Entre Hombres (Argentina), entre otras. Como ya se ha visto, incluyen en su catálogo producciones europeas como Beartown (Suecia), que se une al éxito de Beforeigners y la andanada de series españolas de gran factura como el caso de La Peste, de la cual estrenarán su segunda temporada. El suceso vendrá con los diez años del primer capítulo de Game of Thrones, que augura mucha dinámica social y el recuerdo de sus personajes, mientras llega la esperada precuela House of the Dragon para el 2022.
Más documentales, investigaciones y mucho más es lo que se espera de HBO, cuya oferta se integrará de modo definitivo a HBO Max para el próximo verano. Y ganamos los espectadores ante tanta oferta.
@juanchoparada
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