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Empecé el 2022 con una sed insaciable por ver las películas que figuran en las quinielas por acaparar los premios a lo mejor del cine. Y prefiero continuar sediento, pues hasta el momento, ninguna de las producciones que he visto hasta ahora logra llamar mi atención como ha sucedido en años anteriores. Puede ser que la pandemia atrofió parte de mi sensibilidad o estamos al frente de las películas más elaboradas para ganar premios que se recuerde. En todo caso, las siento muy artificiosas, apegadas más a la popularidad de los elencos (y sus redes sociales), a coyunturas que tratan de justificar historias que buscan cuestionarnos, pero cuyos reclamos finalmente quedan en puros susurros. Si alguien más comparte esa sensación me gustaría que habláramos, pues para los cinéfilos de hueso colorado este primer trimestre del año es una cita obligada con cada entrega de premios, no importa si falta la mentada gala, como ocurrió con el hilo de anuncios al que terminó reducida el Golden Globe el pasado domingo. Más allá de los trapos que lucen los artistas hay un calculado movimiento sobre las películas nominadas y ganadoras, y ese registro de época es el que me interesa analizar. ¿Empezamos?

El poder del perro: Precisamente, la ganadora del Golden Globe a mejor película, un esperado regreso de la magnífica directora neozelandesa Jane Campion, a quien le vuelve sonreír la suerte tras casi 30 años de su espléndida cinta El Piano, es la que me tiene más desconcertado. Su relato base, que nos lleva a un desenlace digno del mejor de los relatos criminales que suelo buscar, se esfuerza en plasmar una tensión homoerótica en forma abrupta para señalar masculinidades tóxicas en el mundo de los vaqueros, descuidando su mejor conflicto entre el personaje de Kirsten Dunst y el de Benedict Cumberbacht y dejando a Jesse Plemons como mueble entre escenas. Me alegra que le vaya bien en otros aspectos: la fotografía de planos abiertos es de auténticas postales para enmarcar y la música de Johnny Greenwood confirma la segunda vida que adquieren los rockeros en el mundo del cine. Pero el engranaje de todo ello se hace insoportable. Solo su final salva el día. Si es la película llamada a arrasar en certámenes lo veré más como un homenaje a su creadora que por la película en sí misma.

No Mires Arriba: O El Cometa de Jennifer Lawrence, pues solo hay que verla como un alargado sketch de Saturday Night Live que se «inspira» en un capítulo de Los Simpson.  Sí, está bien toda la crítica social, pero el conjunto resulta más inofensivo que venenoso. Tiene algunos momentos y diálogos ácidos, pero el golpe de gracia que debiera dar se diluye en un final supuestamente emotivo, al que le añaden escenas postcréditos para acabarla de liar. El nuevo mal cundido por las películas de superhéroes ni siquiera aventura una continuación, son dos malos chistes que convierten la fiesta en el cielo de Este es el Fin (2013) en un post-apocalipsis mejor logrado.

La Hija Oscura: El debut en la dirección de la actriz norteamericana Maggie Gyllenhaal también parte de una premisa atractiva: la subversión de la maternidad. Pero acá lo que me enerva es que su obsesión por contarnos la historia en dos tiempos desvía su objetivo, no es thriller pero tampoco redondea el drama. Olivia Colman es una actriz a la que prácticamente nada se le reprocha, pero acá creo que hizo lo que pudo con el material que le dieron para componer a Leda.

Belfast: Sin duda estamos en la época del abuso del coming-to-age. La película de Kenneth Branagh fue para mí un quiere y no puede. La escena inicial era prometedora, con un buen contexto del conflicto religioso, pero a partir de allí la anécdota no pasa de evocar algunos momentos felices con la incertidumbre de dejarlo todo, eso sí, en un académico blanco y negro. Allí se la lleva de calle la de Paolo Sorrentino “Fue la Mano de Dios”, que consigue más emociones con solo su primera hora de metraje, claro que para mí se viene abajo con el desarrollo más trágico de la historia en lo que sigue. Si vas a contar un episodio que marque el tránsito de la infancia a la adolescencia o sea un lastre para lo que será tu vida adulta, hasta My Girl (1991) resulta infinitamente más efectiva y más traumática.

A “Tick, Tick, Boom” la soporté 14 minutos y no la he retomado. “Dune” ni de chiste la he conseguido ver. Aún me falta por ver el remake de Spielberg de “West Side Story” y «King Richard», el aporte de películas afro con Will Smith, también ganador en el Golden Globe. Me intriga toda la campaña desplegada en torno a la actuación de Kristen Stewart en Spencer (¿de verdad es tan fabulosa?) y tengo en cola Licorice Pizza, otra coming-to age, de la mano de otro gran director como Paul Thomas Anderson.

Mención aparte con el título “The Worst Person in the World”. No ha recibido toda la figuración que merece. Si bien no despliega toda la mala leche que esperaría de una historia generacional, lo que se ve alcanza para ironizar sobre lo que significa tomar un rumbo en la vida. Su protagonista es irreflexivamente perversa, inconforme y en cierto punto, divertida. Búsquenla cuando llegue a cines o plataformas. Dirigida por Joachim Trier.

Landscapers: la primera serie del 2022

Mientras llego a “Yellowjackets”, me decanté por estrenar el año seriéfilo con esta historia basada en hechos reales producida por la BBC y que la pueden encontrar en HBO Max. Susan y Christopher Edwards, una pareja convencional inglesa, fueron protagonistas de un macabro hecho judicial a finales del siglo XX por las razones más inimaginables. Aquí sí que se luce Olivia Colman encarnando a la febril Susan, haciendo mancuerna con David Thewlis (Harry Potter) en un duelo actoral en medio de las circunstancias más extrañas y con una constante evocación al Hollywood clásico. Una comedia negra con el sello de las mejores producciones inglesas, bien incómoda y un final sorprendente.

Llega “La Fortuna” al canal AMC

La Fortuna-Cortesía AMC Latinoamérica

El debut en series del galardonado director español Alejandro Amenábar (Tesis, Los Otros), visto previamente en el país ibérico en el 2021, llega a Latinoamérica de la mano del canal AMC. Inspirada en la novela gráfica El Tesoro del Cisne Negro, Amenábar reúne un elenco internacional encabezado por Stanley Tucci (The Lovely Bones, El Diablo Viste a la Moda), con actores españoles de la talla de Álvaro Mel y Ana Polvorosa para contarnos cómo un equipo diplomático pretende recuperar un valioso tesoro submarino de las manos de un hábil saqueador. Su primer capítulo lo veremos este domingo 16 de enero a las 10:00 p.m. por el canal AMC Latinoamérica (Hora Colombia).

juanchopara@gmail.com

@juanchoparada

www.juanchoparada.com

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