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En la temporada de cancelaciones y renovaciones de la televisión estadounidense esta noticia sin duda conmocionó la industria y las redes sociales ¿Cómo así que una de las comedias más vista del nuevo milenio termina? ¿No se había ultimado con la salida de su protagonista, Charlie Sheen? ¿Y cuál será su final?

Two and A Half Men, (o mil maneras de joder a los Harper) creada por Chuck Lorre (el mismo que dio vida a Cybill ¡vaya dato!, y la por ahora sempiterna The Big Bang Theory) fue la reivindicación de la comedia masculina, llena de chistes sexuales, pedos y humillaciones por doquier. Una familia disfuncional de dos hombres solteros y un engendro, donde las mujeres se representan como prostitutas, psicópatas o arpías, recorrió las pantallas desde el 2003 y superó en mordacidad a muchas otras propuestas contemporáneas, haciéndola el deleite de las noches por el cable.

El humor negro -ese que incomoda y difícilmente cale en nuestras mentes religiosas preservadas por el Divino NIño- fue el sello identitario de esta comedia, a la que ahora muchos desean su entierro definitivo. No obstante, el click que hago con nuestra pantalla es la lamentable situación del género ¿Es tan difícil hacer reír en la actualidad?

Justo en esta época que también se recuerda los 10 años del final de la carismática Friends (pese a quien le pese) la comedia americana lleva buena parte de este nuevo milenio despidiendo grandes sitcom por razones de negocio (y otras absolutamente inexplicables) Desde How I Met Your Mother hasta 30 Rock, desde The New Adventures of Old Christine hasta The Office cuesta trabajo remonta el fenómeno de audiencia y crítica logrado por Seinfeld o hasta M.A.S.H. En el medio sobreviven otras apuestas por una cierta nostalgia del público como The Middle (y sus ecos a Everybody Loves Raymond) y la «novedosa» Modern Family, que particularmente no ha podido engancharme.

Si trasladamos la radiografía a Colombia podemos sentarnos a llorar a moco tendido al ver esos «intentos» de comedia ridiculizante como La Playita. Nada más. En México también se hacen esa pregunta, por eso no sorprende el escape de Eugenio Derbez hacia terrenos más promisorios como el cine. Y lo que queda es hurgar en internet videobloggers o canales con toda clase de pendejadas (algunas muy buenas, tengo que reconocerlo)

Pero volviendo a nuestro asunto ¿cómo terminar lo que creíamos terminado? Two And A Half Men y su cantera de malos ejemplos (dirían mis abuelos) puede inmortalizarse con una esperada reconciliación para tener al menos el cameo de Charlie Herpes despidiéndose desde un paradisíaco infierno, y al tontazo de Alan durmiendo en el carro o viviendo con su madre (un final digno a mi parecer) El resto de personajes me sobra, salvando a la impertinente Bertha, quien debería trabajar para el próximo presidente de Colombia. Cualquiera que gane se merece una atención como las que solo puede hacer esta particular chacha.

La respuesta es de ustedes ¿cómo matamos esta comedia? ¿Y qué clase de humor necesitamos ahora en la televisión?

@juanchoparada

juanchopara@gmail.com 

 

 

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