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Ya no veo tv

Ya no veo tv (Pics vía internet)

Se me olvidó que existe la televisión nacional. Hablo específicamente del prime time. Desde hace un par de años escasamente veo el primer capítulo de los estrenos en ficción. Los talent shows y concursos de realidad se me hacen cansinos y exageradamente artificiales, así que solo queda ver cómo la televisión nacional intenta sorprenderme, mientras me aferro a la idea de que esta vez algo inaudito va a seducirme y crearme el hábito de seguir una producción por meses.

Es como abrir un tamal hediondo. Mientras uno lo va deshojando el olor es penetrante. Durante esta primera mitad del 2015 nos siguen convenciendo  de que acá hacemos «televisión de vanguardia» y que actores o directores extranjeros se mueren por participar en nuestros «atractivos proyectos». Va uno a ver ¿y que se encuentra? Así como el huevo podrido o la masa gelatinosa de harina que contenía el tamal hay:

-Refritos de series gringas o telenovelas argentinas, todas engavetadas. No se qué es peor de las dos (bueno ya caímos bajo cediendo a la presión de una anodina Metástasis) pero lo más insólito es la poca confianza en el producto: al aparecer en pantalla se ven supremamente trasnochadas, como de finales de los ochenta. Ya Caracol anda promoviendo su Dulce Amor ¿Para qué? Suficiente con las tres versiones de la historia que se conocen (la mexicana aún se emite en la versión internacional del Canal de las Estrellas)  La versión de ER de RCN, Sala de Urgencias, debió emitirse medio día, como los comerciales de Unesia. Puro dejavú de series médicas fantasiosas en un país donde hay que rogar, hacer cola y morirse en la misma, todo por un pinche acetaminofén.

-Las bionovelas. Resultó que nuestro país tiene superestrellas con historias dignas de ser contadas, y esta es la zanahoria corrupta del tamal. En un capricho inexplicable del destino RCN retomó el liderato (me río) del rating con dos producciones de ficción que nos tratan de «educar» sobre las vidas azarosas de un cantante vallenato y una aspirante a actriz a la que por poco endiosan como la Katharine Hepburn frustrada de la comuna 13 de Medellín. Si ese es el camino, prepárense para Interbolsa de amor, Doña Gloria o Usted no sabe quién soy yo. En contraste, Caracol replicó con una seguidilla de series a cuál más violenta (mataron a todos los extras del país en seis meses) que ya me da miedo ir a Boyacá. Trataron de bajar la espuma con una engavetada tusa que produce la misma risa que un chiste del procurador. Creo que a la gente que medio la ve solo pueden carcajearse hacia adentro para no quedar como estúpidos. Ahora tratarán de hacer cosquillas con la vida de la Madre Laura, una historia que perfectamente puede despacharse en máximo tres episodios en el prime de EWTN.

-Las «gemeliadas». Así, como las placas de carros o motos, RCN y Caracol nos ven la cara al combatir con las mismas armas ¿Todo lo Kids es sinónimo de unión familiar y buena digestión antes de ir a dormir? Ese mundo perfecto de los juegos y los sueños tiene de auténtico lo mismo que la cacareada reconstrucción facial de Meg Ryan, además de alimentar los mohínes de un pedobear. Ahora: ¡miren cómo tiemblo de ira cuando me spoilean por Twitter el último eliminado del Desafío! ese bosquechispazos low cost en el que falta que inviten a expresidentes o habitantes de la calle para darle más «picante». Además…¡cuál emoción, si los mismos participantes ya andan por acá renegando de la Copa América o alimentando su ego en cocteles sin escrúpulo alguno!

-Perdidas en la franja late sobreviven otras aberraciones como remakes de historias que dejaron un buen sabor de boca como La Maldición del Paraíso. Mónica Agudelo se fue en un buen momento, pues ver dosificada esa esperpéntica nueva versión es tan agónico como lo tuvo que ser la dolorosa espera del papá de Matador para descansar en paz ¿Y Caracol? Bien, gracias a Telemundo con su última ración de bala y Robinson Díaz en un Señor de los Cielos que se ve como una guarrada de Cinema Dinamita.

A esto hay que agregarlo una queja adicional. Rellenar los huecos de las mañanas o las tardes con repeticiones de producciones recientes sí que es sacar pecho en el pico del Everest. ¿La gente se los pidió? Que muestren la encuesta o estudio para justificar tamaña payasada. Por muy vista que haya sido una producción hay que darle su tiempo y ver si realmente vale la pena reemitirla. Pero claro, saldrán a decir que en Estados Unidos hacen lo mismo y nadie se queja.

El primer semestre de la televisión colombiana en la franja prime (ficción y entretenimiento) avanza con decidido paso a ser la nueva casa Usher ¡Estamos listos para el fin! Yo ya me adelanté.

@juanchoparada

juanchopara@gmail.com 

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