Yo estaba ahí… ¿Sabes? Esperando poder “casarme” con ella. Obvio no me quería casar, estoy jodiendo, pero quería llegar a algo serio con ella. Llevaba meses en un ambiente solitario. Por ahí me había dado besos con una que otra, habíamos llegado hasta más lejos, pero no me parecían lo suficientemente chéveres. Yo no es que fuera Brad Pitt o un tipo de esos que las hembras añoran. Pero pues me valía verga, era exigente. Y si te parece que soy un imbécil, puedes dejar de leer, quería algo lindo, limpio y de mostrar en mi casa.
Te decía que estaba ahí en un restaurante/bar de La T. La tipa me había contactado por Twitter. Desde hace años dejé de conocer mujeres por esta puta red social, pero ella estaba insistiendo demasiado. Me ponía muchos favs, me daba demasiados RTs, me mencionaban y hasta me decía por mensaje directo “lindo”, “me haces reír”, y demás pendejadas. Así que un día le dije, “bueno mami, ¿nos vemos en dos horas en La Mezcalería o le da miedo?”…
Tres horas pasaron para que la desgraciada respondiera. Solo me dijo “¡De una! Este mi celular…. “·220i21’9u321’93u’1293. Nos vemos en una hora ahí”.
Cuando llegué tenía un poco de miedo. Siempre me pasa. Me imaginé que quizás esa desgraciada era una asesina en serie que me quería hacer algo. Pero cuando sentí que me tocaban el hombro y me decían “Dani… ¿Eres tú?… Todo cambio… Monita… Flaquita… Tetas redonditas… Cara de ángel… Todo era igual como en su puto ávatar… La tipa no me había mentido… Era hermoso… Divina… Tenía un acento entre cucuteño y rolo y de inmediato me di cuenta que ella jamás le haría daño a otro ser humano o ser vivo…
Entramos al lugar. Hablamos de diferentes sandeces. ¿Qué donde estudiaste? ¿Qué de dónde eres? ¿Qué hace cuánto llevas acá? ¿Que qué te gusta escuchar? ¿Que qué te gusta comer? Y demás maricadas que uno pregunta…
De pronto la niña, que llamaremos “Lauren” me pregunto que si se podía quitar los zapatos. Que llevaba horas con ellos -unos tacones negros puntiagudos que harían venir a cualquier fetichista- y que estaba mamada. Mientas me llevaba un pedazo de sándwich de cordero, y tomaba un poco de mi Long Island le dije que sí. La verdad no le veía ningún problema a la situación. Ella sonrió, se los quitó, yo le pegué otro mordisco a mi sándwich y mi puto calvario empezó…
De un momento a otro me llegó un olor a queso… Un olor hostigante y asqueroso…
Tosí un poco e imaginé que era del sándwich… Le pegué otro mordisco pero no me llegó aquel olor… Seguí hablando con la delicia pero el puto olor no me dejaba disfrutar de su presencia… Así que llamé al mesero de forma frenética con las manos, él vino, le dije que se llevara todos los platos de la mesa –hasta el plato de ella donde reposaba medio burrito- no pareció molestarle.
Cuando no hubo comida en la mesa, tomé aire, le sonreí , y en el preciso momento en el que le iba a decir que se veía hermosa –aay ya sé, el trago me estaba cogiendo- de nuevo el olor a queso invadió mis putas fosas nasales. Era un olor nauseabundo, desgraciado, paupérrimo y asqueroso. Era un olor de mierda al que yo no me podía someter. Le dije que se acercara, ella lo hizo, el olor fue más asqueroso. Le pregunté si no le olía feo. Ella con su hermosa sonrisa dijo que no, que nada… Yo la miré por un segundo… Recordé que ella se acababa de quitar los tacones y odié mi existencia…
¡Maldita sea! Dios era un puto desgraciado. Dios no tenía misericordia. Por fin, después de quince años, creí que había encontrado a la mujer perfecta, pero resulta que la malparida tenía pecueca. Tenía una puta pecueca del demonio, y aparte de eso, ella no se la sentía. Las siguientes dos horas fueron un martirio para mí. Ella me tiraba los perros, me hablaba de su vida, me decía que yo era muy lindo, pero el olor me tenía rayado. A veces aguantaba la respiración, me concentraba en su cara hermosa de ardilla pero no podía. Era un puto requesón asqueroso que no me dejaba ni pensar. Por un momento quise decirle que su olor en los pies era insoportable. Que fuéramos a un Farmatodo, se compraba unos polvos o un spray, fuéramos a mi casa, se bañara y luego yo se los echaba y hasta le chupaba esas patas…. Fui un maldito cobarde… No fui capaz… Al final salté desesperado de la mesa, le dije que me sentía súpermaluco y pedí la cuenta… La pecuecuda esta era tan perfecta que pagó la cuenta, en serio, fui al baño y cuando volví ya todo estaba cancelado… ¡Maldita sea! Ella hubiera sido la mujer perfecta…
Al final, le dije que yo vivía en Modelia –pura mierda- que estaba prendo y que lo mejor era que ella se fuera en un Uber. Me miró un poco decepcionada pero aceptó. No sé si quería irse a mi casa o que yo fuera caballeroso y la llevara a la de ella… Me importó un culo… Simplemente quise que desapareciera con su olor a queso y no volver a saber de ella… Quizás fui muy radical… Quizás fui un imbécil pero jamás me atrevería a poner a semejante belleza en ridículo… Piensa que todo lo hice por ella… Piensa que soy el puto héroe de esta mierda..
Jamás volví a hablarle… A veces la delicia esa pecuecuda me saluda por “uazá”… Hace poco, como a las dos de la mañana… Creo que estaba borracha, me dijo que yo era un imbécil por jamás volverla a llamar… No quise decirle nada… Me he sacrificado por ella.. Fui todo un caballero… Espero que aquella mujer hermosa encuentre a un asqueroso que le aguante su olor a queso… Yo fui un puto cobarde y no la quise reformar… Quizás si le hubiéramos echado limón o leche de magnesia a esas patas todo hubiera sido diferente… Pero no me quise arriesgar… BALE BERGA LA BIDA…
TE INVITO ENTONCES A QUE CUENTES EN TWITTER SI HAS TENIDO UNA EXPERIENCIA SIMILAR USANDO EL NUMERAL #HablemosDePecueca QUE COMPARTAS, COMO YO, UNA EXPERIENCIA SIMILAR. O QUE CUENTES QUÉ HUBIERAS HECHO EN MI LUGAR O QUÉ HAS HECHO EN ALGÚN CASO SIMILAR. SÉ QUE NO SOY EL ÚNICO QUE HA SUFRIDO ESTO. POR FAVOR NO SEAS EGOÍSTA Y DA A CONOCER TU CASO. A LAS MUJERES TAMBIÉN LES DA PECUECA ASÍ ELLAS NO QUIERAN ACEPTARLO…. 🙂