Yo siempre he sentido una conexión especial con los bulldog inglés y los bulldog francés. La verdad son los únicos perros que para mí valen la pena. El resto son un montón de descerebrados buenos para nada. Alguna vez sentí cierto aprecio por los boston terrier y los mariquetas french poodles pero, ¡nahhhh!. Son igual de babosos a los demás. Hace unos años lo dije y me agarraron a insultos en mi muro de Facebook. Uno dice que quiere matar a su ex. Nadie sale a gritar. Dice que odia al presidente. Lo aplauden. Le desea la muerte a algún jugador de fútbol y tiene una tromba de acuerdo. Pero vaya diga en este cochino mundo actual algo sobre los putos perros o los “animalitos” en general… Un montón de “mongólicas” y “sapos” salen a putearlo. Estamos en una época peor que la de la inquisición. En serio. Uno ya no puede decir lo que piensa porque lo condenan. Así hayan argumentos válidos un montón de hijueputas lo crucifican. Durante las semanas pasadas sentí tanta vergüenza por mis colegas del Sí… Me daba pena ajena ver cómo insultaban y puteaban a los del No… A veces hasta me tocaba negar que yo estaba con esa partida de pendejos e insensatos… Era horrible…
Volviendo a lo de los perros… Algo tienen los bulldog… ¿Ya dije que siento que son los únicos perros que valen la pena? Cuando voy en la calle y veo uno, me toca saludarlo y jugarle un rato… A veces creo que en otra vida fui uno de ellos… En serio…Es algo que no puedo explicar pero siento esa mierda… En mi vida, mis dos mejores amigos caninos han sido un bulldog francés y un bulldog inglés… Digo amigos porque los perros no eran míos… Eran de dos panas que de vez en cuando me los llevaban a la casa a que la parcháramos… Con el francés, “Chester”, nos poníamos a ver televisión todo el día y ya… Mi pana lo dejaba cuando debía hacer vueltas y el marica pasaba todo el día ahí embelesado al lado mío con la gran pantalla… Me acuerdo una vez que se emborrachó… Fue la verga… Se nos regó un vodka en la sala del apartamento y al rato Chester estaba al lado del charco jincho de la perra… Desmayado… Por un momento nos dio miedo verlo así… Luego entendimos qué pasó y nos cagamos de la risa… Con el inglés manteníamos jodiendo a cada rato… El cabrón no podía faltar en los remates en el apartamento de su dueño… Nosotros llegábamos valiendo verga a las siete de la mañana de una fiesta y el marica era el primero que se sentaba en una silla de la sala cerca de las tornas… En nuestra cinta imaginábamos que Max, como se llamaba el cabrón, en otra vida había sido un dj de techno… Como muy del estilo de Carl Cox… Durante los remates Max casi siempre se iba a dormir un rato a eso de las once de la mañana… Pero durante todo el día iba y venía… Yo sé que con sus ojos nos decía que éramos una partida de hijueputas que nos fuéramos a acostar y dejáramos la lora… Nunca le hicimos caso… Total el marica siempre se quedaba hasta el final entre las piernas de alguna drogadicta hipster que quedaba enamorada de él… Yo solo lo miraba y me reía…
Max era un maldito condenado. Era feliz con que esas “perras” lo acariciaran durante horas… Max dejó este mundo hace dos años, le dio cáncer, nunca me pude despedir de él… A veces me sueño con ese hijo de puta… Es rarísimo… Hoy me levanté con la imagen de ese sapo sentado en el asiento del comedor frente a la consola de algún “DJ” amigo… El marica siempre lo hacía… Le encantaba que le pusiéramos los audífonos y le tomáramos fotos… A veces le poníamos las manitos en los vinilos… En ciertos momentos, como hoy, cuando estoy lleno de mierdas y obligaciones me gustaría morirme, reencarnar en un bulldog inglés y dejar de joder… Pero un bulldog inglés con pedigrí, adquirido por una familia rica del Oeste de Cali al que le dan todo y lo único que tiene que hacer es cagar, dormir, comer, ir a la guardería y sacar la lengua de vez en cuando… Porque cuando uno es un perro de esos, no tiene que preocuparse por nada, no debe estresarse, ni siquiera tiene que correr…