Hay un montón de pendejos de todos los rincones del país que me deben demasiado. Gracias a mí, ahora los invitan a eventos, van a fiestas. Les mandan regalos. Van a conciertos. A algunos hasta les pagan. Unos más babosos hablan del «cliente» solo porque les regalaron un souvenir de una marca. Gracias a mí entraron al mapa de muchas agencias así sean poco followers. Poco engagment. Poco mierdas. No quiero ser prepotente pero yo banalicé de una forma hermosa esa mierda de los influenciadores. Permití que un montón de vagos se crean la gran retrochimba (comenzando por mí).
Prostituí el marketing de influencia en Colombia de la forma más bella pero no me avergüenzo. Esa era la idea. Que un montón de idiotas se postularan, pelearan y hasta compraran cuentas para poder acceder a beneficios que jamás imaginamos. ¿Cómo lo hice? Creando ese grupo en Facebook de Influenciadores Colombia (facebook.com/groups/influenciadorescolombia).Ya no es mío. Lo vendí. Sé que quedó en buenas manos. Sé que ellos lo moderarán mejor. No me apego a nada. Solo a mi filosofía de ser libre. Cuando algo me esclaviza, me agobia, lo mando para la mierda. Así he hecho con clientes. Amigos. Trabajos. Jefes. Libros. Películas. Pasiones. Hembras. Novia. Familiares. Mascotas.
No me importa si eso me llegue a llevar a la pobreza material, espiritual, sentimental. Así que partida de mal agradecidos. Espero que lo que les conté, permanezca en los anales del Socia Media en Colombia. En la Biblia del Marketing de este cochino país. En la historia de la publicidad. Qué gracia a ese grupo del orto ahora muchos andan metidos en la movida de salir de pobres a costa de las redes sociales. Yo no la he logrado y creo que no la lograré. Por eso espero sus retribuciones, diezmo, tributo, donaciones o agradecimiento en mi cuenta de Bancolombia, Ahorros, No. 64471261066 a mi nombre. Muchas gracias. Qué Dios los bendiga. Y que Dios bendiga a esta nación de sabandijas.