A un servidor le aburren soberanamente los grandes centros comerciales de Bogotá. Rara vez me aventuro en ellos, salvo en excepcionales visitas cinéfilas. Aunque, todo hay que decirlo, alguno de ellos trae agradables sorpresas. Una de ellas fue topar casualmente con Tornamesa, en el Centro Comercial Avenida Chile, calle 72 #10-34.
En particular con su local dedicado a libros y, dos sorpresas en una, a vinos. Respecto a los caldos, son pocos y escogidos, arrinconados y discretos. Sin dudarlo me quedo con una rica y entrañable botella de Roda, de la homónima bodega española. En cuanto a las letras, siempre deambulo hasta dar con la sección de gastronomía. Pero no fue allí donde mis arterias empezaron a bombear como locas, sino en un rinconcito junto a la entrada que había pasado desapercibido.
Allí, un ejemplar de tamaño bolsillo, una ilustración discretamente gore y un título sugerente: “Bárbara a la carta”. Cocina de autor, reza a sus pies. Además, promete dos ilustradores. Mi carácter gastrobibliófilo, depredador y compulsivo, lo ojea ávidamente y le otorga la suprema categoría de rara avis. “Una obra gustosa de teatro”. Paso por caja. Sufro después una hora y media de aburridísima película antes de llegar a casa y devorar esta pequeña joya en dos sesiones de lectura nocturna.
El autor es Juan Camilo Restrepo Sánchez, quien afirma haber nacido dos veces, la primera hace 34 años. Los dos ilustradores, Mateo Ríos Escudero y Alejandra Vélez Giraldo, son bastante más jóvenes, que no novatos. Letras y trazos ensamblan a la perfección como plato de cocinero triestrellado.
El manjar de páginas corresponde a la Colección Becas a la Creación 2012 de la Alcaldía de Medellín, en la categoría de Dramaturgia. Lo edita, en primera edición de agosto de 2013, Tragaluz Editores que, como pude descubrir en la última Filbo, miman los libros de manera gozosa y sibarita.
El suntuoso banquete preparado en escena solo es apto para paladares selectos y estómagos fuertes. En algunos momentos me llevó a rememorar a aquel par de maestros cocineros, Luciano y Ludovico Cagliostro que llevaron a César Lombroso a ser el dramático protagonista del Manual del Caníbal, sensacionales y truculentas letras del argentino Carlos Balmaceda.
En este caso, Juan Camilo Restrepo nos ofrece un par de entradas, un entremés y un sensacional plato fuerte. Unas albóndigas a la portuguesa, unos filetes en salsa dulce y una cata a ciegas con galletitas de jengibre; sabores fuertes y pronunciados, para acabar con un excelso bocado puesto en escena con un elegante servicio estilo francés.
El lector es espectador, invitado y homenajeado. El autor y los personajes son los anfitriones de esta celebración de la carne y de la naturaleza desgarradora de nuestros golosos caninos. Bon profit.