El presidente de gobierno español y secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez anuncia el adelanto de las elecciones generales para julio. Se trata de una respuesta a la dura derrota sufrida en en las elecciones municipales y regionales, donde se elegían autoridades para más de 8.000 ciudades y 12 de 17 regiones autonómicas (no autónomas de acuerdo con la definición de la Constitución española). El ganador es el Partido Popular que obtuvo poco más del 30 % del total de las votaciones, mientas que la extrema derecha de Vox consiguió un 7 % del total de los votos, su mejor marca histórica y que lo ubica como aliado por excelencia para gobernar algunas regiones y municipalidades. El PP consiguió arrebatar al PSOE el poder en 6 de las 10 regiones bajo su control.
La situación de Podemos, izquierda radical, y que aterrizó en la coalición de gobierno en 2020 -el PSOE gobierna desde 2018-, es dramática. Solo creció levemente en Navarra y apenas consiguió 15 diputados en todo el territorio. Salió del panorama político de Valencia y Madrid donde la derechización será evidente. El PP que gobernaba con Isabel Díaz-Ayuso en la capital, una de las más radicales de un partido que aún se reivindica como moderado, obtuvo una mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid con lo cual tendrá un mandato aún más amplio, algo que no se veía desde 2011 cuando las elecciones regionales fueron la premonición del fin del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el comienzo de la era Mariano Rajoi. Algo que parece perfilarse de cara a las elecciones del 23 de julio.
La derrota de la izquierda española se explica por el desgaste natural luego de 5 años en el poder, y como suele suceder en los bipartidismos, transcurrido un tiempo es normal que el péndulo ideológico retorne a la contraparte. A esto se suman algunos problemas económicos en especial la inflación que este año ha cedido de todos modos, pero que no deja de causar preocupación. Y la coalición PSOE Podemos no fue del todo fluida. El discurso pro derechos humanos base del ADN ideológico de la izquierda radical han generado fragmentaciones en el seno de la izquierda. El escritor Rafael Narbona de reconocida vocación de izquierda advierte sobre la dura derrota: «Entre las razones de su hundimiento hay que citar el pacto con el separatismo, la cultura de la cancelación, la teoría queer, el flirteo con el socialismo bolivariano y castrista, el lenguaje inclusivo, la demagogia anticapitalista, los escraches, el revisionismo histórico. Ese paquete ideológico solo ha favorecido el ascenso del ayusismo, versión española del trumpismo y el bolsonarismo». Su mensaje pone en evidencia las tensiones entre las reivindicaciones de la centroizquierda española del PSOE con las de Podemos mucho más adaptadas a una España que confronta con niveles preocupantes de polarización en temas como la migración, los derechos humanos y el enfoque de género, entre otros.
La distancia entre el socialismo español tradicional y el progresismo ha quedado en franca exposición, pues la interpretación del segundo respecto al adelanto de elecciones es clara: se trata del intento de Pedro Sánchez por volver al bipartidismo y borrar las reivindicaciones del progresismo español que serán canalizadas tímidamente por una izquierda moderada a la que Podemos ve con desconfianza.
Al PP le debe inquietar el ascenso de VOX, aliado incómodo con el que seguramente gobernará en el plano subnacional y dependiendo de lo que ocurra en julio en el plano nacional. No será fácil la gestión pues el discurso de la extrema derecha anti europeo, xenófobo de cara a a la migración con incidentes en los últimos años en Ceuta y Melilla (enclaves españoles en territorio marroquí) y peligrosamente revisionista alejaría al PP de la moderación europeísta que ha marcado su discurso en los últimos años. Esto solo se ha interrumpido en la desastroza gestión de Jose María Aznar, amigo del neoconservatismo de George W. Bush y cómplice, en consecuencia, de los peores vejámenes de la guerra en Irak. En la mala hora de la izquierda española, la derecha deberá comprobar capacidad para administrar una victoria que no deja de ser incómoda.
Twitter: @mauricio181212
el apreciado profe pasa por encima de unas características de casi toda la izquierda: su petulancia intelectual ideológica , su sobradez en la doble moral (criticaban a Pinochet pero no a maduro) y su incapacidad de autocritica( en Colombia Cepedita pedía cabezas por todo y ahora hace la del avestruz)
Califica:
Me quedo con una de las frases del profesor Jaramillo: «La distancia entre el socialismo español tradicional y el progresismo ha quedado en franca exposición». Aunque, quizá, yo no la limitaría a la convocatoria de elecciones. La distancia entre los objetivos y aspiraciones, entre la visión del mundo, de la izquierda tradicional y de la nueva izquierda me parece tan grande que no debe de haber sido fácil que la coalición de gobierno mantuviera un mínimo de cohesión interna. Probablemente, el disfrute del poder acerca y crea solidaridades. O la identificación de un enemigo común, ante el que las diferencias que puedan existir pasan a un segundo plano.
Califica: