Los 75 años de Naciones Unidas ponen en evidencia la necesidad de una reflexión serena sobre su significado, especialmente en momentos en que por causa de la pandemia y el discurso agresivo de algunas potencias, la multilateralidad parece en entredicho. Aunque se insista en señalar la debilidad de las instituciones y en especial del sistema de Naciones Unidas, su utilidad y legitimidad guardan más vigencia que nunca.
Hace poco menos de 20 años, el gobierno de George W. Bush lanzaba la ofensiva en Asia Central (Afganistán) y Medio Oriente (Irak) para hacer frente al terrorismo, en esta última desafiando abiertamente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas así como al jefe de su delegación para la verificación del desarme iraquí Hans Blix. Washington se amparó en el incumplimiento de Bagdad de la resolución 1441 de 2002 del Consejo de Seguridad que ordenaba duras restricciones en materia de armamento. De poco valió la fundamentada resistencia del sistema de Naciones Unidas, pues en marzo de 2003 soldados estadounidenses pisaban suelo iraquí en una operación que cambiaría la correlación de fuerzas en Medio Oriente y reactivaría varios conflictos que han costado la vida a millones de personas. Aquello marcó la pauta sobre el rol del sistema de Naciones Unidas en estas décadas de hegemonía estadounidense y cuando han proliferado las críticas por la supuesta poca relevancia o efectividad de las instituciones. En pleno auge de la guerra contra el terrorismo, Hugo Chávez, en un encendido discurso, denunció que la Asamblea General estaba herida de muerte y que requería de una profunda reestructuración para salvar su vigencia. Actualmente, con la expansión del covid-19, el sistema parece enfrentar una de sus pruebas más complejas cuando los estados más poderosos compiten por llegar a la vacuna, y existe el riesgo fundado de que la coyuntura sanitaria profundice las enormes brechas que separan ricos de pobres.
A pesar de todo, el sistema de Naciones Unidas es hoy esencial para la democratización de la esfera internacional. Algunas de las más despiadadas críticas contra esa multilateralidad olvidan el papel que cumplió en el periodo de la descolonización para que el mundo transitara hacia un conjunto de estados más diversos y donde tienen peso y representación naciones del Medio Oriente, Sudeste Asiático y África, cuyas reivindicaciones se siguen mimetizado en los intereses de las otrora metrópolis. Naciones Unidas ha desempeñado un papel vital para visibilizar las demandas de algunos estados surgidos de ese proceso, aunque valga decir que uno de los pasivos consiste en la dilación de una solución definitiva a causas como la palestina, kurda o saharaui, heredadas de la colonización y que siguen evidenciando las limitaciones de la ONU frente al discurso agresivo y soberano de los estados. De igual modo, el Sistema ONU ha sido responsable de poner en la agenda global asuntos que incomodan a los estados y que en las últimas décadas no solo son relevantes, sino indispensables, cuando se discute sobre el avenir mundial. Derechos humanos, género, ambiente, migraciones, desarrollo sostenible e incluyente, son tan solo algunos de los temas que se han enquistado en la agenda del mundo reflejando el deseo de millones que no se sienten representados por sus gobiernos nacionales. En cada apertura de sesiones de la Asamblea General, el discurso de los mandatarios es cada vez más distante de las reivindicaciones de ciudadanos que han preferido canalizar esas demandas por la vía de organizaciones no gubernamentales o de agencias del sistema ONU, mucho más conectadas con su realidad.
Este aniversario debe recordar la importancia de las instituciones internacionales y en especial del sistema de Naciones Unidas que, como ningún estado o institución, ha contribuido a la democratización del globo, a pesar de coyunturas donde parece que no tienen cabida los temas que más interesan a los ciudadanos menos representados por los gobiernos nacionales. En el futuro próximo, tiene el complejo reto de garantizar el acceso universal a la vacuna del covid-19, a la vez que la inédita coyuntura sanitaria sirva de lección para cambiar el modelo de desarrollo por uno más compatible con la consciencia sostenible que el propio sistema ONU ha promovido en las últimas décadas.
@mauricio181212
La ONU sirve para lo que sirven, las tetas masculinas: para nada, una cantidad de viejos burócratas
incompetentes, lo mejor que hace es cobrar grandes honorarios y viáticos pasear por todo el Orbe.
Es hora de reformar ese nido de vagos. Cuando le reclamaran a los chinos, una indemnización por
el daño terrible que le hacen al Mundo entero, económico, moral y físico, junto a su cómplice OMS.
75 perdidos para los que subvencionamos ese antro.
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