
Introducción: la pasajera en el avión
En días recientes, y listos para despegar en un vuelo que tomo con frecuencia gracias a su cumplimiento y buen servicio, nos anunciaron por el altoparlante que esa evidente larga fila de aviones que veíamos por delante de nosotros se debía a que el espacio aéreo estaba muy reducido a causa de una exhibición aérea que estaban presentando.
Una pasajera en la parte de atrás, bastante ofuscada, se hizo escuchar por todo el avión, protestando porque “se trata de un problema reiterado en esa compañía.”
En fin.
Escribió alguna vez el sicólogo y profesor Daniel Kahneman, premio Nobel en Economía en el 2002, que a comienzos de los años setenta su estrecho colega le pasó un ensayo elaborado por un economista suizo, en el cual en la primera frase se refería a las suposiciones básicas de la teoría económica clásica. Aparecía que “el agente de la teoría económica es racional, egoísta, y sus gustos no cambian.”
Cuenta que quedó “atónito,” y que hasta ese momento no había estado consciente de las diferencias tan profundas entre su mundo de la sicología, y el de los economistas del edificio de al lado. “Las dos disciplinas parecían estudiar diferentes especies, fundamentalmente opuestas.»
El hecho es que después de innumerables experimentos, los economistas de comportamiento han comprobado que los humanos no fuimos muy bien diseñados para procesar situaciones que involucran probabilidad y riesgo. Y que tampoco estamos particularmente bien dotados para interpretar situaciones de carácter aleatorio.
Todo esto se debe, según ellos, a que contamos con dos sistemas para procesar pensamientos. Uno es intuitivo y automático, el otro reflexivo y racional.
El primero nos es de gran utilidad para resolver problemas de la vida cotidiana. En él se apoyaban bastante nuestros antepasados cuando veían algún animal raro merodeando sus cavernas.
En sicología, la heurística se refiere a esas numerosas reglas de dedo, eficientes y sencillas, que nos ayudan a formar juicios y tomar decisiones rápidamente. Pero tienen el problema que nos inducen a enfocar en aspectos parciales de un problema, a costa de ignorar otros de mayor importancia.
Incurrimos entonces en sesgos, o atajos mentales, sistemáticos y predecibles, que nos impiden elaborar juicios óptimos en la toma de ese tipo de decisiones.
Parte importante de la labor de esta ciencia consiste entonces en identificar heurísticas, y los sesgos asociados con ellas.
Estos dos elementos juegan un papel determinante en la teoría descriptiva formulada por el profesor Kahneman, y su ya difunto colega. El resultado fue publicado en 1979 bajo el nombre de “Prospect Theory,” la cual es un modelo alternativo a los resultados inconsistentes de comportamiento involucrados en la teoría clásica, y tan comúnmente observados en la práctica.
Pero desafortunadamente, con todo lo que viene sucediendo con la pandemia, con las redes sociales, e inclusive con la política de hasta las grandes democracias, pienso que los estudios sobre la irracionalidad humana urgen de ser ampliados en lo referente al aspecto “reflexivo y racional” arriba mencionado.
La idea de este blog es compartir con ustedes algunos ejemplos que me entretengo recogiendo de diferentes medios y que vuelan por fuera del radar, como esos nuevos drones que afortunadamente vienen apareciendo en defensa de ese infame ataque al pueblo ucraniano.
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