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Por: Lorena del Pilar Motta Forero
Gerente de Desarrollo Corporativo en GFA
El comienzo del segundo semestre del año lamentablemente estuvo marcado por atentados que conmocionaron al mundo. Los hechos perpetrados en menos de una semana en Dacca, Bagdad, Estambul y varias localidades de Arabia Saudí, nos recordaron que la amenaza de la paz no está solo circunscrita a unos grupos guerrilleros locales, sino que en el mundo existen fuerzas irregulares armadas activas que han decidido utilizar como estrategia de combate el terrorismo, involucrando a la población civil a través de pérdidas humanas, pero sobre todo, de presión psicológica, en sus objetivos de poder.
Si bien la concentración de estos atentados en una zona inestable, el impacto en número de víctimas (cerca de 285), y la asociación de este hecho con líneas radicales del islam, favorecieron la visibilidad de este fenómeno, en perspectiva la situación es aún más alarmante.
Según cifras del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y Respuestas al Terrorismo (START), a pesar de los esfuerzos realizados por los estados para excluir a la población civil de la guerra, el número de atentados terroristas han crecido exponencialmente en esta década.
Así, de 5.067 incidentes reportados en el 2011, se pasó a 11.990 en el 2013 y 14.806 en el año 2015. Esto da, para el año 2015, una media de 40 atentados terroristas al día, con sus correspondientes víctimas.
¡Un escándalo a todas luces para una sociedad que por sus logros tecnológicos se autodenomina civilizada!
*Geografía del Terrorismo
Ataques terroristas en el año 2015. Concentración e Intensidad.
Fuente: Global Terrorism Database -START
Al margen de los juicios políticos, ideológicos y militares que se derivan de esta estadística de la muerte y el terror, y de la conclusión inevitable de que en el Nuevo Orden Mundial la falta de un liderazgo claro es fuente de anarquía que puede llevarnos a escenarios cercanos a los que se vivieron a comienzos y mediados del siglo XX, (revisar la historia de las dos guerras mundiales) la reflexión de esta entrada de blog se centra en la responsabilidad que tenemos todos en estos hechos y cómo asumirla adecuadamente.
¿Sorprendido? Pues sí, a pesar de que los atentados terroristas se generen al otro lado del planeta, es posible que usted, sin saberlo, esté apoyando este fenómeno que dice condenar ¡Usted puede estar alimentando al enemigo!
No es un secreto que mantener un ejército ilegal y adelantar todas las operaciones de logística que requieren los atentados, necesita de un importante músculo financiero. Parte de los recursos provienen de extorsiones y otras actividades al margen de la ley, como el narcotráfico.
También, es verdad, que algunos grupos económicos importantes del Medio Oriente han financiado actividades en ciertas zonas del planeta. Pero, vista la situación de manera global, todo flujo de recursos que se maneja, por consideraciones individuales y egoístas, a través de canales paralelos (léase paraísos fiscales), con la “intención inocente” de minimizar el impacto tributario, es susceptible de parar en manos de estos grupos cuyo motor es la sangre. Las “inversiones invisibles” buscan “financiación invisible”.
Así, cuando usted decide ahorrar unos pesos de impuestos utilizando vías oscuras o es laxo en el cumplimiento de la normatividad para detectar, frenar y denunciar operaciones de lavado de activos y financiación del terrorismo, puede estar financiando, sin saberlo, su propia muerte.
El cumplimiento de la normatividad tributaria, bajo principios éticos, y de aquella aplicable a la lucha contra el lavado de activos y financiación del terrorismo (LA/FT), va más allá de las cifras frías de los estados financieros. Operaciones éticas y apegadas a la ley, salvan de manera indirecta, vidas.
Si requiere asesoría sobre cómo aplicar adecuadamente esta normatividad tributaria y de AL/FT puede utilizar una asesoría de una firma de auditoría forense. Está en sus manos, dejar de alimentar al enemigo y contribuir a cuidar la vida de cientos de personas en el mundo… tal vez la suya propia.