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Por: Lorena del Pilar Motta Forero, consultora en Global Forensic Auditing (GFA). 

A raíz de las recientes medidas anunciadas por el gobierno de los Estados Unidos para combatir el crimen trasnacional (ver nota Huella Forense), incluyendo la polémica orden ejecutiva para restringir la inmigración desde 7 países musulmanes, el tema de terrorismo ha vuelto a ser noticia de primer orden.

¡Y no es para menos! Según el Índice de Terrorismo Global 2016 (ITG), publicado por el Instituto de Economía y Paz, a partir del análisis de la base de datos global de terrorismo (GTD), en el año 2015 los atentados terroristas le costaron al mundo 89.000 millones de euros, y fueron la causa de la pérdida de 29.376 vidas humanas, con lo cual el 2015 es hasta ahora el segundo año más sangriento en la historia del terrorismo detrás del 2014.

En el estudio se deja claro que estas cifras, si bien de por sí ya resultan escalofriantes, deben ser complementadas con estadísticas en construcción asociadas a heridos y refugiados, otra cara de la tragedia humana derivada de estos actos.
Este índice que compara a 163 países (99,7% población mundial), lo encabezan Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán y Siria. En el caso de Irak, el terrorismo impacta a la economía de ese país en casi 17% del PIB, siendo este un gran lastre para el crecimiento y el avance en los indicadores de desarrollo humano.

Las regiones centro y noreste de África, el Medio Oriente y Asia, son las que presentan mayor incidencia del fenómeno. No obstante, se ve con preocupación el creciente protagonismo de Europa. En este sentido, en el informe se resalta que los países de la OCDE presentaron entre el 2014 y el 2015 un incremento en pérdidas de vidas humanas por terrorismo del orden del 650%.
Colombia ocupa la poco honrosa posición 26 siendo, en el continente americano, el país con la mayor incidencia terrorista, esto debido a la presencia de movimientos al margen de la ley, como las FARC y el ELN que a la fecha de corte del análisis (diciembre de 2015), todavía se encontraban activas en el país. En segundo lugar, se encuentra Estados Unidos, en la posición 36.

https://www.esglobal.org/mapa-interactivo-del-indice-terrorismo-global-2016/
Evolución de indicadores

Si bien durante el año 2015 se redujo en un 10% el número de países que son víctimas del terrorismo y el número de muertos por estos ataques, siendo la primera vez que se da una disminución en estos indicadores desde el 2010, el índice general se deterioró un 6%. Lo anterior se explica porque en varios países el terrorismo aumentó su intensidad, pasando de ser un fenómeno moderado a uno de gran escala.

Dentro de los 76 países que, encabezando el ranking de terrorismo, presentaron una reducción en ataques y víctimas, están Irak, Nigeria, India y Tailandia. En Irak y en Nigeria, los avances están asociados al control de grupos terroristas que actúan en esos territorios como son Boko Harem (Nigeria) y Daesh (Irak).

Por contraste, dentro de los 53 países que presentaron un retroceso se encuentran Francia, Turquía, Arabia Saudita, Kuwait, Túnez y Burundi.

Cabe resaltar que el consuelo de la reducción del 10% en víctimas y países afectados, es un consuelo de tontos, ya que el año 2014 ha sido el año de más terrorismo global y en el cuál las tasas se incrementaron en un 80% con respecto a periodos anteriores.

Fenómeno global, concentrado y en proceso de rápida expansión

De acuerdo con los análisis que acompañan al informe del ITC, el terrorismo puede ser catalogado como un fenómeno global de impacto concentrado, pero en un creciente proceso de expansión. Según el informe, el 72% de las muertes por terrorismo se producen en cinco países (Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán y Siria) y el 74% de las muertes están relacionadas con 4 grupos terroristas (Daesh, Boko Harem, Talibanes, Al Qaeda).

Pese a esta concentración, el terrorismo es un problema claramente trasnacional. De los 163 países analizados, 129 presentaron por lo menos un incidente terrorista en el año 2015, siendo un número importante consecuencia de la migración de grupos que fueron objeto de ataque en un país, a países aledaños.

Es así como el grupo Boro Haram, controlado en el 2015 en Nigeria, expandió su acción a Niger, Camerún y Chad. Otro tanto ocurrió con los éxitos militares contra el grupo terrorista Daesh en Irak, que resultó en la expansión de esta organización a 15 nuevos países, terminando el año con una presencia en 28 países de todo el globo. Por esta razón, medidas tomadas por pocos gobiernos y que están concentradas en una región específica, pueden ser contraproducentes.

Sofisticación de los ataques y cooperación entre grupos al margen de la ley

Los ataques terroristas reportados son cada vez más complejos, gracias al uso intensivo de apoyos tecnológicos, tanto para la planeación como para la financiación y la ejecución del mismo. El secuestro, la extorsión, el tráfico ilícito de bienes falsificados y de obras de arte, el contrabando de tabaco, el narcotráfico, la explotación ilegal de bienes forestales y la colaboración con funcionarios corruptos, son algunas de las vías de financiación de los grupos terroristas, lo que demuestra el alto grado de colaboración entre las organizaciones criminales. El uso del ciberespacio para la coordinación de ataques y movimiento de capitales, es una realidad.

Frente a esta colusión y tecnificación de organizaciones al margen de la ley, la acción aislada y desordenada de los organismos que combaten el terrorismo, es una fórmula perdedora.

Multiplicidad de causas

La presencia de conflictos no resueltos en el Estado y la presencia de grupos al margen de la ley, es un factor que explica el 93% de los ataques terroristas ocurridos en el año 2015.

Las causas profundas, sin embargo, son diferentes entre los países desarrollados y los en vía de desarrollo. En los primeros, el desempleo juvenil, el acceso a las armas y la desconfianza en las elecciones son causas del terrorismo. En los segundos, la corrupción y las brechas sociales, explican la proliferación y el apoyo a los grupos terroristas.

Resultaría interesante cruzar los resultados del ITG con los del Indice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional (ver artículo). La lucha contra la corrupción encuentra en esta asociación causal un nuevo motivo para su intensificación con medidas serias y de largo plazo.

Análisis general

De lo evidenciado en el análisis del informe del IGT, resulta claro que el terrorismo es la principal amenaza a la seguridad global, que llegó para quedarse. El gran impacto en términos económicos y en número de vidas humanas, amerita que se le otorgue la importancia que se merece para que pueda ser erradicada.

Si bien se suele vincular al terrorismo con fanatismos religiosos, su naturaleza es diversa y está asociada a fenómenos tan graves como la corrupción y las ineficiencias de los modelos económicos y sociales. Por esto, la acción militar antes que resolver, profundiza el problema y nutre, por los desbalances económicos, humanos y sociales que genera, al enemigo que pretende atacar.

Dada su naturaleza transnacional, el terrorismo requiere medidas concertadas por varios gobiernos, con un enfoque global y de largo plazo. De continuar con medidas unilaterales y sectorizadas, los grupos terroristas continuarán extendiéndose por el mundo, alejando así toda posibilidad de control.

La acción coordinada no solo debe involucrar a organismos especializados en terrorismo. La interrelación demostrada en ese estudio entre varios grupos al margen de la ley, justifica hacer frente común para asfixiar a las organizaciones criminales de talla trasnacional.

Pasando por el filtro de lo anteriormente expuesto las medidas anunciadas por el gobierno de los Estados Unidos para controlar a los grupos terroristas, se hace evidente su carácter improvisado y su desajuste con la realidad y complejidad del fenómeno.

Operaciones militares o de bloqueo de visados son soluciones miopes y simplistas. Acciones que podrían ser más efectivas como hacer seguimiento a las operaciones multimillonarias con las que los terroristas hacen blanqueo de sus recursos y que, en ocasiones, permiten también el financiamiento de estado vía bonos del tesoro, tal vez nunca lleguen. Ese es el peso real y lamentable que tienen los intereses económicos sobre otras prioridades en la agenda de varios presidentes de turno.

¡El problema está desbordado, y las soluciones siguen siendo egoístas, impulsivas y cortoplacistas!

Epílogo: Aunque en Colombia no se ha generado la primera acción penal por financiación del terrorismo, el peligro de que una entidad sea utilizada para financiar estos grupos es latente. La cooperación entre los grupos al margen de la ley y su capacidad de innovación, eleva la probabilidad de que este riesgo se materialice en las empresas. Revisar el mapa de riesgos, con este enfoque, importante, para lo cual acudir al apoyo de empresas especializadas en gestión de riesgos como GFA, puede ser de gran utilidad.

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