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¿Por qué el crimen de George Floyd es un crimen racial?, le pregunté a Nahúm. Después de eso la conversación duró cuatro horas. Ambos teníamos visiones y argumentos distintos, incluso opuestos. Más de una vez las emociones nos hicieron pelear por la palabra, interrumpir al otro y negar con la cabeza mientras se escuchaba. Y aunque al final no llegamos a un acuerdo, nos despedimos con un abrazo, mientras agendábamos fecha para una próxima tertulia.

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Fotografía tomada de Pixabay

¡Qué raras son ahora las conversaciones sin etiquetas! Una risa nerviosa me invade al pensar  qué habría pasado si hubiera hecho esa pregunta en mis redes sociales ¡Me habrían apedreado sin conocer si quiera mi opinión! Sería tildada de racista e ignorante, me hubieran mandado a leer, y si descubren que soy negra dirían que mis privilegios me tienen cegada y se rasgarían las vestiduras ante mi presunta falta de empatía. ¡Ja! y si se enteraran que soy cristiana y estoy casada con un europeo blanco, no me quiero imaginar los ingeniosos adjetivos con los que me desacreditarían. Tal parece que hoy día los problemas sociales son tan simples y sus soluciones tan obvias que se pueden leer en simpáticos eslóganes, que no admiten controversia.

Hacer preguntas se está convirtiendo en un acto subversivo. Tomemos como ejemplo un caso lamentable que ha tenido un fuerte ahínco en las redes sociales. La muerte de George Floyd activó al movimiento contra el presunto»racismo sistemático» en EE.UU, Black lives matter, expresando sus consignas en protestas pacíficas aunque desafortunadamente muchas de ellas terminaron en actos vandálicos.

A primera vista, la idea de que Chauvin haya sido motivado por el odio está lejos de ser descabellada, para nadie es un secreto que la mancha del racismo no fue limpiada por la sangre de los mártires que lucharon por la libertad de las Américas y hasta el sol de hoy, los afrodescendientes seguimos enfrentando las consecuencias de semejante ignorancia. Ni siquiera la tierra de las libertades es la excepción.  Hace menos de 60 años en Estados Unidos existía la ley Jim Crow, promulgada por los demócratas, que amparaba la segregación racial y obligaba, por ejemplo, a las mujeres negras a levantarse de su silla para darle su lugar al hombre blanco que acababa de subir al autobús. Sin embargo: ¿Cómo es que se llegó a esa conclusión de que el asesinato de George Floyd es un crimen racial? ¿Solo porque Floyd era negro?, ¿Qué se sabe de Chauvin? ¿Es un supremacista racial?, ¿Qué hace un racista casado con una mujer migrante de Laos? ¿No será que el crimen obedece a un problema de brutalidad policial? Teniendo en cuenta que Chauvin guardaba en su historial 18 quejas ciudadanas por comportamiento abusivo; el caso de Floyd es, quizá, una consecuencia de la negligencia policial al no destituir con anterioridad al uniformado incompetente.[1]

En consecuencia de la evidencia, Derek Chauvin fue acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario; entonces ¿por qué marcha Black Lives Matters en nombre de George Floyd? o mejor aún ¿es pecado formular estas preguntas, dar una opinión o siquiera expresar una visión diferente? El reconocido presentador Grant Napear de los KINGS de Sacramento de la NBA tuvo que renunciar al oficio que ejercía desde 1988 y fue despedido de Sports 1140 KHTK acusado de racismo y antipatía,  ¿Por qué? Por responder «All lives matter» cuando se le preguntó en Twitter su opinión sobre el movimiento Black lives matter.[2] ¡Absurdo!

Es preocupante la ligereza con la que se usa el término crimen o discurso de odio y la exigencia de condenas justificadas con suposiciones y prejuicios grupales. Negar la existencia y tendencia de injusticias por razón de raza, sexo o afiliación política a lo largo del continente sería una canallada, pero también lo es el desprenderlos de su complejidad; pues no habrán soluciones coherentes con la realidad y por ende eficaces, si nos permitimos perder la sobriedad para embriagarnos del fanatismo ideológico que nos divide. El Creador le concedió al ser humano el don de razonar, y esa es la base de su libertad. Por supuesto que esta virtud tiene sus desafíos pues cada cabeza construye cosmovisiones distintas, sin embargo, la existencia de la verdad es una guía que nos destina a la unidad, si existe, claro, el compromiso de buscarla. Sin embargo, si se pierde la independencia intelectual no solo para abrazar la corriente de lo “políticamente correcto” sino también para censurar a los que se oponen, abriremos la puerta al despotismo.

La globalización mediática no parece habernos hecho más diversos sino que nos obliga a ser iguales. Ahora resulta que hay que pensar como grupo y no como individuo, si eres negro, mujer o cristiano se exige lealtad intelectual a la opinión publicada. El cuestionamiento se ha tornado ofensivo. La racionalidad crítica se ha vuelto instrumental. Cuestiones como estas no aparentan gravedad al contemplar las grandes brechas socioculturales que nos dividen, pero lo son. Paulatinamente las ágoras se van desmoronando ante la agresividad del afloramiento de un pensamiento único, en el que el sentido común se desprende de la veracidad para convertirse en un discurso incuestionable y pasional, amenazando nuestras frágiles democracias. La comunicóloga española Johanna Mittermeier  afirma que la posmodernidad, con la debilitación de verdades absolutas, ha creado condiciones que favorecen el florecimiento de los populismos actuales que, como visto, tienen el peligro de  convertirse en totalitarismos basados en mentiras. [3]

La democracia es una de las respuestas a la necesidad de unidad ante la diversidad social, la cual no solo es sexual, racial o religiosa, sino también de pensamiento. Pero la democracia puede ser destruida desde sí misma, cuando se convierte en una escuela de pensamiento y se estigmatizan no solo las opiniones contrarias sino también al que sugiere alguna responsabilidad a los miembros de comunidades victimizadas. Es en el ejercicio de ella que los antagonismos trabajan para encontrar soluciones prácticas y acordes con los hechos, y no la eliminación de la disparidad como lo sugieren las teorías marxistas.

La progresiva desaparición de los medios de comunicación tradicionales bajo el auge imponente de la virtualidad prometía la democratización de la información, la desmonopolización de la verdad y la libertad de expresión. Sin embargo, las plataformas digitales se han convertido en un campo de batalla en el que no hay lugar para esa paz incómoda que todos sentimos cuando la verdad aparece y alguien ostenta la bandera de la razón. O la ausencia de aquella cuando los laberintos que crean nuestros argumentos nos llevan a la investigación. Al observar las confrontaciones en las redes sociales, es como si la verdad no fuera realmente importante, sino quién levanta la voz con más fuerza.

La intolerancia que reclama la libertad de expresión es la paradoja a la que nos enfrentamos hoy día. Landa Cope, en su libro ‘Comunicando Claramente’ explica la importancia de luchar por este derecho, pues garantiza mi libertad de ejercerlo en el futuro. Atacarlo germinará en mi propia censura[4].

Por Perla Murillo  / Edición: Yerani Fernández Fernández

[1]  Andrew, S. (2020, 8 junio). CNN. Lo que sabemos de Derek Chauvin, el expolicía de Minneapolis acusado de la muerte de George Floyd. https://cnnespanol.cnn.com/2020/06/08/lo-que-sabemos-de-derek-chauvin-el-expolicia-de-minneapolis-acusado-de-la-muerte-de-george-floyd/

[2]  ESPN News Services. (2020, 3 junio). Sacramento Kings play-by-play announcer Grant Napear resigns after «All Lives Matter» tweet. ESPN. https://www.espn.com/nba/story/_/id/29257525/kings-play-play-announcer-grant-napear-resigns-all-lives-matter-tweet

[3] Mittermeier, J. (2017, 30 junio). Desmontando la posverdad. Nuevo escenario de las relaciones entre la política y la comunicación. Universidad Autónoma de Barcelona. https://ddd.uab.cat/pub/trerecpro/2017/hdl_2072_293810/TFM_Johanna_Mittermeier.pdf

[4] Cope, L. (1996). Clearly Communicating Christ: Breaking Down Barriers to Effective Communication (1.a ed., Vol. 1). YWAM Publishing.

Ramos, A. (2020, 7 julio). Más de 900 marcas se suman al boicot en contra de Facebook. CNET en Español. https://www.cnet.com/es/noticias/boicot-publicitario-contra-facebook-instagram/

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