Las primeras declaraciones advertían de la presencia de un ñero al que le gustaba el rock. El sindicado fue visto la última vez en las inmediaciones del puente de la Novena, el famoso puente que levantaron en la Ciudad Bonita y que en plena apertura introdujo un rencor casi caprichoso entre los ñeros que no nacieron en la sicaresca ciudad de Bucaramanga.
Julio González (agente de Tránsito): lo vi un par de veces, llevaba una gorra blanca, una camisa del Bucaramanga, un mocho Tommy y unos Adidas. Iba siempre escuchando música, todo enmarihuanado. ¿Que qué música escuchaba? ¡Y yo cómo voy a saberlo!
Marcos García (vendedor de chicles): pasaba todos los días por el puente, a eso de las cuatro de la tarde. Iba casi siempre solo, prendía un porro y se lo fumaba caminando. Llegaba al otro lado del puente y se devolvía por la otra acera. ¿Cuándo no iba solo? Pues cuando no iba solo iba con más ñeros, con los del Mutis. ¿Qué si portaba cuchillo? Ni idea, yo creo que sí.
Según el testimonio de quienes lo vieron alguna vez, el ñero era indefenso. Lo que diferenciaba a este de los demás ñeros de la ciudad era, tal vez, la música que decían que escuchaba.
Lina Luna (estudiante de Ambiental en las UTS, madre soltera): a pesar de su pinta de ñero violador, muchas madres estarían más tranquilas dejando a sus pequeños al cuidado de él y no en manos de esas chicas angelicales que uno nunca sabe.
Nayibe Gamboa (colega de Lina Luna): una vez lo escuché hablando de música. Decía que lo que encontraba en las tecnocumbias y el reguetón no le inspiraba nada. ¡Yo no lo podía creer!
Lo que se dice del ñero que escucha rock no es «que hay un ñero que escucha rock». La sentencia casi siempre invoca los mismos términos para referirse al inusual fenómeno, la gente dice: música satánica.
Julio González: eso es lo que uno se pregunta, ¿entonces por qué este no se viste de negro?
El fenómeno se hizo visible gracias a Facebook, donde, después de dos meses de preocupación, el misterioso ñero sigue siendo tendencia. Los periodistas de los medios más representativos de la ciudad han acudido, sin éxito, al sitio de los hechos, sin otra intención más que la de aclarar lo-que-se-dice.
Brayan (ñero del sector): una mentira total, el vago ese que tales no escucha rock.
A pesar de las estrategias casi ridículas, apoyadas por los medios de comunicación, esta es la hora y a ciencia cierta no se sabe nada del ñero al que le gusta el rock. Los de la UIS dicen que la investigación no ha generado frutos porque los periodistas que están detrás del caso son egresados de la UPB. Otros, más realistas, tanteando la probabilidad del caso, aseguran que el tal ñero que escucha rock no existe. Amigos fantasma del gobernador de Santander han dicho que en los próximos días se ofrecerá una jugosa recompensa a quien facilite información que permita dar con el paradero del extraño espécimen de ñero que se dice que ha nacido en la ciudad de Bucaramanga. Los blogueros de El Tiempo estaremos atentos para informar a los colombianos acerca de la evolución de este insólito caso.
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