El coronavirus le ha recordado a la humanidad que no es invencible y que su forma de vida es insostenible, la respuesta para muchos sería volver a lo básico, volver al origen.

Como consecuencia de esta pandemia mundial se está logrando algo que no habíamos logrado en décadas. Conciencia, conciencia colectiva desde todo punto de vista. Un cuestionamiento a nuestra existencia, a nuestros hábitos y actos.

En las crisis más profundas de la humanidad se han dado los más grandes avances.

Este es un momento para hacer un balance no solo como sociedad, si no como individuos, sobre diferentes aspectos vitales que quizá tenemos descuidados.

Estar en casa nos obligó a quitar lo que no es esencial, usar ropa cómoda, comer alimentos preparados en el hogar, dejar a un lado el maquillaje y alejarnos de la sociedad para acercarnos a nuestras familias.

Uno de los aspectos más sensibles y observados es el financiero, la incertidumbre provoca que no gastemos por miedo, muchos con sus ingresos reducidos y otros paralizados ante la duda. Mucho se habla de una inminente crisis financiera mientras ambiguamente se ven cifras de recuperación vertiginosa ¿Cuándo se terminará esto? 

Sea cual sea la situación actual es fundamental hacer un balance para evaluar las contingencias, beneficios y oportunidades. No todo es malo en materia financiera, algunos gastos se han visto reducidos y puede ser una oportunidad para salir de deudas o, incluso, invertir.

Respecto al auto cuidado, el ejercicio y la salud mental han sido los protagonistas, el sedentarismo es algo cotidiano en nuestra vida normal pero en estas circunstancias disminuimos hasta los pasos que damos. La salud mental es un aspecto que en Latinoamérica no vemos como una prioridad, pero en estos días la ansiedad, la depresión y los trastornos de sueño se hacen más evidentes.

El planeta seguramente fue de los más beneficiados, antes del covid-19 ya veníamos haciendo cambios y prestando atención a los efectos de la contaminación, incluso, estábamos en alerta ambiental. Se venían tomando pequeñas medidas como el uso de la bolsa de papel y las botellas de vidrio en lugar de plástico.

La revolución industrial y el afán de ser productivos nos tienen al borde de un planeta al borde del caos.

En esta carrera hemos olvidado lo básico

Optimizamos tanto que no vimos los efectos, poco a poco buscamos la forma de recuperar y mitigar el daño que le hacemos al mundo. ¿Debemos regresar al origen?

Desde la alimentación, convertirla en óptima nos costó la salud, ya nada es verdadero, bebemos jugos de “fruta” llenos de colorantes, persevantes y saborizantes. ¿Alguna vez revisaste la cantidad de fruta que tiene un jugo de caja? 

Siendo objetivos, ni siquiera las frutas y verduras son 100 % naturales, tienen químicos para conservarlas, para hacerlas crecer más rápido y hasta modificaciones genéticas para que luzcan mejor.

Hace un tiempo viene creciendo la tendencia de volver al origen, no solo por la sostenibilidad si no por nuestra propia salud; comida artesanal, vegetales orgánicos, cosméticos naturales. Incluso, migración a ciudades más pequeñas con mayor calidad de vida.

Y aunque suena a un neo hippismo, poco a poco se empiezan a ver cambios en el consumo.

Volver al origen no es retroceder, dice la canción de Macaco, que busca la reflexión sobre la modernidad que nos alejó de lo esencial. Este año nos enseñó a valorar lo fundamental, salir al parque a tomar sol, abrazar a la abuela, preocuparse por los más vulnerables, a alimentarse adecuadamente y hasta a hacer ejercicio.

El covid es un gran reto para la sociedad en muchos sentidos y cambiará radicalmente muchos hábitos y prioridades, esperemos que para bien.

¿Qué cosas positivas sacaron este año tras la cuarentena?