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Señor Presidente, salve a Colombia y, de paso, su dignidad

No tengo cabida por múltiples razones en esos clanes o “mafias” que, de tiempo atrás, se vienen formando de manera hermética en los medios de comunicación, y que se creen los portadores de la única verdad y que, además, nos tienen encasillados a leer sus escritos timoratos y de verdades a medias como verdad revelada, dándole realce a unos protagonistas de poca monta por algunos actos y/o hechos de corrupción, pero sin el suficiente carácter y “verraquera” para “poner el dedo en la llaga” y presionar hasta que supure la materia podrida, estableciendo así, la cantidad y clase de células malignas que están detrás de estos “carteles putrefactos” y que carcomen y gangrenan silenciosamente a la sociedad .

No tengo la menor duda de que el presidente Santos conoce y sabe a ciencia cierta de los índices tan bajos de su popularidad y de su pésimo y desacertado gobierno, como tampoco la tengo, de que ninguno de los “zascandiles palaciegos”, incluyendo, por supuesto, a los miembros de su “opaco” gabinete, han tenido la suficiente entereza y honradez, debido a su pusilanimidad, de informarle lo que se comenta “vox populi” en todos los rincones de la geografía nacional: “El presidente Santos, ha sido uno de los presidentes colombianos más corrupto, no por haya cometido delitos contra la administración pública, sino porque en sus dos gobiernos creció y se fortaleció, en grado sumo, la corrupción”.

¿Por qué creció y se fortaleció la corrupción con Santos? Respuesta sencilla: ni los operadores judiciales, ni los órganos de control, ni los medios, aunque son de su bolsillo, tienen acceso al manejo “encriptado y esotéricamente codificado”, que se le da a la “repartija amañada” de los corruptores, pero fuente de riqueza ilícita, “Cupos Indicativos”, por parte del alto gobierno (léase Minhacienda), y a los cuales es casi imposible hacerles un seguimiento de control porque el negocio redondo y su venta gravitan en dinero contante y sonante. O sino, que los acuciosos Fiscal, Procurador y Contralor hagan el ensayo de investigar y constataran que les “va peor que a los perros en misa”.

Señor presidente Santos, su mayestática como Jefe de Estado y su dignidad, de días atrás, viene siendo vilipendiada y menospreciada por un poder legislativo mercantilista, venal y corrupto, sin sentido patrio y quienes sobre ponen el interés personal al general, sólo les interesa acrecentar su poder económico valiéndose de su investidura para ejercer un fraudulento, desaforado y descarado “tráfico de influencias”, camino expedito que les permite entronizarse en la corruptela política negociando por la compra venta la conciencia de “lideres pueblerinos” miserables y famélicos, quienes tienen en cada pueblo los “borregos” e “idiotas útiles” que depositan su voto por el señalado por el corrupto y corruptor líder, sin saber cuánto le pagaron a éste por su ingenuo voto, y que les corre “pierna arriba”.

En Colombia se viene teniendo y soportando, hace bastantes lustros, un Poder Legislativo conformado por una mayoría de miembros que se han distinguido por tener a su favor una exasperante ineptitud, respaldada en su falta de conocimiento no sólo en lo académico, sino en lo cultural, en lo moral y en lo ético, pero con una proclividad asombrosa para transgredir con su conducta punible cualquier norma consagrada en el estatuto penal, creyendo que su calidad de “aforado” le garantiza la impunidad, y así lo es, según se pudo corroborar con el inverosímil escándalo del “Cartel de la Toga”, el cual “vendía” al mejor postor sentencias absolutorias, y a los de las mínimas posturas, se les garantizaba su “engavetada”, como ocurre en la actualidad con algunos procesos de ciertos privilegiados parlamentarios.

Está demostrado plenamente que si se quiere tener una verdadera y drástica reforma a la política y a la justicia, éstas más descompuestas que una “tajada de pecueca”, se tiene que recurrir a mecanismos distintos al de la vía legislativa y éstos se encuentran en una Asamblea Constituyente, ya que tanto en el poder legislativo, como en el poder judicial existen muchos Bustos, Ricaurte, Malo y su bigornia, y que impedirán a toda costa su feliz término procurando no perder ningún beneficio lucrativo a su favor, como ha ocurrido en tantas fallidas reformas.

Señor Presidente Santos, Usted ha tenido mala suerte o le ha faltado voluntad política para defender a ultranza las reformas que se le han hundido y ojala se hunda la que se tramita porque todo lo que sea “trasquilado” queda feo. Usted está siendo “manoseado” por el imberbe y prepotente presidente de la Cámara de Representantes, cuyo único mérito sólo descansa en su apellido, como también, es víctima de todos los “desleales” que se sentaron en la mesa opípara en donde el menú principal era: “Cupos indicativos gratinados en salsa clientelista”.
Recuerde su actitud anterior, frente a la lealtad y la traición

En sus manos está la salvación de Colombia, y el mejoramiento de su imagen y concepto para la posteridad, y la única salida es convocar una Constituyente, que de seguro exterminará la corrupción en todo el país y cuyo foco contaminante se encuentra concentrado y dormitando en plena Plaza de Bolívar de Bogotá en el Capitolio Nacional y en el Palacio de Justicia. Busque los medios más ajustados a la juridicidad, y recuerde que en Derecho las cosas se deshacen como se hacen.

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, octubre 27 de 2017.

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