Unidad Nacional: maquinaria política vergonzosa.
Ostentar la Jefatura de Estado y la Jefatura Política, fomenta la corrupción y atenta contra el ejercicio pleno de la democracia.
Esta maquinaria vergonzosa e incómoda para una plena democracia tiene un Operador en jefe de la manguala, único e inigualable, el señor Presidente de la República. Nunca antes habíase visto, ni aún en los interminables mandatos de Uribe Vélez, que el gobernante de los colombianos, sin ningún recato, cohonestara e incitara a los mandatarios regionales, locales y, lo más grave, a la clase política al despilfarro del erario, abriendo impune y públicamente las puertas para dar paso al delito de Corrupción al Sufragante y facilitar la “coima” o “serrucho”, con el anuncio de la derogatoria de la Ley de Garantías, dejando intacto los perversos cupos indicativos, como complemento perfecto para vigorizar el clientelismo.
Si los politiqueros que conforman la Agencia clientelista de la Unidad Nacional, creen que con este maridaje empalagoso están reestructurando, modernizando y fortaleciendo sus partidos o movimientos políticos y que esta alianza, puntal de ominosos beneficios burocráticos y económicos a través de los “cupos indicativos”, es el medio idóneo para hacerse merecedor de una catarsis que exculpe sus acciones y hechos punibles, están equivocados de cabo a rabo e incurren en error craso, por cuanto el contubernio en mención menoscaba la democracia, polariza y atomiza los partidos políticos, cierra espacios de participación y corrompe a las personas, además, la prescripción del delito está distante, y la justicia cojea, pero llega, aunque sea tarde y así se tenga que esperar la llegada de un Fiscal General o Magistrados con coraje, con ética y con moral.
Soy un defensor a ultranza de los medios de comunicación como tal, pero soy enemigo público de ciertos personajes de carne y hueso que fungen de columnistas o periodistas o comunicadores, con ausencia total de la ética periodística, y quienes se inhiben por diversas y viles razones de contar la verdad o la distorsionan o que eufemísticamente disfrazan su verdadero sentir o modo de pensar, lo que confunde a la opinión lectora o la mantiene en el oscurantismo; otra de las grandes fallas de unos pocos que se consideran, sin serlo, “cacaos” del periodismo es la falta de solidaridad en otros temas periodísticos que requieren resonancia, sólo la demuestran con algunos de renombre y sobre temas baladíes por congraciarse, jamás hacen eco de denuncias graves que algunos hacemos y con evidencia contundente, solo por el prurito de sentirse como únicos portadores de la verdad.
Traigo a colación el párrafo anterior, por cuanto los medios a través de sus escribas cargan con buena parte de la responsabilidad en la corrupción y la impunidad, en muchos casos, por su timorato silencio, producto de intereses económicos o de cobardía, y en otros, por su poca profundidad en la tarea de periodismo investigativo y por la falta de constancia en recabar o presionar sobre el tema cuando se trate de conductas delictivas, como ocurre en cualquier país democrático del mundo con resultados satisfactorios en la labor coadyuvante como auxiliares de la justicia, lo que acrecenta su prestigio y credibilidad.
En la clausura del Congreso Nacional de Alcaldes celebrado en Cartagena el pasado 27 de los corrientes, el señor Presidente me hizo recordar dos alocuciones “pinochunas” acompañadas con iguales parafernalias: la una fallida, y fue a principio de su primer gobierno, cuando anunció el desfalco del siglo cometido por SaludCoop – EPS – al Estado colombiano – sector salud – y señaló que caería todo el peso de la ley sobre los responsables, y nada de nada; y la otra, cuando sorprendió al país, en días pasados, con el anuncio de que tenía un “decretico” con efectos placebo y tinte de inconstitucionalidad para limpiar la defecación en la Corte Constitucional, y de paso, conjurar todos los males pasados y futuros cometidos por algunos corruptos operadores judiciales en la maltrecha justicia. Ah, y, en la reforma que se tramita en el Congreso, mucho cuidado con los agregados que no se debatieron en la primera vuelta. ¡Amanecerá y…no lo veremos!
En la mencionada clausura, el primer Mandatario que nunca fue concejal, ni diputado, ni congresista, ni mucho menos alcalde, notifica que se desmontará la Ley de Garantías, procurando así una perfecta simbiosis con su engendro diabólico de los cupos indicativos, los cuales fueron de su cosecha ingeniosa cuando era ministro de Hacienda, y cuyos efectos son nocivos, perturbadores y corrompidos, siendo su esencia antidemocrática, pero convertido en un alimento ideal para robustecer la corrupción y garantizar una larga vida en el ejercicio del poder político en cabeza de una parte considerable de delincuentes que duermen su siesta en el Capitolio Nacional.
Y, por supuesto, al presidente Santos le asiste toda la razón en proteger, preservar y defender el mencionado engendro, pues su segundo mandato se lo debe a ese monstruo; sus invitados a la comilona trabajaron incansablemente en la reelección, sobre todo en la costa atlántica y pacífica, en donde la repartija se dio de manera efectiva entre los electores con resultados positivos en las cifras electorales; caso contrario, por ejemplo, ocurrió en Antioquia en donde perdió Santos, el terruño del dueño del Centro Democrático, y en Caldas, que también perdió Santos, tiene una explicación contundente: los politicastros locales no movieron un dedo a favor de la reelección, ya que el otro candidato presidencial era caldense, y les quedó de papaya tragarse la carnada “capándose” la plata que recibieron a titulo de cupos indicativos y engrosando el peculio personal, al menos es lo que se percibe porque las obras no se ven por ninguna parte, y la derrota electoral así lo corrobora.
Por enésima vez sostengo y reafirmo, como lo he sostenido en el blog La Pringamosa, que la sostenibilidad, no en su financiación, y durabilidad de los acuerdos de paz que se firmen en La Habana, son ilusorios y efímeros mientras no se garanticen las reformas radicales que se requieren en la política y en la justicia, y se erradiquen de raíz los privilegios y prerrogativas de las que gozan los aforados y que les permite cometer toda clase de desafueros, incluso el de enriquecimiento ilícito, y seguir campantes en la impunidad disfrutando de las mieles que les depara el Estado; todo esto por los milagros del desarrollo regional, gracias a los ignominiosos cupos indicativos.
Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, marzo 31 de 2015.
Apostilla: el próximo escrito, después de Semana Santa, será sobre los que cabalgan en la Unidad Nacional en Caldas y del aval para la Alcaldía de Manizales.
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