A pesar de los ´falsos positivos´, del ´Tolemaida Resort´, del ´carrusel de las contrataciones´ dentro de la fuerza, de la corrupción y de ´las chuzadas´, debemos seguir apoyando nuestro Ejército. Quienes fuimos militares sabemos que al interior de esta institución tan querida por los colombianos, para usar una frase de cajón, ¡son más los buenos! No podemos, por unos pocos que traicionan el juramento a la patria, dejar de confiar en esos soldados, suboficiales y oficiales, que se visten de uniforme, defienden nuestra soberanía y cuidan de nosotros.
Al interior de todos los gremios siempre hay ovejas negras y el Ejército no podía ser la excepción, porque está integrado por humanos. Hay quienes desvían su rumbo y entran en el juego de la guerra, del dinero y del poder, hay quienes politizan la institución, la desangran y la manchan, pero son más quienes cumplen con el deber sagrado de defender a los colombianos, de utilizar la inteligencia militar para fines estrictamente de seguridad nacional y de jamás pisotear el honor militar, ese nunca, lo sabemos quienes nos vestimos alguna vez de camuflado, ¡nunca debe perderse!
En estos momentos en los que el Ejército Nacional está tan cuestionado debido a los escándalos protagonizados por algunos elementos que no merecen estar en la institución, (ya usted amigo lector conoce los hechos a fondo), debemos seguir dando nuestro apoyo incondicional a esos militares que cuidan nuestras carreteras, nuestras fronteras, que patrullan y sobrevuelan nuestras selvas, y que dan su vida, sin pensarlo un segundo, por la nuestra.
No nos olvidemos del soldado que encontramos cuando vamos de paseo y nos saluda haciendo un gesto con el pulgar de su mano derecha cuando nosotros le saludamos de la misma forma. No nos olvidemos de quienes, mientras escribo este artículo, ( tres de la mañana), están en sus garitas aguantando frío y cuidando su sueño amigo lector. No nos olvidemos de quienes se preparan día a día, en medio de un orden cerrado y gimnasia con armas, en polígono, estrategia militar, operativos conjuntos y otro tipo de inducción militar, para que los civiles podamos ir a nuestros trabajos, colegios, universidades, para que nuestros campesinos puedan cultivar la tierra y traer sus productos a la capital, para que nuestras carreteras puedan ser transitadas, y nuestros mares, llanos y cordilleras, luzcan seguras y soberanas.
Suficiente humillación para los militares de bien que el verdadero enemigo esté sentado a manteles con el gobierno ´dizque´ negociando la paz. ¿Quién dijo que nosotros los colombianos nos sentimos representados por estos personajes que solo le han hecho daño al país? Y así como muchos ciudadanos nos indignamos porque esas personas, que han disparado las armas contra el pueblo, están discutiendo con el estado como se debe manejar esta nación, ¿cómo se sentirán quienes de verdad si quieren esta tierra, a sus habitantes y arriesgan su vida por nosotros? Esos negociadores se han atrevido incluso a discutir el tamaño del Ejército. ¡Que atrevimiento!
Los batallones de sanidad están colmados de militares que han perdido sus extremidades por minas antipersona, las que han mandado a sembrar aquellos jefes guerrilleros que están en la Habana posando de estadistas, y mientras tanto los militares honestos, involucrados en una guerra que lleva mas de medio siglo, y que ellos nunca compraron, si están humillados, no solo por la mala memoria de los civiles, quienes no recuerdan sus exitosos golpes y operativos, sino por el tsunami mediático que los pone injustamente contra la pared. Amigo lector, el soldado no roba, no chuza, no contrata, no negocia, esas prácticas son de unos pocos superiores corruptos, no son propias de él.
No podemos ´generalizar´, (literalmente escribiendo), el comportamiento de nuestro Ejército, por unos pocos que manchan el honor de la institución y que ven la guerra como un negocio. Son más, los que al jurar bandera, se comprometieron a velar por la seguridad de los colombianos, y lo cumplen, sacrificando su libertad, sus familias, sus intereses personales.
En este país las mafias han permeado todas las instituciones y las Fuerzas Militares también cayeron en sus garras, pero no por eso, podemos juzgar a priori y desacreditar a todos sus integrantes.
Desde este blog hemos sido críticos del Ejército cuando pasan casos que nos parece no están acorde a su buen prestigio, y además, hemos explicado que pasa al interior de la fuerza, en situaciones puntuales, pero aunque en este momento somos civiles, no olvidamos nunca el honor militar, ¡ese siempre debe estar firme! Dicho de otro modo, jamás se deja de ser un buen soldado, dentro o fuera de la fuerza. Por eso estamos seguros que nuestros militares están ahí, listos, formados y prestos a morir por nosotros.
No dejemos, por ninguna razón, de sentirnos orgullosos de nuestro Ejército Nacional, y nunca olvidemos esos exitosos operativos, que han dado con la captura, y en algunos casos la muerte, de sangrientos jefes de la guerrila y criminales capos del narcotráfico. (Nos perdona amigo lector si usamos calificativos pero no podemos decir menos). Que nunca la ingratitud se apodere de nuestra opinión y nuestro juicio, y que jamás condenemos injustamente a esos compatriotas, que aunque se visten de uniforme, son como nosotros, de carne y hueso, no son robots, ni Rambo, ni Terminator.
Que quienes pisotearon el honor militar paguen por ello, y para usar una frase de cajón,´ que les caiga todo el peso de la ley´, pero a quienes están cumpliendo con su deber, debemos dejarlos quietos, apoyarlos y respaldarlos.
Para finalizar, queremos plantear unos interrogantes, ¿debe ser el Ministro de Defensa un civil?, ¿qué oscuros intereses tiene quienes filtran a los medios esas grabaciones? ¿se están convirtiendo los medios de comunicación en instrumentos o vehículos para que ´fuerzas oscuras´ intenten desestabilizar el país?¿no serán todos estos escándalos, (algunos infundados, otros refritos y trasnochados), estrategias preelectorales, maquinadas por unos, y ejecutadas por otros, con el fin de crear caos?
Recordemos la célebre frase de Maquiavelo ´Divide y reinarás´, la cual, para usar otra frase de cajón, ´cae como anillo al dedo´ en este país y en plena época preelectoral.
giovanniagudelomancera
periodista
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